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Crisis capitalista e industria militar europea

Fuentes: Centre DELÀS

De los 20 mayores productores mundiales de armas, 4 empresas europeas ocupan lugares importantes. La primera de ellas es British BAE Systems (anteriormente British Aerospace). El instituto sueco de investigación para la paz SIPRI ha situado a BAE incluso como el mayor productor mundial de armas en 2008, pero la publicación estadounidense Defence News, utilizando […]

De los 20 mayores productores mundiales de armas, 4 empresas europeas ocupan lugares importantes. La primera de ellas es British BAE Systems (anteriormente British Aerospace). El instituto sueco de investigación para la paz SIPRI ha situado a BAE incluso como el mayor productor mundial de armas en 2008, pero la publicación estadounidense Defence News, utilizando otro método de clasificación, sitúa a BAE en tercera posición detrás de las compañías estadounidenses Boeing y Lockheed Martin. Además de BAE, los otros 3 gigantes europeos son la italiana Finmeccanica y la formalmente radicada en Holanda EADS, ambas principalmente empresas aeronáuticas, y la compañía francesa de electrónica Thales. Los volúmenes de negocio de estos gigantes son mayores que los de muchos países en desarrollo. Surgieron a mediados de los años 90 en un proceso de fusiones y adquisiciones, cuando la competencia internacional (principalmente estadounidense) obligó a las empresas armamentísticas europeas a superar los límites nacionales para sobrevivir. En esos momentos, muchas empresas estatales fueron privatizadas, facilitando el proceso de acumulación. Todavía los gobiernos nacionales a menudo mantienen una participación en sus industrias militares: Finmeccanica está participada en un 30% por el Estado, el 27% de Thales es propiedad del Estado francés, y EADS es en parte propiedad de los estados francés y español. En contraste, BAE Systems es privada, aunque la empresa puede contar con un fuerte apoyo del gobierno, incluyendo promoción de la exportación, financiación de las ventas e incluso encubriendo la corrupción de alto nivel.

Esta implicación estatal subraya el hecho de que la industria de defensa no es un sector cualquiera de la economía capitalista. La producción de armas es un caso de interés nacional más que una simple actividad económica. Mediante una excepción de seguridad nacional, el comercio de armas fue excluido en 1947 de los acuerdos del GATT y todos los acuerdos comerciales desde entonces, incluyendo los tratados de la OMC y la UE. Esto da a los gobiernos la posibilidad de financiar la investigación y producción, y de promocionar las ventas. Las industrias armamentísticas nacionales son mimadas.

Recortes en los gastos

Sin embargo, desde la crisis económica, ni siquiera en EEUU los presupuestos militares son ya sagrados. Sólo el hecho de que el Senado de EEUU no recortara en absoluto el presupuesto -con sólo un poco más de un 1% de recorte de los 678.000 millones de dólares que Obama solicitó- ya es preocupante para la industria armamentística. En Europa, el Reino Unido y Francia juntos representan cerca del 40% del gasto militar europeo, y el 50% del gasto en equipamiento. La estructura militar británica se enfrenta ahora a fuertes recortes del 8% en 4 años. Incluyendo la retirada de los aviones Harrier de sus portaaviones, y la cancelación del avión de combate de aterrizaje vertical -versión para portaaviones- Joint Strike Fighter. Esto ha llevado al chiste de que el Reino Unido será el único país del mundo con un portaaviones sin aviones que portar. Incluso el reemplazo de los submarinos nucleares será retrasado. Otros pedidos, como el de los helicópteros Chinook, han sido reducidos en volumen. Tanto la Casa Blanca como la industria armamentística británica han expresado su preocupación. Está por ver si todos los recortes anunciados se materializan realmente, pero BAE Systems ha anunciado recientemente que recortará 1350 puestos de trabajo en todo el Reino Unido, como resultado de la decisión del gobierno de anular los pedidos de los aviones Nimrod y Harrier.

En Francia, el crecimiento del presupuesto militar simplemente se ha ralentizado. Hasta ahora la industria armamentística no ha sido apenas afectada y la mayoría del ahorro proviene de los despidos de personal. Programas como la actualización intermedia de los Mirage están siendo retrasados más que suspendidos. Por otro lado, la industria francesa está preocupada por perder su posición en el mercado de exportación de armas. El año pasado no se firmó ningún acuerdo de aviones de combate y el gobierno francés ha tenido que intervenir para sostener los niveles de producción. Esta es otra ventaja -para la industria- de ser un interés de seguridad nacional protegido. Si el problema de la deuda persiste, los analistas esperan más recortes en defensa, preferentemente tras las elecciones de 2012.

Otros países europeos muestran un panorama diverso. España ha recortado su presupuesto militar en un 3,5% en términos reales en comparación con 2010, principalmente reduciendo el gasto en personal. En Suecia todavía no está claro si el nuevo gobierno de centro-derecha recortará en defensa y cómo lo hará. El nuevo gobierno holandés recortará el presupuesto militar en 600 millones de euros, pero salva su plan favorito de comprar aviones de combate JSF, favoreciendo a la industria armamentística, que se beneficia de la participación y las deducciones.

En Alemania todavía no está claro en qué van a traducirse los anunciados recortes. No es probable que la abolición del reclutamiento por sí solo cubra los recortes. Se está considerando recortar algunos pedidos, afectando posiblemente a los beneficios de EADS. Por otro lado, Alemania ha subido hasta la tercera posición de los exportadores mundiales de armas aplicar prácticamente ninguna restricción a las exportaciones. Italia, rechazando advertencias de recortes militares de hasta el 10%, mantiene estable el presupuesto para 2011. Según un ejecutivo de Finmeccanica, los gastos por adquisiciones incluso aumentarán en 2011. Aunque esto podrían ser sólo puras ilusiones: Italia redujo recientemente su pedido del Eurofighter en 25 aviones y comprará 6 fragatas FREMM en vez de 10.

Por otro lado, Noruega incrementa su gasto militar en un 3,5% basándose en sus crecientes beneficios petrolíferos. También hay crecimiento en Europa del Este, notablemente en Polonia, que aumentará su presupuesto militar en un 7,1% respecto a 2010, gran parte del cual se dedicará a modernización de armamento.

No siempre es posible retrasar o cancelar las adquisiciones. ¿Qué pasará, por ejemplo, con las 4 fragatas FREMM canceladas por la marina italiana? O bien no son construidas -con consecuencias laborales para los astilleros italianos- o se construyen y son revendidas inmediatamente. En todo caso el problema es el siguiente: ¿quién va a querer comprarlas? Países emergentes como Brasil podrían disponer del dinero necesario, pero son muy conscientes de su fuerte posición en este paraíso de los compradores con sólo un limitado grupo de clientes posibles. Van a por la mejor oferta, que quizás no sea una fragata de segunda mano ligeramente más barata, sino una fragata que venga con puestos de trabajo y transferencia de tecnología.

Reacciones a los recortes de presupuesto

La industria de las armas está preparándose para las vacas flacas con recortes de los costes internos. Para los mayores contratistas, esto significa recortes en burocracia, incremento de la eficiencia de la producción, y transferir las consecuencias de las crisis a los subcontratistas. También significa arreglárselas con los deseos de los clientes. Durante años, los clientes preferían los productos hechos a medida y la producción rápida. Sobre todo en armas de uso directo en el frente de batalla, como las bombas revienta-bunker, desarrolladas en tiempo récord cuando EEUU quiso atacar los centros de mando subterráneos iraquíes. Las guerras de Afganistán e Iraq han acortado el tiempo entre el diseño y la producción, e incrementado la participación militar en el diseño, pero pagando un precio financiero. Los clientes post-crisis se están volviendo más conscientes de los costes otra vez. Muy probablemente la crisis acabará con el irresponsable hábito de encargar sistemas de armas antes de que estén completamente desarrollados, como ha pasado con el Joint Strike Fighter. Decir a la industria «vamos a comprar vuestro producto de todos modos» se ha traducido en permitir los sobrecostes.

La industria de las armas no depende sólo de las nuevas adquisiciones. El mantenimiento y la modernización de los sistemas existentes pueden ser igual de rentables, y la demanda crecerá cuando el material viejo sea usado durante más tiempo para cubrir los huecos producidos por el retraso de las adquisiciones. La industria espera también que los recortes presupuestarios en mano de obra puedan incrementar la demanda de más automatización y robótica para realizar las tareas «sucias, aburridas y peligrosas», y que el nuevo mercado de la «seguridad nacional» continúe creciendo. Tampoco depende la industria europea solamente de los presupuestos europeos. Principalmente los cuatro grandes -BAE, Thales, EADS y Finmeccanica- son actores globales con instalaciones de producción por todo el mundo. El proceso de fusiones de la última década no solamente ha extendido su capacidad de producción, sino que también dio acceso a nuevos mercados, a menudo mediante partenariados con industrias locales que más tarde se convirtieron en propiedad completa. Especialmente Thales y BAE tienen baluartes en el mercado de EEUU que podrían compensar por las pérdidas en pedidos europeos, sobre todo cuando EEUU sigue con sus guerras, lo que desgraciadamente es probable que pase

Y por supuesto, están las exportaciones a países en desarrollo. Debido al alto precio de las materias primas (especialmente el petróleo), países como Brasil, Venezuela y Argelia han podido gastar mucho en armas. Como los precios de las materias primas no se ven tan afectados por la crisis económica, esta tendencia continuará. Otros países como la India, intentan armarse para estar a la altura de su nuevo estatus como potencias emergentes. Sus preocupados vecinos reaccionan también comprando más armas, dando lugar así a carreras armamentísticas regionales en el Sur y aumentando los beneficios en Occidente.

La escasez de financiación podría causar problemas para los grandes contratos de armas. El comercio internacional en general está tocado gravemente por la crisis económica al ser los bancos más reacios a financiar proyectos arriesgados. Por este motivo algunos gobiernos han extendido sus presupuestos de crédito a la exportación. Los créditos a la exportación europeos cubren aproximadamente un tercio de las exportaciones de armas.

Facilidades a la exportación de armas de la UE

En el mercado internacional de las armas Europa se enfrenta a una fuerte competencia por parte de EEUU, no sólo fuera de Europa sino también dentro del mercado europeo. Con su extensivo mercado nacional, las empresas estadounidenses cuentan con una ventaja de escala en el recorte de los costes sobre las europeas. Se han desarrollado programas de producción, comunes como el del helicóptero NH90, para contrarrestar esto. La mayoría de estos programas son sin embargo ineficientes y extremadamente despilfarradores en tiempo y presupuesto, porque el trabajo se divide según criterios políticos más que por razones económicas. El propio nombre NH90 ilustra esta cuestión. Fue llamado así porque se suponía que iba a ser un helicóptero de los años noventa, pero las entregas empezaron en 2006.

Una política europea de adquisiciones más estandarizada en el contexto de la Política Europea Exterior y de Seguridad Común (PESC) está también luchando con los demasiados intereses nacionales a tener en cuenta. La UE fundó una Agencia Europea de Defensa (AED) para desarrollar las capacidades militares europeas, la cual logró minimizar el papel de la excepción europea de seguridad (artículo 296 del Tratado de la UE). Sin embargo, la herramienta de la AED para crear un sistema de concurso público para la producción militar -un tablón de anuncios electrónico- no ha tenido mucho éxito hasta ahora.

Probablemente la medida de mayor éxito de la UE para apoyar a la industria armamentística ha sido poner la seguridad nacional bajo un línea/límite en el presupuesto de la UE. De esta manera, es posible dar apoyo a los programas de investigación de la industria de armamento con dinero de la UE a la vez que se evitan las sensibilidades políticas, sencillamente llamando producción de seguridad a la producción militar. Solamente se consiguen progresos en la cooperación militar europea cuando participan pocos países. Un ejemplo de esto es la iniciativa franco-británica lanzada en 2006 en St. Malo, cuando se creó un grupo de trabajo de alto nivel incluyendo a los dos ministros de defensa y a dos altos ejecutivos industriales. El 2 de noviembre de 2010, los dos países se reunieron de nuevo en Portsmouth. Cameron y Sarkozy firmaron un acuerdo de defensa para mayor cooperación. Entre otros asuntos, el acuerdo ayudará a resolver el problema del portaaviones británico. El acuerdo ha entrado ya en vigor. No puede ser derogado por los próximos cargos políticos y será ratificado por la Asamblea Nacional francesa y posiblemente por los diputados británicos.

Según un funcionario del gobierno, «apuntalar esta firma es importante, sobre todo si se quiere dar confianza a las industrias militares nacionales para trabajar juntas más estrechamente.» Esto es importante porque la mayor amenaza para la industria armamentística europea no es la crisis económica. Son los EEUU y quizás a su debido tiempo, las industrias chinas de armamento. Y por supuesto, una paz duradera.

Publicado en FriedensForum, noviembre de 2010

Fuente: http://www.centredelas.org/index.php?option=com_content&view=article&id=660:crisis-capitalista-e-industria-militar-europea&catid=35:seguretat-i-defensa&Itemid=65&lang=es