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Cuánto se paga la indiferencia

Fuentes: Rebelión

En el frente del Donbass la caida de la ciudad de Chasiv Iar representa un duro golpe para el sostenimiento de la resistencia ucraniana. La batalla se extendió 16 meses y produjo casi 9000 caidos en las filas de Kiev (no se sabe la cifra rusa pero también es muy alta). Desde esa altura que costó tanto esfuerzo ocupar, ahora Rusia domina tres ciudades estratégicas: Konstantinovka, Slovianks y Kramatorsk, que han quedado a tiro de artillería y drones. La ciudad de Pokrosk, rodeada y con las vías de suministros bloqueadas, ya está infiltrada y divida en dos por la «armada roja», aislada de la vecina ciudad de Mirnograd bajo bombardeo constante. Como escribí días atrás, en poco tiempo estos objetivos caerán ante la presión rusa y se consolidarán enormes porciones de territorio bajo la ocupación de Moscú. Las pérdidas humanas de ambos bandos son enormes pero Ucrania lleva la peor parte.

El canciller ruso Sergei Lavrov dijo que «estamos luchando solos contra Occidente». No es poco. La Rusia que se creía desprovista de organización y arsenales militares, en depresión económica y con un gobierno asediado por las masas opositoras, resultó bien otra cosa. La información que maneja occidente sobre Asia, Africa y Latinoamerica no siempre es eficiente.
El planeta, advertido por tantas «guerras» donde la aplastante victoria occidental edificó mitos y glorias, esta desayunándose con que armas y equipos, tecnologías y estrategas militares del «mundo civilizado» no son tan terribles y perfectas como dictó la propaganda. Algo similar a lo ocurrido con el impenetrable sistema de defensa aerea israelí vulnerado por drones y misiles iraníes con una cierta comodidad.

Cualquier movimiento de tropas y materiales en territorio ruso es registrado por el sistema de vigilancia satelital de EEUU/OTAN. De estos registros no hay prueba alguna que Moscú esté movilizando recursos hacia las fronteras con Finlandia o los paises bálticos, si lo hubiera, las usinas propagandísticas del eje Londres-Berlín ya hubieran agregado imágenes indiscutibles a sus constantes anuncios de invasión desde el Este que justifican sus amenazas de ataques preventivos.

Los medios ucranianos debaten sobre qué estrategia deberían implementar sus fuerzas armadas para intentar contener el paulatino y metódico avance ruso. Nadie tiene la respuesta, ni siquiera sus jefes de la OTAN que contabilizan a diario las grandes pérdidas de equipos costosos, «asesores» y planes inútiles. Han subestimado Rusia quienes proyectaron (desde Clinton en adelante) su balcanización, y puede verse en todo el teatro de operaciones. Convoy que entra a Ucrania con apoyo logístico se destruye automáticamente. Si algunos camiones llegan a un depósito, es destruido mientras descargan el material. No hay vía de fuga.

Según el FMI en 2024 la FR creció mucho más que todo el G7. Casi 90 paises abandonan – o están próximos a hacerlo- las transacciones comerciales en dólares en 2025. Venezuela no puede comercializar su petróleo porque debe hacerlo en dólares – por trabas norteamericanas- pero si los BRICS resuelven el giro burocrático y se hacen cargo de la venta entonces Caracas dará un salto cuantitativo enorme en su economía. Esta es una de las razones de las amenazas trumpianas y su batería de aranceles como la famosa espada de Damocles sobre los paises que comercian con Rusia y los BRICS. Trump quiere hacer caja. Poco le importan las cuestiones del clima y la naturaleza, los desarrollos culturales, en fin… todo eso que no sea bisnis. La aplicación de la hegemonía yanqui sobre cualquier cosa que pueda venderse y comprarse es la esencia de su diplomacia armada y su razón de ser.

El enriquecimiento de pocos es el emprobrecimiento de muchos

Hay un mapa «B», la segunda opción para facilitar la comprensión de los «focos desestabilizadores» de la paz mundial sobre los que el Occidente portador de democracia se hace grandes expectativas.

Solo para meter en problemas y debilitar a los BRICS ponen banderitas en las fronteras de India- Pakistán, China – Taiwan, y Brasil – Argentina. No es sensacionalismo ni una idea de algún complotista borracho de la web. Solo toma como ejemplo de hasta donde llega la barbarie este dato: Trump amenaza a Brasil con aranceles del 50% solo porque la Justicia ha llevado al banquillo a Bolsonaro, amigo y aliado.

Submarino ruso hundió en el Mar Negro una nave de cargo con materiales OTAN. 60 tanques, misiles, municiones de todo tipo, explosivos, sistemas antitanques, equipos de guerra electrónica, lanzagranadas, y otras prioridades logísticas. La nave, que a su paso por Turquía fue registrada con cargamento «comercial», era en realidad un enorme arsenal flotante con el que OTAN planificaba armar un par de batallones ucranianos.

Un depósito ucraniano cerca de la frontera con Polonia que celaba misiles Taurus de largo alcance recién entregados por Alemania, estalló por un certero ataque ruso. Miles de millones de euros costó a la OTAN la dura experiencia. Bueno, miles de millones de euros costó a los pueblos europeos el desastre.

El pueblo ucraniano es quien muere en el frente, quien se queda sin casa, sin trabajo, sin familia. La oligarquía que especuló sobre el Maidan y las SS de Kiev miran la tragedia por TV y bien de lejos. Los grupos de choque nazis -barrabravas devenidos coroneles de ejército o mengeles o himlers- tienen más posibilidades de huir cuando Rusia avance que la gente común, ligada a su porción de pobreza en la Ucrania destruida. Ellos tendrán trabajo en otras operaciones para repartir democracia por el mundo, pero la gente común, los que muchas veces caen en la indiferencia manipulada o la desinformación guiada, o los triunfalismos baratos, con sus pocas fuerzas deberán arremangarse la miseria frente a los escombros de una guerra que jamás ha debido existir.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.