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Davos: Europa cambia de rumbo frente a Trump

Fuentes: El diario

En medio de esta tormenta perfecta, dos figuras han destacado por encima de sus otros colegas europeos. Úrsula Von der Leyen y Pedro Sánchez se reivindicaron, cada uno a su modo, como líderes europeístas, pasando de la defensa al ataque directo

Tras el triunfo de Donald Trump en EEUU, todos esperábamos con mucho morbo el Davos de 2025. Y la montaña nevada de las élites no ha decepcionado. Esta vez el tema es la inteligencia: eso sí, la artificial, porque, en cuanto a la humana, de momento nadie se aclara entre tanto cambio geopolítico y baile de socios. 

La llegada de Trump ha pillado a sus enemigos del capitalismo verde-woke con el pie cambiado. Las primeras reacciones entre las distintas tribus de la élite económica mundial son confusas. Y es que hasta que pasen unos meses no se irá definiendo el nuevo campo de juego. Como mucho, el único punto de coincidencia entre un Javier Milei y un anfitrión perfecto como Klaus Schwab sería este: el comunismo es lo peor. Pero eso no sirve para nada de guía. 

Davos 2025 es el duro despertar a la realidad de la Unión Europea. Hay que acabar las guerras de Ucrania y Gaza, reducir nuestra clamorosa dependencia exterior en materiales raros, tecnología y defensa. Nuestra competitividad es baja respecto a EEUU y China. La polarización lo contamina todo y no nos deja pensar bien cómo afrontar la ola del nacional-populismo en EEUU y media Europa: Italia, Países Bajos, el antiguo imperio Austro-Húngaro, y pronto la Francia y Alemania modernas. La extraña ruta que une Davos, Bruselas y Mar-a-Lago está plagada de minas. Alguna puede explotar sin que nadie sepa cuándo.

Bajo la confortable nieve de Davos, aquí está ya el mundo Trump 2.0 de mapas rotos y viejas reglas en desuso. Aquí se mezclan las corrientes del viejo y el nuevo capitalismo: anarcolibertarios, nacionalpopulistas, neoliberales trasnochados. 

En medio de esta tormenta perfecta, dos figuras han destacado por encima de sus otros colegas europeos (Scholz estaba en campaña contra MM: Merz y Musk). La presidenta de la Comisión, Úrsula Von der Leyen, y el presidente español, Pedro Sánchez, se reivindicaron cada uno a su modo como líderes europeístas, pasando de la defensa al ataque directo.  

¿Qué hay de nuevo? Parece que Bruselas cambia su anterior discurso super-atlantista. Frente a la ola devastadora de Trump, Von der Leyen apela directamente a Beijing para reinventarse una relación más equilibrada y cooperativa en comercio e inversión. En su intervención, la alemana hizo un canto a reforzar la economía global, las cadenas de valor globales y el multilateralismo: los horribles decoupling de-risking se difuminan. Muy en sintonía por cierto con el viceprimer ministro chino, Ding Xuexiang. Todavía falta mucho para que alguien se atreva a hacer un guiño para retomar en un futuro negociaciones para un mega-acuerdo UE-China de inversión, como el frustrado en 2021. 

Pero lo anterior contrasta con la receta que la comisaria ofreció frente a Trump: pragmatismo. Poco más que sangre, sudor y alguna lágrima. Y cruzar dedos. En Davos, Europa está redescubriendo que el mundo es muy grande, que no es solo EEUU. Seguramente, va a rebuscar más contrapesos y oportunidades por el Sudeste asiático, África, México, el Mercosur o Chile. Si Bruselas pone en marcha su gigantesca maquinaria comercial y diplomática, podría conseguir mucho.

Por su parte, el presidente Sánchez, en otro súbito movimiento arriesgado, sacó a escena al verdadero elefante en la habitación. Tenemos un problema político y democrático debido a un uso descontrolado de la IA y las redes sociales. España se sitúa a velocidad de relámpago en el centro de una visión europea humanista sobre la regulación de la tecnología. Es verdad que esto nos pone en el punto de mira de Washington en un momento de gran vulnerabilidad. Y que además agudiza el infinito debate en España sobre los límites de la libertad de expresión. 

Pero el discurso de Sánchez/España/UE cuenta al menos con dos ventajas. Primero, es verdad: además del pacto social, nuestras democracias necesitan un gran pacto tecnopolítico. Y segundo, ese discurso podría tener un cierto efecto populista de arrastre: al fin y al cabo, alguien en Europa tiene que hacer de Robin Hood frente a los locos tecnooligarcas. El eje de la resistencia frente a los tecnomillonarios pasa de ahora en adelante por Madrid. Mientras el cuerpo aguante. 

Lo anterior coincide con el dardo que un informe reciente de Oxfam Intermón acaba de lanzar al viejo Foro de los ricos (desde 1971). El “saqueo” de los ultrarricos continúa, su riqueza ha crecido en dos billones de dólares y, frente al 1% más rico, la desigualdad aumenta y la pobreza no retrocede. Con esa realidad de fondo, no debería extrañarnos nada que los monopolios de las plataformas y la IA hayan asaltado el poder político en EEUU, pues son el motor y el elemento diferencial del siglo XXI y del poder global. Lo raro es que no lo hayan hecho antes. Ahora lo estamos experimentando en Europa. 

La inteligencia mundial siempre llega un poco tarde y casi siempre se equivoca. Al pretencioso Davos lo han llamado de todo: “círculo idiota y corrupto”, etcétera. Pero en este Davos 2025 algunos quieren ser otra cosa: una llamada a la inteligencia, a la transparencia, y, por qué no, a la resistencia. El place to be donde la Unión Europea se ha puesto las pilas en medio del frío. El lugar donde Europa se está planteando cómo cambiar su rumbo. 

Vicente Palacio.  @FunAlternativas

Fuente: https://www.eldiario.es/opinion/tribuna-abierta/davos-europa-cambia-rumbo-frente-trump_129_11988630.html