El Frente Amplio llega a sus cuarenta años de vida con un incremento sostenido de su peso electoral. Gobierna el país desde 2005, mantiene la mayoría parlamentaria, se impone en las elecciones municipales en Montevideo desde hace 22 años y gestiona otros cuatro departamentos (Canelones, Maldonado, Rocha y Artigas), que representan dos tercios de la […]
El Frente Amplio llega a sus cuarenta años de vida con un incremento sostenido de su peso electoral. Gobierna el país desde 2005, mantiene la mayoría parlamentaria, se impone en las elecciones municipales en Montevideo desde hace 22 años y gestiona otros cuatro departamentos (Canelones, Maldonado, Rocha y Artigas), que representan dos tercios de la población uruguaya. En los últimos tiempos, sin embargo, también se ha desatado un debate interno que abarca desde los contenidos de su programa hasta la necesidad de replantearse los mecanismos de conducción interna y el diluido papel de la fuerza en las movilizaciones callejeras y la discusión mediática.
«El Frente llegó a estos seis años de gobierno con la responsabilidad de hacer efectivos aquellos contenidos que nos habíamos planteado y logramos generar un país que hoy tiene como eje la producción. También la política económica del Frente ha dado resultados muy fructíferos: la pobreza y la indigencia cayeron por debajo de una tercera parte«, sostiene el actual presidente de la fuerza política, Jorge Brovetto (ver recuadro más abajo).
El editor del semanario Brecha, Raúl Zibechi, considera que el cambio más importante que introdujo el Frente Amplio «fue la moralización de la vida política del Uruguay«. El periodista explica que, «hoy, todo el mundo sabe que Mujica no vive como un potentado. No es sólo una imagen sino una realidad, vive en un barrio popular, en la periferia urbana. No es pobre, pero vive ajustadamente. Eso es un cambio muy importante en la cultura política porque demuestra que los que gobiernan pueden ser diferentes a los que conocimos hasta ahora«.
También destaca que la presidencia de Mujica ha impulsado un cambio en la política exterior del país. El gobierno colorado de Jorge Battle tuvo una relación muy tensa con los países de la región y, durante los primeros años de la presidencia de Tabaré Vázquez, se impulsó la firma de un tratado de libre comercio con Estados Unidos que generó fuertes discusiones internas en el Frente Amplio. Zibechi afirma que «Mujica marcó un viraje muy importante. Mejoró notablemente las relaciones con la Argentina y Brasil y trazó una estrategia muy clara de avanzar con ellos, junto a la región, buscando complementariedades y no competencias». Sin embargo, desde la conducción del Frente Amplio argumentan que, más allá del debate por la radicación de la pastera Botnia, en Fray Bentos, la relación con la Argentina «siempre ha sido fraterna, correcta y no ha tenido variaciones fundamentales durante los gobiernos de Tabaré y Mujica«.
Una señal de alerta se encendió con un reciente sondeo de Equipos Mori. La encuestadora sostuvo que la aprobación del gobierno de Mujica cayó del setenta por ciento al 48 por ciento en los primeros nueve meses desde su asunción. La desaprobación llega al 25 por ciento. De todas formas, el nivel de apoyo a Mujica iguala al porcentaje de votación que tuvo en la primera vuelta de 2009 y registra cuatro puntos menos que lo obtenido en la segunda vuelta.
Si bien Mujica había logrado trepar al setenta por ciento de popularidad cuando asumió, en marzo de 2010, y logró la reapertura del puente que une a Gualeguaychú y Fray Bentos, la posterior caída tendría como explicaciones posibles la tensión con los partidos opositores y las agrupaciones sindicales. Zibechi relativiza el descenso del presidente en las encuestas: «No ha tenido una caída importante sino la esperable en un contexto de gobierno con algunas dificultades. La población tiene expectativas importantes y siente que éste es el momento de hacer cambios profundos, porque no hay riesgos de que gane la derecha y Mujica es un político de verdad de izquierda«.
La brecha entre las ilusiones despertadas y las dificultades para romper con las estructuras que perpetúan la desigualdad en la distribución del ingreso podrían ser algunas de las razones que argumenten la caída en la imagen del gobierno del Frente Amplio. Desde la presidencia de Tabaré Vázquez hubo un descenso brusco de los índices de pobreza y de desocupación, pero los salarios continúan muy depreciados. «Hay un sesenta por ciento de empleados con salarios deprimidos, que apenas llegan a cubrir dos salarios mínimos. Y los precios suben, y los empresarios ganan millonadas. La gente se impacienta porque no hay cambios estructurales«, explica Zibechi.
El debate sobre la distribución de la riqueza también divide aguas en el interior del Frente Amplio. Desde la Mesa Política de la coalición sostienen que la discusión interna siempre ha existido y es propia de la convivencia de sectores que tienen procedencias ideológicas muy disímiles, que van desde el centro y el progresismo a la izquierda tradicional. «El debate es una riqueza del Frente y no un problema», afirman. En la actualidad, se debate sobre la posibilidad de implementar una rebaja del IVA. Algunos sostienen que debe ser general y de pocos puntos. Otros, que se debe apuntar a una rebaja importante del impuesto a ciertos productos básicos. También algunos economistas del FA impulsan la puesta en marcha de una universalización de la asignación por hijo, similar a la instrumentada en la Argentina.
Las crecientes fricciones dentro del Frente Amplio dan muestra de una disputa entre dos grandes polos internos. Por un lado, se encuentran los sectores de la izquierda más tradicional, como el Movimiento de Participación Popular (MPP), de Pepe Mujica, y el Partido Comunista. Por el otro, los sectores «progresistas» y moderados, de vinculación con el empresariado nacional, que respaldaron la precandidatura presidencial del ex ministro de Economía Danilo Astori. En este núcleo se agrupan el Frente Líber Seregni -integrado por la Asamblea Uruguay de Astori, el Nuevo Espacio de Rafael Michelini y la Alianza Progresista del ex vicepresidente Rodolfo Nin Novoa-, el Partido Socialista, la Vertiente Artiguista, la Corriente de Acción y Pensamiento de Eleuterio Fernández Huidobro y otros grupos afines a Tabaré Vázquez. Luego del triunfo del MPP en las internas, este sector está intentando recuperar espacio en la conducción política del FA, aprovechando la brecha abierta por las críticas del Partido Comunista a ciertas medidas implementadas por el gobierno de Mujica.
En un documento aprobado en el Plenario de la coalición se marcó la necesidad de «restablecer la fraternidad entre los frenteamplistas«. Los sectores más críticos afirman que la estructura orgánica está «muy anquilosada» y que es poco representativa de las corrientes juveniles que están dinamizando la vida política. El propio Tabaré Vázquez sostuvo que era necesario avanzar en el debate de dos temas clave para la fuerza política: la actualización ideológica del FA y la modernización de su estructura organizativa.
Dentro de las propias filas se afirma que el Frente se ha transformado en una maquinaria electoral muy efectiva, pero que el partido ha perdido su capacidad de movilización social. «El Frente no moviliza, ni tampoco tiene capacidad de iniciativa y de generar debates públicos. Es una fuerza vieja: sus miembros son mayores de edad y su estilo de hacer también lo es«, sostiene Zibechi.
El resurgimiento de la participación popular, en especial de los sectores juveniles, que se observa en los últimos meses en la Argentina, también tiene su correlato en la Banda Oriental del Río de la Plata. «Los jóvenes se han involucrado en las elecciones con movilizaciones muy importantes, con estilos bien diferentes a los tradicionales, muchas veces autoconvocados por sus propias redes por fuera de la estructura orgánica», explica el periodista. Las redes digitales y los mensajes de texto a través de los teléfonos celulares se convierten en un vehículo para la autoconvocatoria juvenil. «La propia naturaleza de esas redes muestra que los jóvenes no necesitan de una estructura burocrática para hacer cosas. Uruguay es un país muy institucional, con una cultura política diferente a la Argentina, donde las grandes movilizaciones pasan por las instituciones y la renovación de la participación juvenil, usando las banderas del Frente pero no su estructura, es algo muy uruguayo«, argumentan. Desde la presidencia del FA aseguran que están evaluando distintos instrumentos para revitalizar la participación de los sectores juveniles dentro de la estructura partidaria. Si bien reconocen que no despiertan el entusiasmo militante de otros tiempos, los jóvenes siguen votando de forma mayoritaria por el Frente.
Mujica sólo envió un mensaje para el acto recordatorio que se realizó, este viernes 5, en el Palacio Legislativo, porque la Constitución uruguaya prohíbe que el Presidente de la República participe en actos políticos partidarios. Los oradores centrales fueron Brovetto y el ex presidente Tabaré Vázquez, quien retornó a la actividad pública luego de casi un año de silencio.
Si bien los principales analistas uruguayos descuentan un nuevo triunfo del FA en las presidenciales del 2014, surgen varias incertidumbres acerca de la lucha interna para la sucesión de Mujica, quien no puede ser reelecto. Los sectores moderados apuestan a respaldar en bloque la postulación de Tabaré para un segundo mandato. Desde la Asamblea Uruguay aseguran que Astori apoyará la candidatura del ex presidente. También el Nuevo Espacio expresó que su retorno sería «el mejor escenario» para el Frente. Vázquez aún mantiene altos niveles de imagen positiva entre la población y reúne apoyos de sectores importantes del Frente. Desde el MPP y el Partido Comunista, sin embargo, afirman que pese a la alta popularidad de Tabaré, su regreso a la presidencia «sería un paso atrás«.
Líber Seregni, el general del pueblo Con Uruguay en medio de una de las crisis económicas e institucionales más profundas de su historia, el Frente Amplio surgió, el 5 de febrero de 1971, como resultado de una coalición entre partidos de izquierda (el Partido Socialista, el Partido Comunista y la Democracia Cristiana), sectores progresistas de las fuerzas tradicionales (los senadores Zelmar Michelini y Alba Roballo del Partido Colorado y Francisco Rodríguez Camusso de los blancos) y movimientos independientes. Su primer líder fue Líber Seregni, un general del coloradismo battlista. En un masivo acto realizado en la explanada municipal de Montevideo, la fuerza proclamó, el 26 de marzo de ese año, su primera fórmula presidencial, encabezada por Seregni y Juan José Crottogini, médico prestigioso y ex rector de la Universidad de la República. Ante cien mil personas, Seregni convocó a dar la espalda a los partidos tradicionales «vacíos de contenido» e impulsó una lucha «para desarmar los tres pilares de la oligarquía: la banca, el latifundio y el comercio exterior«, como recuerda Samuel Blixen en el libro Líber Seregni, el general del pueblo, editado por Capital Intelectual. En las elecciones de noviembre de 1971, el Frente Amplio obtuvo un histórico dieciocho por ciento de los votos, detrás del triunfante candidato colorado Juan María Bordaberry (23 por ciento) y de Wilson Ferreira Aldunate del Partido Nacional quien, pese a obtener el 26 por ciento, quedó segundo por las «peculiaridades» del sistema electoral. Durante la dictadura que sufrió el Uruguay -entre 1973 y 1984-, Seregni sufrió la degradación militar, la tortura y una larga detención. Los ex legisladores Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz fueron secuestrados en Buenos Aires, el 18 de mayo de 1976, y tres días después aparecieron asesinados. Centenares de militantes también fueron secuestrados, detenidos y desaparecidos. Con el retorno democrático, el Frente Amplio fue incrementando su peso en cada elección presidencial. Con Seregni proscripto, Crottogini obtuvo el 22,1 por ciento en 1984. Cinco años más tarde, Seregni y Danilo Astori alcanzaron el 23 por ciento y Tabaré Vázquez fue electo intendente de Montevideo, cargo que el FA logró retener de forma sucesiva hasta la actualidad. En 1994, Vázquez y Rodolfo Nin Novoa consiguieron el 31,8 por ciento. Con la misma fórmula, el Frente sumó el cuarenta por ciento, en 1999, y cayó en el ballottage frente al candidato colorado Jorge Battle. Con Tabaré Vázquez y Nin Novoa nuevamente como candidatos, el Frente Amplio ganó -por primera vez- las elecciones presidenciales, en 2004, obteniendo el 50,45 por ciento en la segunda vuelta. El general Líber Seregni no pudo presenciar la consagración de la larga lucha de la fuerza política que había liderado durante más de dos décadas. Falleció el 31 de julio de 2004, en plena campaña electoral. «Seregni fue el abanderado de la unidad del Frente. Fue un buscador y promotor del consenso, que hizo que el FA pasara de ser marginal a ser una fuerza mayoritaria», recuerda Brovetto, el actual presidente de la coalición. Ex ministro de Educación y Cultura de la presidencia de Tabaré Vázquez, el ingeniero Jorge Brovetto es el presidente del Frente Amplio, desde 2004. En una entrevista telefónica con Debate, habló sobre los desafíos que enfrenta en la actualidad la fuerza política que conduce, minimiza las fricciones internas y analiza los ejes centrales del gobierno de José Mujica. ¿Qué cambios considera que logró impulsar en estos cuarenta años el Frente Amplio en la cultura política del Uruguay? Se trata de un proceso muy largo, el Frente llegó a estos seis años de gobierno con la responsabilidad de hacer efectivos aquellos contenidos que se habían planteado previamente. Uno de los problemas centrales era pasar de un país que tenía el centro de gravedad en la especulación financiera a otro que tuviera como eje la producción y la incorporación de conocimiento y valor agregado. Partíamos de un país que había llegado a niveles de pobreza totalmente desconocidos y los niveles de exclusión eran realmente obscenos. Así que se tomó como prioridad la lucha contra la pobreza. Pero la política económica que se ha venido instrumentando, desde 2005, ha dado resultados muy fructíferos: la indigencia cayó por debajo de una tercera parte y la pobreza también. ¿Por qué en los últimos meses se abrió una fuerte discusión interna sobre la necesidad de avanzar de forma más rápida en la redistribución de la riqueza? Un denominador común del Frente ha sido la discusión profunda sobre los temas centrales del país. La existencia del debate no es un problema sino una riqueza dentro del Frente, que es una coalición formada por sectores de proveniencias ideológicas totalmente diferentes. Ahora se está discutiendo cuál es el mecanismo más eficiente y más rápido de lograr una mejor distribución de la riqueza. Y la realidad es que estamos logrando achicar las brechas de desigualdad a un paso que, quizá, no es tan rápido como el que querríamos. ¿Por qué un documento reciente de su coalición planteaba la necesidad de recuperar «la fraternidad de los frenteamplistas»? El Frente ha crecido no sólo en sus números electorales sino también en sus responsabilidades. Y ese crecimiento trae como consecuencia este tipo de problemas que, en realidad, se han dado durante estos cuarenta años de vida. Estamos pidiendo a todos retornar aquellos principios originales de fraternidad y respeto mutuo, más allá de algunas diferencias que podamos tener de carácter político. También es cierto que, cuando se está en la oposición, se tiene mayor capacidad de coordinar y de consensuar ante una situación a la que se quiere enfrentar. Pero, cuando hay que construir aparecen diferentes posibilidades para avanzar y ahí aparecen los debates. ¿Cómo evalúa los recientes sondeos que plantean una caída de la aprobación del gobierno de Mújica? Es normal que, cuando se llega al primer año de gobierno caen las voluntades que lo acompañan. Pero el gobierno de Mujica ya ha ido recuperando el apoyo popular, aunque no llegue a los niveles que tenía al momento de asumir. ¿Qué variables explican esas fluctuaciones de la imagen del gobierno? La demostración de la honestidad y del deseo de dar cumplimiento a lo que se propuso permitió que se recuperara la aprobación popular. Durante la campaña se hizo un particular hincapié sobre el problema de la vivienda y el presidente está realmente comprometido con el tema, pero no se ha podido avanzar como se había planteado. El presupuesto de 2011 ya muestra que el tema de la vivienda está tomando el vigor que se quería. ¿Qué influencia tiene la puja del gobierno con ciertos sectores sindicales? La central única, el PIT-CNT, ha actuado con muchísima responsabilidad. Pero ha habido sectores puntuales, como los empleados de la intendencia municipal de Montevideo, que llevaron sus protestas a una situación de extrema tensión y golpearon sobre algo muy sensible para la gente, como la limpieza y el alumbrado público. También hubo enfrentamientos muy fuertes con los anestesistas y cirujanos, pero han quedado totalmente desprestigiados con la población. La firmeza con la que se enfrentó a estos sectores permitió que el gobierno recuperara la aprobación que tenía. |