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¿Retirada de la OTAN de Kosovo?

Decepción histórica o la historia de una decepción

Fuentes: Semanario Serbio

Nada más conocerse el fallo de la Corte Internacional de Justicia que exculpaba a Serbia (veremos si definitivamente) del cargo de genocidio supuestamente cometido durante la guerra civil bosnia, han vuelto a aparecer artículos, también en Rebelión, que sin rigor y con poco conocimiento intentan esclarecer los puntos más oscuros de la tragedia balcánica. La […]

Nada más conocerse el fallo de la Corte Internacional de Justicia que exculpaba a Serbia (veremos si definitivamente) del cargo de genocidio supuestamente cometido durante la guerra civil bosnia, han vuelto a aparecer artículos, también en Rebelión, que sin rigor y con poco conocimiento intentan esclarecer los puntos más oscuros de la tragedia balcánica. La mayoría de ellos, en el fondo, tiene una línea que no me parece desacertada. Acusan (y yo también firmo esta acusación) al agresivo paternalismo occidental que tiene su cara política, económica, cultural y por supuesto militar.

No obstante, en las frases que se refieren a la ex Yugoslavia, o en este caso Bosnia, se suelen repetir unas acusaciones (escuchadas hasta la saciedad) que yo considero muy discutibles.

En breve:

1.Yo no creo que hubiera agresión serbia en Bosnia, para mi se trata de una típica guerra civil. Serbios (y croatas) no vinieron para agredir a un país extranjero, ellos llevan siglos viviendo en Bosnia. En el caso de los serbios, es sobradamente conocido que antes de la guerra, por ser la población mayoritariamente rural, poseían alrededor del 60% del suelo bosnio (ver mapa). Esta guerra civil fue extremadamente cruel porque en ella participaban tres bandos, formando un conflicto que, textualmente, fue de todos contra todos. Dependiendo de la zona y de los intereses locales, pudimos ver todas las posibles alianzas y enemistades. Para el lector poco informado sobre el particular, quizás resulte difícil de entender, pero lo cierto es que en Bosnia lucharon incluso musulmanes contra musulmanes, en el noroeste del país (en Velika Kladusa, Bihac y Cazin). Serbios contra croatas, croatas contra musulmanes, serbios contra musulmanes, serbios y croatas aliados contra musulmanes, éstos a su vez aliados con los serbios contra los croatas, musulmanes con croatas contra serbios… El baile de conflictos y bandos podría resultar cómico, si no fuera tan trágico. Se trataba, por tanto, de una auténtica guerra civil, y no de una «agresión serbia», como repetían unos media que ignoraban intencionadamente que los serbios vivían en Bosnia desde muchos siglos atrás, y que por tanto no eran agresores exteriores.

2. El número de muertos, indudablemente elevadísimo, es objeto de estimaciones muy dispares. Se suele hablar de 250 mil. El dolor de todas las victimas civiles, cualquiera que fuera su nacionalidad, es también el mío y no puedo ignorarlo. También soy partidario de la máxima severidad penal con los culpables. Sin embargo, tengo que decir que, al igual que en Kosovo, el numero de cuerpos que se han encontrado es infinitamente inferior y, lo que ya dije muchas veces y considero crucial, no hay censo de población. En Bosnia no hay combates desde la segunda mitad del año 1995. Desde finales de este mismo año el control político, militar y si quieren policial, lo ejerce «la comunidad internacional». Por otro lado Bosnia es un país pequeño, con unos 4 millones de habitantes. Todo esto lo menciono porque tengo muy serias dudas de que fuera imposible organizar un censo. No se hizo para que continué el baile de los números y para que las victimas las use cada uno a su antojo; una vergüenza para cualquiera de nosotros que nos consideramos medianamente civilizados y que deseamos conocer la verdad sobre los muertos.

3. La expresión «campos de concentración» es de sobra conocida y forma parte de la estrategia de satanizar a los serbios comparándonos con los nazis. (Que ironía de la vida) No digo que no existieron, todo lo contrario, pero lo más propio seria llamarles campos de detención. Por otro lado, Emilio de Diego, por ejemplo, (profesor de la UCM, de la Escuela Diplomática , ¡miembro de FAES!) en sus libros dice que los serbios tenían el mismo numero de estos campos (nefastos, por supuesto, independientemente de como los llamemos) que los croatas. De estos últimos nunca se ha oído ni una sola palabra. También hubo campos conjuntos croata – musulmanes y musulmanes. Repito, es un hecho repugnante e intolerable pero ¿tienen los musulmanes bosnios derecho a denunciar algo que ellos mismos también hicieron en grado parecido, con la única diferencia que esto no salió en la prensa? Y lo hicieron después de haber roto violentamente un país internacionalmente reconocido como Yugoslavia para reclamar el derecho a la autodeterminación, el mismo que ahora niegan a los serbios de la Republica Srpska y a los croatas de Herzeg Bosna. Mencioné aquí a Emilio de Diego en primer lugar por sus buenos trabajos sobre los Balcanes pero quizás más porque es muy poco sospechoso de simpatizar con los serbios. Hay otros textos que explican esta situación incluso mejor. Encabezados por el excelente análisis «El espejismo yugoslavo», de Josep Palau, estos libros son, lamentablemente, proscritos por «proserbios».

Sería conveniente decir que hay momentos de la guerra de Bosnia cuya explotación hecha por los media no guarda relación con lo sucedido realmente. Es el caso de la tristemente famosa fotografía de los musulmanes detenidos en lo que se llamó un «campo de concentración» de los serbios. Con el tiempo, el montaje realizado ha sido abundantemente desacreditado, pero como casi siempre ocurre, la verdad ha llegado tarde y ha sido ignorada por los mismos media que se recrearon en la manipulación. Mencionaré que con muchísimo retraso y casi sin ningún efecto informativo, apareció el artículo publicado en El País el 17 de agosto de 1997 titulado «Una foto con dos versiones», de Phillip Knightley; o el artículo del prohibido Egin, titulado «Toma falsa del campo de Trnopolje», aparecido el 6 de abril de 1997.» Hablando del campo de Trnopolje, existe un curioso documental llamado «The picture that fooled the world» (fácilmente localizable en internet, de apenas media hora de duración) muy recomendable para todos aquellos los que quieren ver el trabajo sucio de los medios de comunicación con todo su esplendor.

Desgraciadamente, tengo la sensación de que la mayoría de los hispanohablantes, me atrevería a decir también la mayoría entre los que se autodenominan de izquierda, toman este tipo de textos que sin criterios vierten insultos y calumnias sobre los serbios, como completamente correctos, saludando su apariencia. Sin embargo, si queremos ser imparciales y consecuentes, si la izquierda española realmente «combate al Neoliberalismo y desde una posición anticapitalista y antiimperialista» como lo proclaman algunos voceros del histrionismo antiserbio en sus paginas, me gustaría que alguien me conteste por qué, por ejemplo, durante las manifestaciones, cuando se pide la retirada de las tropas de la OTAN de Irak, Libano, Afganistan… ¿por qué nunca piden la retirada de la OTAN de Kosovo y de Republica Serbia de Bosnia? Hasta ellos, los izquierdistas europeos, en el nombre del derecho de los pueblos balcánicos de formar sus estados nacionales prefieren cerrar los ojos sin reconocer que los serbios deberíamos tener este mismo derecho. Dicen que defienden la autodeterminación pero, por otro lado, olvidan que en Bosnia tan añorada, la mitad de sus ciudadanos (serbios y croatas de Bosnia) quieren vivir en sus propios países. Olvidan que Serbia es el único país nacido de las cenizas de la antigua Yugoslavia étnicamente mixto de donde nadie ha sido expulsado por razones étnicas o religiosas. Sin ir más lejos, en el mismo Belgrado viven varias decenas de miles de albaneses. ¿Cuantos serbios viven en Sarajevo, Pristina o Zagreb? Olvidan también que no han hecho nada para exigir el retorno en condiciones de seguridad de los serbios expulsados de sus casas en Croacia y, sobre todo, en Kosovo, que entre los dos suman más de medio millón de personas abandonadas por todo el mundo.

Únicamente no olvidan y lo repiten incansablemente, gritos de guerra contra los serbios, los mismos que podemos leer en los medios capitalistas e imperialistas que dicen seguirán combatiendo.

(Se han utilizado algunas frases del libro «Kosovo. La coartada humanitaria»)