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Recrudecimiento de la violencia imperialista en Venezuela

Decimoquinta conjetura de nuevo orden

Fuentes: Rebelión

Un nuevo intento de Golpe de Estado se ha efectuado en Venezuela en la madrugada del martes 30 de abril con acciones violentas encabezadas por los opositores neofascistas Juan Guaidó y Leopoldo López bajo la anuencia imperialista de los Estados Unidos. Se ha pretendido generar conflictos armados con la participación de algunos militares traidores a […]

Un nuevo intento de Golpe de Estado se ha efectuado en Venezuela en la madrugada del martes 30 de abril con acciones violentas encabezadas por los opositores neofascistas Juan Guaidó y Leopoldo López bajo la anuencia imperialista de los Estados Unidos. Se ha pretendido generar conflictos armados con la participación de algunos militares traidores a la patria bolivariana y la generación de un clima distorsionado en los medios de comunicación internacionales y la redes sociales. La conformación de un ejército de mercenarios con el apoyo privado y del gobierno de Colombia ha quedado al descubierto, la intensión de la oposición proimperialista es desembocar el caos que justifique la entrada directa de tropas estadounidenses y de otros países plegados al interés de la muerte. Contrario a estos actos fascistas, el pueblo de la República Bolivariana de Venezuela defiende desde las calles su soberanía y dignidad, el intento de Golpe de Estado fue rápidamente detectado y desactivado, la muestra de fortaleza en la unidad y la dirección del pueblo venezolano quedó manifiesta por la solidaridad y conciencia que defiende la soberanía y autodeterminación del país sudamericano, las fuerzas militares reforzaron y declararon su adhesión al proyecto bolivariano y rechazaron la traición y el cinismo de la ultraderecha. La resistencia del pueblo ha dado un nuevo golpe franco ante la injerencia imperialista neocolonial de Estados Unidos.

El llamado del títere-lacayo Juan Guaidó al pueblo de Venezuela pretendiendo recibir apoyo para derrocar al gobierno constitucional de Nicolás Maduro convocando a la insurrección popular fracasó rotundamente desde las primeras horas, el pueblo venezolano es en su mayoría chavista, decidido a profundizar las transformaciones sociales que el comandante en jefe Hugo Chávez legara y que ahora por conducto de la manipulación el imperialismo yanqui busca derrocar. El poder popular establecido en la conciencia bolivariana es el arma que defiende el proyecto emancipatorio, la constante violación del derecho internacional, de la soberanía y de las leyes civiles por parte de la oposición neofascista ha alcanzado un mayor grado con la participación de Leopoldo López, quien violando su arraigo domiciliario (condenado a trece años por sus actos delictivos), se suma a esta nueva agresión, el descaro es tal que el discurso provocador de muerte propagado por la oposición habla de libertad cuando en realidad fomenta la sumisión de Venezuela ante los Estados Unidos y demás países aliados de Europa y de la propia Latinoamérica.

La agudización de las acciones promovidas desde Washington, reflejan la desesperación imperialista ante la fortaleza moral y social de la República Bolivariana, la crisis terminal que vive la hegemonía de los Estados Unidos los lleva hasta la frustración, el imperio estadounidense está herido de muerte desde tiempo atrás, la reconfiguración geopolítica del mundo evidencia el retroceso de su poder, las nuevas potencias se destacan en el desarrollo económico y tecnológico, quedando los Estados Unidos cada vez más atrás en la carrera desenfrenada por el domino global, ahora, estas recientes acciones desencadenaran en los sectores más reaccionarios la abierta solicitud de una intervención directa, el peligro ante la amenaza no disminuye con las victorias recientes, muy al contrario, agudiza la tensión por la soberbia del imperialismo y de sus títeres empecinados en alcanzar sus nefastos deseos. La solidaridad mundial debe pronunciarse con urgencia para buscar frenar este recrudecimiento de la violencia neofascista y las pretensiones de dominación que mueven los actos de los traidores latinoamericanos.

Ante los actos de violencia los gobiernos neoconservadores de Latinoamericana no tardaron en pronunciarse a favor del terror y de la injerencia imperialista, así Brasil, Chile, Paraguay, Argentina, Colombia y demás países satélites expresaron su apoyo a la oposición, sabiendo muy bien que ese apoyo es en realidad una muestra de sometimiento ante los Estados Unidos, traicionan la hermandad latinoamericana y la voluntad de los pueblos de vivir en paz, niegan su origen para someterse al imperialismo. Muy al contrario a esta actitud sumisa, los gobiernos de Cuba y Bolivia condenaron el terrorismo y respaldaron al pueblo venezolano; la dignidad revolucionaria, la conciencia latinoamericana antiimperialista y anticolonial se muestra con su gran valor en la voz de los gobernantes consientes de la importancia de la unidad e integración de nuestras naciones frente a las continuas agresiones. Los pueblos latinoamericanos están urgidos de levantar la voz y poner fin a la escalada de violencia imperialista en la región.

La agresión fascista continuará hasta que la unidad latinoamericana ponga fin a la injerencia imperialista de los Estados Unidos. La digna postura de la República Bolivariana de Venezuela frente a las continuas agresiones es un ejemplo necesario de extender en todas la naciones del mundo, su reciente salida de la OEA es otra muestra de su valor como pueblo consiente y libre, la ruptura con todas las formas de dominación crea el camino a la profundización de los proyecto sociales. Hoy la Venezuela bolivariana levanta sus manos cargadas de dignidad y solidaridad para defender su soberanía, libertad y autodeterminación, hagamos nuestra la resistencia latinoamericana contra el imperialismo y los deseos neocoloniales de las potencias del mundo. ¡Viva la República Bolivariana de Venezuela!

Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.