En esta declaración, escrita la víspera del aplazamiento de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 24 de enero, 68 organizaciones de base en Haití exigen una llamada urgente a la solidaridad con su lucha por unas elecciones libres y justas, por dignidad, y por justicia. Esta declaración se escribió mientras decenas de miles […]
En esta declaración, escrita la víspera del aplazamiento de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 24 de enero, 68 organizaciones de base en Haití exigen una llamada urgente a la solidaridad con su lucha por unas elecciones libres y justas, por dignidad, y por justicia.
Esta declaración se escribió mientras decenas de miles de haitianos se lanzaron a la calle – desafiando a la muerte, el gas lacrimógeno, las palizas y la tortura policial – para exigir la anulación de las elecciones fraudulentas que dieron ventaja en las carreras legislativas y presidenciales a los candidatos elegidos a dedo por el presidente Michel Martelly.
El aplazamiento de las elecciones presidenciales fue una victoria dramática duramente ganada por el movimiento popular, que insistía en que no se celebraran nuevas elecciones hasta que no se pudiera garantizar que fueran libres, justas, y democráticas.
La lucha por el derecho a voto y para que todos los haitianos puedan participar en el proceso político continúa.
Tenemos el honor de hacer circular este poderoso mensaje.
«NO OBEDECEREMOS»
Una llamada a la solidaridad del movimiento popular haitiano.
Tras reflexionar sobre la lucha por el derecho al voto liderada por el Dr. Martin Luther King, Jr.m y por tantos otros valientes luchadores por la justicia hace 50 años en los EE.UU; sobre la lucha por el principio «una persona, un voto» guiada por los camarades de Mandela en Sudáfrica; tras reflexionar sobre todas las luchas que hay en el mundo, llegamos a la conclusión de que un pueblo no es soberano si no tiene el derecho al voto. Nadie puede conservar su dignidad si su voto no cuenta. Como dijo el presidente Aristide: «¡Si no protegemos nuestra dignidad, nuestra dignidad se escapará de nosotros!» Esa es la razón de nuestra lucha y por eso pedimos a la gente luchadora de todo el mundo que se solidarice con nosotros.
Seis años después del terremoto que sacudió nuestro país, causando la muerte de cientos de miles de haitianos, nosotros, las organizaciones haitianas, en un contexto de reflexión, nos quitamos el sombrero y humildemente decimos a los pueblos por todo el planeta que abrieron su corazón a nosotros, «no hemos olvidado vuestros actos de solidaridad.» El impulso por compartir manifestado por todo el mundo debería haber ayudado al pueblo haitiano a la hora de reconstruir su medio ambiente y sus vidas. ¡Lástima! A día de hoy, nada ha cambiado para la mayoría. Echando sal a la herida, unos personajes descarados, esclavistas locales, apoyados por varias organizaciones internacionales, se apropiaron de los fondos de reconstrucción.
Justo después del terremoto, esas organizaciones se aprovecharon de nuestro momentáneo estado de desolación y ocuparon el espacio político. Hoy, el pueblo haitiano está implicado en una lucha para reclamar ese espacio y ejercer su derecho al voto. Los mismos que se apropiaron del dinero para la reconstrucción quieren impedir que el pueblo elija su gobierno, en una conspiración a gran escala para seguir saqueando los recursos de nuestro país. Los colonialistas locales, junto con colonialistas internacionales, y gracias a numerosas estratagemas diseñadas para eliminar al pueblo de la ecuación política, forzaron a la gente a aceptar medidas contra sus intereses. Cargos oficiales sin ninguna legitimidad implementaron planes de destrucción urbana y de apropiación de tierras, atacando tanto a la clase obrera como a las más pobres, llevando al país al borde del colapso. La resistencia popular ralentizó el «aparato del terror,» impidiéndoles completar este programa. Ahora quieren poner todavía más cargos en las cúpulas del gobierno para continuar con su asalto.
La evidente violencia perpetrada en Ile-a-Vache, las terribles masacres perpetradas contra el pueblo de Arcahaie, la masacre continua del pueblo de Cité Soleil solamente porque manifiestan su deseo de poder votar, así como varios actos de agresión cometidos por todo el país, con el contexto de apropiación de tierras, o de supresión de votantes, convencen al pueblo haitiano de que están luchando por su propia existencia. Decimos NO, NO OBEDECEREMOS A AUTORIDADES ILEGÍTIMAS. La defensa propia es una ley universal. La desobediencia civil es un derecho universal aceptado cuando un pueblo se enfrenta a un régimen ilegal. El derecho a elegir un gobierno está universalmente aceptado como la forma que tiene un pueblo de proteger su existencia. Hoy, confrontados por el peligro que presentan los colonialistas locales e internacionales, el pueblo haitiano ha comenzado el movimiento RESISTENCIA POR EXISTENCIA (RESISTIR PARA EXISTIR ). Exigen solidaridad entre los pueblos de todo el planeta. El plan de los colonialistas locales e internacionales no es un terremoto, pero ha causado mucho más daño a nuestro país.
Nuestra experiencia de estos últimos seis años desde el terremoto es muy similar a la experiencia de otros países pequeños con recursos naturales y humanos. Los agentes internacionales saquean, tienen orgías, mientras los medios internacionales hacen la vista gorda ante las mentiras que difunden «sus» embajadores en el nombre de su país. El ejército haitiano, que ahora se está reconstruyendo para oprimir al pueblo, es un regalo de la Organización de Estados Americanos (OEA) al pueblo haitiano. La epidemia de cólera y la sangrienta y corrupta policía haitiana fueron regalos de las Naciones Unidas (ONU) al pueblo haitiano. Los medios están callados, mientras nuestro país está al borde del colapso total. Decimos NO, NO OBEDECEREMOS. No cavaremos nuestras propias tumbas. Preferimos decir la verdad y destapar la conspiración.
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