Habitualmente los premios no son otra cosa que el método para relanzar personas, propuestas, modelos o idearios en la batalla por el dominio de la opinión pública. Pero últimamente se están alcanzando niveles miserables entre la Administración. Sólo así se explica que el gobierno español y el Principado de Asturias concedan el Premio de Cooperación […]
Habitualmente los premios no son otra cosa que el método para relanzar personas, propuestas, modelos o idearios en la batalla por el dominio de la opinión pública. Pero últimamente se están alcanzando niveles miserables entre la Administración. Sólo así se explica que el gobierno español y el Principado de Asturias concedan el Premio de Cooperación Internacional a una ex ministra francesa que lidera la campaña del sí, uno de los días en que tenía un mitin en Francia y una semana ates del referéndum sobre la Constitución Europea en ese país. En la argumentación, el jurado tampoco lo ha disimulado: «Simone Veil es una de las personalidades más representativas de la Unión Europea y que con mayor tenacidad ha contribuido a su integración». Incluso en el diario El País, algunos de los miembros de ese jurado, por supuesto todos ellos defensores del modelo neoliberal del proyecto de Constitución, así lo declaran: «la distinción es muy oportuna y un acto de fe y de impulso al proyecto de la Unión Europea en vísperas del referéndum francés, en el que persiste una fuerte tendencia al voto negativo».
Por supuesto, los medios se han encargado de airear el premio, los valores de la premiada y su «valerosa» posición ante el referéndum. Al fin y al cabo, también todos ellos están a favor del tratado constitucional, como pudimos comprobar en la campaña española.
Por eso, El País le dedica el titular del faldón de una entrevista en la misma página del anuncio del galardón. Un titular que consiste en la siguiente declaración de la premiada: «El «no» es irracional, y combatir lo irracional es muy difícil». Similar al del diario El Mundo: «La oposición a la Carta Europea es totalmente irracional». En mi opinión, utilizar como principal argumento contra el adversario la acusación de irracional, lo que hace es confirmar la irracionalidad propia
No es la única ocasión en que un premio con «denominación de origen» de la casa real está al servicio de la miseria. En el año 2002 se concedió el premio de Periodismo Rey de España a un documental venezolano de la cadena Venevisión que «demostraba» la implicación de los partidarios del presidente venezolano Hugo Chávez en la masacre de los días del golpe de Estado del 11 de abril de ese año. En el juicio posterior se demostró que el montaje del documental estaba manipulado; la narración, elaborada por alguien que nunca estuvo en el lugar de los hechos; las víctimas de los «pistoleros», inexistentes; los imputados por el documental, absueltos y ahora huidos de la justicia los policías que defendía el documental. Se terminó premiando a una emisora de televisión que durante el día en que un millón de manifestantes se manifestaban en Caracas pidiendo la vuelta de su presidente no emitió otra cosa que dibujos animados de Tom y Jerry.
Por cierto, nos quedamos sin saber qué relación tiene la ex ministra francesa con la cooperación internacional, asunto por el que le han premiado.
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(10-12-2003)