Recomiendo:
0

Diez indicios que revelan la actitud de EE.UU. respecto al golpe de Honduras

Fuentes: Common Dreams/Znet

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Al amanecer del 28 de junio, los militares hondureños secuestraron al presidente Manuel Zelaya a punta de pistola y lo expulsaron del país. Declaraciones contradictorias y ambiguas del gobierno de Obama dejaron a muchos confusos sobre si se opuso al golpe o si en realidad estaba tratando de ayudar a que tuviera éxito. A continuación menciono los diez principales indicadores (con excusas a David Letterman):

10. La declaración de la Casa Blanca del día del golpe no lo condenó, simplemente llamó a «todos los actores políticos y sociales en Honduras» a respetar la democracia. Ya que funcionarios estadounidenses han reconocido que estuvieron hablando con los militares hondureños hasta el día mismo del golpe – supuestamente para tratar de impedirlo – habían tenido suficiente tiempo para pensar en su respuesta inmediata si éste tenía lugar.

9. La Organización de Estados Americanos (OEA), la Asamblea General de Naciones Unidas y otros organismos internacionales respondieron al golpe llamando al retorno «inmediato e incondicional» del presidente Zelaya. En los cinco meses siguientes, ningún responsable estadounidense utilizó alguna de esas dos palabras.

8. En una conferencia de prensa el día después del golpe, preguntaron a la secretaria de Estado Clinton si «la restauración del orden constitucional» en Honduras significa el retorno del propio Zelaya. No dijo que sí.

7. El 24 de julio, la secretaria de Estado Hillary Clinton condenó el intento del presidente Zelaya de retornar a su propio país en esa semana como «imprudente,» y agregó que «hemos instado consistentemente a todas las partes a evitar toda acción provocativa que pueda llevar a la violencia.»

6. La mayor parte de la ayuda de EE.UU. a Honduras proviene de Millennium Challenge Corporation (MCC), una agencia del gobierno de EE.UU. La mayor parte de esa ayuda nunca fue suspendida. Al contrario, el 6 de agosto de 2008, hubo un golpe militar en Mauritania; la ayuda de MCC fue suspendida el día siguiente. En Madagascar, MCC anunció la suspensión de la ayuda sólo tres días después del golpe militar del 17 de marzo de 2009.

5. El 28 de septiembre, funcionarios del Departamento de Estado en representación de EE.UU. bloquearon la adopción por la OEA de una resolución sobre Honduras que hubiera rehusado el reconocimiento de elecciones hondureñas realizadas bajo la dictadura.

4. El gobierno de EE.UU. se negó a determinar oficialmente que hubo un «golpe militar» en Honduras – en contraste con el punto de vista del resto del hemisferio y del mundo.

3. El gobierno de Obama desafió al resto del hemisferio y al mundo con su apoyo a elecciones antidemocráticas en Honduras.

El 30 de octubre, representantes del gobierno de EE.UU., incluyendo a Thomas Shannon, el

máximo responsable del Departamento de Estado para Latinoamérica, negociaron un acuerdo entre el presidente Zelaya y el régimen golpista. En toda la región se consideró que el acuerdo preveía la restitución de Zelaya y – según diplomáticos cercanos a las negociaciones – tanto Shannon como la secretaria de Estado Clinton aseguraron que así era.

Sin embargo, sólo cuatro días después, el señor Shannon declaró en una entrevista en la televisión que EE.UU. reconocería las elecciones del 29 de noviembre, independientemente de si Zelaya era restaurado a la presidencia. Esto posicionó a EE.UU. contra toda Latinoamérica, que publicó una declaración de 23 naciones dos días después que dice que la restitución de Zelaya era un «prerrequisito indispensable» para reconocer las elecciones. El gobierno de Obama ha podido reclutar desde entonces a los gobiernos derechistas de Canadá, Panamá y Colombia, y también Perú, para que reconozcan las elecciones. Pero su apoyo para esas elecciones antidemocráticas – a las cuales la OEA, la Unión Europea y el Centro Carter se negaron a enviar observadores – ha dejado al gobierno de Obama tan aislado como el de su predecesor en el hemisferio.

2. El presidente Zelaya visitó Washington seis veces después de ser derrocado. Sin embargo, el presidente Obama no se reunió con él ni una sola vez. ¿Es posible que el presidente Obama no haya tenido cinco minutos en todos esos días para darle simplemente la mano y decir: «Estoy tratando de ayudar»?

 

1. El gobierno de Obama nunca ha condenado las masivas violaciones de los derechos humanos cometidos por el régimen golpista. Éstas han sido denunciadas y documentadas por Human Rights Watch, Amnistía Internacional, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (IACHR), así como organizaciones de derechos humanos hondureñas, europeas y otras. Ha habido miles de arrestos ilegales, golpizas y tortura por la policía y los militares, el cierre de estaciones independientes de radio y televisión, e incluso algunos asesinatos de manifestantes pacíficos y activistas opositores.

Esas violaciones de derechos humanos continuaron durante el día de la elección y después, según informes de Amnistía Internacional y de los medios, incluyendo los asesinatos de dos activistas opuestos al golpe – Walter Trochez y Santos Corrales García – en los últimos días.

El silencio del gobierno de EE.UU. durante más de cinco meses ante esos crímenes de derechos humanos ha constituido la evidencia más condenadora y persistente de que siempre ha estado más preocupado de proteger a la dictadura, que de restaurar la democracia en Honduras.

La mayoría de los votantes estadounidenses eligieron al presidente Obama por la promesa de que cambiaría la política exterior de EE.UU. Para este hemisferio, por lo menos, esa promesa ha sido rota.

El titular del último informe de la revista Time sobre Honduras lo dice todo: «La política de Obama hacia Latinoamérica se parece a la de Bush.»

Mark Weisbrot es codirector del Centro para la Investigación Económica y Política en Washington, DC. Obtuvo su doctorado en Economía en la Universidad de Michigan. Es coautor, con Dean Baker, de: Social Security: The Phony Crisis (University of Chicago Press, 2000), y ha escrito numerosos trabajos de investigación sobre política económica. También es presidente de Just Foreign Policy.

Fuente: http://www.zmag.org/znet/viewArticle/23384