Compañeras y compañeros: ha llegado el momento de dar un paso hacia adelante. Desde hace veinte años quienes estamos aquí hemos caminado uno al lado del otro en las marchas europeas, en los días mundiales de acción internacional, en las masivas manifestaciones contra la guerra, en el Foro Social Griego, en las protestas en Génova, […]
Compañeras y compañeros: ha llegado el momento de dar un paso hacia adelante. Desde hace veinte años quienes estamos aquí hemos caminado uno al lado del otro en las marchas europeas, en los días mundiales de acción internacional, en las masivas manifestaciones contra la guerra, en el Foro Social Griego, en las protestas en Génova, Florencia, Atenas y Tesalónica, en la formación de SYRIZA- frente social, en las plazas de la indignación.
Sin embargo el paso que damos juntos hoy es el más decisivo. Hoy ponemos las bases de una nueva organización política. Hoy las necesidades sociales se encuentran con un nuevo sujeto político, con un nuevo programa político radical. Hoy se nos da la oportunidad a las fuerzas del trabajo, las clases populares y a las nuevas generaciones de sentar las bases de una nueva herramienta política. Una entidad política que crearán éstas, que será principalmente su conquista.
Nuestra obligación hoy, compañeras y compañeros, si realmente queremos dirigirnos a la gente que creyó en nosotros y nos apoyó, es avanzar en rupturas y delimitaciones. No estemos por debajo de las circunstancias, sino prestemos atención a las necesidades sociales. Dejemos atrás la burocracia y los trámites procedimentales. Poco a poco, a través del diálogo y la síntesis, conseguimos todas y todos superar prejuicios y estereotipos y lo que nos inmovilizaba y mantenía lejos de los ciudadanos y los procesos sociales. Hoy sentamos las bases de una organización con relación paralela y directa con los movimientos sociales, con los movimientos obreros y de solidaridad, con los movimientos cívicos, de las mujeres y de la juventud. Formamos un partido de la sociedad y no un partido del estado y del sistema. No queremos un partido como medio para apoderarse del estado.
Queremos la hegemonía ideológica en el pueblo. Queremos el poder para el pueblo. Queremos una organización cuya estructura y procedimientos reflejen el mundo del trabajo y del esfuerzo y no la división del trabajo del estado y de sus procedimientos. Hacemos un partido de trabajadores y no un partido de especialistas. No una entidad que copia el programa y la estructura del estado, sino una entidad de «los de abajo» que cambia a diario y cuestiona todas las estructuras establecidas.
Queremos una entidad que no sea simplemente masiva, sino de las masas. Liberará la participación e imaginación, actuará como catalizador en la autoorganización social, no tendrá miedo. Será la entidad de los débiles. La entidad en donde encontrarán apoyo y expresión los «sin trabajo», los «sin seguro», los «sin vivienda», los «sin dignidad», los «sin derechos». La crisis política y humanitaria que ha causado el neoliberalismo los ha puesto de manifiesto, por lo que ahora es nuestro deber crear una entidad para los «sin fuerza», para los «sin voz», precisamente para proporcionárselas.
Constituimos una entidad política democrática, participativa, viva. Ésta en primer lugar llevará a cabo batallas constantes en su interior para que no se impongan las burocracias y las estructuras conservadoras, luchará para que no venza en su interior el conservadurismo, para que no se convierta en el status quo. Luego combatirá este conservadurismo también en la sociedad. Queremos una entidad realmente colectiva, con respeto a todas las opiniones y a todos sus militantes. Formamos un partido de izquierda radical, un partido democrático, colectivo, eficaz, sin estrategias particulares. Un partido de compañeras y compañeros desinteresados que pongan su responsabilidad común y colectiva por encima de opiniones personales, estrategias o aspiraciones. Queremos un partido de sus militantes, no un partido de burócratas. Un partido que sintetice las diferentes opiniones y las unifique en provecho de los intereses sociales que atenderá colectivamente. Ha llegado el momento, compañeras y compañeros, de dar un gran paso con determinación. El destino y el tiempo así lo han establecido. Nuestro pueblo pone sus esperanzas en nosotros. Asumamos con valentía nuestras responsabilidades. Respondamos a la llamada de la historia para aclararlo: no estamos simplemente decididos a asumir la responsabilidad, estamos preparados para ello. Preparados desde hace tiempo.
Una vez que nuestros análisis y previsiones desde hace años- como ya aceptan todos dentro y fuera de Grecia- se han visto plenamente cumplidos, podemos asumir la gobernabilidad del país. Podemos no gestionar el desastre del memorándum, sino además detenerlo. Detengamos el desastre y abramos vías de creación. La gente, los ciudadanos, ya lo han comprendido, a pesar de la propaganda continua y persistente del sistema. Porque el sistema desde el inicio de la crisis impone una política irracional y salvaje sin justificación. Únicamente mediante conjuras y chantajes. Mientras tanto nosotros afrontamos la crisis con lógica y análisis correctos.
Somos como aquellos científicos de la Edad Media. Decimos cosas obvias y nos juzgan como inquisidores en los boletines de noticias. No decimos que la Tierra gira, pero decimos algo igualmente obvio: que con la austeridad no se sale de la crisis sino que se hunde todavía más profundamente. Que la crisis es europea. Que Grecia fue elegida como cobaya experimental de la crisis. Que la deuda no se hace frente sin una reestructuración. Que se necesita una solución global europea. Que a través del euro chantajean a la sociedad para que acepte su desastre. Y todo esto se apoya en el análisis de la realidad, no en profecías.
Hoy vemos que poco a poco todo lo que dijimos, nuestro relato de la crisis pero también nuestras propuestas para salir de ella se confirma. Sin embargo para los dogmáticos del neoliberalismo que nos gobiernan, cuanto más los cuestiona y nos da la razón la realidad, peor se vuelve ésta. Tengamos esto presente. Algunas veces acusaban a la izquierda de adhesión a los dogmas. Hoy los dogmáticos se encuentran enfrente. Y la izquierda está abierta al análisis, a las ideas, al pluralismo. Esto supone una gran ventaja.
Puede que no tengamos el apoyo de los medios, el poder económico y los recursos de nuestros rivales, pero tenemos el poder de nuestras ideas, el poder de la esperanza y la creación, que es más fuerte que el del miedo y el desastre. Y sobre todo tenemos la razón de nuestro lado. Esto por sí solo es capaz de darnos la victoria. La Ilustración va a vencer y tener éxito en la Edad Media. Asumiremos la responsabilidad de gobernar el país, y a pesar de que sea en las peores condiciones de desastre económico y liquidación social, lo conseguiremos. Tendremos éxito.
Compañeras y compañeros, desde el sistema de propaganda del memorándum, desde el centro de comunicación que dirigen los tres partidos del memorándum últimamente emana un único mensaje uniforme. Al no haber podido hacernos frente con sus teorías sobre los dos extremos, ahora nos dicen que queremos parecernos a los trozos del sistema político que precisamente hoy se derrumba y a los partidos de ayer. Quienes no tienen ya ningún contacto con la sociedad inventan trucos comunicativos. Quienes no tienen ya nada que ver con la realidad hacen una lectura muy superficial de ésta y subestiman profundamente la inteligencia del pueblo griego. Vamos a dejarles claro esto, que ni hacemos una restauración ni somos una nueva versión de ningún otro partido. No copiamos modelos de partido, ni siquiera los nuestros. No marchamos por un camino trillado. Somos el «fruto maduro» de una nueva época en la que las clases sociales salen de nuevo a escena. Somos expresiones de la ideología y de los valores que han regresado. Somos la dignidad, la solidaridad, la propuesta alternativa.
SYRIZA es el producto de una época en que las contradicciones de clase y sociales se acentúan y politizan. Hoy nace una nueva realidad social a partir de una experiencia ya probada de que los memorándums y su gestión son políticas de clase que aspiran a la aniquilación del trabajo, de los derechos sociales y la democracia. Es por esto que no tenemos ninguna razón para reducir nuestro radicalismo por un electoralismo sin salida o una identidad despolitizada. Y les decimos que vamos a consolidarlo. No vamos a ser como ellos.
Tenemos todas las razones, no sólo para no moderar sino para fortalecer nuestro radicalismo. Transformémoslo en programa político con la participación activa de los trabajadores y así ganar la hegemonía política e ideológica incluso en las capas sociales que veían a la izquierda con desconfianza y hostilidad. Entendemos esta desconfianza en los veloces avances que han transformado las vidas de millones de personas, en un mundo que cambia con rapidez como si se perdiera la tierra bajo nuestros pies. En un mundo que por primera vez empeora cada vez más para las generaciones futuras, en un espantoso campo de avances geopolíticos a nuestro alrededor. Comprendemos absolutamente la desconfianza, pero también el miedo de los ciudadanos por el mañana. Sin embargo los llamamos a participar activamente, a vencer al miedo. Nada peor podemos hacer por nosotros y nuestros hijos si permanecemos inactivos y asustados. Los llamamos a confiar en nosotros. A que confíen por encima de todo en nuestra fuerza, a que confíen en un gobierno de la izquierda, en un gobierno democrático, en un gobierno de salvación de la sociedad. Porque va a ser el único gobierno que podrá poner a los ciudadanos de este país por encima de los prestamistas y usureros. Los intereses del pueblo por encima de los de los implicados económicamente. Las necesidades de la sociedad, especialmente de las generaciones más jóvenes, por encima de los beneficios bancarios.
Compañeras y compañeros, la desconfianza la entendemos. Principalmente cuando proviene de las capas medias que habían cercado su noción de interés social en las expresiones políticas de los partidos sistémicos. La hostilidad, sin embargo, especialmente la de las fuerzas de la izquierda, no la podemos entender.
Nos provoca tristeza y muchos interrogantes la actitud de la dirección del KKE (Partido Comunista). Una actitud que si se hubiera diferenciado, por lo menos en los signos, en el período crucial antes de las elecciones de Junio, el acto se habría convertido en un gran derrocamiento político en beneficio de los trabajadores y del pueblo. No fue así. Insistió obstinadamente en ver a SYRIZA como el primer enemigo, y no al memorándum de la barbarie.
Muchos creímos que después de las elecciones se darían cuenta de la grave responsabilidad ante la historia, ante el movimiento popular, ante la historia del mismo KKE, que nunca ha estado ausente de las grandes batallas de nuestro pueblo. Nos equivocamos. Después de las elecciones nos da la sensación de que, con sus propios planteamientos característicos y su carácter histórico, no sólo no toman parte en este gran proceso de emancipación popular y derrocamiento político que lleva a cabo el país, sino que deciden mantenerse enfrente.
No nos molesta la crítica. Principalmente cuando viene de la izquierda. Sin embargo nos molesta que se ejerza la crítica desde la izquierda con los argumentos de la derecha. Con argumentos desgastados y baratos sobre el lobby del dracma y sobre la política impositiva del gran capital porque se irán las empresas. Nos molesta y nos duele incluso más ver a los señores Stournaras, Samaras y los diputados de la mayoría aplaudir dentro del parlamento a la señora Papariga.
Pero incluso si la dirección del KKE parece no entender el período histórico que recorremos, nosotros por nuestra parte insistiremos – tenemos que insistir – en la línea de la unidad de las fuerzas de la izquierda, en la línea de la unidad de las fuerzas populares. Sabemos que se han encontrado en una posición difícil, y también nosotros hemos pasado momentos difíciles. No nos regocijamos en ello.
De la dirección del KKE no esperamos que se admitan errores ni que se apoyen nuestras posiciones. De la dirección del KKE únicamente esperamos una cosa: que no deje a la clase trabajadora y a los trabajadores del país como presa en las manos de Samaras, Benizelos y Merkel. Y a los miles de comunistas que lo siguen, que contribuyan a la lucha de clases en un frente social y político, en un frente de unidad popular para rechazar la barbarie del memorándum. Compañeras y compañeros, los últimos acontecimientos en el Eurogrupo no dieron una salida definitiva a la emisión de deuda. Naturalmente, no podían. Fue una decisión que quedó sin solucionar. De nuevo una ecuación matemática no resuelta, en el momento en que todos saben que el problema es una ecuación política. Naturalmente, el tercer gobierno del memorándum, el gobierno de las medidas de los 20.000 millones de euros y del secuestro hasta el 2040, que desde ayer es también el gobierno del encubrimiento de escándalos, no puede solucionar esta ecuación política.
La decisión del Eurogrupo – que celebran y de la que se jactan- está llena de trampas y de zonas grises. Los bancos, que esperan los capitales que sustituirán las pérdidas de la ISP, 50.000 millones de euros que serán cargados por los contribuyentes griegos, exigirán además dinero para compensar las pérdidas de los bonos que venden. Las pérdidas irán una vez más al fondo de pensiones, cuya propiedad está amenazada con un segundo y drástico recorte y saqueo. Sabemos lo que sucederá más tarde. Vendrán nuevas medidas de incluso mayores recortes en las pensiones de hambre para una completa desaparición de los servicios sociales hasta cubrir los objetivos. El señor Stournaras, insinuando un nuevo saqueo de los fondos de pensiones, habló una vez más de deber patriótico. Constituye por lo menos una provocación que hablen los delegados de la troika. Los autores de la enorme destrucción social que desde hace dos años y medio se lleva a cabo en nuestro país. Los que destruyen las relaciones laborales. Los que desgarran el tejido social. Los que revenden los servicios públicos. Los que, mientras supuestamente negocian, aceptan y aplican sin queja alguna las exigencias más ilógicas y humillantes de los burócratas de la troika.
La sostenibilidad de la deuda griega es más incierta que nunca. Lo que queda claro es que el pueblo griego se ve empujado a la pobreza y miseria sin que exista un final. El gobierno griego en realidad no gobierna, finge que lo hace. Sigue fielmente la línea de «lo que digan los prestamistas». El señor Samaras finge ser el primer ministro, pero ha entregado las llaves a la troika. Los ministros, como ellos mismos admiten, sólo son llamados a firmar decretos y leyes que otros preparan. La coalición de gobierno hizo depender su marcha del favor de nuestros acreedores. Hoy lo paga caro.
La gran mayoría del pueblo ve más claramente cómo eran falsas las promesas de renegociación. En Junio el país y no SYRIZA perdió una gran oportunidad. El miedo venció mínimamente a la esperanza. Sin embargo, ahora el miedo ha cambiado de bando. Ha dejado al pueblo, que ya no tiene nada más que temer y se ha apoderado de quienes lo utilizaban para aterrorizar. El miedo ha pasado a los socios de gobierno y a los prestamistas.
A quienes se coaligaron en Junio con un único objetivo: detener la victoria de SYRIZA y la denuncia del memorándum. Impedir que el pueblo levantara la cabeza frente a una política que destruye el país. Pero tal vez esto ha sido su error fatal. Agotaron todos sus conjuros y argumentos del miedo en Junio. Han mentido. Han lanzado una y otra vez chantajes que ha anulado su propia vida gubernamental. Ahora sus armas se han agotado. El rey está desnudo. No recibimos el préstamo en verano, ni en Octubre ni el 16 de Noviembre, y sin embargo no estamos en bancarrota. El préstamo no lo recibimos y el gobierno no era SYRIZA. Las pequeñas empresas cerraron y las grandes se fueron del país, pero el gobierno no era SYRIZA. Los salarios y las pensiones han sido saqueados y los ahorros de las clases medias se han agotado y el gobierno no era SYRIZA.
El desastre está aquí, y no lo trajo ni el gran cambio político ni el gobierno de SYRIZA. Lo trajo el memorándum y el gobierno tripartito, lo trajeron quienes supuestamente nos llevan salvando desde hace tres años. Éste ha sido su error fatal. Para mantener a toda costa el corrupto sistema político en el poder, detuvieron mínimamente nuestra victoria en Junio. Apostaron todo y ahora ya no creen ni sus diputados. Apostaron todo para evitar nuestra victoria en Junio y no se dieron cuenta que así abren el camino a una amplia y abrumadora victoria futura.
Viene, y ya nadie puede detenerla. Viene la gran victoria de nuestro pueblo, que dará por primera vez al país un gobierno de la izquierda. Será de un gobierno de programa, radical en las intervenciones, pero por encima de todo un gobierno de unidad popular, un gobierno de responsabilidad y salvación social. Cuanto mayor sea la victoria y la nueva mayoría de gobierno, mayor será nuestra capacidad de renegociar, de reivindicar, de lograr.
Tengámoslo todos hoy presente: con SYRIZA en el gobierno y el pueblo en la calle para reivindicar y combatir, no hay escenario de desastre. Ése es el memorándum y lo que ahora vivimos. Nosotros venimos a gestionar junto al pueblo la emancipación social, el cambio, la salvación, no el desastre. A quienes elaboran escenarios de gestión del desastre les agradecemos su contribución, pero preferimos que se dirijan al señor Samaras.
Mirad lo que está ocurriendo en toda Europa. Todos han vuelto sus ojos hacia nosotros. Todos esperan que nos convirtamos en la chispa que prenda fuego en el campo, que incite a los pueblos a levantarse, que les dé un ejemplo de gran cambio. Nada será lo mismo en Europa después de una abrumadora victoria de nuestro pueblo en Grecia. De cobayas de la crisis pasaremos a embriones de cambios y revueltas progresivas en beneficio de los pueblos de toda Europa.
Basta con que lo creamos, y principalmente con que cada paso nuestro tenga al pueblo como protagonista activo. Nosotros no pedimos al pueblo que nos encargue en contrato de salvación. Pedimos participación y lucha. Pedimos derrocar juntos el status quo y al gobierno del memorándum y juntos reconstruir la Grecia de la justicia, al prosperidad y la creación.
Compañeras y compañeros, con nuestra Conferencia nacional y el camino hacia nuestro primer congreso, esperamos abrir un nuevo ciclo político en nuestro país. Se cierra el ciclo de transición y sus exigencias injustificadas. Se abre un nuevo ciclo con la finalidad de acabar con el memorándum de una forma u otra, con altas expectativas y esperanzas. Nos hacemos cargo de un esfuerzo histórico para hacerlas realidad.
Pero tengamos en mente esto: no nos debe nada la historia. Se lo debemos a nuestra gente, a nuestros hombres y mujeres, a los militantes anónimos que han escrito la historia. A quienes constituyeron el movimiento obrero y popular de inicios del siglo XX, que sentaron las bases del movimiento sindical. A las fuerzas del trabajo, a los grandes levantamientos obreros por las 8 horas, por el trabajo digno y los salarios. Se lo debemos a quienes han hecho historia por sus grandes luchas por la democracia y la independencia nacional, a quienes dieron su vida en la heroica resistencia.
Compañeras y compañeros, le debemos mucho a la generación del 114 y su lucha inquebrantable. A quienes resistieron a la Junta (dictadura militar) instigada por el extranjero y al imperialismo, a la generación del Politécnico, a quienes lucharon y no recibieron nada. Le debemos mucho a las fuerzas de la izquierda, aunque éstas se han desintegrado. A los abnegados compañeros del KKE, que siempre han estado en la vanguardia de la lucha. A las fuerzas de la renovación comunista del 68 y al KKE- interior. A quienes formaron grupos más pequeños pero siempre combativos en la izquierda.
Se lo debemos a las compañeras y compañeros en las fuerzas socialistas y en las fuerzas de la socialdemocracia que desde 1975 hasta 2010, otros más pronto, otros más tarde, se negaron a adulterarse y vender sus ideas, incorporados al sistema de corrupción bajo el marco del neoliberalismo. Se lo debemos a los grandes teóricos y sus análisis, a Kastoriadis, a Poulantzas, quien nos enseñó que «el socialismo será democrático o no será».
Se lo debemos a quienes crearon y acrecentaron los movimientos sociales y ecológicos para la defensa de sus derechos y el medio ambiente. Se lo debemos a la generación de activistas de Génova y el Foro Social Griego. Se lo debemos a quienes mantuvieron viva la parte de la izquierda radical y la juventud de izquierda en los momentos en que todo el sistema intentaba desacreditarla y eliminarla políticamente y en el parlamento. Se lo debemos a quienes creyeron en la unidad de la izquierda e hicieron posible el Espacio de Diálogo y de Acción Conjunta, más tarde SYRIZA, en años difíciles.
Fueron años difíciles, compañeras y compañeros, con un balance que debe permanecer en nuestro archivo: podemos cambiar el mundo con ideas y valores liberadores. A las mismas personas que por una parte nos dicen que la historia terminó y que por otra intentan reescribir la historia según conviene al mecanismo autoritario del estado se lo tenemos que decir. Esta historia no se falsea ni se reescribe. Es la historia de nuestro país, la historia de millones de personas, son todas las tradiciones de lucha de nuestro pueblo por la libertad, la democracia, la soberanía popular, la solidaridad y la justicia. Y lo volvemos a decir a quienes lucharon ferozmente los últimos años, para que no alimenten ilusiones. Con la historia y gente que llevamos a nuestras espaldas no sucederá jamás. Nuestra voz empezó de muy lejos y llegará hasta más lejos.
Quienes creyeron que desenredarían tan fácilmente la historia, con las ideologías y valores, leyeron erróneamente los signos de los tiempos. Se sometieron agradablemente a la jungla del neoliberalismo cuando nosotros fuimos contracorriente. Se sometieron a la arbitrariedad del mercado cuando nosotros dijimos «Las personas por encima de los beneficios». Se comprometieron con la bolsa de valores, basada en la marcha de las acciones, mientras nosotros permanecimos fieles al sistema de valores e ideas, basado en la sociedad, los débiles y las capas populares.
Ellos hablaban de modernización y cambios estructurales y se referían al completo sometimiento de la política y sociedad a valores del mercado. Nosotros hablábamos de grandes reformas democráticas y cambios institucionales que protegerían al hombre y a la democracia. Lo único que consiguieron fue arrasar con todos los derechos sociales y laborales, poner la alfombra a los especuladores y políticos-empresarios.
Ellos hablaban de la Grecia fuerte de las grandes obras y las Olimpiadas. Nosotros, de la sociedad fuerte contra el modelo de desarrollo que nos condujo a la crisis. Lo único que lograron hacer más fuerte fue el clientelismo y la corrupción acercando la bancarrota. Hablaban de economía de mercado e imponían la dictadura de los mercados. Nosotros hablábamos de la economía de las necesidades. Han entregado el país atado de pies y manos a los prestamistas.
Ellos ridiculizaban los componentes de SYRIZA, incapaces de entender que lo que creían inconveniente era nuestra mejor ventaja. La unidad, la pluralidad, la acción común. Y cuando la injusticia y la barbarie se cristalizaron en régimen, toda la sociedad griega reconoció en su dignidad sublevada un aliado. Los miles de huelguistas y manifestantes, los millones de indignados en las plazas, los desempleados, la nueva generación. Todos se identificaron, apoyaron e hicieron de SYRIZA la oposición oficial. Toda la sociedad ha reivindicado esta voz radical. Toda la sociedad en conjunto derribó en Mayo y Junio el sistema de corrupción y clientelismo. Desacreditó los mecanismos de propaganda y terror. Desacreditó sus partidos, el personal del sistema político en quiebra entregado a los acreedores y nos mostró la fuerza de esperanza para el cambio y la salvación del país.
Compañeras y compañeros: ha llegado el momento de que todos juntos demos el siguiente gran paso. Por el nuevo partido de la izquierda y de las fuerzas democráticas. Por el nuevo partido del socialismo del siglo XXI.
No nos llama a esta elección ninguna intencionalidad de partido. Nos llama la historia. No nos da un mandato ninguna nomenclatura burocrática. Nos dan un mandato nuestros 1,6 millones de votantes. Incluso muchos más que entendieron que somos la esperanza para el mañana. Es nuestro deber avanzar.
Se lo debemos a aquéllos que no llegaron a ver la justificación de las luchas de un siglo. Se lo debemos a las generaciones más jóvenes y a nuestros hijos. Para que no sufran el infierno del neoliberalismo en un país colonizado por la deuda que pagarán las tres generaciones próximas.
Adelante, compañeras y compañeros. Demos el paso decisivo. El mañana es apremiante y obstinado. No puede esperar. El mañana empieza hoy. Sigámoslo con determinación.
Traducción de Tomás Martínez para Izquierda Anticapitalista
Fuente: http://anticapitalistas.org/Discurso-de-Alexis-Tsipras-en-la