Podría ser un titular periodístico sobre Venezuela con un Guaidó que «a pesar de manejar las cuentas de CITGO» no se sabe cuándo va asumir el poder político. O el caso de Argentina, donde el espectacular derrumbe electoral de Macri ha generado una crisis de poder que lo deslegitima y necesita del aval del ganador […]
Podría ser un titular periodístico sobre Venezuela con un Guaidó que «a pesar de manejar las cuentas de CITGO» no se sabe cuándo va asumir el poder político. O el caso de Argentina, donde el espectacular derrumbe electoral de Macri ha generado una crisis de poder que lo deslegitima y necesita del aval del ganador Fernández para que le dé el visto bueno a los planes de ajuste del FMI como su apoyo al «dólar razonable». Pero no se trata de ninguno de estos casos. Hablamos de Perú, donde la dinámica de la crisis política, que tenía al Adelanto de elecciones como una «salida equilibrada» por parte del Ejecutivo, ha producido un nuevo desequilibrio, desarrollando una especie de doble poder en la Casa de Pizarro, que algunos no saben cómo acabará.
Y es que, ¿cómo si no podríamos caracterizar una situación donde el presidente Vizcarra es «pechado» por el presidente del Congreso, Pedro Olaechea, reclamándole que «se rectifique» por la «capitulación de Arequipa», el 74% del mundo empresarial se oponga a su propuesta de adelanto de elecciones (diario Gestión), y la Vicepresidenta Mercedes Aráoz, además de romper más la disgregada bancada oficialista en el Legislativo, declara que, «no confía en el presidente por no haberle informado sobre el Adelanto de elecciones»?
A pesar que la vicepresidenta ha dicho que después de 28 J, habló con el mandatario y que «no está por la vacancia del mismo», pues, su praxis política de pasearse por varios medios de prensa, para plantear sus diferencias políticas con el presidente en el manejo de los conflictos sociales como el de Tía María, mandan otra señal.
Por esta razón, Vizcarra, dijo que, «…No podemos sacar proyectos a costa de muertos, como en Bagua … «, (LR, 13/08/19), en clara alusión a Araoz. Y ésta le respondió, «…En la bancada, todo el tiempo salían a declarar a título personal, sin tomar en cuenta a los congresistas…Era parte del plan de gobierno de PPK, darle seguridad jurídica no solo a las inversiones grandes sino a las pequeñas…y voy a llevar a cabo el programa de PPK…», en una entrevista con la periodista Mávila Huerta (programa NP, 15/08/19), marcando su propia línea política «ppkausista».
A la pregunta de Huerta, «supongamos que este Congreso decide plantear la vacancia (de Vizcarra)», Aráoz, dijo que, «…si hacen una cosa sin justificación, no apoyaría la vacancia…». ¿Y si el Congreso plantea la vacancia con justificación? Entonces, Araoz, ¿si la aprobaría?
«Ha habido hostigamiento, me dejan sin personal en despacho de la vicepresidencia [desde la renuncia]…Yo no sé de quién viene estas decisiones. Espero que el presidente no está detrás de esto, sería muy lamentable», dijo la vicepresidenta Araoz (Gestión, 20/08/19). E i ncluso comparó la inestabilidad política peruana a la venezolana, cuestión que ha sido utilizada mucho por la oposición aprofujimorista.
La crisis política ha alcanzado otro nivel con el desarrollo embrionario de un doble poder en Palacio, donde la vicepresidenta tendría el apoyo del «odiado» Legislativo, de un sector del capital nacional e internacional (la Southern acaba de denunciar al Estado por la suspensión del Contrato), reagrupandose bajo su liderazgo y bajo la estrategia de imponer a «sangre y fuego» el proyecto minero Tía María, entre otros.
Para esto necesitan que Vizcarra se alinee con ellos y llegar a un Pacto que supere el adelanto de elecciones. De aceptar el mandatario la extorsión política, se desgastaría rápido y podría acabar vacado. De no ceder, también (lo cual lo victimizaría más). Al menos, que movilice a las masas por el cierre del Congreso (cuestión que no hizo cuando tenía mayor correlación de fuerzas cuando Keiko fue detenida preventivamente el 2018 y cuando Alan García se suicidó a principios del 2019), o que, en su defecto, éstas, se movilicen independientemente de la pugna por el poder «neoliberal» en las alturas bajo una propuesta anticorrupción (juicios sumarios al Club de la construcción, que se haga público el acuerdo con Odebrecht, elección universal de jueces y fiscales), y antiexplotación (derogar el DS 237, aumento de salarios y nueva ley de trabajo CGTP), que al final son las dos caras de la misma «moneda capitalista».
César Zelada. Director de la revista La Abeja (teoría, análisis y debate).
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