Más de 600 periodistas cubrieron la llegada de los 629 refugiados rescatados por el barco de SOS Mediterranée y Médicos sin Fronteras. Mientras, casi 1.000 migrantes arribaban en pateras a Tarifa, donde la atención mediática era sustancialmente menor. ¿Se convierte así la cobertura en espectáculo? ¿En circo? ¿Por qué interesa más el Aquarius que las pateras?
629 personas permanecieron hacinadas en la cubierta del Aquarius esperando la asignación de un puerto seguro durante días KENNY KARPOV
La cobertura mediática, quizá excesiva, sobre la llegada del Aquarius al puerto de València, ha sido muy criticada en las redes. Que si es preocupante, lamentable, poco respetuosa… pero lo cierto es que medios de todo el mundo quisieron estar allí para cubrir un hito histórico: la primera vez que un gobierno europeo solicita que un barco de rescate llegue a sus orillas, después de años de rechazo a la llegada de migrantes. ¿Por qué estábamos allí y no en Tarifa?
Primero porque el Aquarius es el primer barco de una ONG que rescata personas en el Mediterráneo que llega a un puerto español. Segundo, porque es el estado español el que ha solicitado su llegada, clara novedad respecto al resto de llegadas, que se producen de manera «irregular» o, al menos, sin solicitar permiso. Y tercero, porque después de que el nuevo gobierno italiano propagara un mensaje racista al mundo, el recién formado gobierno español apostó por la respuesta humanitaria. Por darle, aunque sea simbólicamente, la vuelta a la tortilla.
Esto no quita que Italia haya llegado a un punto tal de soledad en la desgracia en el Mediterráneo que haya cambiado de política de acogida después de años recibiendo refugiados. No son las formas, pero el cambio sí es necesario. Tampoco que España se vaya a convertir ahora en la vanguardia del respeto a los derechos humanos (ojalá). Habría que ver el comportamiento del resto de Estados miembros de la UE si se hubieran enfrentado a la misma intensidad de operaciones de rescate que Italia en los últimos 4 años. El gesto de nuestros vecinos es feo, muy feo, pero la causa hay que buscarla además en los oídos sordos del resto de miembros de la UE.
Todo esto convierte al Aquarius en una gran noticia. Una de esas agradecidas que permiten explicar con imágenes el cambio de rumbo que puede suponer a nivel europeo que España lo acoja. La manera en que prioriza la asistencia humanitaria dando un permiso extraordinario de residencia de 45 días de entrada a todas las personas rescatadas, es un titular, no una polémica. Es una esperanza, no un circo.
Por esas razones los medios estaban allí, porque este es un nuevo escenario y un giro más en la historia de la política europea. Porque muchos se quejan de que no damos buenas noticias, pero nos apuntan cuando cubrimos una buena, cuya cobertura además puede ser un argumento más en favor de la acogida. La buena prensa de una decisión así empuja a gobiernos a seguir actuando en ese sentido desde que el mundo es mundo.
La del Aquarius es una historia con más luces que sombras, de las que pocas veces deslumbran. Bien, esta lo hace y eso no pasa a menudo. Muchas personas se hacen eco del orgullo de ser el país que devuelve el golpe del ministerio racista Matteo Salvino en forma de abrazo. Suena naïf y puede que lo sea, pero ¿no nos merecemos creer por una vez? Como decía el otro día el alcalde Joan Ribó, cuando se potencia lo positivo, crece y consigue que más gente se una. Que los medios pongan el foco en una historia de acogida, por propagandista que pueda llegar a ser -y es pronto para saberlo, habrá que esperar a próximos casos-, es una herramienta más empujando esa nueva política que pretende poner a las personas en el centro.
Quizá éramos demasiados periodistas. También hay que decir que ninguno pide levantarse a las 4 de la mañana para pasarse el día al sol esperando a ver cómo llegan 3 barcos y observar cómo salen de ellos cientos de personas desde 200 metros de distancia, sin poder compartir sus emociones. Son pocos los que deciden la agenda y muchos los que creemos que armando ruido, otros países tomarán ejemplo.
Seguramente es naïf. Pero los periodistas intentamos recoger lo que busca la gente y muchos os quejáis de que son siempre malas noticias. La cobertura se ha hecho desde el respeto y a ninguno de los ocupantes del Aquarius se le ha cegado con los flashes de las cámaras. Los miembros de Médicos Sin Fronteras y SOS Mediterranée aplaudían la presencia mediática y pedían que continúe. Es, efectivamente, una muy buena noticia. Si la aplaudimos habrá más.
Si podemos contribuir al cambio, ¿por qué no? Será naïf, pero al menos por un tiempo, es verdad.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/gsnotaftershave/el-aquarius-y-el-circo-mediatico