-Hoy tenemos una entrevista muy especial. Creo que es la primera vez en el programa que vamos a hablar de Costa Rica. En Costa Rica hubo elecciones recientemente. Una cosa que me llamó mucho la atención es que había 25 candidatos presidenciales, de los cuales quedaron 2 para un próximo balotaje, si no me equivoco para los primeros días de abril. Con una muy baja participación electoral, participó solamente el 40% de la población. Para hablar sobre esos temas hoy tenemos la posibilidad de hacerlo con alguien que vive y trabaja en Costa Rica, el sociólogo Giovanni Beluche.
-Hola, un saludo desde Costa Rica, desde Centroamérica. Quisiera agradecerte a vos y a tus oyentes la oportunidad de participar. Para darte algunos datos para empezar con estas elecciones que fueron el 6 de febrero, las normas de Costa Rica dicen que si ninguno saca el 40% de los votos efectivos hay segunda ronda. Y el que más sacó, obtuvo un 27.3% de los votos emitidos que fue el candidato José María Figueres. Y el segundo 17% de los votos que fue Rodrigo Chaves Robles. Pero lo que es impresionante es que la abstención fue de un 40.3%, en un país que se jacta de tener la democracia centenaria. Esto se va a resolver el domingo 3 de abril.
Entre los dos candidatos hay una segunda vuelta, pero es importante decir que no solo la abstención fue elevadísima, sino que de ese 27% de votos que sacó el candidato más votado, realmente del padrón electoral con derecho a votar, que son 3.5 millones, tal vez un poco más, solo lo votaron el 14% de los costarricenses con derecho al voto. Y por el otro candidato solo votaron el 8% de los costarricenses con derecho al voto, es decir, cualquiera de los que gane va a ser una persona cuya legitimidad ya va muy deteriorada.
-Giovanni, ¿qué representan ideológica y políticamente estos dos candidatos?
-Excelente pregunta. Ambos son neoliberales. Uno es figura del partido Liberación Nacional, que era un partido socialdemócrata hace mucho tiempo, que es uno de los dos partidos que han sostenido el régimen político bipartidista de Costa Rica. Era este partido, el PLN y el otro era la Unidad Social Cristiana de orientación social-cristiana o demócrata-socialcristiana. Esos dos fueron los pilares de toda la Segunda república, la república fundada después de la guerra civil del 48.
En sus orígenes, este partido socialdemócrata junto con el calderonismo, que era la fuerza política contraria y que se agrupa después en el partido Unidad Social Cristiana, fueron responsables de un proyecto de Estado de bienestar a lo centroamericano muy interesante, que se dio en llamar el Estado Social de Derecho.
A diferencia de otros países de la región, Costa Rica desarrolló una institucionalidad muy importante desde el estado que posibilitó la inclusión social y lo llevó a ser, junto con Uruguay, el segundo país del continente con mejor coeficiente de Gini. Esa es la historia del partido de Figueres.
Pero el partido de Figueres, de 30/40 años para acá, se convirtió en un partido neoliberal, igual que el otro partido del bipartidismo. Dejaron de ser partidos ideológicos (uno socialcristiano y el otro socialdemócrata) para convertirse en correas de transmisión del neoliberalismo. Algo parecido a lo que ha pasado en otros países del continente.
Debo decir que el otro candidato, Rodrigo Chaves, no es de ninguno de los partidos tradicionales. Es un tecnócrata del Banco Mundial que vino a Costa Rica hace 2 años a ser ministro de Hacienda para el gobierno actual del Partido de Acción Ciudadana. Gobierno del cual lo echaron por diferencias con el presidente, se juntó con unas personas y crearon un partido que se llama Partido Social Democrático, pero también toda la propuesta es de carácter neoliberal. Es decir, esto se lo van a disputar entre dos candidatos de enfoque neoliberal. No hay que escarbarlos mucho.
Ahora, usted decía al principio del programa que esto expresa una crisis política de representación de la democracia costarricense, de la democracia liberal costarricense, porque si hay un 40% de abstención, y el candidato que más saca solo representa al 14% de los costarricenses con derecho a votar y el 27% de los votos emitidos, y hay 25 partidos por la contienda de la presidencia y por la Asamblea de diputados, eso expresa una crisis profunda de representación, principalmente en las capas dominantes, en los grupos dominantes de la sociedad donde prácticamente cada sector de la burguesía arma su propia tolda política.
Pasamos de ser el país más equitativo a estar entre los 10 países con mayor desigualdad
Sin embargo, lo que sí les interesaba es que algunos tuvieron doble postulación, para presidente y para diputado, algo que se puede hacer. Todo esto es explicable porque esta crisis obedece a varios factores.
Uno de los principales factores es que con las políticas neoliberales aplicadas por los gobiernos en los últimos cuarenta años, han convertido a Costa Rica en uno de los principales países con más desigualdad del mundo. Pasamos de ser el país más equitativo a estar entre los 10 países del ranking con mayor desigualdad. Ojalá la selección de fútbol de Costa Rica ostentara tal sitial de privilegios en la FIFA, pero no.
Este es un ranking indeseable, el ranking de la desigualdad. Esto es porque hay un proceso de alta concentración de la riqueza en pocas manos y un desmejoramiento profundo de las políticas públicas redistributivas, que permitían esa equidad. Eso ha generado un empobrecimiento creciente de las clases sociales. Inclusive las clases medias están muy mal con la apertura económica, con los Tratados de Libre Comercio, a tal punto de que en el comienzo del ciclo lectivo el kit básico para mandar a un niño a estudiar costaba 84.000 colones, o sea, 130 USD, es mucho dinero para una familia humilde que tiene que mandar a 3 chicos a la escuela. Si es de secundaria, el kit está rondando cerca de 154 USD. Ya hay familias, en la mal llamada Suiza centroamericana, que tienen que escoger a un hijo para mandarlo a la escuela. Son datos alarmantes que no guardan ninguna relación con esa imagen que se vende hacia afuera del país más feliz del mundo.
Los datos son alarmantes, en el 2020, por ejemplo, la pobreza alcanzaba el 26.2% de la población, al inicio de la pandemia. Si se aplicaran otros métodos para medir la pobreza sería más grave. Hay regiones de Costa Rica con mayor pauperización, por ejemplo, el Pacífico central. Costa Rica siendo un país chiquitito, la pobreza llega al 34%, es decir, que 34 de 100 costarricenses no les alcanza para la canasta básica, medida con otro método. Si uno se va a las zonas indígenas, las zonas fronterizas, a las costas, es mucho más grave.
-Giovanni, creo haber leído por ahí, corregime si no es así, que hace 3 años que están congelados los salarios de los empleados públicos.
-Es así. Estamos sintonizados en la misma frecuencia, porque te iba a decir exactamente eso. Desde antes de la pandemia ya hay un congelamiento general de los salarios del sector público, y los del sector privado prácticamente tampoco crecen. Crecían más los del sector público porque había mayor organización sindical.
-¿Hay inflación?
-La inflación no es un tema preocupante, pero sí lo es el desempleo. Alcanzó en 2021 el 17.3%, es escandaloso, es asfixiante. Eso se refleja en cifras escandalosas de subempleo, de empleo informal.
Al inicio de la pandemia, todas las cargas de las medidas para contenerla y contener el gasto se aplicaron sobre los empleados públicos. No hubo ni una sola medida de impuesto solidario, ni a las grandes fortunas, ni a los más ricos. Todo se aplicó a los sectores trabajadores, sobre todo públicos.
En los privados hubo despidos o reducción de contratos. Hay muy pequeños ajustes en la inflación, realmente no está afectando mucho la inflación internacional. Hay algunos efectos del tema de la crisis de los contenedores, pero lo que sí afecta es el aumento de los precios internacionales del crudo porque la gasolina es carísima gracias a que le incluyen una cantidad exorbitante de impuestos que se constituyen en la caja chica del Estado.
También hay pequeños ajustes en las tasas de interés que repercuten en los créditos, de manera que los sectores empresariales y financieros se ven beneficiados. Se hace para beneficiarlos en vía de una devaluación muy controlada del colon, que es la moneda local. El desempleo es muy alto, hay mucho crecimiento de la violencia social, de juventudes que se vinculan con el crimen organizado buscando oportunidades.
Están destrozando la Costa Rica solidaria que heredamos de nuestros abuelos y de eso que damos en llamar el Estado social de derecho. En este contexto de elecciones se da un debate muy importante, una confrontación entre las corrientes liberales versus los sectores que estamos disconformes con la apertura y defendemos las conquistas del Estado social de derecho. En este lado de la escena hay gente muy diversa, desde sectores de clases medias, algunos con la añoranza de la época socialdemócrata, está la izquierda y la izquierda revolucionaria.
-Esos sectores que estás mencionando, ¿tuvieron expresión en estas últimas elecciones?
-Te comparto los datos de la votación de los principales candidatos: Figueres sacó el 27.4%, cerca de 499.000 votos, Rodrigo Chaves 305.000 votos con un 17% de los votos efectivos. El tercer lugar lo ocupó Fabricio Alvarado, un pastor evangélico que se presenta por segunda vez. Esta vez le fue peor, la primera llegó a una segunda vuelta. El cuarto lo ocupó Lineth Saborío con 225.000 votos. Y otro candidato que es digno de mencionar es Eliécer Feinzaig, del Partido Liberal Progresista, que es un economista tan liberal que acusa de estatistas a los otros candidatos neoliberales. Pero lo extraño es que gente como él se opusieron en 2008 al rescate que hizo el Estado para salvar empresas como Citibank y General Motors, que lo hicieron con dinero de la hacienda pública de EE UU. Este señor de ultraderecha que en las encuestas no marcaba ni en el margen de error, pero los grandes medios de comunicación lo metían en todos los debates para darle aire y elevar el caudal de votos, lograron colocarlo en el quinto lugar. Entró como diputado, pero pienso que lo están preparando para ser una ficha de recambio para cuando el desgaste de otros candidatos y otros partidos sea insoportable. Le sigue en un sexto lugar un candidato que podríamos denominar de izquierda, José María Villalta Flores Estrada, su partido es el Frente Amplio. Es un partido que sacó 159.000 votos, más o menos son 8.4% de los votos efectivos. Un partido que es apoyado normalmente por capas medias urbanas, un partido que ha renunciado a la lucha social por fuera de la Asamblea legislativa, que no se declara como partido anticapitalista y no se siente cómodo cuando le cuestionan sobre el socialismo. Este partido no abrió su inscripción electoral para que aglutinara un frente de las fuerzas populares y de izquierda en el terreno electoral, siendo que ellos tienen inscripción legal y mucho menos convocaron a una plataforma de lucha. Para ellos la lucha es institucionalizada y pasa por la Asamblea legislativa. Lo que sí hay que decir es que su candidato es reconocido por nosotros. Digo por nosotros porque yo soy dirigente sindical, del sindicato de la universidad donde trabajo, y nosotros lo reconocemos como un aliado y defensor de los trabajadores públicos desde la posición que ocupa en la Asamblea legislativa. Crecieron electoralmente. Te finalizo con otro, porque si bien son 25, quiero finalizar con otro que es de izquierda, John Vega del Partido de los Trabajadores. La votación fue ultra marginal, es una organización de orientación trotskista. Sacaron 1.772 votos, digamos que ellos tuvieron una campaña de educación y propaganda sobre la necesidad de un gobierno de la clase trabajadora, socialista y anticapitalista. Denunció a los regímenes de Nicaragua y Venezuela como falsa izquierda, a diferencia del Frente Amplio, que cuando le preguntaban daban un colocho de respuesta. Tomó distancia también del modelo burocrático y autoritario del régimen cubano. Sin embargo, su campaña fue profundamente sectaria, tampoco generó puentes para ninguna alianza electoral de izquierdas. Ni con el Frente Amplio, que no los quiere ni ver, ni con otros grupos trotskistas. En Costa Rica hay 4 o 5 grupos, pero que no son capaces de ponerse de acuerdo ni para pedir un minuto de silencio, siguen siendo grupos muy marginales. Lo menciono a este candidato porque digamos que era la ‘’izquierda’’ entre tantos candidatos y candidatas. Eso en cuanto a tu pregunta de quiénes participaron. Igual, mira qué curioso que los votos nulos y blancos, que fueron un total de 10.011 votos, fueron más que los votos de varios partidos políticos.
-Entre ellos el oficialista.
-El oficialista desapareció, no sacó ni siquiera un diputado. El pueblo le está cobrando la factura de un gobierno que ha sido muy eficiente en desmontar el Estado social de derecho y que ha aplicado todo el plan para sostener la pandemia en las espaldas de los sectores populares. Esto en un contexto social muy jodido porque los sectores populares están muy golpeados, muy atomizados, muy dolidos, los sindicatos muy desprestigiados. Ha habido una campaña de más de 20 años de los grandes medios de echarle la culpa de todo lo que ocurre en Costa Rica a los sindicatos, a los trabajadores públicos, a las convenciones colectivas y ahora a las universidades públicas. Es una campaña que ha calado mucho en la opinión pública, haciéndola difícil de enfrentar. Es una campaña para eludir que el gran problema es el déficit fiscal. Nosotros tenemos un déficit del 8%, pero algunos economistas calculan que la elusión fiscal, es decir, los vacíos legales que utilizan grandes empresas para evadir el pago de impuestos, corresponden a un 4% de PBI. La directa evasión fiscal al ser ilegal es difícil de calcular, pero se estima que es un 2%. Si sumamos los porcentajes tenemos un 6% del PBI. Si fuera todo legal tendríamos un déficit fiscal manejable del 2% del PBI. No lo hacen porque no hay ningún interés en aplicar un plan fiscal que sea progresivo y no completamente regresivo.
Eso me lleva a decirte que en Costa Rica en medio de la pandemia en 2021, las exportaciones de bienes crecieron un 24.4%. No todos los costarricenses la están pasando mal en medio de la pandemia. Pero no hubo ninguna propuesta de impuesto solidario para sostener a los más pobres. Eso no existió. Sí existió la carga a través del congelamiento, de impuestos a los salarios de las clases trabajadoras. Para terminar la idea en 2018, el gobierno y la Asamblea de diputados plantearon un plan fiscal, hoy día es la ley 9635, ultra regresivo. Los sectores sindicales se lanzaron a una huelga contra esa propuesta porque grava con impuesto la canasta básica, las medicinas, etc. Pero simultáneamente exonera del pago de impuestos a las empresas agro-exportadoras y le perdonó millones de dólares que debían empresas privadas. Esto molestó mucho y se levantó una huelga que duró 92 días, una de las huelgas más largas de la historia de Costa Rica. Pero terminó en una gran derrota de la cual el movimiento popular no ha sabido recomponerse. Cuesta mucho que un sindicato pueda convocar a grandes movilizaciones y más aún a huelgas. Además, como resultado, generaron una ley que prácticamente prohíbe las huelgas dependiendo el sector, sumándole la criminalización de la protesta donde cortar una calle es prácticamente un delito penal. Blindaron el régimen político.
– Giovanni, yo te propongo que dejemos acá y me comprometo a renovar el diálogo con vos una vez que conozcamos los resultados definitivos de la contienda presidencial, después del día 3 de abril. Creo que podríamos hacer una comunicación el martes 5 de abril, dentro de un mes. Esto ya nos sirve como una introducción al panorama político, social y económico de Costa Rica, donde confieso, yo conozco bastante poco y supongo que los oyentes también.
-Yo estoy dispuesto y agradezco la oportunidad. Cuando quieras y si quieres contactarme antes, con el mayor de los gustos. Aprecio mucho tu programa y el esfuerzo que estás haciendo, así que más bien te mando un gran abrazo y fuertes felicitaciones por tu trabajo.
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