La orden de captura dictada contra el ex-presidente Francisco Flores ha provocado en la sociedad una serie de sentimientos, ideas, pareceres, dudas y hasta certezas, porque se trata de un acontecimiento desconocido en nuestro mundo y por eso parece y aparece como una cosa rara y sospechosa. Ocurre que la Constitución del país contiene el […]
La orden de captura dictada contra el ex-presidente Francisco Flores ha provocado en la sociedad una serie de sentimientos, ideas, pareceres, dudas y hasta certezas, porque se trata de un acontecimiento desconocido en nuestro mundo y por eso parece y aparece como una cosa rara y sospechosa.
Ocurre que la Constitución del país contiene el conjunto de reglas con las que se juega un juego; pero ese juego que es el juego democrático no está contenido en esa constitución que es en todo caso la Constitución formal y está contenido en la Constitución real. En ese juego real el poder de los sectores dueños del aparato estatal es defendido y garantizado por encima de cualquier ley y sospecha, por eso es que las infracciones o delitos de los ex presidentes prescriben a los diez años.
La responsabilidad de los funcionarios no tienen ningún desarrollo en ninguna ley secundaria aunque está contenida en la Constitución y, en todo caso, el orden, este orden que favorece a los poderoso no se puede reformar ni trastocar porque te lo prohíbe el Art. 248 inciso cuarto, los terratenientes pueden tener propiedades superiores a las 500 manzanas porque te la autoriza el Art.105 y así podemos seguir la huella húmeda de un poder oligárquico que se asegura y se defiende contra las amenazas del pueblo y aún más, si ese poder se viera amenazado tiene derecho a quitarle los derechos a la gente que lo está amenazando y este se llama Régimen de Excepción que es una especie de bisagra situada entre los derechos individuales y derechos sociales, Art 28, 29 y 30.
Resulta que el dueño del Poder de Excepción es el que puede ser considerado como el soberano real.
En otros países de Centroamérica conocemos de casos donde los ex presidentes han sido enjuiciados y hasta encarcelados y se conoce de una extradición; pero esa práctica es ajena a la experiencia de nuestro país.
Sin embargo, estamos conociendo alucinantes casos como los de CEL y ENEL en donde reconocidas figuras oligárquicas, sacrosantas, inmaculadas e intocables están siendo enjuiciadas y aparecieron en el banquillo de los acusados y se presentan periódicamente a firmar como cualquier ciudadano. Ahora, un ex presidente es perseguido por un delito común.
Es necesario saber qué es lo que está pasando; porque acaso se trata que todos los ex presidentes fueron limpios como un cielo de verano o la sonrisa de un niño o el vuelo de una abeja?, o se trata de que los jueces y los fiscales actuales son más valientes que los anteriores, o se trata de que los delitos o infracciones son más escandalosas y descuidadas o estamos ante un fenómeno más profundo, de aquellos que muestran la esencia de donde vienen?.
Resulta que Paco Flores es ciertamente Paco Flores, que fue Presidente; pero su gobierno fue como son todos los gobiernos, es decir caracterizado por el sector o los sectores a los que sirve y para los que trabaja, esto es fundamental, porque formalmente un gobierno es el del Presidente o el de un partido político, pero lo que realmente caracteriza un gobierno son los intereses predominantes en el mismo porque ningún gobierno gobierna para todos los sectores aunque gobierne con todos.
Así las cosas, el gobierno de Francisco Flores fue muy eficiente y calificado en la defensa de los intereses de la oligarquía, solo recordemos la dolarización que en nombre de una minoría de minorías minoritarias, hundió la vida de millones de personas en el país, pero es que de eso se trataba porque ese gobierno no tenía ningún compromiso por la gente y mucho menos con la gente que voto por ellos, y todo el desempeño gubernamental sigue la misma matriz y línea.
El proceso político de nuestro país y la crisis planetaria del capitalismo, ha determinado, que esa clase dominante oligárquica pierda el control del aparato del estado y de la economía sin que aparezca aún, de manera plena y definitiva, la nueva clase dominante que lo sustituirá.
Este periodo es el que recibe el nombre de transición, que es aquel en el que el antiguo régimen no termina de desaparecer y el nuevo no termina de aparecer, entablándose un conflicto que es precisamente, el que se está desarrollando en nuestro país.
La incierta situación es lo que ha permitido que un ex presidente de la oligarquía, un instrumento de los poderosos, un empleado de los señores llegue a ser enjuiciado. Aunque no sepamos hasta dónde puede llegar este proceso judicial, ya es un escándalo histórico que un ex presidente de este pelaje esté expuesto a una captura internacional o nacional.
Si nos fijamos bien el banquillo de los acusados no solo está esperando a Paco; sino mas bien está esperando a la oligarquía, a su política, a su poder y a la manera de ejercer ese poder y dependerá de la fortaleza o debilidad actual de esa oligarquía para impedir que este llegue a más o para ser expuesta en un juicio público.
No se trata, en buenas cuentas de la sola eficiencia del Fiscal General o de los jueces o juezas que conozcan, se trata de un problema estructural que mueve y conmueve al Bloque Histórico todo, es decir a la estructura o base económica y a la súper estructura política, jurídica ideológica, religiosa y cultural.
La crisis del antiguo y corronchoso poder oligárquico ha permitido que sobre Paquito funcione una orden de captura y eso es un espectáculo, pero la historia no ha terminado, apenas empieza.
Mientras tanto, la angustia y la esperanza se revuelcan ante la llegada de un nuevo gobierno, la desesperación danza en las calles como viento en remolino y los seres humanos no valen nada en la punta de los cuchillos y en las balas de los asesinos, el Estado desaparece cuando el mercado aparece como rey y reina de la vida social. Este es el espectáculo real al que todos estamos invitados todos los días y del que no hay posibilidades de escapar.
Enfrentar y afrontar esta realidad es la tarea que tenemos ya planteada, es ineludible y no hay tiempo que perder, además es aquí donde el cielo se mezcla con la tierra y donde se demuestra que en todo caso el cielo depende de la tierra.
Dagoberto Gutiérrez es miembro de la Tendencia Revolucionaria, ex comandante guerrillero y firmante de los acuerdos políticos que dieron fin a la guerra civil de El Salvador.
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