Ponencia del autor en el VI Coloquio Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento Crítico (29 de setiembre. Montevideo. Uruguay)
PRIMERA PARTE
A medida que trascurren los meses de 2010 la «oposición radical» que venía soportando el gobierno de Fernando Lugo se va disipando lentamente, como consecuencia de la euforia extraordinaria del sector agroempresarial, financiero y comercial ante la reactivación vigorosa de la macroeconomía. Además, el gobierno dio algunas señales políticas conservadoras que calmaron los ánimos de la derecha recalcitrante, tras el alineamiento implícito al Plan Colombia en el marco de la agresiva y guerrerista expansión norteamericana en el continente americano.
El «cambio» prometido por la Alianza Patriotica para el Cambio, que llevó a la coalición opositora a derrotar al Partido Colorado tras 61 años en el gobierno, no está prosperando. Los indicadores económicos y sociales desnudan que no se ha avanzado en la lucha contra la pobreza. No hay evolución favorable hacía la reforma agraria, el combate a la corrupción, contra la impunidad de los crímenes de la dictadura, entre otros. El Poder Judicial sigue tan corrupto, acompañado de una Fiscalía que dirige la USAID. Entre tanto, en el Congreso se afianzan los antiguos líderes colorados desplazados del Poder Ejecutivo hace apenas dos años.
Algunos indicadores
Las estadísticas de entidades públicas y privadas, así como de organismos internacionales, dan cuenta que el Paraguay tendrá un expansión económica en el 2010 como mínimo del 9 % en comparación al crecimiento negativo del 3,8 % del año pasado (datos del Banco Central del Paraguay). Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, Paraguay tendrá unos de los mayores crecimientos de la región en torno al 9 %. De acuerdo a las proyecciones, el sector agroexportador aportará el 18% de ese incremento en Paraguay. Es decir, es en el campo donde se produce la mayor riqueza del país, amén del comercio fogoneado por la triangulación, sempiterno negocio de los contrabandistas desde tiempos de la dictadura.
Sin embargo, al vigoroso ascenso macroeconómico del 9 %, hay que restar el 3,8 % de decrecimiento del año pasado, quedando sólo un 5,2 % de crecimiento real. Si a este guarismo se le resta el aumento poblacional del 2,3 % anual, una de las tasas más altas del continente, entonces la expansión de la economía es de apenas 2,9%.
Según el economista Luis Rojas, presidente de la Sociedad de Economía Política del Paraguay, «el Paraguay tiene una economía dual, un sector altamente capitalizado y vinculado al comercio internacional, y otro sector más amplio en términos poblacionales, de escaso acceso a los factores productivos (tierra, capital, tecnología), en situación de informalidad o precariedad laboral. El crecimiento económico corresponde al primer grupo, no al segundo. Por ello es que en los años que el país tuvo crecimiento económico no hubo una reducción significativa del subempleo, de la pobreza ni de la migración».
El campo está lleno de dinero, pero no alcanza a las grandes mayorías, como los campesinos e indígenas que siguen siendo desplazados violentamente de sus ancestrales tierras, para ceder al agronegocio de las multinacionales como Monsanto, Cargill, ADM, etc. Adam Smith, precursor ideológico del neoliberalismo, sostenía que si se dejase al capital circular libremente, sin el control del Estado, acudirá allí donde hay beneficio, de forma que una «mano invisible» (el mercado) maximiza los beneficios para todos y, aunque esos todos sean unos pocos, la riqueza de esos pocos acaban por beneficiar a los de abajo por especie de goteo. El tal goteo nunca llega en Paraguay, ni en tiempos de mejores bonanzas, porque aquellos pocos que debían gotear no pagan impuestos, una de las pocas fórmulas conocidas de redistribución de la riqueza.
La presión tributaria
Paraguay tiene la presión tributaria más baja de la región, con sólo 12%. Para colmo, son los consumidores quienes pagan impuestos a través del IVA del 10%; un impuesto indirecto. El capital especulativo no tributa. Los terratenientes aportan solo el 0,04% del PIB a través del Impuesto Inmobiliario, que aporta la irrisoria suma de 5 millones de dólares anuales a los municipios. Esa es una de las razones fundamentales de la especulación fundiaria. El capital financiero especulativo tampoco tributa y miles de millones de dólares salen del país anualmente sin pagar impuestos, en el marco del neoliberalismo y los sagrados principios del fundamentalismo de mercado, que impone la libre disponibilidad de capitales. Los oligarcas no pagan impuestos; el Congreso acaba de aplazar definitivamente y por tres años la aplicación del Impuesto a la Renta Personal que según el Ministerio de Hacienda puede aportar al fisco más de 100 millones de dólares anuales.
La tierra está en manos de unos pocos. De acuerdo al Censo Agropecuario 2008, el 70,8 % de la superficie del Paraguay está concentrado en el 1,4 % de los propietarios. Por eso la pobreza, la exclusión sin límites, se afianzan, inclusive bajo el gobierno del «cambio» de Fernando Lugo.
En ese sentido, de acuerdo a los últimos datos estadísticos de la CEPAL, el 30,8% de los paraguayos son pobres extremos. En tanto la pobreza en general afecta al 50 % de la población. El ministro de Hacienda Dionisio Borda, el mismo que fue también ministro de Hacienda bajo el último gobierno colorado de Nicanor Duarte Frutos, adelantó el año pasado que la pobreza iba a aumentar de nuevo a causa de la «crisis financiera mundial», generada en los Estados Unidos. Borda ya pronosticaba una pobreza en torno al 40 %, un 10 % menos que las estimaciones de la CEPAL. El jefe de la economía del gobierno paraguayo nunca abordó los problemas estructurales del Paraguay.
Política exterior e interior
Aún cuando el presidente Lugo da su respaldo al ministro de Defensa, general (SR) Luis Bareiro Spaini, quien denunció meses atrás a la embajadora de los Estados Unidos, Liliana Ayalde, por intromisión en los asuntos internos del Paraguay – cuando azuzó en una reunión privada en la sede diplomática al vicepresidente Federico Franco a tomar las riendas del país – los ministros del interior Rafael Filizzola y el canciller Héctor Lacognata están claramente alineados al Plan Colombia.
En ese sentido, Filizzola viajó varias veces a Colombia donde firmó convenios de cooperación con el presidente saliente Alvaro Uribe – acusado de genocida por sus propios compatriotas como la senadora Piedad Córdoba – para fortalecer la política de seguridad interna del Paraguay. Está en su apogeo la lucha contra un presunto grupo insurgente denominado «Ejército del Pueblo Paraguayo», cuyos integrantes supuestamente fueron entrenados por las FARC de Colombia, para cometer secuestros y asesinatos contra personas pudientes. Es decir, a toda costa se trata de insertar al Paraguay dentro del grupo de países afectados por el terrorismo internacional y que para cuyo efecto ya fue aprobado en el Congreso una Ley Antiterrorista, mediante una fuerte presión de organismos internacionales y de la embajada de los Estados Unidos en Asunción. Tampoco están ausentes algunos indicios cada vez más claro de la presencia de integrantes de la inteligencia de Israel y obviamente de los Estados Unidos.
Entre tanto, el canciller Lacognata, las veces que tiene suficiente libertad de acción y ante el descuido del presidente, se toma atribuciones de alineamiento al eje del Plan Colombia, alejado de Unasur. Lacognata critica ácidamente – en privado – al presidente Hugo Chávez por su presunta política de confrontación con Colombia, aún cuando sabe perfectamente bien que toda la trama en torno a este conflicto viene del Departamento de Estado de los Estados Unidos, de sus servicios de inteligencia y del Pentágono, en el marco del proyecto por acabar la incipiente unidad e independencia latinoamericana como Unasur.
Este es el escenario político, económico y social del Paraguay, en apretadas síntesis, en donde los conservadores solo esperan la conclusión del gobierno de Lugo para enrostrar a propios y extraños el «fracaso del gobierno de la izquierda bolivariana».
Al respecto, el diario ABC Color, de Aldo Zuccolillo, afiliado a la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, instala diariamente en sus columnas editoriales y desde manipuladas crónicas amarillas, que el gobierno de Lugo está alineado al proyecto bolivariano de Hugo Chávez y del ALBA. Porfiadamente, este diario pretende hacer creer a la población que el de Fernando Lugo es un gobierno pro chavista y empieza a deslizar hábilmente que la izquierda bolivariana en Paraguay es un fracaso en la lucha contra la pobreza, en la reforma agraria, en la lucha contra la corrupción y en el combate a la insurgencia terrorista.
El cambio se ha atascado. Y los sectores progresistas y de izquierda deben comprender la dimensión del problema para redefinir rumbos y estrategias. De lo contrario, el Paraguay puede involucionar gravemente en todos los sentidos, y potencialmente se puede ir colombianizando en el marco del «Plan Colombia».
Asunción, 29 de julio de 2010
SEGUNDA PARTE
CAPITULACION DE LUGO
El 10 de agosto de 2010, el entonces ministro de Defensa Nacional, Luis Bareiro Spaini, remitió la nota Nº 245 al ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Lacognata, en la que rechazaba implícitamente el proyecto de «Carta Acuerdo sobre Iniciativa en la Zona Norte (IZN) entre el gobierno de la República del Paraguay y el gobierno de los Estados Unidos de América», para el ingreso en territorio nacional de militares norteamericanos que no estén en servicio activo, para tareas de inteligencia y entrenamiento.
Lacognata pretendía con esta Carta Acuerdo renovar el alcance de un Convenio General de Asistencia Económica y Técnica suscrita entre ambos gobiernos el 26 de setiembre de 1961, bajo la dictadura de Alfredo Stroessner. Bareiro señalaba que se requería de una minuciosa y precisa actualización de dicho Convenio, «debido a que ya ha sido superado el esquema de la Doctrina de Seguridad Nacional imperante de esa época». Dejaba entrever que Lacognata pretendía reflotar un convenio de la época de la Guerra Fría.
La Carta Acuerdo contempla, entre otros aspectos, «establecer y apoyar un proyecto diseñado a reforzar la aplicación de la ley y la seguridad en la zona norte del Paraguay, a fin de reducir el nivel de actividad del crimen organizado». Consta de dos partes:
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Asistencia técnica contra el crimen organizado, por 1.200.000 dólares, que consiste en la creación de una fuerza de trabajo enfocado a combatir y erradicar el crimen organizado y que estará compuesto por representantes del Poder Judicial, Ministerio Público, Secretaría Nacional Antidrogas y la Policía Nacional. «La fuerza de trabajo servirá como un mecanismo para el intercambio de información estratégica e inteligencia y para el establecimiento de normas y pautas a ser utilizadas en operaciones… El proyecto capacitará a los miembros de la fuerza de trabajo en sus áreas específicas de intervención, así como técnicas de comunicación, coordinación y mejoramiento del desempeño…». La financiación es solo por dos años; después el Estado paraguayo deberá absorber los costos.
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Este punto contempla la asistencia técnica y capacitación por un monto de 1.028.000 dólares y está diseñado para mejorar la capacidad del gobierno «para combatir y erradicar el crimen organizado mediante la y asistencia técnica destinadas a las fuerzas de seguridad (Policía) y a los fiscales. También tiene una duración de dos años.
Aún cuando no aborda la cantidad de efectivos norteamericanos a ingresar al Paraguay, la Carta Acuerdo promovida por Lacognata contempla el estatus de diplomáticos de los enviados por Estados Unidos y que gozarán de «los privilegios e inmunidades acordados al personal administrativo y técnico de los Estados Unidos de América asignado en la embajada estadounidense». Expresa claramente que los comisionados «no podrán ser militares en servicio activo o contingentes militares, ni podrán ser considerados «personal» a los efectos de la presente Carta Acuerdo».
En síntesis, Estados Unidos pretende ingresar al Paraguay elementos de su inteligencia, que no sean militares en servicio activo, comúnmente denominados «mercenarios» en otros teatros de operaciones. El mecanismo libera al Ejército de Estados Unidos de toda responsabilidad ante crímenes de lesa humanidad cometidos últimamente en Irak, Afganistán y otras naciones agredidas por el imperio norteamericano. En resumidas cuentas, se garantiza la impunidad del personal de entrenamiento y de inteligencia.
Existe una obsesión de los Estados Unidos por controlar la zona norte del país, especialmente los departamentos de Concepción, Amambay y Alto Paraguay, una ruta del tránsito de la cocaína andina, que paradójicamente está monitoreada permanentemente por la DEA, el organismo antidroga de aquel país, mediante una base bien dotada en Pedro Juan Caballero.
Por otro lado, mediante esta Carta Acuerdo, Estados Unidos pretende intervenir con mayor precisión en la zona de Concepción, donde tiene sus bases el denominado Ejército del Pueblo Paraguayo, EPP, un presunto movimiento guerrillero – nunca lanzó un manifiesto ni proclama alguna, ni tiene voceros ni organización política que lo respalde – que infiltrado por la inteligencia norteamericana, sus integrantes creerían que están desarrollando una tarea de liberación del Paraguay de las garras del imperialismo y de la oligarquía. En la práctica, este ejército de membrete se ha convertido en la excusa de una cada vez mayor y descarada intervención norteamericana en Paraguay, básicamente a través del Ministerio del Interior, que ha firmado en los últimos años varios acuerdos con el gobierno colombiano bajo la presidencia de Alvaro Uribe.
Pero el plan estratégico del Pentágono, el Ministerio de Defensa de los Estados Unidos, es indudablemente aumentar lentamente el cerco sobre Sudamérica, especialmente Brasil, Venezuela y Argentina, esta vez desde el Sur, vía Paraguay, ante la permisividad de un gobierno que pareciera estar enteramente entregado a los intereses imperiales. En ese sentido, EEUU debe mantener un «poder incuestionable» sobre la mayoría del resto de países, con «una supremacía militar y económica», mientras asegura la «limitación de cualquier ejercicio de soberanía» por parte de los Estados que pueda interferir con sus designios globales, señalaba recientemente el intelectual norteamericano Noam Chomsky (http://blogs.publico.es/noam-chomsky/30/china-y-el-nuevo-orden-mundial-i/). La otra cabecera de puente ya se había instalado en Colombia y existen bases militares de gran envergadura en Curazao, la de Palmerolas en Honduras, la ocupación de hecho de Costa Rica y la removilización de la IV Flota, cuyas operaciones habían cesado tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial.
ROBO DE TRES FUSILES
Cinco días después de la negativa de Bareiro Spaini a la presencia de efectivos militares norteamericanos, se denunció el robo, mediante un «asalto», de tres vetustos fusiles M 16, fabricados en la década del 60, de las instalaciones del Comando del Ejército. El diario ABC Color, propiedad de Aldo Zuccolillo, un empresario proimperialista y contrario a la unidad latinoamericana, publicó una crónica el lunes 16 de agosto de 2010 que señalaba, entre otras cosas: «El sargento de apellido Lara dio la versión de que los cinco o seis encapuchados que los asaltaron dijeron ser del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP)…». De esa crónica tomó nota, el mismo día de la publicación, el presidente de la Comisión de Defensa Nacional de la Cámara de Diputados, el colorado Mario Morel Pintos, y convocó de urgencia al ministro Bareiro Spaini para que comparezca ante dicha comisión, en un plazo de 48 horas. «La misma tiene por objeto el de brindar información referente a lo publicado en los medios periodísticos sobre el presunto robo por parte de supuestos guerrilleros del EPP de fusiles del Ejército», señalaba la nota del diputado colorado. Es decir, ABC escribió el argumento del presidente de esa comisión.
El mismo día, Bareiro contestó al parlamentario señalando que el robo de los tres fusiles «está actualmente bajo investigación de la Justicia Militar, en el Juzgado de Instrucción Militar del Primer Turno, por ser ésa la jurisdicción y competencia específica» y que por lo tanto no le corresponde al ministro de Defensa Nacional «adelantar opinión ni apreciaciones sobre el tema en cuestión mientras dure la investigación y hasta tanto no se pronuncie la Justicia Militar».
Llegó el miércoles 18 y la Cámara de Diputados aprobó sobre tablas – sin pasar a comisiones – iniciar un juicio político al ministro de Defensa por tres motivos principales: «el incidente en el Comando de Infantería en mayo de 2009 cuando sectores de izquierda utilizaron la unidad militar para actividades políticas, el maltrato del ministro de Defensa a la embajadora de los Estados Unidos en nuestro país y los sucesivos robos de armas en unidades militares». La acusación fue argumentada por el diputado colorado José Chamorro, un corrupto parlamentario que evitó ser enjuiciado mediante la protección de sus fueros parlamentarios. En efecto, el 14 de octubre de 2009 el mismo ABC Color publicó que: «El juez Rubén Ayala Brun desestimó la denuncia contra los diputados colorados Magdaleno Silva (Concepción) y José Chamorro (Alto Paraguay, Chaco), quienes habían sido imputados por supuestamente adulterar documentos para obtener créditos del Fondo Ganadero (FG). Estos parlamentarios no fueron procesados debido a que la cámara se negó a levantar sus fueros«.
Pero el más indignado resultó el diputado y abogado del general Lino Oviedo, José López Chavez, quien nuevamente recordó que Bareiro Spaini había maltratado a la embajadora de los Estados Unidos, Liliana Ayalde, en una carta que remitió a la embajadora, con copia al Pentágono y al Comando Sur, en febrero del corriente año. En la misiva el ministro de Defensa le reprochaba a la diplomática de instigar el juicio político contra el presidente Lugo en ocasión de un almuerzo con el vicepresidente Federico Franco en la sede diplomática, ágape del cual participaron generales de los Estados Unidos y otros políticos paraguayos, entre el ellos el actual ministro de Defensa, Cecilio Pérez Bordón, a la sazón viceministro de Defensa. López Chavez es otro corrupto personaje que en 1992, a pesar de su juventud, ya participó del fraude electoral junto a su padre, el general López Prado, en la interna del Partido Colorado en que el expresidente Juan Carlos Wasmosy le arrebató su victoria al asesinado vicepresidente de la República, el también colorado Luis María Argaña.
LLEGA FRANK MORA
No se sabe con exactitud cuándo llegó, pero el lunes 23, a las 19.00, el subsecretario adjunto de Defensa para Asuntos del Hemisferio Occidental del Gobierno de los Estados Unidos de América, Dr. Frank Mora, ya dictaba una conferencia magistral sobe «Relaciones entre Estados Unidos y América Latina con énfasis en la dimensión de Seguridad», según publicaba en un suelto, casi a escondidas, el diario ABC Color. http://www.abc.com.py/nota/seguridad-charla/. La embajadora de los Estados Unidos, Liliana Ayalde, se aseguró que el despido de su público detractor, Bareiro Spaini, ya esté resuelto a esa altura, en homenaje al ilustre visitante del imperio del Norte, horas antes que se inicie tal magistral conferencia. Al respecto, ese mismo lunes, a las 10.00, el presidente Fernando Lugo había convocado a Bareiro en su oficina en Mburvichá Róga para peticionarle su renuncia. Se agendó una salida no tan humillante y Bareiro «puso a disposición» su cargo. Recordó a Lugo su intransferible potestad de nombrar ministros del Poder Ejecutivo, aludiendo implícitamente que otros venían cumpliendo ese deber. Sonaba entonces varios nombres como sustituto de Bareiro, algunos habitué de la embajada de los Estados Unidos, como el senador liberal Miguel Abdón Saguier.
Agobiado, aturdido y fagocitado por la Embajada a través de sus soplones en el entorno presidencial y los lacayos parlamentarios, así como los medios de comunicación mercenarios, más un cáncer linfático, para sorpresa de sus enemigos políticos, Lugo firmó el martes 24 un decreto nombrando al general retirado Cecilio Pérez Bordón en reemplazo de Bareiro, por indicaciones del propio Bareiro. Pérez se desempeñaba como viceministro de Defensa y en tal carácter fue quien informó a Bereiro de la reunión conspiraticia contra Lugo, promovida por la embajadora de los Estados Unidos junto al vicepresidente Federico Franco en la misma sede diplomática norteamericana en febrero de 2010. Bordón rápidamente fue acusado por la derecha de pertenecer a las filas del presunto partido guevarista, el Partido del Movimiento al Socialismo, PMAS.
Para la salida de Bareiro se registró un vasto operativo de inteligencia y contrainteligencia y fueron instrumentados, ingenuamente, hasta cuadros de la izquierda que pedían la renuncia de Bareiro. Si los senadores llevaban a juicio político a Bareiro, que rogaban que no fuese así (http://www.abc.com.py/nota/rogelio-benitez-lugo-destituido-spaini/), el costo político, por vendepatrias y traidores, iban a asumir los senadores y diputados. Lugo hubiera salido bien parado ante la opinión pública nacional e internacional y la figura de Bareiro se iba a agigantar a alturas hemisféricas. Sin embargo, el lobby de la embajada norteamericana y sus siervos, que trasuntaba los medios de comunicación, fue tan aleve que reverdecía en la atmósfera política asuncena aquellos años aciagos de la Guerra Fría en que todo aquel que resistía a los mandones del imperio estaba expuesto a ser escarnecido por comunista, marxista, terrorista, chavista bolivariano, castrista, socialista del Siglo XXI, etc. Ante esta inmensa maquinaria macartista, Lugo había capitulado, una vez más, ante el imperialismo norteamericano y la derecha cavernaria paraguaya.
Bareiro Spaini fue despedido del gobierno el miércoles 25 de agosto, supuestamente por perturbar las relaciones del Ejecutivo con el Congreso, http://www.abc.com.py/nota/complico-aun-mas-las-cosas-antes-que-prestar-ayuda-dice-lopez-perito/, en tanto el canciller Héctor Lacognata, quien tramó el nuevo acuerdo para aumentar la presencia militar y de inteligencia norteamericana en territorio nacional, fue de viaje a la isla de Cuba para darse un baño «revolucionario». Lacognata presume de guevarista y detrás de su escritorio siempre está colgado un cuadro del emblemático líder guerrillero Ernesto «Che» Guevara. El presidente Lugo se excusó pedirle su renuncia, quizás por la protección que le brinda a Lacognata la embajada de los Estados Unidos, y sobre todo por el respaldo político que tiene del otro «guevarista» Camilo Soares, líder del Partido del Movimiento al Socialismo, PMAS, según cercanos colabores de Lugo.
El periodista e investigador paraguayo Nemesio Barreto, exilado en Suecia durante los largos años de la aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional bajo la dictadura de Stroessner, identificó a Soares como un elemento de los aparatos de los Estados Unidos. En el 2004 una ONG denominada Casa de la Juventud – dirigida por partidarios de Soares como Karina Rodríguez y Rocío Casco – recibió 127.000 dólares de la IAF, (Fundación Interamericana), un organismo independiente del gobierno norteamericano pero ligado a la CIA, la Central de Inteligencia de Estados Unidos. Barreto también señalaba que Camilo Soares asistió a la Segunda Asamblea del Movimiento Mundial por la Democracia, organizada por la National Endowment for Democracy, (Fundación Nacional para la Democracia) NED, realizada en la ciudad de São Paulo, Brasil, del 12 al 15 de noviembre del año 2000 (http://www.wmd.org/second_assembly/participants.html). Este enlace, sin embargo ya desapareció de Internet. Según el analista político y periodista francés Thierry Meyssan, la NED es un organismo dependiente de USAID, que a la vez responde a los planes y proyectos de la CIA. La NED es la misma entidad que apoyó al actual ministro de Hacienda, Dionisio Borda, en la elaboración de su proyecto económico para el gobierno 2008/2013 (EL PROYECTO DEBATE) .
COOPERACION MILITAR
Frank Mora estuvo en Paraguay por espacio de una semana, aproximadamente. El Paraguay se ha convertido, repentinamente, en un enclave importante en el corazón de Sudamérica para los planes y proyectos del Pentágono. El 25 de agosto, los medios locales publicaban que «EE.UU. plantea reimpulsar la cooperación en el área militar» http://www.abc.com.py/nota/eeuu-reimpulsar-cooperacion-militar-paraguay/ . El artículo de ABC Color señalaba que «el Gobierno de los Estados Unidos está interesado en reimpulsar la colaboración militar con el Paraguay, le expresó ayer por la tarde Frank Mora, subsecretario adjunto de Defensa, al presidente Fernando Lugo, durante una reunión mantenida en Mburuvicha Róga». El 26 de agosto, Mora se trasladó con la embajadora Liliana Ayalde a la zona de Concepción. Allí la diplomática declaró a la prensa que «el interés de su gobierno es fortalecer la presencia del Estado en los departamentos que no tuvieron el apoyo de gobiernos de periodos anteriores». Es la zona de operación del proyecto de cooperación IZN, que el canciller Lacognata está impulsando junto al ministro del Interior Rafael Filizzola, para ampliar la presencia norteamericana en Paraguay. Agrega la crónica que «al ser consultada sobre si el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) no sería un obstáculo para desarrollar las actividades en el Norte, tanto la embajadora como el Dr. Mora respondieron que dicha situación no afectará la voluntad ni el compromiso del programa que tiene como objetivo realizar jornadas de atención médica, brindar seguridad, además de proyectos de producción agraria y la creación de microempresas». Paraguay está en la agenda de la expansión norteamericana, para la cual fue ampliado el presupuesto de la USAID para el presente año. http://www.cubadebate.cu/noticias/2010/06/05/eeuu-expande-guerra-encubierta-afirma-the-nation/
Es importante destacar que el principal opositor a la integración latinoamericana, el propietario de ABC Color, Aldo Zuccolillo, atribuye permanentemente al gobierno de Lugo su presunto vínculo al «castro chavismo», como por ejemplo en el editorial del 16-11-09 cuyo título señalaba: – Los legisladores nos están entregando al castro-chavismo http://www.abc.com.py/abc/nota/46804-Los-legisladores-nos-est%C3%A1n-entregando-al-castro-chavismo/. A partir de ese razonamiento, alentaba la ruptura del proceso democrático, al sugerir el golpe de Estado como «experiencia aplicable a nuestra país», como ocurrió en Honduras. El único vínculo que el gobierno paraguayo mantiene con el venezolano es el contrato con la petrolera PDVSA, mediante un acuerdo firmado bajo el gobierno colorado de Nicanor Duarte Frutos. A su vez, Cuba redujo sustancialmente su apoyo a la educación Paraguaya, con apenas 15 becas universitarias anuales de 100 que se otorgaban a jóvenes de escasos recursos bajo gobiernos colorados. El programa cubano «Yo si puedo» de combate al analfabetismo fue congelado por el ministro de Educación del actual gobierno y el canciller Héctor Lacognata soslaya el relacionamiento con Bolivia, siguiendo el libreto escrito por ABC. Gracias a iniciativas a espaldas del canciller se reflotó el proyecto URUPABOL, la unión entre Uruguay, Paraguay y Bolivia, consistente en desarrollar las potencialidades de los tres países más pobres de la región.
No obstante a estas pruebas contundentes que demuestran que la administración de Lugo está lejos de los gobiernos bolivarianos, Zuccolillo, un maestro de la manipulación digna de la CIA, está ensayando el discurso que el eventual fracaso del gobierno de Lugo será un fracaso de la izquierda marxista bolivariana y en consecuencia – se colige – deben volver los antiguos oligarcas al poder. Esta línea editorial, de camuflaje de sus reales intenciones, es recurrente en este empresario, como en años anteriores en que Zuccolillo acosaba todos los días al expresidente Juan Carlos Wasmosy, pero en la realidad, desde hacía años, ya era su socio comercial en una sociedad denominada Telsat, una empresa que pirateaba señales satelitales a las multinacionales de la comunicación.
ABORTAR UNASUR
El Consejo de Defensa de la Unión de Naciones Sudamericanas, de la UNASUR, está integrado por los ministros de Defensa de cada una de las naciones componentes de la organización. En tal carácter, el destituido Luis Bareiro Spaini integró desde sus inicios dicho Consejo, siendo uno de los más fervientes impulsores del sistema de defensa sudamericano, teniendo en cuenta los planes hegemónicos del imperio norteamericano en todo el mundo y en Sudamérica.
Con la salida de Bareiro del ministerio de Defensa, se completó el cuadro de autoexclusión, ya que la Cámara de Senadores había rechazado el ingreso de Paraguay a Unasur, gracias a la presión norteamericana a través de ABC Color, entre otros medios de coerción. El 6 de agosto pasado, dicho diario publicó un editorial que señalaba: «El Senado no debe ratificar la creación de la Unasur» http://www.abc.com.py/abc/nota/163248-El-Senado-no-debe-ratificar-la-creacion-de-la-Unasur/. El matutino acusaba a Brasil de pretender consolidar su liderazgo regional mediante este mecanismo de integración y al expresidente de la Argentina, Néstor Kirchner, de burlarse de las demás naciones por ejercer al mismo tiempo el cargo de secretario general de Unasur y el de diputado en su país. Este editorial, persuasivo y amenazante, se publicó el mismo día en que los senadores reprobaron el ingreso de Paraguay a la citada organización.
El actual Congreso también se opone en forma tajante al ingreso de Venezuela al Mercosur, siguiendo el libreto de la embajada de los Estados Unidos, presuntamente porque el presidente venezolano, Hugo Chávez, es un dictador, que colisiona con la Carta Democrática del Mercosur. Paradójicamente, Venezuela es en la actualidad el principal proveedor de combustible de Paraguay y es uno de los país que más elecciones ha realizado en la presente década, aprobadas por organismos internacionales, incluyendo la OEA bajo la tutela de Estados Unidos.
En ambos casos – Unasur y Mercosur – el canciller Héctor Lacognata no realizó ningún esfuerzo para persuadir al Parlamento el peligroso deslizamiento de Paraguay hacía el autoaislamiento.
Sin embargo, con la visita de Frank Mora, el subsecretario adjunto de Defensa para el Hemisferio Occidental de USA, el problema del acelerado aislamiento de Paraguay tendría un paliativo, mediante un puente aéreo que se fortalecerá rápidamente con las privatizaciones de los aeropuertos. A ese efecto, el 25 de agosto último, los ministros de Obras Públicas y de Hacienda, Efraín Alegre y Dionisio Borda, respectivamente, firmaron un acuerdo con la Agencia de Cooperación y Desarrollo de los Estados Unidos, USAID, para la asistencia técnica de concesión al sector privado de los aeropuertos del país. ABC titulaba al día siguiente: «Plan para privatizar aeropuertos sigue» (http://www.abc.com.py/nota/privatizar-aeropuertos-concesion-de-aeropuertos/) y la crónica estaba ilustrada con la fotografía de la embajadora Liliana Ayalde, con una amplia sonrisa, junto a los citados ministros del presidente Lugo. USAID destinará 391.000 dólares para el estudio de las privatizaciones, proyecto que será enviado en dos semanas más al Congreso, según manifestó días después el ministro Efraín Alegre, del Partido Liberal Radical Auténtico.
Si en la década del 90 las privatizaciones cumplían una función de carácter economicista en el marco del Consenso de Washington, del neoliberalismo, hoy, además de esa función, también tienen un carácter estratégico, geopolítico. Es decir, en este caso la privatización de los aeropuertos no será simplemente el arrebato de un bien público, sino que servirá a los planes estratégicos políticos y militares de los Estados Unidos, que está decido a abortar el Unasur, vía Paraguay. Nadie ha advertido aún de este plan que se teje detrás de las privatizaciones de los aeropuertos en Paraguay y el proyecto va viento en popa. Más adelante se prevén las privatizaciones de las rutas del país, así como los cursos de ríos internacionales, como el Paraguay y el Paraná, so pretexto de la hidrovía.
Un artículo revelador publicó en junio de 2008 el Premio Pulitzer argentino, Andrés Openheimer, en que da cuenta de una conversación que mantuvo con el actual subsecretario de Estado norteamericano de Defensa, Frank Mora. En el artículo, titulado: Paraguay el país famoso por nada (http://prensalibreya.blogspot.com/2008/07/paraguay-el-pais-famoso-por-nada.html) Mora destaca con toda claridad que Paraguay no será problema para Estados Unidos, sino para Argentina y Brasil. «Contrariamente a los informes de prensa que sugieren que Lugo será un aliado cercano del presidente narcisista leninista de Venezuela, Hugo Chávez, Mora dice que la mayor amenaza de Paraguay no es el autoritarismo chavista sino la ingobernabilidad. «Todo lo que es ilícito pasa por Paraguay -afirma Mora-. Si se vuelve ingobernable, si se convierte en un estado fallido, la amenaza será aún mayor». Mora agrega que el problema será mucho mayor para la Argentina, Brasil y sus otros vecinos que para Estados Unidos, «porque las áreas sin ley atraen todos los males». Los norteamericanos prevén un Estado fallido, a causa de la desestabilización de presuntas fuerzas insurgentes, de la inseguridad ante la delincuencia común y la pobreza galopante, vigorosamente reforzadas por la política norteamericana, denunciada por el ex ministro de Defensa, Bareiro Sopaini.
Si Brasil y Argentina y las demás naciones sudamericanas cometen el error de aumentar el aislamiento de Paraguay en carácter de penalización por la decidida colaboración de la derecha pronorteamericana de abortar el proceso integrador, se estará ante un escenario de mayor justificación para la penetración de los Estados Unidos en Paraguay. El país del Norte – el mismo imperio que está asesinando a miles de personas en Afganistán y propició el derrocamiento del presidente Zelaya en Honduras, por citar solo dos acontecimientos cercanos en el tiempo – muestra su rostro amable en Paraguay. En tanto su vocero principal, el diario ABC Color, pinta a los países vecinos como los verdaderos culpables de la exclusión, de la pobreza y la miseria en que se halla el Paraguay.
En resumidas cuentas, para terminar el análisis, el Paraguay está prácticamente bajo el dominio de los Estados Unidos. Instituciones clave están dirigidas por USAID. Este organismo de penetración del imperialismo norteamericano controla el 80 %, aproximadamente, de las instituciones públicas, entre ellas la Fiscalía General del Estado, el Ministerio del Interior, la Cancillería, Aduanas, Ministerio de Hacienda, el Poder Judicial, el Banco Central del Paraguay, el Ministerio de Salud, el Ministerio de Educación, entre otras. No será fácil salir de esto.
Pero lo más preocupante es el extravío de los movimientos populares y los partidos de izquierda, que están totalmente inmovilizados, ante el avance del imperialismo norteamericano. Este es el momento de alertar a los demócratas y a los revolucionarios para revisar el rumbo trazado y reencausar la lucha por una Latinoamérica unida, con un imperialismo genocida fuera de sus fronteras.
Ponencia de Idilio Méndez Grimaldi. Periodista e investigador. Secretario de la Sociedad de Economía Política del Paraguay, SEPPY.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.