M.H.: Estamos recordando al Che Guevara, que fue tu compañero de militancia en los comienzos de los años ´60. Pero el Che no solo tiene una vinculación con Perú contigo, que es tu país de origen, sino que además revisando un trabajo escrito por Atilio Borón, encuentro que dice que el primer contacto orgánico con […]
M.H.: Estamos recordando al Che Guevara, que fue tu compañero de militancia en los comienzos de los años ´60. Pero el Che no solo tiene una vinculación con Perú contigo, que es tu país de origen, sino que además revisando un trabajo escrito por Atilio Borón, encuentro que dice que el primer contacto orgánico con el marxismo del Che fue a través de un médico sanitarista peruano, el Dr. Hugo Pesce Pescetto especialista en el tratamiento de la lepra, que había sido junto a José Carlos Mariátegui cofundador del Partido Socialista Peruano y uno de los principales dirigentes del Partido Comunista del Perú. Señala Borón que el Che lo conoce en su primer viaje cuando llega a Lima en mayo de 1952 y a partir de ese diálogo se profundiza su conocimiento del marxismo. Esto lo reconoce años después al enviarle de obsequio un ejemplar de «La guerra de guerrillas» con una dedicatoria: «Al Dr. Hugo Pesce que provocara sin saberlo quizás un gran cambio en mi actitud frente a la vida y a la sociedad con el entusiasmo aventurero de siempre, pero encaminado a fines mas armoniosos con las necesidades de América». ¿Qué comentarios nos podés hacer acerca de esto que escribe Atilio Borón?
R.N.: Es relativamente correcto. Mi concepto es que el Che se acercó a Pesce no por razón de su marxismo o comunismo sino porque le dijeron que él lo podía recomendar para que fuera al leprosario en la ciudad de Iquitos en Amazonas, porque Pesce era un especialista. Lo que pasa es que ese doctor era un intelectual no orgánico del PC pero se reclamaba comunista y afín al marxismo, entonces encontró que el médico que buscaba tenía pensamientos marxistas y dialogó con él. Luego el Che planteó en los pocos minutos que estuvieron conversando, sus posiciones políticas. Esa es la versión que yo tengo del encuentro del Che con Hugo Pesce.
M.H.: ¿Cuál fue la influencia de su primera esposa peruana Hilda Gadea? A quien conoce en Guatemala en 1953.
R.N.: La influencia también es relativa, porque el Che criticaba que Hilda hasta ese momento se reclamaba dirigente del Partido Aprista y Ernesto Guevara, que no era todavía el Che, tenía una crítica empírica respecto del APRA y ese tipo de partidos. Incluso del Peronismo que él consideraba que eran burgueses y que capitulaban ante las presiones de la oligarquía y el imperialismo.
Sin embargo, Hilda Gadea hizo dos cosas con respecto al Che, por un lado lo protegió porque él tenía carencias absolutas, entonces le buscó contactos con latinoamericanos tratando de encontrarle incluso algún trabajo; por otro lado, como ella tenía una formación política y cultural importante le recomendó la lectura de algunos libros. Ella no era marxista ni partidaria del leninismo pero sí tenía, por razones culturales y por no tener prejuicios dogmáticos, conocimientos y le recomendó la lectura, por ejemplo, de José Carlos Mariátegui.
Por lo que sé y por lo que me dijo ella personalmente, porque durante muchos años fui compañero de compromiso político con ella, el Che le criticaba su aprismo y ella lo ayudaba a que se adentrara en el conocimiento de América Latina porque cuando llegó a Guatemala en 1953 era muy anti peronista y reconocía que nunca había militado en la Argentina y si lo hubiera hecho sería por derecha.
De tal manera que el Che no estaba formado todavía y ella lo ayudó ligándolo o estableciendo contacto con latinoamericanos y con la realidad de América Latina desde la versión de los propios exiliados. Tal es así que el Che llegó a decir en un momento determinado que ahora sí entendía el rol del nacionalismo de contenido burgués de América Latina e incluso al peronismo.
M.H.: ¿Cuál es el Che que vos conociste al llegar a La Habana en enero de 1959?
R.N.: Es interesante tu pregunta porque yo tengo mi propia versión del Che, por supuesto positiva, y reconozco toda la dimensión de su personaje. Pero yo lo encontré en su tránsito, porque el Che era un hombre que aprendía al andar y a pesar de que no había tenido formación marxista anterior ni compromiso político partidario, en la realidad él tenía una gran capacidad personal para comprender la realidad y hacer de personaje de punta.
Pero el ejemplo que siempre he dado es cuando conversé con él para convencerlo de que Silvio Frondizi fuera a Cuba para conversar con él sobre las posibilidades de algún acuerdo político y el Che me dijo que no podía ser porque él no era trotskista. El Che obviamente se reclamaba un crítico de Trotsky. Le dije que tampoco Silvio era trotskista y que él atacaba a Trotsky y al trotskismo, y me contestó: «bueno yo lo único que sé es lo que me dijeron los guatemaltecos, que Trotsky le hizo daño a la revolución rusa» y que lo único que sabía era que el trotskismo era una mala cosa.
Esto lo menciono para comprender cómo el personaje va mutando y cambiando, ese Che estaba totalmente desinformado, conocía poco de la realidad de América Latina. Tenía algunas lecturas de Marx, de Lenin, pero la característica de él es que asimilaba a gran velocidad porque era un lector enorme, pero en ese enero de 1959 cuando yo converso con él y discuto de estas cosas todavía el Che tenía esas carencias que fue suprimiendo después a partir de su experiencia y su lectura que le permiten convertirse en el dirigente técnicamente mas capacitado para encarar los problemas del desafío de lo que es construir una sociedad que se dice socialista, en una isla y en un país atrasado.
M.H.: ¿Cuál fue la relación política del Che con Perú?
R.N.: La relación con el Che además de su matrimonio con Hilda Gadea, que es una relación humana y no política, se hace conmigo cuando fui con la madre del Che en el avión que fletó Camilo Cienfuegos y con el que llegamos al día siguiente en el que él entró a La Habana. Le pedí a su madre que me recomendara para que me recibiera, entonces lo hizo y conversamos.
Le dije quién era, le planteé el proyecto de Silvio Frondizi, mi formación marxista y mis antecedentes anteriores, que había sido militar y que me habían expulsado, pero que me había formado como marxista en América Latina. Entonces el Che me dijo que si yo quería colaborar, que necesitaría ir a Perú para ver qué organizaciones se comprometían con Cuba, porque eran los primeros momentos de la aceptación de la revolución cubana, pero también quería que se comprometieran con algún proyecto revolucionario donde yo debería participar.
De tal manera que el compromiso político revolucionario que después se hizo con el APRA Rebelde que después se llamó MIR tuvo que ver conmigo, porque yo fui realmente a Perú, conversé con el movimiento progresista, con la izquierda del APRA Rebelde, con De la Puente y lo convencí para que fuera a Cuba para establecer el nexo que el Che pedía.
Cuando le mencioné a De la Puente el Che me dijo que no podía ir a Cuba porque lo había heho como aprista en abril de 1959 y se había peleado con el presidente Dorticós por derecha, porque todavía era aprista. Entonces como había habido un escándalo dijo que no podía ser él el hombre. Yo lo convencí, le dije que ese hombre había seguido el mismo camino que él, porque de ser un hombre despolitizado se había convertido en un líder revolucionario, marxista, que apuntaba hacia el socialismo. Le dije que De la Puente a partir del APRA y la revolución cubana había mutado, al igual que lo había hecho él. Entonces lo convencí de que podía ir a Cuba en tanto jefe de la izquierda del APRA Rebelde para discutir las posibilidades de un acuerdo político.
De tal manera que el vínculo, o el intento primero que hizo Cuba a través del Che fue a través mío porque fui el enlace. Fui todas las veces que quise de Cuba a Perú y fui el intermediario para que discutiera De la Puente con el Che. Cuando ya De la Puente estuvo en Cuba y el Che planteó el problema de establecer uno o varios focos guerrilleros, De la Puente que era partidario de un partido de masas, había estado preso, era un dirigente importante, le dijo que era absurdo lo que planteaba porque Perú era un país especial donde habían 20.000 comunidades campesinas, tradición de luchas sociales campesinas, un proletariado activo con tradiciones, una izquierda del Partido Aprista, movimientos estudiantiles; y que el APRA Rebelde era un partido de tal manera que a partir de ese partido y de su desarrollo se podría gestar un brazo armado que podía ser un movimiento guerrillero.
El Che que era inmediatista y que decía que con 40 hombres solucionaba todo, aceptó la idea y nos dijo que si prendía él se venía con nosotros. Si hubiera prendido lo que De la Puente le proponía en Perú, hubiera venido a Perú y no hubiera ido a Bolivia.
M.H.: ¿Cuál es la actualidad y la vigencia de un personaje como el Che Guevara?
R.N.: Tu pregunta es difícil, porque como sabes yo soy un «checista» no solo por mi simpatía por él y mi reconocimiento de su condición de mito, sino por las lecciones que deja. Yo soy un adherente crítico a partir de mi experiencia. Tal es así que yo digo que el Che fue un revolucionario y un marxista tardío, en la medida en que el drama de su vida tiene que ver directamente en un aspecto cómo se formó, en tanto marxista, tal es así que en el año 1959/60 reconoció que no sabía nada de la URSS, nada del estalinismo tampoco. La realidad lo fue ganando.
Pero lo importante del Che es que su ejemplo lo hace un mito. Yo siempre he dicho que José Carlos Mariátegui, el marxista peruano, decía que los pueblos necesitan de un mito, de creer en algo, un proyecto. El Che es importante fundamentalmente porque su ejemplo, a partir de la revolución cubana y su gesto heroico tipo Jesucristo de sacrificarse, lo convierte en un mito.
Siempre que un pueblo necesite un mito va a estar vigente el Che Guevara. Los combatientes le atribuyen al Che Guevara todo lo que ellos necesitan para su combate antisistema y a partir de la necesidad que tienen estos hombres del ideal revolucionario.
Para mí el Che, más que Fidel, va a responder a esta demanda de los pueblos que necesitan un mito para su combate social, político y revolucionario. Es el gran mensaje del Che. Y no me meto a desarrollar sobre su rol de constructor, a pesar de lo difícil que es en un país atrasado y en una isla intentar construir el socialismo siendo él el eje de todas las iniciativas más importantes, al margen del rol fundamental de Fidel Castro.
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