América Latina y el Caribe continúan siendo las regiones más desiguales del mundo. Los más ricos acaparan en promedio el 50% de los ingresos totales de la región, mientras que los más pobres quedan sólo con el 5%. Si las tres personas más ricas del mundo gastaran 1 millón de dólares por día cada una, […]
América Latina y el Caribe continúan siendo las regiones más desiguales del mundo. Los más ricos acaparan en promedio el 50% de los ingresos totales de la región, mientras que los más pobres quedan sólo con el 5%. Si las tres personas más ricas del mundo gastaran 1 millón de dólares por día cada una, serían necesarios 200 años para acabar con todo su dinero. Eso no ocurre únicamente en los países más ricos. En México, Carlos Slim, el más rico de todos los latinos y el segundo hombre más rico del mundo, podría pagar sólo con sus ingresos de un año los salarios anuales de 440.000 mexicanos.
Este escenario desalentador impone una constatación de que la creciente desigualdad es el mayor desafío social para los gobiernos de todo el mundo, en especial para los latinoamericanos. Un informe reciente de la organización internacional de derechos humanos Oxfam, «Iguales: Acabemos con la desigualdad extrema«, destaca que la desigualdad dificulta el crecimiento económico, corrompe la política, limita las oportunidades y alimenta la inestabilidad, mientras que exacerba la discriminación, especialmente contra las mujeres.
La creciente desigualdad podrá causar un retroceso de décadas en la lucha contra la pobreza. Sólo en América Latina y el Caribe, el número de ricos que acumulan más de 1.000 millones de dólares creció un 38% de 2012 a 2013. En ninguna otra región del mundo este grupo subió tanto.
En el informe se revela también que sólo entre 2013 y 2014 las 85 personas más ricas del Planeta -que tienen la misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial- aumentaron su patrimonio en 668 millones de dólares por día, lo que equivale a casi medio millón de dólares cada minuto.
De acuerdo con Oxfam, desde el Fondo Monetario Internacional hasta el Papa Francisco, pasando por el presidente estadounidense, Barack Obama, y el Forum Económico Mundial, cada vez existe más consenso de que la desigualdad es uno de los mayores desafíos de la actualidad y no combatirla profundiza los problemas económicos y sociales. A pesar de todas estas advertencias, no se toman medidas concretas. «Esta falta de acción por parte de los gobiernos es inaceptable, más aún en el caso de América Latina y el Caribe, que continúa siendo la región más desigual del Planeta», destaca la entidad.
Con su nuevo informe, respaldado por el ex-secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Kofi Annan y el economista Joseph Stiglitz, entre otras personalidades, Oxfam lanza una campaña cuyo objetivo es exigir a los líderes mundiales que conviertan sus palabras en hechos y garanticen un tratamiento justo a las personas más pobres. Para ello, una de las acciones importantes que los gobiernos deben cumplir es frenar la evasión y el ocultamiento fiscal de grandes empresas y personas adineradas. Esto para que los Estados tengan suficientes recursos para construir sociedades más justas. Los ricos latinoamericanos acumulan alrededor de 2.000 millones de dólares (equivalente al PIB – Producto Interno Bruto de Brasil) en paraísos fiscales. Según Oxfam, las empresas en América Latina y el Caribe registran niveles de evasión que van desde el 46% en México al 65% en Ecuador, sin suficientes castigos.
Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam Internacional, afirma: «lejos de fomentar el crecimiento económico, la desigualdad extrema constituye un obstáculo para la prosperidad de los habitantes del Planeta. Hoy en día, el crecimiento económico sólo beneficia a los más ricos, y continuará siendo así hasta que los gobiernos actúen. No deberíamos permitir que las doctrinas económicas -que sólo buscan el beneficio a corto plazo-, o las personas ricas y poderosas -que buscan sólo el beneficio propio- nos cieguen ante estos hechos».
Pequeñas acciones pueden frenar la desigualdad
Los beneficios de pequeñas acciones para frenar la desigualdad hablan por sí solos. Un ligero aumento del 1,5% en el impuesto sobre la riqueza de los multimillonarios de todo el mundo sería suficiente para que todos los niños del mundo estén en la escuela, así como para la provisión de servicios básicos de salud en los países más pobres.
Invertir en servicios públicos gratuitos también es esencial para terminar con la brecha entre las personas ricas y el resto. Todos los años, 100 millones de personas en todo el mundo quedan más pobres por tener que pagar para recibir asistencia médica. De 2009 a 2014, por lo menos 1 millón de mujeres murió durante el parto, debido a la falta de servicios básicos de salud.
Fuente: http://site.adital.com.br/site/noticia.php?lang=ES&cod=83438