El 5 de noviembre de 2005 debería ser consagrado como el “Día de la Dignidad Latinoamericana”, porque ese día el proyecto emancipador para América Latina, representado por los presidentes Néstor Kirchner (Argentina), Lula da Silva (Brasil), Hugo Chávez (Venezuela), Nicanor Duarte Frutos (Paraguay) y Tabaré Vázquez (Uruguay), rechazó la “propuesta” de integrar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), impulsada por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, sentando las bases para la realización material y a escala de una alternativa política al neoliberalismo, hegemónico en el territorio desde los años ´90.
El año 2005 nos trajo un aroma de esperanza, que vino a perfumar el siglo, despertando nuevas generaciones a la conciencia política, retomando el debate sobre el socialismo y el antiimperialismo, y abriendo camino para poner en agenda, una vez más, el proyecto de Patria Grande, de una Latinoamérica integrada regionalmente, colocando la dignidad del pueblo como prioridad.
El neoliberalismo como programa político del ALCA
El neoliberalismo como programa político aplica la financiarización de la economía y ladeslocalización de la producción para imponer los tiempos sociales y determinar así la forma en la que se establecen las relaciones sociales de producción.
Un sistema económico político sin nación, sin instituciones, implementando políticas focalizadas (no permiten visualizar al sujeto), desfinanciando la política pública, potenciando una red de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) financiadas por organismos internacionales y corporaciones que desdibujan la figura del Estado como garante de derechos.
Impone un sistema de valores en el cual el deseo (de consumo) es el motor de la acción social de los individuos, donde el azar, lo coyuntural, la tolerancia civilizada, el derecho ciudadano conforman una superestructura social donde la forma se impone por sobre el contenido.
Para el neoliberalismo los grandes organizadores ideológicos son los Medios Masivos de Comunicación (MMC), y el trabajador o la trabajadora ocupan el lugar de “televidente” o “audiencia”, negando el carácter político de la clase trabajadora. Se busca construir un sujeto “Alienado Programado”, irracional en lo político y ultra racional en lo económico. Hoy se visualiza claramente la incorporación de las TICs y las redes sociales a esta forma de dominación social.
Los partidos políticos tradicionales también entran en crisis cuando se impone el neoliberalismo: sus cúpulas son cooptadas, y se produce un desprendimiento de la alianza de clase que estos representan.
Las clases populares, por un lado, deben reformular su estrategia de construcción de poder, y las clases dominantes, para persistir como tales, necesitan invertir (endeudarse) para no morir, produciéndose niveles de concentración de la riqueza que hasta el día de hoy no dejan de agudizarse (el 1% más rico de la humanidad concentra más de la mitad de la riqueza de la población mundial, mientras que el 80% más pobre debe conformarse con el 5% de esta riqueza).
¿Cuál era el proyecto del ALCA para Latinoamérica y el Caribe?
El Área de Libre Comercio de las Américas, inicia en 1.994 con la idea de expandir el TLCAN o Tratado de Libre Comercio de América del Norte, al resto de países americanos, buscando establecer el libre flujo comercial entre sus economías.
El ALCA planteaba como programa económico, la ocupación de mercados por empresas multinacionales; control de la política monetaria-impositiva-aduanera monopolizando el Banco; ocupación del mercado de dinero y el control del mercado de dinero interno (Bancos-Seguros-Previsión Social, etc.).
El General Colin Powell, Secretario de Estados del Gobierno Bush, describe perfectamente las motivaciones del ALCA para América Latina: “Nosotros queremos vender mercaderías, tecnología y servicios norteamericanos, sin obstáculos ni restricciones, a un mercado único de 800 millones de personas, con una renta total de 2 billones de dólares anuales, en un territorio que irá desde el Ártico hasta el Cabo de Hornos”.
En el “NO AL ALCA” se cristalizó la crisis de hegemonía del neoliberalismo como proyecto político dominante que, luego de la caída del muro de Berlín y el Consenso de Washington, impuso su programa a escala global.
Ddesarrollo del «No al ALCA»
El “No al ALCA” marcó un nuevo momento de ascenso para la fuerza social popular transformadora en la región latinoamericana y caribeña, en un escenario de reconfiguración de las relaciones de poder en el mundo, donde se abría nuevamente la disputa entre bloques de poder capitalistas. Esta fuerza social irrumpió a la lucha política, transformando la fuerza moral – producto de la lucha- en organización de las fracciones sociales y capas convocadas al proyecto común de soberanía.
El despertar de las mayorías que hizo posible la Revolución Cubana y Nicaragüense, el Caracazo en Venezuela, la resistencia indígena de Bolivia, Perú y Ecuador; así como de las organizaciones frente a la guerra armada declarada de la oligarquía colombiana; los movimientos de mujeres en toda la región; el Rosariazo y Cordobazo encabezados por el movimiento obrero organizado y los y las estudiantes en Argentina de 1969.
Así como los enfrentamientos del 2001; la batalla histórica de obreros y campesinos y trabajadores en Brasil, irrumpió con fuerza, materializándose en la victoria de gobiernos populares que llevaron adelante, de la mano de su pueblo, un proyecto de Patria Grande soberana. Esta fuerza social transformadora ganó en heterogeneidad y escala continental, desarrollando mecanismos de integración económica, política y social (ALBA, UNASUR, CELAC).
Es así como el proyecto popular de transformación pasa de la resistencia a la ofensiva y avanza en la conquista de derechos y libertad de acción para imponer el programa de las mayorías. Fuimos protagonistas de un proceso que supuso poner en tensión la distribución de la riqueza social y avanzar en un modelo de “producir según la capacidad, distribuir según la necesidad” en la región, con rescate de nuestra cultura común, nuestroamericana, negra, indígena, mestiza, popular.
La fuerza social transformadora, más viva que nunca
Este año en particular, el mundo va asumiendo nuevos desafíos, y los sectores populares no quedan exentos de esta realidad. La emergencia de la pandemia como fenómeno global está cambiando las formas en las que los seres humanos nos relacionamos entre nosotros, al punto de que vivimos mediados por la virtualidad.
La fuerza social transformadora construida históricamente, y puesta nuevamente a jugar luego de 2005, va asumiendo distintas formas y realizando nuevos enfrentamientos en todo el territorio, debiendo contrarrestar a la contraofensiva neoliberal, que arremetió contra el pueblo y sus gobiernos.
Utilizando armas militares, económicas, judiciales, mediáticas, en una guerra declarada con el fin de recuperar el control del territorio bajo su plan, sometiendo al pueblo a sus intereses rapaces de acumulación de riquezas y destrucción de nuestros derechos, nuestra tierra y sus recursos naturales.
Quedan como tareas pendientes, fortalecer el trabajo político en cada territorio (real y virtual) desarrollando la “glocalidad” como forma de construcción de poder que enlaza lo local con lo global, formar cuadros políticos con capacidad de planificación estratégica y de análisis de la realidad, fortalecer la militancia con sus actores emergentes: el feminismo, el indigenismo, el ambientalismo.
Y, sobre todo, sostener en alto las banderas de aquellos y aquellas que en 2005 se atrevieron a decirle no al imperialismo y nos mostraron que el camino de una Latinoamérica justa, libre y soberana no sólo es sueño ni utopía, sino camino un certero y bien marcado, que depende, en gran medida, de nuestra capacidad de organización y lucha.
Paula Giménez. Licenciada y Profesora en Psicología (UNSL), Maestrando en Políticas Públicas para el Desarrollo con Inclusion (FLACSO). Analista e investigadora argentina del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)