Para el mes de mayo de 2014 están programadas las elecciones generales en Panamá para escoger al presidente, los diputados, los alcaldes y los representantes de corregimientos; sin embargo, a pesar de que la Constitución Política se lo prohíbe, el actual mandatario, Ricardo Martinelli Berrocal, llegó al poder para quedarse. En esa dirección se ha […]
Para el mes de mayo de 2014 están programadas las elecciones generales en Panamá para escoger al presidente, los diputados, los alcaldes y los representantes de corregimientos; sin embargo, a pesar de que la Constitución Política se lo prohíbe, el actual mandatario, Ricardo Martinelli Berrocal, llegó al poder para quedarse. En esa dirección se ha dado a la tarea de adquirir los medios de comunicación social que más audiencia tengan y la de trasladar hacia su propia televisora los programas de mayor impacto social. Ya tiene un medio impreso.
Como es sabido, la televisión juega un papel central en las campañas proselitistas. Ellas son las encargadas de fabricar los candidatos. A través de técnicas bien elaboradas crean realidades que las venden a los televidentes, los potenciales electores. Pero en Panamá se replica lo que sucede en muchos países: los más influyentes medios de comunicación funcionan alrededor del poder; es más, son parte de él, pero para vender sus productos y captar sintonía, cuelan programas críticos a ciertas actitudes oficiales sin llegar si quiera a cuestionar la matriz de los grandes problemas de la población que no es más que el modelo de oferta/demanda, pilar del capitalismo.
A los pocos meses de llegar Martinell Berrocal al poder se quitó el ropaje de hombre preocupado por los problemas del país, echó al saco todas sus promesas de cambio y se colocó la indumentaria fascista que ha sido la tónica de su mandato. El papel que han jugado los medios masivos, especialmente las televisoras, ha sido el de crear en la población el espejismo de las elecciones de mayo de 2014, para que sobrelleve los grandes problemas que la agobian, desde el disparo de la canasta básica, hasta los insoportables niveles de inseguridad, pasado por los atracos de los fondos del Estado, las privatizaciones de los bienes públicos y terminando en una deuda pública que va a asfixiar a las presentes y futuras generaciones. Pero de ese control indirecto, Martinelli Berrocal aspira al control directo. Ya lo anunció.
Pero en realidad, qué va a ocurrir en mayo de 2014. En primer lugar, los intentos reeleccionistas. Para ello no solo va a disponer de los medios, sino de un monumental gasto procedente de los fondos del Estado para comprar los votos. Si esto le falla, le quedan dos opciones: escoger a un candidato de su partido o de un partido de oposición a quien pueda manipular o, crear un clima de inseguridad social que lo anime a suspender las elecciones y permanecer en el poder por un tiempo no determinado. La posibilidad de que surja un presidente fuera de su control es muy remota. Incluso, si se concreta esa posibilidad, la capacidad de ejecutar una política social y económica que se oriente hacia la satisfacción de las necesidades de la población es impensable, dado el control que el capital financiero tiene en las políticas de estado.
Los medios se han dedicado en abrazar el aquí y ahora con el espejismo de que las cosas van a cambiar dentro de un año y de esa manera congelar cualquier protesta social organizada.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.