Tras una campaña electoral dominada por los mensajes del Kremlin, y pese a la debilidad de la oposición, todo apunta a que el partido del tándem Putin-Medvedev perderá votos y diputados en el Parlamento ruso (Duma). El estancamiento político tras un decenio de reinado de Putin y la corrupción parecen estar detrás de este anunciado desgaste.
La campaña electoral ha transcurrido sin grandes subidas de tono por parte de ningún candidato y, en líneas generales, ha sido homologable a las de cualquier país occidental.
Inicialmente todos los partidos tienen el mismo tiempo de asignado para la propaganda electoral. Otra cosa muy diferente es el tiempo real disponible para los candidatos.
Tanto el primer ministro, Vladimir Putin, como el presidente, Dimitri Medvedev, no han dudado en hacer campaña en cualquier acto público en las últimas semanas. Y han protagonizado muchos. Encuentros con representantes femeninas, militares y jóvenes de diferentes regiones, y apariciones en actos públicos o eventos deportivos han sido habituales. No sin sustos. Así en un combate de lucha libre, Putin fue abucheado al pronunciar unas palabras.
Los líderes opositores se han tenido que contentar con aparecer en debates televisados a horas con menor audiencia. Debates en los que se han enfrentado a diferentes miembros de la formación gubernamental, Rusia Unida, pero nunca a Putin o a Medvedev.
Los ocupantes actuales del Kremlin volverán a obtener la victoria, pero el cansancio de la población por su política es cada vez más evidente.
Ocurre que la oposición política real es muy débil y no tiene perspectivas reales de disputar el poder. El mínimo necesario para entrar en el Parlamento se ha rebajado levemente desde el 7% que era necesario hasta ahora. Así, el partido que obtenga un 5% obtendrá un diputado, y el que obtenga el 6% tendrá dos representantes.
A pesar de estas medidas, los sondeos indican que el Parlamento lo volverán a formar prácticamente los mismos grupos que en la última legislatura, aunque con variaciones en el número de diputados. Otro cambio es que la legislatura se amplia en un año, pasando de cuatro a cinco.
Diez años y el mismo discurso
Rusia Unida es la formación dominante en la política rusa de los últimos años. Pero ese dominio le empieza a pasar cierta factura. Los casos de corrupción y la repetición continua e inalterable del mismo discurso político desde hace más de diez años empieza a cansar a la sociedad rusa. El partido sigue siendo el favorito en el país, pero su popularidad disminuye. Este efecto sería incluso mayor sí no fuera por la presencia de la figura de Putin, que ha anunciado su candidatura para regresar al Kremlin en marzo del año próximo. Es bastante significativo también que Putin, a pesar de tener una popularidad superior al resto de sus compañeros de partido, también ha perdido apoyo popular en los últimos años.
Junto a los representantes de Rusia Unida deberían formar parte de la Duma lo de los partidos Comunista, Liberal-Demócratas y Rusia Justa. Las tres formaciones aspiran a ampliar su representación parlamentaria a costa de Rusia Unida. Los comunistas volverán a ser, con toda seguridad, la segunda fuerza política de la Duma, y es posible que mejoren sus 57 diputados de hace cuatro años. Los liberal-demócratas, un partido nacionalista ruso, del a partes iguales polémico y populista Vladimir Zhirinovski, se disputará la tercera fuerza política con Rusia Justa.
Los otros tres partidos políticos registrados para participar en las elecciones tienen realmente difícil entrar en la Duma. Patriotas de Rusia, formación socialdemócrata con fuertes influencias patrióticas, se presenta por segunda vez. En las anteriores elecciones no llegó al 1% de votos y va camino de repetir resultados.
Yabloko, un partido que se auto define como de centroizquierda, llegó a tener una presencia notable en la Duma de los años 90, pero ha ido perdiendo apoyo paulatinamente hasta quedarse fuera del Parlamento en las elecciones de hace cuatro años. Parece que volverá a quedarse fuera al no llegar al 5% de los votos.
La última de estas formaciones es Causa Justa, que durante meses generó grandes expectativas en algunos medios opositores cuando Mijail Projorov, un empresario multimillonario que goza de popularidad, accedió a liderarlo. Su vida política fue fugaz, y bajo presuntas presiones del Kremlin contra sus intereses, el líder abandonó el partido y toda aspiración política. Sin él Causa Justa lo tiene realmente difícil para pasar el corte.