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El euro, moneda alemana

Fuentes: Alfabeta2 / El blog de nemoniente

El ultraliberalismo, es sin duda, una de las principales innovaciones políticas que están en el origen de la construcción de las instituciones europeas. La lógica de la gobernabilidad europea parece construida sobre el modelo ultraliberal. Su plan de hacer emerger el «Estado» de la ‘»economía» es aplicado casi a la carta. Esta es la razón […]

El ultraliberalismo, es sin duda, una de las principales innovaciones políticas que están en el origen de la construcción de las instituciones europeas. La lógica de la gobernabilidad europea parece construida sobre el modelo ultraliberal. Su plan de hacer emerger el «Estado» de la ‘»economía» es aplicado casi a la carta. Esta es la razón por la que puede afirmarse que el euro es una moneda alemana. Es la expresión de la potencia económica alemana, aunque hay también que subrayar que la potencia económica es inseparable de la reconfiguración del Estado como «Estado económico», como «Estato social».
El euro es la expresión de un nuevo capitalismo de Estado en que es imposible separar «economía y política». La propaganda de la información y de los expertos nos insinúa que el proyecto de la moneda única es absurdo, desde el momento que se necesita una autoridad política, un estado (o un centro de poder similar) y una comunidad política para legitimar y fundar una moneda. El euro ha operado y opera en sentido inverso, partiendo de la economía, de ahí su inevitable fracaso y debilidad. Este punto de vista reproduce los análisis del capitalismo de Estado del siglo xix y no alcanza a comprender las novedades y la dinámica del capitalismo de Estado de la segunda mitad del siglo xx inventada y practicada por los ultraliberales. Si Schmitt diría que la constitución está escrita por la economía, los ultraliberales dicen que el Estado es creado por la economía.
Los pro-europeos como Cohn-Bendit, al contrario, quieren hacernos creer que la moneda única es una medida absolutamente original de superación del Estado-nación. En realidad, como los soberanistas, no comprenden lo que está en juego con el euro: la construcción de un nuevo espacio de dominación y de explotación del capital. La gobernabilidad europea pretende construir un espacio y una población de dimensiones aceducadas al mercado mundial. El Estado-nación ya no representa ni un territorio ni una población capaz de realizar este proyecto capitalista.
Por tanto frente a los soberanistas hay que afirmar que este plan no es absurdo y, frente a los pro-europeos, que es un plan de poder y de explotación neoliberal, una estrategia adecuada a las nuevas condiciones del capitalismo de Estado. Un capitalismo de Estado neoliberal que persigue un espacio distinto a la Nación, una «comunidad distinta» a la sociedad nacional. Las instituciones europeas siguen las enseñanzas de los neoliberales: el Estado no es un requisito previo a la economía (y de la moneda), sino su resultado. Dicho con más precisión: el Estado es una de las articulaciones de este nuevo dispositivo de poder capitalista que contribuye fuertemente a crear y mantener. Este proyecto no pretende la unidad ni la cohesión de Europa, la solidaridad de sus pueblos, sino un nuevo dispositivo de mando y de explotación y, por tanto, de clase. […]
El capital todavía precisa de la «soberanía» de la moneda estatal para organizar las operaciones de reconocimento y validez de las deudas impuestas. La finalidad de este nuevo dispositivo de poder multicéfalo, ya no es el de la «emancipación radical de lo económico respecto a lo político», a fin de «aislar la esfera económica de toda perturbación externa, principalmente política». […] La crisis muestra, al contrario, que la reorganización de los dispositivos de poder supera e integra los dualismos de la economía y de la política, de lo privado y de lo público, del Estado y del mercado, etc…, desplegando una gubernamentalidad mayor. El poder del capital es transversal a la economía, a la política y a la sociedad. La gubernamentalidad se define precisamente como técnica de conexión y tiene la tarea principal de articular, para el mercado, la relación entre la economía, la política y lo social. La gubernamentalidad neoliberal ya no es una «tecnología del Estado», aunque el Estado juegue un rol muy importante. Foucault respondió a numerosas críticas acerca de que que su teoría del poder no comprendía una teoria del Estado, afirmando que la gubernamentalidad «sería al Estado lo que las técnicas de segregación eran a la psiquiatría, las técnicas disciplinarias al sistema penal, la biopolítica a las instituciones médicas».
Desde los años setenta asistimos a lo que podría llamrse una «privatización» de la gubernamentalidad. Esta ya no se ejerce exclusivamente por el Estado, sino por un conjunto de instituciones no estatales (bancos centrales, «independientes», mercados, agencias de rating, fondos de pensiones, isntituciones supranacionales, etc…), donde las administraciones del Estado no constituyen sino una articulación importante, pero sólo una articulación. Este funcionamiento puede ser ejemplificado a través de la acción de la Troika en la crisis (Comisión Europea, Banco Central Europea y Fondo Monetario Internacional). En un primer momento el Estado y sus administraciones no sólo han favorecido el desarrollo de la «privatización», sino que la han llevado a cabo. Así como han llevado a cabo la liberalización de los mercados financieros y la financiarización de la economía y la sociedad. Posteriormente, las mismas administraciones han asumido la gestión de la empresa privada para gestionar los servicios sociales y el Estado social. La crisis nos muestra en tiempo real la constitución y la profundidad de un proceso que Deleuze y Guattari llamaban «capitalismo de Estado». El entramado entre Estado y mercado, entre política y economía, entre sociedad y capital se ha llevado aún más lejos aprovechando el colapso financiero. La gestión «liberal» de la crisis no duda en incluir un «Estado mínimo» como uno de los dispositivos de su gubernamentalidad. Para liberar los mercados, somete a la sociedad, interviniendo de manera masiva, invasiva y autoritaria sobre la vida de la gente y pretendiendo gobernar cada «comportamento». Si, como toda forma de liberalismo, produce la «libertad» de los propietarios, a los no propietarios reserva un sucedáneo de la ya débil democracia «política» y «social».

Anticipamos un extracto del nuevo libro de Maurizio Lazzarato, Il governo delle disuguaglianze, publicado por ombre corte
Traducido por nemoniente https://n-1.cc/blog/view/1573811/el-euro-moneda-alemana

Fuente: http://www.alfabeta2.it/2013/01/22/leuro/