Nosotros nos quejamos para tener trabajos dignos Nosotros no nos dejamos dominar por la fiebre del capitalismo salvaje, donde valen más las cosas que los seres humanos. Nosotros luchamos por la dignidad. kata El CPE, billete ganador de la lotería para los empresarios franceses, en nombre de los jóvenes. Los movimientos estudiantiles y los sindicatos […]
Nosotros nos quejamos para tener trabajos dignos
Nosotros no nos dejamos dominar por la fiebre del capitalismo salvaje, donde valen más las cosas que los seres humanos.
Nosotros luchamos por la dignidad.
kata
El CPE, billete ganador de la lotería para los empresarios franceses, en nombre de los jóvenes.
Los movimientos estudiantiles y los sindicatos seguimos movilizándonos contra el CPE o Contrato de primer empleo (Contrat Premières Embauches), y el CNE Contrato de nuevo empleo (Contrat Nouvelles Embauches), estamos dispuestos a seguir manteniendo la huelga en las universidades hasta el retiro de «ley de igualdad de oportunidades» dentro de la que se encuentra el contrato CPE «Nuevo contrato precario para los jóvenes».
Por el hecho de ser jóvenes, ¿acaso tenemos que aceptar un trabajo esclavo?, la cuestión que se está jugando ahora la sociedad movilizada, es una cuestión de dignidad. El CPE es un proyecto de ley donde las personas serán obligadas a trabajar sabiendo que podrán ser despedidas en cualquier momento, durante dos años de trabajo continuo en la misma empresa. Pero esto también significa que se puede pasar de CPE en CPE desde los 16 hasta los 26 años, esto hace en total 10 años donde se puede realizar un despido en cualquier momento. diez años de contrato precario, y sin contar con que el gobierno piensa aplicar estos tipos de contratos a toda la población.
Lo que estamos demostrando los estudiantes en estos momentos a partir de la instauración de conferencias y debates abiertos en las universidades como Nanterre, Tolbiac y Censier, es que podemos decir no a unas leyes que pasan sobre las decisiones de la mayoría de los ciudadanos. Además de seguir discutiendo sobre los contratos laborales, salió a flote la discusión sobre la calidad de la educación.
Se habla de tener una educación que permita crear ciudadanos capaces de discernir y participar en sus espacios sociales, y además una formación que permita acceder a un trabajo. Se puso en evidencia que hay unas carencias entre la universidad y la empresa, pero estas carencias no se resuelven con un contrato de trabajo precario para los jóvenes.
La discriminación en el empleo sale a flote
La tasa de desempleo de las mujeres jóvenes es mayor que la de los hombres jóvenes. El 36% de las mujeres jóvenes están en situación de desempleo o de sub empleo, frente al 25% de los hombres jovenes.
Los jóvenes que viven en los barrios desfavorecidos tienen una tasa de desempleo más alta. En el 2003 la tasa de desempleo para los jóvenes sin ningún diploma fue de 25% en esos barrios, y la de Francia metropolitana fue de 14,8%. Para los que tenían por ejemplo estudios superiores, la tasa de desempleo en los barrios desfavorecidos fue de 11,7% frente al 7,6% en los barrios de Francia metropolitana. Esto indica que las personas de barrios desfavorecidos pueden acceder a mejores empleos cuanto más hayan estudiado, y se disminuye la diferencia entre los que viven en la ciudad y los que viven en los barrios desfavorecidos respecto a la posibilidad de lograr un trabajo.
Es de destacar que el gobierno debería invertir más en educación de calidad, y en las posibilidades para las personas de barrios marginales, en vez de perder el tiempo en políticas que no tienen en cuenta un problema de base, que es la lucha contra la discriminación y por el acceso real a las oportunidades. Sería tal vez interesante obligar a las empresas a contratar a los jóvenes manteniendo una «cuota» de contratos laborales para ellos, pero no quitar todos sus derechos para que ellos se vuelvan atractivos a los empresarios. También se podrían adelantar proyectos dispuestos a disminuir la discriminación y el racismo.
Por otro lado, para los hijos de inmigrantes, es una gran dificultad conseguir un trabajo, significa mucho tiempo de esfuerzo y no siempre con buenos resultados. Como consecuencia, la mayoría de las veces consiguen un trabajo no adecuado a su formación, es decir un empleo que implica dejar de lado los conocimientos logrados en la educación; por ejemplo personas con cinco años de estudios superiores no van a poder conseguir un trabajo rápidamente, y cuando lo consigan será un trabajo de poca cualificación.
Los jovenes de «banlieue», provenientes de los barrios marginales, lejos de Paris, en algunos casos no pueden acceder a diferentes espacios sociales, porque se les excluye de las oportunidades. Luego se utiliza los contratos CPE y CNE como excusa para hacer aprobar una ley que va en contra de las posibilidades de la mayoría de los jóvenes en Francia.
Como dice el dicho popular, el gobierno intenta «vender gato por liebre» es decir, se piensa que nos van a dar la carne de la liebre (un trabajo seguro y bien remunerado) cuando en realidad nos están dando un gato: trabajo precario para los jóvenes menores de 26 años, con la dificultad para alquilar una habitación, porque ¿quién alquila a alguien que no tiene un trabajo seguro?, y la gran dificultad de organizarse en los horarios de trabajo para continuar estudiando, sabiendo que el trabajo puede cambiar de un día al otro.
Los empresarios franceses defensores del CPE hablan de «la flexibilización laboral» como la forma de hacer mejorar la economía, diciendo que hay que quitar las restricciones psicológicas que tiene el empresario para poder contratar a un joven. Pero estos empresarios pretenden que los trabajadores asuman el riesgo de la inversión. Estos empresarios se olvidan que frente a un mundo ecónomico donde lo único que vale es la mercancía, también debe valer el ser humano, y en este caso el consciente colectivo ha hablado y ha dicho que no quiere una sociedad donde valgan más unos productos que la dignidad de los trabajadores y su seguridad. Los empresarios sólo desean máquinas humanas, y los estudiantes deseamos ser formados y respetados como seres humanos y no como máquinas.
Los jóvenes en Francia no queremos un ataque agresivo y cotidiano a las reivindicaciones, sino que buscamos espacios de diálogo que nos permitan ejercer el derecho a la participación, y la democracia para nosotros se hace en las asambleas en las huelgas y en las manifestaciones.
«Diremos que vivimos la universidad, diremos que levantamos los muros de las mentes, que despertaron las consciencias»