Recomiendo:
0

Perú: ¿El cuadro del recambio presidencial proélite?

El fiscal «celebrity» José Domingo Pérez

Fuentes: Rebelión

Pocas veces en la historia contemporánea se ha visto tantas decenas de portadas en diarios importantes como El Comercio, La República, Correo, Peru21, etc. Para un fiscal por el que hace un año atrás nadie daba un centavo. Hoy, José Domingo Pérez (JDP), se ha convertido en un fiscal celebrity, que es amado como un […]

Pocas veces en la historia contemporánea se ha visto tantas decenas de portadas en diarios importantes como El Comercio, La República, Correo, Peru21, etc. Para un fiscal por el que hace un año atrás nadie daba un centavo. Hoy, José Domingo Pérez (JDP), se ha convertido en un fiscal celebrity, que es amado como un «semidios» por la mayoría popular y con quien todo el mundo quiere tomarse una foto para postearla en su Facebook y enseñársela a sus familiares y amigos. Pero el desarrollo mediático de Pérez no se dio súbitamente como un rayo en cielo sereno.

Todo lo contrario. Se desenvuelve en una coyuntura de crisis de características históricas (en comparación con la crisis política de fines de los 70s, 80s o 90s), ya que el affaire Lavajuez se origina en el sistema de dominación legal de la clase dominante sobre sus dominados y que hace metástasis con los otros poderes del Estado con el affaire Lavajato involucrando a uno de los grupos de poder factico más importantes de los últimos dos siglos: Graña y Montero. En otras palabras, se da en un contexto de derrumbe del régimen político-legal-económico, donde la crisis retroalimenta la crisis y el equilibrio (reforma política, elecciones al JNJ), produce nuevos desequilibrios. Por tanto, asistimos a una crisis de poder profundo, que tiene su expresión en un desconcierto político general a dos años del bicentenario.

El Plan estratégico de la élite

Es en este escenario, que sectores de la élite, han desarrollado un plan estratégico para salir de su propia crisis. Por un lado, el referéndum, las prisiones preventivas, la reforma política, y la polarización con la mafia del «aprofujimorismo» con el ánimo de legitimar al Gobierno (y éste tratando de bonapartizarse, pero a la vez atacando a la economía popular con el DS 345) y devolverle la confianza en la justicia burguesa a la clase dominada. Y por otro, «elecciones y más elecciones» (2020 es año preelectoral).

Lo primero lo tienen relativamente descontrolado, aunque con sus contradicciones y complejidades, por factores inmanentes a la crisis de poder (caída de PPK, rabo de paja de Vizcarra, indiferencia a la reforma política como parte del borrón y cuenta nueva en las alturas, anulación del concurso para la JNJ, disgregación parlamentaria del oficialismo y demás partidos, explosiones sociales por doquier -Loreto, Puno, Las Bambas, etc.- paros agrarios y urbanos -CGTP, Textiles-, reconstrucción del Norte paralizada, cuestionamiento oficialista de las prisiones preventivas -post suicidio de Alan García- que dieron popularidad al Gobierno al principio, perspectiva de estancamiento de la economía si continúa la guerra comercial china-yanqui, caía de la Bolsa de Lima y de ingreso de divisas, déficit fiscal del 3% del PBI, etc.).

Un proceso electoral como continuación de la crisis

Pero lo segundo, lo tienen más descontrolado todavía y más bien apunta también a desarrollarse como un factor de crisis durante el proceso electoral. Y es que el derrumbe del régimen es tan profundo que pareciera que la clase dominante a sacado la conclusión que todos los partidos políticos del régimen de la constitución golpista de 1993, incluidos AP (primera fuerza política y con reyertas en su interior entre Mesías Guevara, Alfredo Barnechea y Jhony Lescano), APP (aunque segunda fuerza política y en crecimiento, pero con acusaciones de corrupción), no les garantizan una salida estable a la crisis política.

Los nuevos cuadros no cuajan o se derrumban

Por eso impulsan nuevos cuadros políticos como el alcalde farandulero de La Victoria George Forsyth o el «políticamente correcto» Julio Guzmán. No obstante, a pesar que es un celebrity del deporte y hace mérito (imponiendo el «orden burgués» en Gamarra), Forsyth, no tiene estructura partidaria (como PPK, Vizcarra), y le acaban de «desinflar la llanta» con las denuncias por maltrato e infidelidad de su esposa Vanesa Terkes, lo cual lo haría emerger como un gobierno sumamente débil. Por su lado, Guzmán y el partido morado, se «venden» como lo «nuevo» y prosistema, pero la élite tiene miedo que a Guzmán le saquen un «anticucho» de contrato con Odebrecht y se les «caiga». Y el irónico y populachero Urresti, que surgió como tendencia ganadora en las últimas elecciones municipales, acaba de ser «bloqueado» al aperturársele el caso Bustíos.

El fiscal celebrity JDP

Por estas razones, no es casualidad que, en mayo, la «prensa concentrada» haya realizado entrevistas al fiscal celebrity del momento Domingo Pérez en RPP y el diario El Trome (del grupo Miroquesada/Graña y Montero), y que haya planteado el apoyo a la cuestión de confianza del mandatario, en perspectiva del cierre del Congreso (Correo, 03/06/19).

En estas entrevistas, Pérez, se presenta como un fiscal probo y da opiniones políticas como en el caso del odiado exjefe de la Nación, Pedro Chavarry, pero a la vez como un ser humano de carne y hueso, carismático, con familia, etc. «…No tengo ninguna aspiración política…», Y cuando le preguntan por su bebé de un año, señala, «Ah, estando con mi bebé, con mi esposa, los pocos momentos que tengo…». Luego, señala que le gusta el futbol. «…De todo, delantero. Dependiendo adonde me mandaban, es que no era un buen jugador de fútbol, pero sí podía ir al arco, podía ir de delantero. Creo que por eso terminé siendo fiscal (sonríe)…». Y para rematar dijo que lee a Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, («Duermo tranquilo porque cumplo con mi trabajo», diario Trome, 19/05/19).

No hay vueltas que darle. ¿Quién tiene la suficiente «moral» para ganar las elecciones en el Bicentenario? Pues José Domingo Pérez. Y es que además de ser el abogado fiscal que «ha liderado la lucha» para meter presos a lxs políticxs odiadxs y corruptxs como Keiko, Ollanta, Nadine, PPK, Susana, etc. ha demostrado en las recientes entrevistas, ser carismático, tener un hogar familiar, y que admira al Melgar y a Paolo Guerrero, es decir, que es un peruano de carne y hueso, como todos los demás.

Con todas estas cualidades, a diferencia de Sergio Moro en Brasil (que solo aspiró a ser Ministro de Justicia del neofascista Jair Bolsonaro y de quien se acaban de publicar audios entre éste y el fiscal Deltan Dallagnol para encarcelar a Lula ), puede ganar con solvencia las elecciones (cuestión que tendrá que concretar con la estructura partidaria de los «misteriosos» fiscales y jueces o abogados para poder gobernar, para cuya tarea tiene al siempre diligente y sigiloso Duverly Rodríguez). Solo que hay que agregar un factor más: JDP gobernará para la état politique bourgeois.

César Zelada. Director de la revista La Abeja (teoría, análisis y debate).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.