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Honduras

El imperialismo, Latinoamérica, la resistencia y las elecciones

Fuentes: Rebelión

Las reacciones populares ante la burla golpista con la complicidad del imperio han sido diversas. Todas muestran un alto nivel de consciencia y deseos de lucha. Podemos creer firmemente que por cada paso vil de los fascistas nuestro espíritu se fortalece, y la lucha colectiva gana ímpetu y claridad. Alguien me comentaba, con toda razón, […]

Las reacciones populares ante la burla golpista con la complicidad del imperio han sido diversas. Todas muestran un alto nivel de consciencia y deseos de lucha. Podemos creer firmemente que por cada paso vil de los fascistas nuestro espíritu se fortalece, y la lucha colectiva gana ímpetu y claridad. Alguien me comentaba, con toda razón, que el desencanto es una reacción natural, pero que servía para hacer crecer la lucha de muchas maneras.

Las ideas del imperio se han ido agotando; el problema central para ellos sigue siendo cómo aplacar los reclamos del pueblo hondureño por una sociedad mas justa, equitativa y participativa. Los golpistas les han vendido la idea de que las elecciones que ellos organizan son la solución a la crisis con el fin de mantener sus posiciones, aunque esto no tenga nada que ver con el problema de los yanquis.

Recordemos que lo que sucede en Honduras en relación a la actividad popular para reclamar su derecho, es el espejo donde podrán ver los imperialistas y sus esbirros la reacción de los pueblos frente agresiones en nombre de lo que sea. Las bases militares en Colombia tienden a empeorar la situación de tensión en América Latina lo que seguramente traerá una reacción popular continental.

No hay que olvidar que los eventos están interconectados y todos son parte del plan gringo por recuperar su control sobre los recursos de nuestro continente, por medio de la reinstalación en el poder de sus antiguos lacayos. Hoy hay señales claras de ataques a las democracias populares del Paraguay, Ecuador, El Salvador y Guatemala. Simultáneamente se suscribe el acuerdo para las bases militares yanquis en Colombia que amenazan a todos los países de esta parte del mundo.

La estrategia es bastante agresiva y podemos afirmar que estamos frente a una gran ofensiva imperial para desestabilizar la región. El golpe en Honduras es una de las piezas clave de este esquema, ya que es el punto donde se ha tenido que llevar a cabo el «forcejeo» diplomático para revertir el atentado contra la democracia.

Debemos reconocer que en Honduras se juegan gran parte de los resultados que espera obtener esta agresión imperialista. Por esa razón, nuestro pensamiento debe enfocarse en un marco más amplio y ver que el ataque en Honduras no es casual; y, por lo tanto, no son ellos los que van a solucionar la crisis, al menos no en contra de la línea que sigue el golpe de estado.

Es muy evidente que las fuerzas que sostienen a los golpistas en el poder están incluso mas allá de la Casa Blanca. Sin embargo, es un error pensar que el presidente Obama ignora lo que esta sucediendo. No hay forma de creer que la figura política mas relevante del imperio ignore un plan de la magnitud que estamos hablando. ¿Acaso no es irónico pensar que los demócratas bloquearon consistentemente el Tratado de Libre Comercio con Colombia, pero ahora si van a firmar este tratado militar?

¿No es curioso que el mismo Thomas Shannon que vino a reunirse con los futuros golpistas semanas antes del 28 de junio, fuera el encargado de venir a buscar un acuerdo? El mismo Shannon que será ahora enviado como embajador al Brasil. El mismo Shannon que nombró George W. Bush. Y qué decir del representante adjunto ante la OEA, Lewis Anselem, que ha estado bloqueando el consenso de la OEA para actuar con firmeza en el caso hondureño. ¿Trabaja solo, por su cuenta, este Anselem? Ese Lewis miembro del Comando Sur del ejercito de Estados Unidos; el mismo Southcom que invadió la República Dominicana, Granada, Panamá; que orquestó el ataque a la revolución sandinista y que coordinó la operación Cóndor en el cono sur. Estos «angelitos» han estado a cargo de buscar la paz en Honduras. No podemos ignorar la historia; no podemos olvidar que todos estos individuos trabajan bajo la coordinación de John Negroponte y Otto Reich, ambos con un historial terrible para Honduras.

Estas estrategias y hombres acuden a la guerra psicológica, la guerra sucia, pretendiendo someternos a sangre y fuego. Ellos manipulan los medios de comunicación locales; pagan lenguas viperinas para que nos acorralen, nos atemoricen, nos vendan ideas de guerra y traten de avasallarnos con las mentiras mas estúpidas.

Ahora el pueblo hondureño debe fijar su mente en los eventos desde una perspectiva mas clara. Ellos estiran y mantienen un «diálogo» estéril con el propósito de rendir nuestras aspiraciones. Buscan hacernos desistir de nuestros derechos. Lo hacen por todos los medios posibles; por un lado nos invitan a participar en elecciones pero por el otro colocan bombas que no estallan y nos culpan a nosotros.

Debemos ver con recelo el asunto de las elecciones. Está muy claro que existe un fraude montado con un trabajo informático muy sofisticado. Pero el fraude, las elecciones, están destinadas a llenar urnas y proclamar que la vasta mayoría de los hondureños queremos seguir en este atolladero social que hace infinitamente ricos a los que más tienen y dramáticamente mas pobres a los que no tenemos nada.

La Coordinadora del Comité para la Defensa de Detenidos Desaparecidos de Honduras (COFADEH), Bertha Oliva explicó con vehemencia en Washington que la situación no era propicia para elecciones en nuestro país. Abundó en su exposición diciendo con mucho acierto que el proceso electoral debía posponerse por al menos tres meses después de que se solucionara la crisis.

Esta posición es merecedora de estudio, de análisis para el movimiento popular hondureño. No olvidemos que el proceso electoral es parte de la soberanía popular, y aunque ahora esta secuestrado por los fascistas y oligarcas locales, es nuestro deber defenderlo.

Es muy probable que ahora mismo la expectativa de los consejeros imperiales y los golpistas sea que los candidatos en resistencia depongan sus aspiraciones, para pasar a completar la parte simbólica del acuerdo. Todavía anoche se mantenían conversaciones en el hotel Marriot y el licenciado Jorge Arturo Reina hablaba de un preacuerdo y la posibilidad de concretar la restitución del presidente Zelaya. Negocian y negocian, alargan los plazos, todo para rendirnos, y la obligación política del Presidente es permanecer es ese dialogo, eso debemos entenderlo muy bien.

El análisis sobre todo esto es muy importante; no seria bueno autoexcluirnos de este proceso si eso va a beneficiar la causa de la oligarquía. Una reunión permanente es vital, se deben seguir los acontecimientos y adoptar medidas mas apropiadas. Hoy el mayor reto, problema, que tienen los golpistas es la resistencia como actor fundamental del desarrollo histórico en medio de la coyuntura generada a raíz del golpe. Es probable que la táctica y la estrategia deban pensarse un poco. Mientras no se salgan de la mesa de negociación, la resistencia no debería renunciar a sus candidaturas.

Durante este tiempo deberíamos aprovechar los espacios que brinda la campaña para reunirnos, para politizar a los compañeros que constantemente preguntan qué hacer. Debemos alcanzar los mejores niveles de organización posibles durante este momento particular. Es muy probable que las candidaturas se vean obligadas a renunciar de todas formas, pero es mejor hacerlo más tarde, cuando hayamos logrado más, y cuando más fuerte sea el golpe para el régimen de facto.

Idealmente deberíamos luchar por impulsar la idea de la señora Bertha Oliva, la que seguramente representa la salida correcta a todo este problema.

Otro asunto pendiente, y que debe hacerse antes de renunciar a las elecciones, es demostrar el fraude montado por el Tribunal Electoral espurio. Debemos hacer una presentación coherente, clara, comprensible de los hechos que demuestran la existencia de un fraude masivo listo para ser ejecutado el 29 de noviembre.

Es también preciso que el Presidente Zelaya y sus asesores cercanos mantengan una línea clara sobre el propósito último de esta lucha. Hoy sabemos que la lucha por la restitución es parte de un esquema mayor, y el papel del presidente es fundamental para orientar al pueblo.

El escenario es muy singular, y debemos analizar cuidadosamente cómo llevamos adelante la lucha. Mientras no se acabe el diálogo deberíamos pensar con mucho detenimiento nuestro papel en la crisis. Si la resistencia se automargina, la crisis se reduce a un problema entre políticos liberales.

Hay que formular las preguntas correctas para obtener las respuestas mas adecuadas.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.