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El dirigente e intelectual cubano Abel Prieto en Argentina

«El imperialismo va a seguir generando todo tipo de trampas a la unidad latinoamericana»

Fuentes: Rebelión

Escuchar a Abel Prieto es reencontrarse con la Cuba que jamás ha bajado los brazos en todo este último medio siglo. La de la impronta cultural y política forjada por José Martí, en su discurso y práctica anticolonialista, la de Fidel embistiendo como un auténtico Quijote contra los molinos del imperio, pero también gestando permanentes […]

Escuchar a Abel Prieto es reencontrarse con la Cuba que jamás ha bajado los brazos en todo este último medio siglo. La de la impronta cultural y política forjada por José Martí, en su discurso y práctica anticolonialista, la de Fidel embistiendo como un auténtico Quijote contra los molinos del imperio, pero también gestando permanentes trincheras de ideas para seguir consolidando la victoria ideologica.

Cuentista, escritor, editor, revolucionario por todos los poros de sus jóvenes 63 años, Prieto acumula una inmensa experiencia política, pero sobre todo ha sido y es un gran ariete en las diversas batallas de la guerra cultural latinoamericana y caribeña. Fue 15 años ministro de Cultura, Director de la Editorial Letras cubanas y presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, la emblemática UNEAC por donde pasaron los mejores talentos de la rebeldía libertaria que no sólo proclamó la Revolución sino que la hizo.

Abel vino a Buenos Aires invitado por el Partido Comunista para recordar el 85 natalicio del Che. Además de participar en un importante acto en el Centro Cultural de la Cooperación, junto a su director Juan Carlos Junio, el secretario general del PC argentino, Patricio Echegaray, el embajador cubano Jorge Lamadrid y el politólogo Atilio Borón, viajó a La Plata, Rosario y a Córdoba, donde además de visitar -y emocionarse- el Centro Oftalmológico Doctor Ernesto Guevara, donde se practican las operaciones de Misión Milagro, recibió una distinción de la Universidad Nacional de esa provincia.

Prieto es un agudo analista sobre la realidad del continente y es por eso que en una extensa charla que mantuvo con Resumen Latinoamericano y otros colegas dio pautas muy claras sobre la necesidad de estar alertas sobre el nuevo escenario que puede derivar de la actual contraofensiva encarada por el imperio norteamericano.

Ante la pregunta de este cronista sobre las consecuencias que podría traer para el ALBA, la CELAC y la UNASUR, la formación reciente de la Alianza del Pacífico, Prieto sostiene que «el bloque latinoamericano que se ha ido gestando en los últimos años, es intolerable para los Estados Unidos, y es por eso que van a hacer lo imposible para ponerle trampas al proceso de integración. El hecho de que Cuba ocupe hoy la presidencia pro tempore de la CELAC y que además exista esa organización en la cual no participan los EEUU, es algo que tiene que ser muy amargo para la geopolítica imperial que sigue considerando su traspatio a nuestra América, como decía Martí. Seguramente van a generar trampas de todo tipo, alianzas como la del Pacífico u otras noticias muy sospechosas que a veces parece que provienen de un mundo del absurdo, pero sin embargo están funcionando para crear divisiones, tratando de hacer fracasar el proyecto de integración».

Prieto opina que con la reciente muerte de Hugo Chávez «hemos perdido uno de los líderes más excepcionales que ha tenido este continente, un verdadero hijo de Fidel». Sin embargo, «a pesar de ese duro golpe ha habido una reacción admirable en la dirección de la Revolución Bolivariana».

«Esto no quita, agrega Prieto, que el enemigo sigue acechando: allí está esa denuncia hecha por el ex vicepresidente Rangel, sobre la compra por parte de la oposición de aviones de combate. En fin: son muchas señales de que vienen con todo las fuerzas de la contrarreforma y su estrategia tiene caras y tácticas diversas».

En ese marco, el asesor de Raúl Castro ve necesario revitalizar la Red en Defensa de la Humanidad, creada en 2003. Se refiere a esa iniciativa que surgió en momentos en que Bush había lanzado la llamada «guerra santa contra el terrorismo». Días, en los que, como recuerda Abel: «En Miami la gente decía: Iraq ahora, Cuba después. Los tanques de Bush desfilaban por Bagdad, y todavía no había empezado a manifestarse la resistencia iraquí. Eran momentos de extremo peligro para el mundo. Fue allí cuando nació la idea, de la mano del mexicano Pablo González Casanova, de formar un gran frente antifascista de intelectuales en el sentido más amplio y cuadros de los movimientos sociales y políticos».

Frente a esta contraofensiva imperial, Prieto opina que «hay que reforzar esas trincheras de ideas de las que hablaron Martí y Fidel. Hay que crearlas con la gente lúcida y honesta, para frenar esas campañas de mentiras cotidianas que sufren Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y otros países, tratando de quitarle legitimidad a todo lo que hacen o de tergiversarlo.

Es un momento de peligro porque el sistema está haciendo crisis y allí lo vemos muy bien en Europa, explotando por los cuatro costados».

«¿Qué puede hacer un imperio desesperado ante un sistema en crisis? ¿Qué ideas pueden ocurrirse cuando ya no tienen ni la necesidad de arriesgar tropas en una guerra de conquista?», se pregunta Prieto, opinando enseguida que «es un tiempo, donde adquieren gran importancia la verdad, la razón, las ansias de justicia y libertad, todas esas ideas que defendió el Che».

La huella cultural argentina y las nuevas tecnologías

«Aquí en este país hay mucha gente con un alto nivel de cultura política. Es de los sitios donde se sigue leyendo con gran entusiasmo sobre política y o ciencias sociales», dice el dirigente comunista cubano, recordando que en una ocasión en que participó de la Feria del Libro, vio mucha gente joven «con libros que no son de auto-ayuda, de cómo conseguir parecer sexi a los 70 años o como lograr un aumento de sueldo, todas esas boberías y frivolidad con que el capitalismo pretende nutrir a la juventud».

Prieto no deja de mostrar preocupación por lo que considera el avance aplastante del poder imperial en el terreno cultural y mediático. «Son los mal llamados grandes medios los que deciden qué cosa es o no importante». También opinó sobre la influencia de las nuevas tecnologías, que por un lado ofrecen opciones para influir desde medios alternativos, y por el otro, tienden a la síntesis.

«Se está dando un fenómeno muy particular: hay una gran masa de gente que está ávida de información y se conforma con los titulares, o con una fracción mínima de información», explicó, aclarando que a eso se lo denomina el «efecto surf», en que la gente no bucea sino que está en la superficie de la masa informativa.

«De todo eso se aprovechan nuestros enemigos. Hoy funcionan mucho las redes sociales para la bobería, donde hay un montón de gente siguiendo chismes, que si la novia de fulanito está saliendo con menganito y cosas por el estilo. Todo ello para nutrir la tontería y despolitizar la inteligencia. Por eso, cada vez estoy más convencido de que la integración latinoamericana es cultural o no es integración»

Mirada autocrítica al cine cubano de co-producción

Según la incisiva mirada del intelectual cubano: «Vivimos en un mundo donde los efectos especiales y lo colateral al arte está tomado el lugar principal. Cuando se estrena una película se habla más de cuánto se invirtió en ella, que del propio guión o de la actuación de los actores.

Prieto opina que esto mismo afecta también al cine cubano ya que se abarató en costos pero también en su contenido, con las coproducciones. «Se añadió un folclor político pensando más en el exterior, y esto ha derivado en que se hacen películas superficiales, con poco contenido artístico», acotó.

Para Prieto, la única manera de protección frente a estos males es formar a la gente en valores sólidos. «Es ridículo pensar en prohibir. Tenemos que ganar esa batalla en las referencias culturales que tenga un niño o un joven. Que si quiere ver una película chatarra y perder una hora y media en ella, que sea su decisión.

Ser culto es la posibilidad de que no te manipulen, que no te hipnoticen, que no te vendan falsas historias, que la política no se trivialice convirtiéndose en una competencia de imágenes. Sobre todo hoy, en que todo es un reality show. Como herramienta de autodefensa ahí está la idea, impulsada en su momento por Fidel, de los instructores de arte. Hay que volver a la formación masiva, tenemos 30 mil instructores en las escuelas, a los que le hemos añadido apreciación cinematográfica.

Debemos darle al pueblo los elementos para que pueda libremente discernir».

Reconoció que actualmente «tenemos un fenómeno especial con nuestra TV. Como no pagamos derechos, se han puesto películas de muy mala calidad. Eso es un déficit del que debemos autocriticarnos, ya que se ha producido un gran retroceso en términos de gustos de la población en términos cinematográficos».

Romper el aislamiento

«Los que compartimos la angustia por este mundo envilecido y suicida y peleamos por transformarlo, trabajamos todavía muy aisladamente», se queja Abel Prieto. Aclarando que «las nuevas tecnologías permiten la articulación, aunque ya sabemos que esos materiales que lancemos a la red van a ser leídos y vigilados por nuestros enemigos». Dio por ejemplo cómo trabajan las embajadas de EEUU y otros países en todo el mundo, presionando a los gobiernos para que adopten leyes restrictivas.

En ese terreno de los controles y restricciones, contó una hecho ilustrativo ocurrido en los Estados Unidos, donde un grupo de girls scouts, que participaban de un campamento en un pequeño pueblo, se levantaban a la mañana cantando una canción típica de esos lugares, hablando del sol y las montañas. «Un día, cayó un grupo de gestión a cobrarles los derechos de autor por ese tema musical. El dinero no era para el autor, sino para la corporación que había comprado los derechos».

Ahondando más en este rubro, dijo: «Ni qué decir de la persecución que se hace de la piratería en nombre de los sacrosantos derechos que fijan las empresas discográficas». E ironizó sobre el particular contando una particular «acción de resistencia» a tanto desatino, protagonizada por el músico Manu Chao, quien le regaló a Prieto un disco que tiene una calavera con las tibias (el signo de los piratas), y dice: «Prohibido su venta en tiendas de discos. Reclámelo a su vendedor clandestino».

Fidel en las redes

Abel Prieto recordó que Fidel aprendió internet, pero no ahora sino hace ya mucho tiempo. «Cuando él fomentó en los jóvenes los clubes de computación, vio en internet un mecanismo para mover las ideas. Siempre fue un adelantado. Hay que recordar que fue quien impulsó Radio Habana Cuba, que transmitía en guaraní, kechua y aimara. Esa radio era la internet de la época. También hizo Prensa Latina, con Masetti. Imagínense en los años 60 a Fidel con internet, la infinidad de cosas que hubiera hecho».

Y enseguida agregó jocoso: «Pensemos a Fidel con un twitter: está bien que tiene pocos caracteres y sus discursos eran larguísimos, pero «Patria o Muerte, Venceremos», sí que cabe en ese formato».

La lucha de ahora y de siempre

Abel no deja de dar imágenes sobre la idea de que jamás hay que sentirse doblegados por los enemigos de la libertad de los pueblos. «Te quieren convencer de que este sistema es el único posible, y que tratar de cambiarlo es algo delirante, y que estás aislado en tus propósitos. En contrapartida, tenemos que acercarnos y articularnos más, ser más sistemáticos. Digo esto, porque creo que hoy hay mucha más gente que está convencida de que el sistema es inviable desde el punto de vista social, ecológico y hasta de las posibilidades de la gobernabilidad».

Evocó en ese sentido una Cumbre que se realizó hace años en Madrid, donde junto a Fidel asistieron una buena cantidad de presidentes que bajo la batuta de Felipe González intentaron deslegitimar al líder cubano.

«La mayoría de ellos luego se corrompieron o fueron echados por sus pueblos. O como decimos en Cuba, «si no están presos, los andan buscando», contó.

«Sin embargo, en ese ámbito hostil, el Comandante hizo una exposición estremecedora sobre lo que iba a suceder en el mundo. Advirtiendo que las fuerzas ciegas del mercado, van a llevar al planeta a que la brecha entre ricos y pobres todavía se haga más extrema», señaló Prieto.

Cuba, los jóvenes y el socialismo

Desde la visión de Prieto, la cultura fue una de las grandes conquistas de la Revolución cubana. «En Cuba, lo dijeron Fidel y el Che en varias ocasiones, la calidad de vida no se puede medir en términos de recursos materiales o bienestar materiales. Siempre nos hemos preocupado por atender las necesidades espirituales de la gente. Eso no quiere decir que no tengamos que seguir luchando por un socialismo más eficiente y más productivo. Un socialismo que realmente atienda a los problemas cotidianos que tiene el ciudadano cubano», dijo.

Explicó que mucho jóvenes nacieron durante el «período especial», que fue una época muy dramática y amarga. «Una etapa de la que salimos marcados. Allí se produjo un retroceso en temas que nos duelen mucho como es el de la prostitución, que había sido erradicada por completo, incluso de la memoria», afirmó.

En ese aspecto, evocó cuando él mismo ingresó en la Universidad, en que las discusiones de la época pasaban por criticar ácidamente a la moral burguesa, o a la teoría de que sostenía que había que casarse para tener sexo con la pareja. «Incluso -recordó-, desde aquel entonces y no sólo en los últimos años, ya había la idea de defender a los homosexuales de la manifestaciones de homofobia. Pero eso sí: a nadie se le ocurría entregarse a otra persona a cambio de algo material. Eso estaba absolutamente excluido».

«Recuerdo que siendo un niño, cuando llegué a La Habana desde mi ciudad natal de Pinar del Río, iba con mi padre por la calle Colón, que era el antiguo barrio de prostitutas más famoso, veíamos en las casas un cartelito que decía: No moleste, aquí vive una familia, dejando claro que antes de la Revolución, en esas casas funcionaba un prostíbulo».

Reconoció no obstante, que «para los jóvenes de hoy en Cuba, estos relatos parecen sacados de una película. Por eso, nuestro reto principal es tratar de que conozcan de verdad al capitalismo, y lo que fue nuestra historia. Que la aprendan también en sus contradicciones, sin retórica ni consignas, sino con la realidad».

Para reafirmar lo que ha costado dar cada una de estas batallas, se refirió a lo ocurrido con una película de Fernando Pérez, que se llama «José Martí, el ojo del canario». «Es un material excepcional, dice Prieto, donde se describe a Martí desde que era niño hasta su presidio político. Hay una escena allí, donde ese Martí adolescente aprende a masturbarse con otro joven de su edad. Cuando la proyectamos hubo compañeros que se molestaron con eso, ya que consideraban que era un tratamiento irrespetuoso para un héroe nacional. Sin embargo, eso se hizo con toda intención. Yo les decía, que el artista intentó acercar a Martí a los jóvenes, ya que cuando tú pones al Che, a Lenin, o a Martí, en un altar, los estás alejando de la gente joven».

«Es fundamental poner a participar a los jóvenes», reiteró, agregando que «hay que tener siempre una comunicación con ellos, de igual a igual, sin paternalismos ni comportamientos verticales de ninguna especie. Debemos hacerles saber qué cosas estamos defendiendo y por las cuales dieron su vida tantos compañeros».

Formación y participación

Insistió en la necesidad de la formación y la información veraz de todo lo que acontece, señalando que en la historia cubana reciente hay datos muy claros que ayudan a comprender desde donde hay que pararse en la guerra cultural. «En nuestro país, hasta que llegó la Revolución, el discurso anticomunista estaba muy enraizado en la masa, pero en sólo 24 meses eso se revirtió, y Fidel declaró el estado socialista de la Revolución. ¿Cómo se logró esto? Por un lado, seguramente porque los trabajadores y campesinos comenzaron a escuchar a Fidel, al Che, a Raúl, que hablaban de conceptos marxistas que tenían que ver con lo cotidiano. Pero lo fundamental es que la gente participó en todas las decisiones».

Lo mismo ocurrió con la campaña de alfabetización en 1960 y 1961. «No la hicieron los metodólogos sino el pueblo llano, jóvenes y adolescentes que marcharon a los campos a enseñar a los campesinos a leer y escribir, a vivir y a trabajar con ellos».

La clave de la participación como una escuela revolucionaria insustituible es absolutamente vital, sentenció Prieto, aclarando que hoy hay mucha gente joven en cargos importantes. «Estamos tranquilos porque la generación histórica ha ido preparando su relevo», confirmó.

Esto mismo sirve según el actual asesor del presidente cubano, para todo lo que tenga que ver con la prensa de su país: «Está convocada a transformarse, siendo más crítica para ser más revolucionaria, ahondando en un periodismo de investigación y de análisis. Denunciando a la burocracia y ayudando a combatir toda forma de corrupción». Y concluyó con una enseñanza que se convierte en sentencia para muchos países del continente: «En el caso de Cuba, no hay ningún tipo de impunidad. Si una persona se corrompe, esté en el cargo que esté, es castigada de manera rigurosa».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.