El dominio devastador de una ideología dominante, la ortodoxia neoliberal, dentro de este marasmo que llamamos en el Perú (1) «democracia» y vida «política» no es un monopolio peruano. Podríamos constatar para consuelo que, como en el caso peruano, el mal de muchos es la maldición de todos en nuestro sufrido planeta. Vemos esta situación […]
El dominio devastador de una ideología dominante, la ortodoxia neoliberal, dentro de este marasmo que llamamos en el Perú (1) «democracia» y vida «política» no es un monopolio peruano. Podríamos constatar para consuelo que, como en el caso peruano, el mal de muchos es la maldición de todos en nuestro sufrido planeta. Vemos esta situación en las vitrinas del mundo dominante, en los EEUU y en Europa, en las que personajes de lo más mediocres, bajos y vulgares candidatean, y ganan incluso, entre los Sarah Palin, G.W. Bush, Donald Trump, la pareja reaccionaria ultra-arribista de los Clinton, y los patéticos J.M. Le Pen, N. Sarkozy y F. Hollande en Francia, para citar solamente algunos.
Y esto no comenzó con lo que mal se llama la «desaparición» de las ideologías luego de la desaparición de la URSS. Esto comenzó con la tenaz guerra ideológica ganada por los ultra ortodoxos neo-liberales, hijos y nietos de Friedrich Hayek y de Milton Friedman, en los años 1960 y 1970, que acompañó la victoria universal de la alta finanza oligopólica estadounidense (2) luego del abandono de la conversión dólar/oro en 1971, provocando la elección de M. Thatcher en el Reino Unido y de R. Reagan a la Casa Blanca al final de los 1970 y comienzos de los 1980.
Paralelamente a eso nos dimos cuenta de la capitulación definitiva de las socialdemocracias europeas -y de las del resto del mundo- e incluso de la capitulación de los comunistas oeste-europeos que pasaron a llamarse » eurocomunistas » antes de abandonar incluso esa etiqueta. Siendo ese el contexto de la claudicación ideológica final de la Nomenklatura en la URSS en los años 1970/1980, que explica la llegada de M. Gorbatchev en 1985. Eso fue entonces en los albores de los años 1980, mucho antes de la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre del 1989, caída mural que debería comprenderse dentro de ese marco histórico.
En el Perú este contexto mundial fue el telón de fondo de los gobiernos reaccionarios de eso que algunos llaman la década perdida, de los años 1980, con el segundo gobierno del arquitecto F. Belaúnde y el primero del abogado A. García. Que prepararon la llegada en 1990 del fundador definitivo de la anti-política en el Perú, que fue el ingeniero Alberto Fujimori. Hoy en el Perú, veinticinco años después, se discute de «política», a lo que los peruanos llaman muy generosamente política, pero no se discute de economía, o más bien de política económica, ni de economía política. Insistiendo tercamente por nuestra parte en que la economía es una política. Casi unánimemente se acepta que el neoliberalismo es la única política posible, lo que empuja a casi todos a la adoración ritual de la TINA: «there is not alternative».
Ese imperialismo ideológico neoliberal es lo que ahoga todo debate auténticamente democrático. Viéndose que se discute solamente de las «virtudes» o de los vicios personales de los candidatos en medio de carnavales electorales cíclicos (3). La hija de Fujimori encabeza la lista de preferencias de voto, con un tercio del electorado, para las elecciones presidenciales del 10 de abril del 2016. No hay programas confrontándose, sino uno solo, el neoliberal, presentado con matices diferentes, o con astutas «sutilezas» y todo muy mediocremente.
No hay «utopías», ni metas estratégicas, ni estrategias de nación, ni concepción de un contrato social que debería ser la base de toda política económica. Se cree obstinadamente, ciegamente, que la salvación del país y su único futuro es el alquiler, la hipoteca, la venta o el remate del país, de sus trabajadores, de sus fuerzas vivas, de sus recursos naturales, de sus territorios, de su futuro, y también de la cultura, de mentes, de almas… etc., etc., etc.
Desde el 2008, cuando estalló el último desastre sistémico capitalista, nos dimos cuenta que una heterodoxia neoliberal es posible pero solamente para salvar al gran capital financiero dominante, a los primary dealers, oligopolios financieros que la ‘Fed’ llama los G15 -Morgan Stanley, Goldman Sachs y el resto de esa cofradía- en los EEUU (3). Habiéndose visto aparecer verdaderas herramientas keynesianas pero para salvar a los oligopolios financieros y a sus aliados, para salvar al imperio de un colapso definitivo, para evitar un colapso sistémico. Un «socialismo» de nuevo tipo pero para salvar a los ricos y preservar el dominio universal del imperio.
Hoy, tanto en los centros mundiales del poder occidental, cuanto más aún en el Perú, país dominado y periférico que tiene una férrea voluntad de eternizarse en la dependencia y en la sumisión gracias a una clase política bien domesticada por el capital, un modesto keynesiano o un ingenuo colbertista no pueden existir realmente ni tener éxito ideológico, sin tener espacio para vivir ni oxígeno que respirar. Ni menos aún puede existir y madurar un anti-capitalista serio que plantee el fin del uso y del abuso de la propiedad privada, del capital transnacional y local, fundamentalmente -pero no exclusivamente- del capital financiero, del uso y del abuso capitalista contra el universo entero… y contra toda la humanidad de paso.
En el Perú, Fujimori cayó al cabo de una década, huyó del país, terminó años después preso, enjuiciado y condenado a veinticinco años de cárcel en abril del 2009, pero el neoliberalismo ortodoxo que instaló sigue vivo y bien defendido. Habiéndose sucedido cuatro presidentes desde noviembre del año 2000, con un abogado criollo anticorrupción, V. Paniagua, un economista y amerindio auténtico, A. Toledo, un hipercorrupto abogado criollo, A. García, y un militar mestizo «nacionalista» de nuevo tipo, O. Humala, que conservaron incólume la ortodoxia fujimorista del decrépito consenso de Washington. Conservaron intacta la hegemonía ideológica neoliberal, el modelo y las ganancias del capital.
Los resultados del neoliberalismo
¿Y qué resultados ha obtenido el capital, con su modelo, con sus ganancias actuales, con su lavado totalitario de cerebros que es lo que es en realidad la avasalladora hegemonía ideológica neoliberal? Las sesenta y dos personas más ricas del mundo tienen ellas solas más patrimonio que el 50% de la humanidad más pobre, de la mitad inferior de todos los humanos más modestos, pobres y miserables juntos, es decir más de 3,700 millones de personas en enero del 2016. De igual manera: ¡El 1% de personas más ricas del mundo tiene más patrimonio que el 99% del resto de la humanidad…! (5).
Es decir, prácticamente la humanidad entera, menos ese 1%, no tiene más riqueza como esta ínfima, minúscula, casi nano-molecular élite parásita, prepotente, egoísta, vanidosa… etc. Sin embargo, todo el orden económico, social, político y jurídico en el mundo gira en torno a ese 1%, y está concebido para garantizar su supervivencia, felicidad y prosperidad crecientes. El 99% o es ciego o se muere de miedo… y de hambre… o algo pasa o va a pasar. Somos verdaderos corderos, trasquilados o enviados al matadero, condenados a ser pobres o a ser demasiado pobres, condenados a trabajar alienándonos o a ser mendigos, etc., etc…. o a intentar ser como sea -la ley de la selva- del 1%.
La criminalidad, el narcotráfico, la corrupción chica y grande y la » política «, son también los patéticos y homicidas intentos de ganar esa carrera demente por el enriquecimiento en el Perú. Preguntémonos quiénes en el Perú forman su 1% local, y cuáles son las fortunas personales que pesan tanto como el 50% más modesto de peruanos. Volvamos a leer los trabajos de Carlos Malpica S.S. (6) o los más recientes de Francisco Durand (7).
O veamos simplemente datos estadísticos e indicadores como el coeficiente de Gini, que mide el nivel de desigualdad de los ingresos, que en el Perú es de 0,44 en el 2014. El crecimiento económico, que ya estamos dejando poco a poco en tierras peruanas, ha beneficiado a los ricos, para asegurar mayores ingresos a los peruanos más ricos fundamentalmente y prioritariamente, pues en el país desde el 2011 la desigualdad ha disminuido sólo en 0.01 puntos (8).
Comenzaremos a comprender para quien trabaja, entre otros, en el Perú, el Ministerio de economía, MEF, o el Ministerio de energía y minas, MEM, o el Banco Central, BCRP, o la constelación de partidos de derecha que archimonopolizan la escena política en Lima y en el resto del Perú.
El capitalismo actual es una contra-utopía, una distopía profundamente inhumana, siendo su recurso cíclico y sistemático a la guerra la continuación lógica de una economía política implacable, despiadada. Un post-capitalismo es posible, es incluso indispensable para evitar un descenso irreversible al que casi nos estamos embarcando esporádicamente, descenso hacia la vorágine del caos destructor final, ese último avatar -pero aplicado a clases sociales y a pueblos enteros considerados inútiles, sobrantes, perdedores o vencidos- de la destrucción creadora que teorizó » simpáticamente » J. Schumpeter. Caos destructor de generaciones enteras, de naciones, de pueblos, de vastos territorios, de continentes… Un necesario post-capitalismo, indispensable para también poder acabar con las guerras que serán cada vez más implacables y destructoras, y que ya lo son en exceso, … para evitar una gran guerra final.
El «programa único», que sufrimos en su mediocre versión criolla peruana (9), es la ausencia de la POLITICA, concebida en su connotación primigenia, noble, dialéctica, creadora de reales alternativas, de ‘utopías’ humanas y realizables. El totalitarismo ideológico del neoliberalismo es asfixiante, mortífero… y suicida.
Notas
(1).Veamos el desilusionado editorial del peruano Juan de la Puente, Política sin partidos. Y sin políticos. : http://larepublica.pe/imp resa/
( 2) HERRERA Rémy, La Domination de la finance : origines, mécanismes, alternatives in Revue Marché et organisations , 2013-3, pp. 127 à 146 Résumé : The domination of the high finance This article successively analyzes : 1) the supremacy of the U.S. high finance, starting from its controversial origins in the United States itself, then abroad, to the present time (1stpart) ; 2) the various aspects of the high finance’s recent crisis, by interpreting the causes and the effects (2nd part) ; and 3) the requirement to evolve from false anti-crisis orthodox policies to real solutions of which the terms of counterpowers and controls need to be clearly defined. This will lead to global proposals able to achieve a more balanced and multipolar world.
(3) Diecinueve candidatos presidenciales se presentan para las elecciones de abril 2016. Veamos este editorial: http://larepublica.pe/impresa/
(4) HERRERA Rémy, óp. cit. p. 136
(5) La concentración de patrimonio en manos de capitalistas se acelera. Acompañando y explicando la pauperización y sobrexplotación de trabajadores y de desposeídos en todos los continentes. Finalmente en el 2015, el 1% más rico del mundo llegó a tener más que el 99% «restante» de la humanidad. Veamos el cálculo de Oxfam y la crítica metodológica de LeMonde.fr, que lo confirma:
https://www.oxfam.org/fr/
(6) Veamos esta reseña de la última edición de Los dueños del Perú: http://www.librosperuanos.
(7) Veamos uno de sus artículos y la reseña de uno de sus libros: http://www.rebelion.org/docs/
http://clioperu.blogspot.fr/
(8) Con niveles de desigualdad peores que el Perú, sólo Chile y Colombia lo superaran en esa triste competencia. Estos tres países, más Méjico, forman la Alianza del Pacífico, reunión de aliados de Washington dentro de una región que ha venido intentando abandonar la secular tutela yanqui. Si el Perú fuera admitido en la OCDE de inmediato, tendría el coeficiente de desigualdad más alto que el promedio de los cinco peores de ese club de países ricos, los más ricos del mundo. Veamos este análisis: http://gestion.pe/economia/
(9) Este artículo trata de la realidad política peruana en el 2016, con sus partidos de derecha…o de derecha: http://larepublica.pe/impresa/
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.