Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
El Presidente francés Sarkozy ha aparecido en dos ocasiones en el epicentro de los medios de comunicación de masas al anunciar su determinación de liberar a la ciudadana de doble nacionalidad, francesa-colombiana, Ingrid Betancourt, retenida en cautividad por el movimiento de la guerrilla colombiana Fuerzas Armadas Revolucionarias del Ejército Popular de Colombia (FARC-EP). Siguiendo las huellas de las exitosas negociaciones de Hugo Chávez de diciembre pasado y primeros de enero de 2008, que condujeron a la liberación unilateral por parte de las FARC de cuatro secuestrados, Sarkozy anunció su determinación de implicarse directamente en la liberación de Ingrid, aunque tuviera que arriesgarse a llegar hasta la selva de Colombia y trepar por sus montañas (1).
Una vez que las cámaras se esfumaron, Sarkozy puso a su Ministro de Asuntos Exteriores, Bernie Kouchner, a cargo de las negociaciones con las FARC con un teléfono móvil de larga distancia en la mano. Los antecedentes de Kouchner como partidario entusiasta de la guerra estadounidense en Iraq (eligió este país para su primer viaje en el cargo y así manifestar su apoyo a las tropas estadounidenses), un seguidor incondicional de toda la vida de la guerra de Israel contra los palestinos, incluyendo la guerra genocida contra Gaza, y su gestión como alto representante de Naciones Unidas en Kosovo a finales de la década de 1990, cuando se perpetró la limpieza étnica de 200.000 serbios, no le convertían precisamente en alguien muy fiable como interlocutor con las FARC. Kouchner estableció contacto telefónico con el dirigente y negociador de las FARC Raul Reyes, uniéndose al Presidente Chávez de Venezuela y al Presidente Correa del Ecuador. La CIA y los agentes de la inteligencia colombiana pincharon las conversaciones telefónicas de Kouchner con Reyes, con o sin conocimiento de Bernie (2). Reyes (desconociendo quizá el papel de Kouchner como intermediario imperialista) negoció de buena fe, prometiendo liberar a Ingrid y a otros prisioneros a cambio de la promesa de la respuesta recíproca por parte del gobierno colombiano de liberar a 500 miembros y simpatizantes encarcelados de las FARC. Mientras tanto, el gobierno colombiano continuó con sus brutales y masivas redadas por las zonas rurales, donde masacraron a cientos de campesinos sospechosos de simpatizar con las FARC. El Presidente colombiano Uribe afirmó que el objetivo era ‘liberar’ militarmente a los prisioneros (3). El fracaso vergonzoso de Sarkozy para convencer a Uribe de que negociara y la falta de voluntad de Kouchner para presionarle hicieron que la misión humanitaria se viniera abajo.
Un mes después, Sarkozy convocó de nuevo a los medios de comunicación y leyó una carta dirigida al dirigente de las FARC Manuel Marulanda, exigiéndole que liberara inmediatamente a Ingrid o tendría que enfrentarse al oprobio de la comunidad internacional y a la condena eterna por un crimen contra la humanidad (4). Una vez más, los medios de masas dieron la más amplia de las coberturas a su discurso, fotos incluidas, que se emitieron por todo el mundo. Ni que decir tiene que como director de orquesta de todo el acto ‘humanitario’, Sarkozy pensó que no era conveniente mencionar las demandas de las FARC sobre intercambio recíproco de prisioneros ni de la zona desmilitarizada para llevar a cabo las negociaciones. El silencio del Maestro Sarkozy sobre la campaña de bombardeos en curso del Presidente colombiano Uribe (y del Presidente George Bush) sobre las zonas rurales colombianas y su rechazo a negociar no se mencionó nunca durante, o después, de su extravaganza en la prensa. Ignorado por las FARC, así como por Uribe y Bush, Sarkozy se volvió hacia el Presidente Chavez y le pidió que exigiera a las FARC que proporcionaran pruebas recientes, fotos incluidas, de los cautivos de las FARC (5).
Las FARC notificaron a Chavez y Sarkozy que accederían a enviar dos emisarios, que fueron capturados con toda prontitud por el ejército colombiano, torturados y encarcelados. Evidentemente, las líneas de comunicación Kouchner-Chavez estaban activamente controladas. A través de todo el ‘proceso de negociación’, EEUU apoyó al régimen colombiano en su alegación que no haber recibido nunca un solo mensaje público (y mucho menos exigencia) de Sarkozy instándole a responder de forma positiva a los gestos de buena voluntad de las FARC liberando a algunos de sus prisioneros políticos. En la noche del 1 de marzo de 2008, un satélite de la inteligencia estadounidense señaló la ubicación precisa de Reyes justo al otro lado de la frontera con Ecuador y Uribe ordenó a las fuerzas colombinas que bombardearan el campamento de los negociadores de las FARC, un ataque a través de la frontera que mató a Reyes, el jefe de los negociadores de las FARC, y a otros 18 guerrilleros, a cuatro universitarios mejicanos y a un civil ecuatoriano (6). La operación militar al otro lado de la frontera colombiana representó una flagrante violación de la soberanía ecuatoriana y destruyó el proceso de negociaciones. Uribe acabó deliberadamente con el principal negociador de las FARC que trabajaba con Sarkozy, Chavez y Correa (7). Está muy claro que a las FARC les resultó extremadamente costosa su concesión humanitaria unilateral, en términos de pérdida de vidas de dirigentes clave, aumentando su vulnerabilidad frente a las posibilidades de detección y ataque del ejército colombiano. En ningún momento, Sarkozy o Kouchner criticaron a Uribe. De hecho, Kouchner alabó los ataques antiterroristas de Uribe.
Sarkozy, al igual que esos actores cuyas rancias bromas no provocan ya risa alguna excepto cuando adoptan una pose trágica solemne, convocó, una vez más, a los medios de comunicación de masas para informar a las FARC que iban a permitir que la Cruz Roja Internacional se reuniera con Ingrid. Anunció que iba a enviar un avión a Colombia con personal sanitario francés y que las FARC deberían preparar un contingente de bienvenida para escoltar a la enferma Ingrid Betancourt hasta la delegación francesa para que pudiera recibir tratamiento médico. Relegando a las FARC al papel de segundones, el director de orquesta Sarkozy asumió que no tenían otra opción más que seguir su batuta porque si rehusaban, afirmó, revelarían su ‘inhumanidad’ al impedir que una ‘cautiva enferma, casi terminal’ recibiera cuidados médicos básicos (8).
Como todos los chantajistas morales, Sarkozy fue siguiendo la práctica de pedir cada vez más después del primer pago. Una vez aseguradas las ‘pruebas’ previas de la existencia de los cautivos, volvió a exigir nuevas concesiones unilaterales. A primeros de abril, Sarkozy montó su show a la par que una manifestación en París por la ‘Libertad de Ingrid’. El avión cargado de personal sanitario aterrizó en Colombia y, como es habitual, Sarkozy pergeñó un show grandioso ofreciéndose él mismo para ir a la selva si fuera necesario, sabiendo perfectamente que no era más que un truco publicitario barato.
Sin embargo, en esta ocasión no había latinoamericanos que ofrecer en ‘apoyo’ de su show en los medios. La Presidenta argentina Cristina Kirchner, que estaba en París en visita oficial, dijo a los medios que la liberación de Bentacourt debería ser parte de un intercambio recíproco de prisioneros, poniendo una nota disonante en el show de Sarkozy (9). El Presidente Chávez fue incluso más directo. Le dijo a Sarkozy que debería dirigir su mensaje humanitario a los Presidentes Bush y Uribe, ya que eran ellos los principales obstáculos para cualquier intercambio recíproco de prisioneros (10).
El avión de Sarkozy se posó en una pista colombiana, donde el contingente francés se fue aburriendo según pasaba el tiempo y no anhelaba más que volverse a París. La Cruz Roja Internacional no recibió mensaje alguno. Las FARC no respondieron, conscientes de que cualquier comunicación o misión humanitaria facilitaría de nuevo otro ataque del ejército contra los negociadores de las FARC.
Las exigencias y órdenes a las FARC quedaron sin respuesta. El show no logró retener la atención de los medios.
El silencio de las FARC era previsible, sabedores que cualquier comunicación con Bernie Koucher estaría controlada por sus amigos de la CIA. Ni intercambios, ni consultas, ni seguridad, ni respuestas. Los Presidentes latinos que habían prestado atención a los anteriores shows humanitarios en los medios no enviaron siquiera funcionarios de tercera para que acompañaran al aburrido personal de los medios y sanitarios franceses repantingados en el aeropuerto infestado de mosquitos. Varios días después, las FARC enviaron por email un comunicado público (4 de abril de 2008) a Sarkozy y a la opinión pública en el que dejaban claro por qué el ‘Monólogo’ de Sarkozy estaba predestinado a fracasar. El comunicado de las FARC subrayaba cuatro puntos (11). Se afirmaba que la liberación previa unilateral de seis prisioneros fue ‘decisión soberana’ de las FARC y no consecuencia de debilidad o presiones, dejando así claro que no se les podía forzar para hacer nuevas concesiones. En segundo lugar, subrayaron que su prioridad, como parte de un acuerdo recíproco, era la libertad de sus 500 camaradas guerrilleros encarcelados en prisiones de Colombia y EEUU. Enfatizaron que Uribe no había cumplido ninguna de las condiciones esenciales para las negociaciones, a saber, una zona desmilitarizada donde pudiera tener lugar el intercambio humanitario. Esto suponía recordarle a Sarkozy que su parcial y distorsionado énfasis en una liberación unilateral de los prisioneros retenidos por las FARC era irrealizable. Las FARC recordaron también a Sarkozy y a la opinión pública que la militarización de las zonas rurales llevada a cabo por las administraciones Bush y Uribe eran una amenaza mortal para cualquier equipo negociador de las FARC.
La tercera parte del comunicado señalaba directamente a Sarkozy por el asesinato perpetrado por el gobierno de Uribe de su anterior equipo negociador, incluido el asesinato de Reyes, que imposibilitó cualquier intercambio humanitario. Sarkozy, al pasar totalmente por alto el asesinato de Reyes y sus colegas, y al no reconocer y condenar la política deliberada de Uribe de matar a los negociadores, liquidaba cualquier posibilidad de continuar con la misión humanitaria.
En la última parte, las FARC dejaban claro que en vista de las condiciones anteriores, no iban a cooperar con la misión médica. Y en una señalada referencia a la arrogancia unilateral, aunque impotente, de Sarkozy, a las imposiciones y a sus pretensiones de erigirse en un líder humanitario mundial, las FARC afirmaban con toda claridad: «No actuamos en respuesta a chantajes y campañas en los medios. Si al comienzo del año el Presidente Uribe hubiera desmilitarizado Pradera y Florida (dos municipios) durante 45 días, tanto Ingrid Betancourt como los prisioneros del ejército y los prisioneros de la guerrilla habrían recobrado su libertad y habría habido una victoria compartida’.
Cae el telón
El avión con el séquito médico y los medios voló de regreso a París. No había periodistas esperando en la pista vacía y oscura. Una vez más, Sarkozy, director y actor único de su monólogo, había manifestado su virtuosismo como intérprete fracasado y político mediocre.
Epílogo
Dos meses después, Bernard Kouchner celebró la muerte del dirigente de las FARC Manuel Marulanda, y el asesinato de otros dirigentes, manifestando que abrían el camino para la liberación de Betancourt, haciéndose eco de la línea del régimen de Uribe. Esto puso fin con absoluta eficacia a cualquier papel francés en el proceso, en coherencia con la larga afinidad de Kouchner con regímenes de gangster.
***
(1) BBC, 6 diciembre 2007, y AFP, 28 febrero 2008.
(2) Última entrevista con Reyes, 28 febrero 2008, por Anibal Gurgon e Ingrid Storgen, KAOSENLARED.NET
(3) ‘Uribe ordena al ejército que ‘localice’ a los secuestrados por las FARC’, La Jornada, 30 marzo 2008.
(4) La Jornada, 26 marzo 2008.
(5) La Jornada, 30 marzo 2008.
(6) Miami Herald, 6 marzo 2008. Sobre la colaboración de EEUU, véase Expresso/Guayaquil «Pilotos colombianos operaron desde la base estadounidense en Manta».
(7) Richard Goff : ‘Uribe’s Illegal Cross Border Raid’, Counterpunch, 3 marzo 2008.
(8) La Jornada, 3 abril 2008. El 8 de abril, sólo cinco días después, Kouchner admitió que la salud de Ingrid Betancout era mejor de lo que había dicho Sarkozy.
(9) La Jornada, 7 y 8 abril 2008.
(10) La Jornada, 4 abril 2008.
(11) Comunicado de las FARC, 4 abril 2008. Agencia Bolivariana de Prensa