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Materiales para el debate: Entrega IX

El movimiento contra la Europa del Capital, la Globalización y la Guerra

Fuentes: Rebelión

Una vez colonizados por la «unidad de la izquierda», el conjunto de grupos y organizaciones dinamizadores del MAG, no tuvimos capacidad para sobreponernos, tanto a estas maniobras como a la unidad de acción con la izquierda mayoritaria sin disolvernos en ella. Tampoco tuvimos capacidad organizativa y política para continuar impulsando la movilización, una vez que […]

Una vez colonizados por la «unidad de la izquierda», el conjunto de grupos y organizaciones dinamizadores del MAG, no tuvimos capacidad para sobreponernos, tanto a estas maniobras como a la unidad de acción con la izquierda mayoritaria sin disolvernos en ella. Tampoco tuvimos capacidad organizativa y política para continuar impulsando la movilización, una vez que el bloque socialdemócrata decidió, sin argumentos, cortarla.

Presionado por el movimiento de masas contra la Globalización, la Europa del Capital y la Guerra, que se fue levantando en el Estado Español, entre otoño de 2001 y marzo de 2003, el PSOE sufrió un síndrome entre sus intereses corporativos y su proyecto estratégico, llegando a apoyar una huelga general contra la reducción del seguro de paro que pretendía imponer el gobierno del PP. La huelga general fue convocada por sus sindicatos afines (CCOO y UGT), obligados, a su vez, a modificar su modelo de sindicalismo, para no quedarse al margen del movimiento antiglobalización cuya componente sindical, articulada por la CGT a escala estatal, podría arrebatarle la hegemonía ante su colaboracionismo e incapacidad para defender a la gente trabajadora. Este movimiento popular cabalgaba sobre un hecho insólito provocado por la participación del gobierno de Aznar en primera línea, junto a EEUU e Inglaterra, en las criminales políticas del capitalismo global: el 90% de la población española reprobaba la implicación del gobierno del PP en el ataque contra Iraq.

La invasión y ocupación de un país perteneciente a la ONU, amparada en datos que se han demostrado falsos y en contra del Consejo de Seguridad, fue un ataque ilegal. Esta cualidad califica sus consecuencias como crímenes de guerra. El vasallaje de Aznar respecto al imperialismo de EEUU, creó las condiciones para que casi toda la población, incluida la mayoría de los votantes del PP, condenara la aventura colonial del gobierno español. La expresión política de esta oposición social fue posible por la perseverante articulación, durante la década anterior, de un movimiento antiglobalización unitario cuyos contenidos, iniciativa política y formas organizativas horizontales, eran patrimonio de una amplia red de colectivos anticapitalistas en todo el estado.

La movilización resultante supuso para el PSOE, en la oposición, un triple reto. Por un lado, la necesidad de utilizarlo contra su adversario electoral, el gobierno del PP, al que, a pesar de sus desmanes, la gente seguía dando mayoritariamente el voto. Por otro lado, impedir una fractura en su propio electorado, al permanecer al margen de un poderoso movimiento pacifista dentro del que se expresaban, articulándolo, centenares de colectivos y miles de militantes de la izquierda social y política en todo el Estado, incluyendo el movimiento popular vasco en defensa de la autodeterminación. Por último, la posibilidad de que prosperase este movimiento asambleario, poco organizado y horizontal, pero con experiencia, raíces sociales y discursos muy elaborados, constituía una seria amenaza para la hegemonía de una izquierda institucional, cómplice de la globalización y responsable de la pegajosa permanencia del franquismo, treinta años después de la muerte de Franco.

Estas circunstancias obligaron al PSOE, a finales de Enero de 2003, tras el correspondiente aldabonazo de sus intelectuales del grupo PRISA, a apoyar las movilizaciones contra las mismas políticas que él había realizado durante su mandato de 14 años (1982 – 1996) contra los trabajadores, las pensiones y el medio ambiente y a favor de la globalización, las políticas monetaristas y la guerra contra Iraq de 1991.

Es decir, el PSOE, momentáneamente y por motivos estrictamente electorales, apoyó políticas de izquierdas, incluso apoyando una huelga general. En los movimientos sociales contra la globalización pasamos, en dos años (VI´01 a II´03), del círculo vicioso (cuanto peor, peor), al círculo virtuoso(cuanto mejor, mejor).

Una vez que el PSOE tomó las riendas del movimiento, lo impulsó, de forma indirecta, con todos sus recursos. El movimiento llegó a sectores muy amplios de la sociedad, con resultados espectaculares en términos de participación ciudadana. Era inevitable que, cuando el PSOE decidiera cortar su apoyo, el movimiento experimentara un descenso muy importante. Pero lo que no era inevitable es que la parte social y anticapitalista del movimiento, cuyo trabajo prolongado explica una movilización de extensión, duración, contenidos y formas de articulación sin precedentes en Europa, estuviera ya dividida por los que consideraban sectaria cualquier identidad política y organizativa diferente a la que convenía al PSOE y sus aliados.

El bloque socialdemócrata no hubiera tenido más remedio que sumarse al movimiento, aunque tratando de distanciarse de las reivindicaciones y los contenidos anticapitalistas. Pero una vez colonizados por la «unidad de la izquierda», el conjunto de grupos y organizaciones dinamizadores del MAG, no tuvimos capacidad para sobreponernos, tanto a estas maniobras como a la unidad de acción con la izquierda mayoritaria sin disolvernos en ella. Tampoco tuvimos capacidad organizativa y política para continuar impulsando la movilización, una vez que el bloque socialdemócrata decidió, sin argumentos, cortarla. No hubiéramos conseguido mantener el carácter masivo de dichas movilizaciones, pero sí que varias docenas de millares de personas, movilizadas en la calle, comprendieran las intrigas y las luchas internas del movimiento y tomaran partido para el futuro.

Las reclamaciones de «unidad de la izquierda», que se impusieron en el movimiento, deben valorarse por sus resultados. Realmente han supuesto: 1) la subordinación de la mayoría social a la minoría institucional, al imponer la exclusión de los contenidos no gratos para la socialdemocracia, 2) la invisibilidad de las reivindicaciones populares de base, impidiendo con ello la unidad de la lucha reivindicativa y la lucha política contra el gobierno en una única lucha de clases contra el capitalismo militarista global y 3) una vez saboteada la Asamblea Estatal y los lemas compartidos, que unificaban todo lo que se movía bajo las formas políticas y organizativas emanadas de la coordinación de base de los colectivos, el PSOE pudo, con el concurso de sus agentes, cortar la lucha sin el menor coste y con la mayor impunidad.

La izquierda mayoritaria necesita el vacío del espacio de expresión política unificada del movimiento para apropiarse de dicha expresión. Por eso hicieron imposible la Asamblea Estatal que no podían someter y defienden la fragmentación del MAG en campañas independientes, pero eso sí, intentando que todas ellas tengan como sede el local de Madrid de EeA. Con el PSOE en el gobierno, su triste papel es el de dividir el MAG y desalentar la participación. Tenemos la prueba en la marginalidad de la Consulta Social Europea (VI´04) y de las manifestaciones en la actual campaña contra la «Constitución Europea».

Esta operación requiere la división y la invisibilidad política de quienes protagonizan, en la sociedad, los múltiples episodios de resistencia al capitalismo. Esta resistencia, descentrada y aislada, se agita en su dimensión particular sin posibilidad de sumar sus fuerzas en un proceso constituyente, donde las singularidades en una dinámica de lucha, aprendizaje y organización, se expresen juntas, contra el enemigo común. El MAG resolvió el problema del referente político, horizontal y democrático y fue capaz de generar una enorme productividad social. Pero lo hizo desde formas políticas tan vulnerables a las manipulaciones sectarias como las Asambleas Territoriales y sobre todo, la Asamblea de Madrid y la Asamblea Estatal. Esa es la fuerza que, al desplegarse durante 20 meses (IX´01 a IV´03), obligó al PSOE a ir, momentáneamente, contra las políticas de derechas, es decir contra sí mismo. Esta es la fuerza que sus colaboradores, desde dentro del MAG consiguieron impotentizar. ¡Ojo con los que defienden «la unidad de la izquierda» y «votar contra el PP»!

Los testaferros del PSOE utilizaron y utilizan, como argumento para sabotear la Asamblea Estatal del MAG que, ésta forma organizativa, supone una organización estable que la gente no quiere. Su falta de sinceridad quedo patente cuando, cooptados por el PSOE, se apresuraron a ingresar en el Foro Social de Madrid. Algunos como la Oficina de Madrid de EeA, lo hicieron tan rápido que, se salieron días después. Su dependencia de la socialdemocracia quedaba tan patente, que no podrían engañar ni a sus propios compañeros ecologistas. Realmente, quien no necesita un referente político general para articular un movimiento amplio y plural es quien ya lo tiene, pero sería de agradecer que no lo ocultara.

Los colectivos con más veteranía, discurso e implantación en los movimientos sociales, no estábamos, ni estamos, por el modelo de una organización estable. Una Asamblea Estatal que se reunió cuatro veces en un año de grandes movilizaciones, año que se organizó y debatió en Areas Temáticas, donde se expresaron centenares de procesos de lucha social sectorial y local, no era una estructura estable. La proliferación de espacios temáticos donde confluyen diversos colectivos que realizan un determinado trabajo de base, unidos por su identidad antiglobalización, es la infraestructura asociativa que permitió al movimiento crecer, al adoptar una forma de existencia más cercana al trabajo social de base. Esta forma organizativa facilita la incorporación de colectivos reales y no sólo de militantes de asambleas y coordinadoras. Constituye un espacio horizontal para establecer vínculos, generar discurso compartido y para la acumulación de fuerzas además de ser menos vulnerable para las manipulaciones de las agencias académicas, políticas, ONGs, comunicativas, sindicales, ecologistas y feministas de la socialdemocracia.

Sus colaboradores son, por acción y por omisión no sólo las «marcas» del PSOE sino también quienes han protagonizado virajes de gran envergadura en estos tres últimos años de plasticidad social. Algunos viajando, a ninguna parte, desde la confrontación con el capital y el estado, hasta la burocracia vecinal de Madrid, controlada por la izquierda parlamentaria que ya, con M2012, les pasa factura pública. También los que, desde proyectos conexos, se declaran apóstoles de «la nueva revelación anticapitalista» de Toni Negri y sus discípulos, pasando de las imágenes literarias al apoyo de la «Europa Política» y del Euro. Todos ellos, cooperando con la «unidad de la izquierda», han boicoteado las Areas Temáticas, verdadera urdimbre participativa de un movimiento popular antiglobalización integrador, de base y con vocación unitaria en la lucha contra el capitalismo global. Estos grupos, presentes en la burocracia de la Campaña contra la «Constitución Europea», reaccionan violentamente ante cualquier análisis del proceso de movilización de los últimos años. Sus argumentos, una vez que la luz les sorprende, son la calumnia y el linchamiento de quienes intentan debatir el pasado como condición para comprenderlo y conquistar el futuro.


EN DEFENSA DE LOS DERECHOS SOCIALES, LA DEMOCRACIA Y EL DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN. NO A LA CONSTITUCIÓN EUROPEA. LO QUE MAS LES DUELE: NO VAYAS A VOTAR.

Nota: Este artículo forma parte del libro: «Constitución(es). Autodeterminación(es). Movimiento Antiglobalización.», de próxima salida. Otros materiales: en la web del CAES www.nodo50.org/caes