Traducido para Rebelión por Àngel Ferrero
El NPD [Nationaldemokratische Partei Deutschlands, Partido Nacionaldemócrata Alemán, posfascista] se presenta como tribuno popular, partido antiglobalización y guardián de la identidad nacional-popular (völkischen)*. Confiesa abiertamente su rechazo a la integración europea y a todo tipo de apertura al resto del mundo. En el fondo de sus argumentos supuestamente nacionalistas y demográficos late en la política del NPD su xenofobia.
El NPD se aprovecha de la confusión de la población en tiempos de inseguridad laboral y reducción de los servicios sociales. El populismo nacionaldemócrata contra la Unión Europa y, con él, preocupantemente, contra los principios pacifistas de los estados fundadores, el arraigo del NPD, en definitiva, demuestra el fracaso del proyecto de integración europea en un mundo en el cual los inmigrantes son tratados como enemigos, cuando, huelga decirlo, en realidad deberían defendérselos. Conservar en este estado social a Europa y a su población, y conducirla hacia un nuevo siglo de locuras, guerras y desgracias, es el objetivo del NPD. En esta situación de retorno a la desconfianza hacia «los inmigrantes» quiere el NPD cocinar su sopa popular-racial (völkisches) y vendérnosla como una crítica a la globalización. Busca así el NPD acaparar todos los argumentos de la crítica actual a la ideología de la globalización y, finalmente, desligitimarla. Una y otra vez se minimiza el carácter fascista del NPD, mientras se le equipara injustamente con el PDS [Partido del Socialismo Democrático, uno de los partidos que forman la coalición Die Linke]. Se presenta como una prueba decisiva de esta presunta semejanza incluso una supuesta similitud entre la actividad social-populista del NPD y los puntos de vista en política social sostenidos por el PDS. Incluso se ignoran por completo las convicciones políticas de base admitidas en uno y otro partido, de las cuales se deriva su actuación política. Una política socialista democrática, tal y como la defiende el PDS, se basa firmemente en las corrientes del liberalismo social que van desde la Ilustración hasta hoy, en las cuales se pone el acento en las libertades y derechos fundamentales y su ampliación frente al poder organizado de la burocracia estatal, así como frente al impulso conservador de construir un estado centralista y autoritario.
Aquí descansa la diferencia esencial entre la desregulación capitalista y el liberalismo: el liberalismo original tiene sus bases en la Ilustración y en la idea de mediación social del talento de los ciudadanos, que en la sociedad actual cada uno debería, por una parte, poder desarrollar satisfactoriamente, y por la otra, hacerlo participar en la organización social. El complemento socio-económico para llevar a cabo esta tarea es la socialización de los medios, no la estatalización. La socialización se diferencia de la desregulación capitalista en sus diferentes objetivos, pues no busca la reducción de los servicios básicos del estado sino:
• El establecimiento de la igualdad de oportunidades materiales (justicia social)
• La defensa de las áreas de previsión de asistencia social, es decir, de aquellos sectores sociales irrenunciables en todo proyecto emancipatorio -como por ejemplo, la formación-, cuya abierta influencia es determinante para el libre desarrollo de la sociedad.
Con estos principios, nosotros, los socialistas democráticos, tenemos tan poco que ver con el modelo político de los nacionalrevolucionarios del NPD como con la desregulación neoliberal y la ilusión de aislamiento político de los conservadores, con la cual lo único que se persigue es una política de maximización de los beneficios calculada al detalle que es la responsable de la pobreza y de la destrucción de nuestro medio ambiente. Les hacen todo un favor a los nazis cuando, sin calibrar sus consecuencias políticas, se aíslan con una política de inmigración represiva y, en última instancia, asfixiante.
¿Por qué DIE LINKE? ¡Por una alternativa de izquierda!
Quiero dar mi apoyo a una alternativa de izquierda en nuestra sociedad. Los Verdes también me preguntaron si quería ser su candidata. Pero después de su apoyo a la intervención militar en Afganistán y a la reducción de los servicios sociales llevada a cabo por el gobierno de Schröeder, los Verdes simplemente dejaron de ser una alternativa. DIE LINKE es el único partido que viendo la necesidad de una transformación se dijo: una transformación, sí, pero bajo otro tipo de signo, un signo social. El resto de partidos ven la solución a la crisis exclusivamente en los recortes en los derechos laborales, la promoción del individualismo y la falta de solidaridad y la desregulación. Por esa misma razón debemos llevar a cabo una redistribución de la riqueza social de modo que todos puedan ser partícipes de la misma.
Julia Bonk (1986) fue elegida en el 2004, con tan sólo 18 años, diputada del parlamento del land de Sajonia por DIE LINKE, convirtiéndose en la diputada más joven de toda la historia de Europa. En su actividad parlamentaria Julia Bonk se ha destacado por sus campañas contra el neofascismo del NPD, que trata de captar el voto de descontento en los estados federados de la antigua RDA. El NPD alcanzó los doce escaños en Sajonia en las últimas elecciones (perdió cuatro en el 2005 por una escisión interna); CDU es la fuerza mayoritaria con 55; DIE LINKE, en segundo lugar, cuenta con 31; el SPD con 13; los restantes escaños corresponden a los liberales del FDP (7) y a los Verdes (6). Bonk es también portavoz de Linksjugend[‘solid], la organización juvenil de DIE LINKE.
*N. d. T.: völkisch significa literalmente «nacional», pero en los discursos de la derecha alemana este término ha ido teñido históricamente de connotaciones racistas, por lo que hemos decidido traducirlo alternativamente como «nacional-popular» o «popular-racial» según el caso.