Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
¿Qué pasó con Syriza? ¿Fue un buen partido que acabó mal o un mal partido que acabó mal? Esa es la diferencia entre tragedia y farsa.
El Eurogrupo compró Grecia por 86.000 millones de euros. El pasado agosto la troika (el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional) emitió 10.000 millones de euros de uso inmediato para recapitalizar los bancos griegos. En la primera semana de diciembre, el Parlamento griego aprobó el «Plan de Estabilización» de 2016 (153 votos a favor, 145 en contra) a fin de asegurar 16.000 millones de euros del total de 26.000 millones de euros del primer tramo, que serían liberados tras la exitosa «privatización» de los activos griegos por un coste aproximado de 50.000 millones a finales de 2015.
El plan aprobado por el Parlamento griego reduce el gasto público en 5.700 millones de euros (1.800 millones de recortes a las pensiones; 500 millones en defensa) y sube los impuestos en 2.000 millones. En los próximos tres años, el 80% del plan de «rescate» de los 86.000 millones de euros se dedicará a refinanciar la vieja deuda (53%) y a recapitalizar los bancos (30%). El Gobierno griego se quedará con 10.000 millones para la gestión del Estado, mientras sus inversiones para relanzar la economía quedarán hipotecadas por el éxito de las llamadas privatizaciones.
Así pues, la soberanía de Grecia se quemó en las ofrendas. Por si fuera poco, sus políticas de defensa han quedado subordinadas a la OTAN, convirtiendo prácticamente a Grecia en una base militar de EEUU. Este statu quo, impuesto por un partido elegido ante la promesa de desatar el nudo de la horca económica impuesta por la troika, es merecedor de una sesión con un psicólogo porque parece que han perdido la cabeza.
Ya que estamos hablando de Grecia, podemos empezar por el complejo de Edipo. ¿Ha renunciado el líder de Syriza, Alexei Tsipras, a la idea de justicia a cambio de apaciguar a los Padres autocráticos del Olimpo financiero en Bruselas, Frankfurt y Berlín? ¿Su impotencia para cruzar el umbral de la adolescencia a la edad adulta le ha dejado reducido a un servil chico de los recados neoliberal?
Si así fuera, Alexei Tsipras ha elegido el oportunismo por encima de la justicia. A diferencia del Edipo de Sófocles, ha seguido el consejo del sacerdote-profeta Tiresias: «No busques la verdad, ni el conocimiento, ni la justicia, porque esta búsqueda te destruirá personalmente a ti y a tu familia». En cambio, Edipo acusa a Tiresias de traidor, porque constituye traición decirle a un gobernante que ponga su propio interés por delante de los intereses del pueblo. La grandeza de Edipo se apoya en que hace su elección en aras del bien mayor, la mezquindad de Tsipras es lo contrario.
Alexei Tsipras tendría que haber aprendido en su educación griega que el mandato del Oráculo de Delfos «conócete a ti mismo», era la base de la justicia. El autoconocimiento implica empatía. Conocerse uno mismo es conocer la imperfección de la humanidad. Sin embargo, las acciones de Tsipras sugieren que tomó toda esta literatura moralista como si de una tontería se tratase, lo que es perfectamente coherente con la política amoral de nuestra era neoliberal: el egoísmo es el mayor bien. Sacó de Sófocles la lección pragmática de que los primeros ministros ambiciosos no se reúnen con la troika en la encrucijada de Bruselas y acaban con ella, a menos que deseen que sus esposas se suiciden y que a continuación ellos se claven los alfileres de sus broches en sus propios ojos, pierdan sus puestos de primeros ministros y tengan que seguir a tientas en la soledad del destierro a cambio de acabar con una peste de troika que no hace otra cosa que liquidar a los pueblos y sus ovejas.
Las interpretaciones psicológicas de los acontecimientos políticos tienen un valor de entretenimiento. Son el método preferido de análisis para extraer la manzana podrida individual y salvar el carro entero. Pero el carro de Syriza, que borbotea de compota de manzana keynesiana, endulzado con la vana esperanza de convertir a la Unión Europea en una democracia socialmente responsable, compartió el erróneo juicio político de Tsipras. El tiempo para el retorno a la economía keynesiana está fuera de toda posibilidad.
Vivimos una época de cleptocracia y autocracia pura y dura del capital financiero. Esta hegemonía exige que la agresión imperialista global tome impulso hacia adelante. Esta arremetida no puede «mejorarse». Es un tren desbocado que está a un paso de arrastrar a la humanidad hacia el abismo. Tratar de cambiar su curso aplicando los oxidados frenos de un capitalismo más amable y gentil es ilusorio. Tampoco vivimos una época de capitalismo pacífico: el chovinismo en tiempos de guerra es rampante y rabioso, el llamamiento quejumbroso a las reformas queda ahogado en la cacofonía de las mentiras que aturden la mente y en la abusiva propaganda de los círculos oficiales y sus medios de comunicación.
La Unión Europea está dirigida por un trust de monopolistas financieros. El objetivo de la troika es la dominación, no la igualdad ni la autodeterminación. Es la negación de la democracia y la libertad, el desarrollo desigual y la subordinación de la periferia al centro. En una palabra, el capitalismo financiero monopolista es imperialista. El ahora aparente fracaso de Syriza para comprender la naturaleza de este inextricable autoritarismo le llevó a pensar que podría negociar con los usureros de la troika sobre bases políticas honestas. Fue un error fatal. La troika retorció el cuello político de Syriza limpiamente, como si fuera un pollo. Al neutralizar así el poder político se anexó económicamente Grecia. Actualizando la famosa cita de Rosa de Luxemburgo en la I Guerra Mundial, sólo podemos concluir diciendo que en estos momentos «la democracia social griega es un cadáver en descomposición».
Tras las elecciones en España del 20 de diciembre, todos los ojos están puestos ahora en Podemos. ¿Veremos otra farsa?
Luciana Bohne es cofundadora de Film Critism, una revista de cinematografía. Es profesora en la Universidad de Edinboro, en Pensilvania. Puede contactarse con ella en: [email protected]
Fuente: http://www.counterpunch.org/2015/12/28/little-oedipus-and-the-troika/