El corresponsal de la BBC en París escribió: «At least 100,000 people have protested across France against new youth employment contracts». En Londres, el traductor de la BBC Mundo escribió: «Al menos 100.000 personas protestaron en Francia contra la nueva ley de empleo juvenil». Pero en la redacción de El País de Madrid, el traductor […]
El corresponsal de la BBC en París escribió: «At least 100,000 people have protested across France against new youth employment contracts». En Londres, el traductor de la BBC Mundo escribió: «Al menos 100.000 personas protestaron en Francia contra la nueva ley de empleo juvenil».
Pero en la redacción de El País de Madrid, el traductor escribió: «Decenas de miles de manifestantes protestan en Francia contra el contrato de empleo juvenil». Contra el contrato… el traductor tradujo «contra el contrato»… ¡Caramba!
Nadie es perfecto y yo soy tan imperfecto como cualquiera, pero bueno, nunca escribiría cosas como «trescientos trabajadores trabaron el tránsito en Transilvania, tratando de traidores y traficantes a quienes tramitaron la transacción», o algo por el estilo.
Lo terrible del asunto no es que en una redacción determinada a alguien no le importen las cacofonías. Eso sería nada más que una anécdota. Lo terrible, lo escalofriante, es que -ahora mismo- cientos de medios de comunicación de habla hispana del mundo entero, están repitiendo como loros eso de las protestas «contra el contrato».
Recorta y pega, control + C y control + V una y otra vez a lo largo y a lo ancho del planeta, sin detenerse siquiera a pensar un instante en cómo sonará lo escrito al momento de su lectura. Recién puse en el Google la frase «contra el contrato» + «francia» y aparecieron 10.100 entradas…
La cuestión me preocupa porque esta cacofonía de «contra el contrato» no es la única ni la primera. Por el contrario, es la enésima. Y no me preocupa solamente por su explícita estética disonante, sino por su implícita ausencia de pensamiento.
Miles de tipos en todo el mundo, repitiendo como loros lo que alguien malescribió en otro lado, sin detenerse un segundo a analizar lo que repiten, sin animarse a cambiar una palabra, sin importarles cómo dicen lo que dicen. Me preocupa esa desidia, ese desinterés, ese vacío…
UN ADEMÁS
Los estudiantes y los trabajadores franceses no están manifestando «contra un contrato», sino contra la Ley de Empleo Juvenil, que establece un nuevo modelo de contrato laboral para personas menores de 26 años de edad, que puede ser terminado sin preaviso y sin indemnización durante sus primeros dos años de vigencia.
OTRO ADEMÁS
El titular de hoy de El País de Madrid dice: «Decenas de miles de manifestantes protestan en Francia contra el contrato de empleo juvenil». En el copete, se lee en cambio que «el Ministerio de Interior calcula una asistencia de 500.000 personas, frente al millón y medio que reivindican los sindicatos». ¡De un millón y medio a decenas de miles! ¿Qué tal? La BBC puso «cientos de miles».