El Perú está transitando por una de las crisis más profundas de la historia republicana. La «jugada de ajedrez» del presidente Vizcarra planteando un referéndum ciudadano que decida la reelección congresal, la elección de jueces por concurso público, la bicameralidad, la fiscalización del financiamiento público de los partidos políticos, entre otros temas, logra, coyunturalmente, por […]
El Perú está transitando por una de las crisis más profundas de la historia republicana. La «jugada de ajedrez» del presidente Vizcarra planteando un referéndum ciudadano que decida la reelección congresal, la elección de jueces por concurso público, la bicameralidad, la fiscalización del financiamiento público de los partidos políticos, entre otros temas, logra, coyunturalmente, por un lado, revertir la crisis de legitimidad en la que estaba envuelto, y por otro, canalizar políticamente el descontento de los pobladores (que pudo terminar en un estallido social). Pero a la misma vez se sumerge en un juego de tronos que lo puede llevar a su renuncia (y la sucesión constitucional con Mercedes Araoz), la detención de Keiko Fujimori o al cierre del Congreso y el adelanto de elecciones o en su defecto en un nuevo pacto político pro establishment. De una u otra forma, la tierra de Túpac Amaru y Micaela Bastidas, camina por un sendero de mayor volatilidad, polarización y explosividad social.
Al diablo con Montesquieu
Y no es para menos. Los audios de la corrupción entre políticos y autoridades del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), rebelados por el periodista Gustavo Gorriti de IDL, han removido los cimientos de la república criolla poniendo al descubierto que la teoría del Equilibrio de Poderes (entre el ejecutivo, judicial y legislativo), del teórico francés Montesquieu solo sirve para intelectualizar y debatir en la Academia, más no para la praxis de la democracia fallida peruana. En otras palabras, los juristas peruanos mandaron al diablo a Montesquieu.
Hasta ahora no hay encuesta que pueda medir realmente el profundo descontento popular respecto al poder judicial, pero el daño a la democracia burguesa es incalculable. Es por estas razones que la mayoría ciudadanía está esperando que el Congreso de la República (controlado por el fujimorismo, Alianza Para el Progreso y una facción del APRA), le dé trámite a la destitución del cuestionado fiscal de la nación, Pedro Chavarry, y la convocatoria al referéndum.
El fujimorismo continúa con su plan conspirativo de adelanto de elecciones
Pero el fujimorismo no está interesado en dar trámite a las demandas sociales porque tiene un compromiso de borrón y cuenta nueva con el fiscal Chavarry respecto a los escándalos de corrupción como Odebrecht, narcotráfico-lavado de activos, etc.
«… A pesar del clamor nacional él se niega a renunciar, confiado en la protección de la bancada fujimorista, aunque para defenderlo Keiko Fujimori tenga que hacer un striptease moral, justificando las mentiras y las trapacerías del cuestionado fiscal. Sincerar su carencia de sentido de la ética tiene un elevado costo político para ella, en un momento que en cuatro quintas partes del país la reprueban. Pero aquí no se trata ya de la disputa de la presidencia el 2021 sino de la posibilidad, cada vez más ominosa, de terminar en prisión…», escribió el intelectual Nelson Manrique (» Remolinos hay en mi vida…», diario La República, 04/09/18).
En verdad, la posibilidad de que Keiko acabe presa por años como su papá es poca. Las cárceles están llenas de delincuentes comunes, pero de ningún político pro burgués de alto nivel. A lo mucho, algunos funcionarios de medio rango, pero no políticos. Que nosotros recordemos, en la historia reciente, solo el ex ministro aprista, Agustín Mantilla, estuvo preso seis años por recibir $30 mil de Vladimiro Montesinos (vladivideo de por medio). Y en el caso de Ollanta y Nadine fue nueve meses como prisión preventiva. El resto de presos políticos fueron de izquierda, pero por sus ideas y praxis subversivas como Hugo Blanco, Héctor Bejar, etc. O por terrorismo como los dirigentes o militantes de Sendero Luminoso o el MRTA.
Por tanto, nos parece un poco exagerado el análisis de Manrique. No obstante, Keiko, como hábil francotiradora, salió a disparar contra el presidente de la nación.
Y en efecto, la lideresa del partido naranja declaró con ironía en el programa «agenda política» de Enrique Castillo, que tuvo una reunión «reservada» con Vizcarra. Keiko dijo, «… Hemos tenido dos reuniones después que juramentó. La primera fue en San Isidro. La segunda en Miraflores. Hubiera preferido que sean públicas. Entendí que él prefería mantener cierta privacidad…» (https://legis.pe/frases-entrevista-keiko_fujimori/).
Luego, refiriéndose al fiscal Chavarry, expresó, «… Es lamentable que no haya señalado claramente que tuvo una reunión con periodistas, que no tiene nada de malo, el fiscal Pablo Sánchez también lo tuvo. […] La misma crítica se le puede hacer al señor Vizcarra que negó una reunión que tuvo conmigo. Las mentiras hay que entenderlas en su propio contexto, hay atenuantes y agravantes…».
Esto en realidad fue una provocación dirigida al presidente Vizcarra como parte de su estrategia de crear las condiciones para la renuncia del presidente. Y como dice el dicho, «el que calla otorga», y si el mandatario no respondía iba a quedar como un traidor a PPK o mequetrefe de la lideresa naranja. Pero si respondía también perdía.
¿Vizcarra cruzó el rubicón?
En verdad, en la estrategia de control de daños que Vizcarra coordinó con Villanueva y su equipo de asesores, el consejo fue salir a responder rápido para «devolverle la jugada» a Keiko y evitar un mayor desgaste de la envestidura presidencial (que se estaba recuperando con la estrategia de distracción del referéndum).
Y el más alto magistrado, preocupado, respondió, «Estas dos reuniones que se llevaron se hicieron en un marco de reserva. Así lo había pedido en la reunión la señora Keiko Fujimori. Había pedido un marco de reserva. Nosotros aceptamos y teníamos que ser consecuentes en la reserva. Reconozco que eso fue un error, acceder al pedido de la señora Fujimori y poner ese compromiso de reserva sobre el compromiso de transparencia… Se reconoce el error y vamos a rectificar esta actitud y para ello vamos a actuar con absoluta transparencia. Ahí había un compromiso de reserva de esta reunión que traté de cumplir y lo acepto», (diario Perú 21, 27/08/18).
Así las cosas, Vizcarra, reconoció que le mintió a la Nación. En países de democracia avanzada como EE.UU., esto es perjurio y motivo de juicio político presidencial y destitución, como sucedió con el tristemente recordado y dimitente ex presidente Richard Nixon con el affaire Wattergate.
Pero a diferencia de ese entonces y lugar, aquí en Perú, estas conversaciones de juego de tronos, se dan en un contexto donde la mayoría de los mass media están en pelea contra el Congreso por la «Ley mordaza», favoreciendo a Vizcarra.
El Rubicón hace referencia a un río que Julio César cruzó generando luego la guerra civil en Roma. En otras palabras, es la aventura de avanzar (sin vuelta atrás) hacia una empresa de arriesgadas consecuencias. Y eso parece ser lo que acaba de hacer Vizcarra al confrontar con Keiko no solo con la propuesta del referéndum (una medida política que busca recuperar la popularidad del presidente), sino al declarar desde Tacna que, «… No me van a doblegar, continuamos en el rumbo que hemos trazado el 28 de julio. No nos van a doblegar, hagan lo que quieran, hagan lo que puedan, pero no podrán contra el pueblo del Perú que se ha decidido a combatir la corrupción…», (diario El Comercio, 29/08/18).
«… Pero Vizcarra no sabe en lo que se metido. Disfrutar de las mieles del poder es muy atractivo. Pero eso no le va a servir para gobernar un país tan polarizado y convulso. Vizcarra no tiene partido propio… Así las cosas, Vizcarra, va a tener que enfrentar, por un lado, la gran convulsión social que se viene por diversas plataformas sociales de lucha (entre ellas el adelanto de elecciones), y por otro, el plan de desestabilización de Keiko… Y es que, al parecer, los planes de Keiko, teniendo en cuenta la experiencia reciente, donde Ollanta desde el poder apoyó a PPK para ganar las elecciones (con avión oficial para viajar al VRAEM o evitando el voto de los policías a favor de Keiko), son otros. Al menos que Vizcarra agache la cabeza a Keiko y le garantice que la va hacer ganar la elección presidencial, ésta no le va a dar chance a Vizcarra. Y para esta tarea ya hay varios anticuchos de Vizcarra como subrayamos también líneas arriba…», escribimos en una nota titulada «Cayo PPK ¿Y ahora qué?», (Rebelión, 26/03/18).
Y el desarrollo de los acontecimientos nos ha dado la razón. Y en efecto, Vizcarra no sabe en lo que se ha metido. Hasta antes de esta crisis de poder político, el mandatario «había pasado piola» aplicando el paquetazo que le exigió la CONFIEP. La gente se olvidó del indulto al dictador Fujimori y tenía expectativas en que éste metiera a la cárcel a los corruptos envueltos en el escándalo de Odebrecht.
«… Me temo que Vizcarra se está mareando con el poder y el aplauso caviar-mediático. Ser tan agresivo con tan poco sustento político no es nada inteligente. Todos vamos a salir perdiendo…», escribió Aldo M ( Más cabeza fría, Vizcarra, diario Perú 21, 29/08/18), expresando su preocupación por la polarización en las alturas entre los dos líderes más importante que tiene la política peruana y que puede desembocar en una situación impredecible.
Y en algo tiene razón, ha pasado aproximadamente medio año y la crisis por el fenómeno del niño en el Norte, los damnificados por el sismo en Arequipa, la creciente anemia, la migración venezolana, el desempleo y la desigualdad social, etc. Sigue igual o ha cambiado poco. Y ni que decir de los escándalos de corrupción con Odebrecht donde Vizcarra desde un principio miró para otro lado para no perjudicar el pacto en las alturas que acordó con Keiko, Alan, la Iglesia, la CONFIEP y los militares.
El referéndum como distracción e instrumento bonapartista para arbitrar y cerrar la profunda crisis del régimen político
«… Vizcarra apela a un recurso constitucional (el referéndum) y se apoya en el pueblo soberano para recuperar la autonomía del Poder Ejecutivo y para vencer la resistencia de la mayoría conservadora del Congreso. Algo más: la nueva mayoría ciudadana que emerja del referéndum acabará con la sobre-representada mayoría formal del keikismo que distorsiona la realidad política actual y que ha devenido en una especie de dictadura parlamentaria. El referéndum va a permitir la emergencia de una nueva verdad política…», escribió el intelectual Sinesio López ( La justicia y el estado maltrecho , diario La República, 09/08/18).
Sin embargo, casi paralelamente se dieron los audios y en este contexto de polarización entre Vizcarra y Keiko, el tema del referéndum, quedó en cuestión. El ataque de Keiko apuntó a desgastar la credibilidad del mandatario y en cierta medida lo logró.
Keiko apuntó a la yugular y esto fue solo el inicio de más disparos contra Vizcarra (aperturó denuncias archivadas como la de corrupción en Hospital de Moquegua, denuncias por estafa, etc.), cada uno pensado (como en la estrategia de vacancia de PPK), para arrinconar al presidente, obligándolo a dar marcha atrás en el referéndum y su estrategia de confrontación hasta hacerlo arrodillar o en su defecto obligarlo a dimitir o llegar a un nuevo pacto en las alturas.
Si en algo podría tener razón Sinesio López, es que un «referéndum popular», podría imponerle una derrota a Keiko y producir una nueva agenda de correlación de fuerzas. Sin embargo, por otro lado, también puede conllevar a un empoderamiento del mandatario con perspectivas presidenciales para el 2021. Por eso, la hija del dictador está decidida a boicotear el referéndum.
Sin embargo, la imposición del referéndum no resolverá nada ya que Vizcarra lo impulsa como una estrategia de distorsión de la lucha de clases, para luego imponerse como el «salvador de la nación» y apuntalar su política de ajustes contra los trabajadores. Y es que ni la corrupción, ni la desigualdad, ni la injusticia pueden resolverse con un referéndum desde las alturas y con temas que no han sido discutidos por los trabajadores.
Pero a la misma vez, la dinámica del movimiento no es lineal. Tal vez (pero solo tal vez), en un arrebato de sobrevivencia política, Vizcarra, podría dotarse de la valentía suficiente para concretar su amenaza vociferada desde Tacna contra el fujimorismo y podría convocar al pueblo a movilizarse para conquistar el referéndum (apelando a la pequeña burguesía organizada en los Colegios profesionales).
De darse el caso, Vizcarra, puede dar un salto político y convertirse, coyunturalmente, en el nuevo líder de la movilización popular. Y eso es lo que acaba de hacer al amenazar con plantear la cuestión de confianza a su gabinete obligando al fujimorismo a retroceder y en sesión congresal de emergencia del miércoles 19 de setiembre, aprobar la confianza al premier y su equipo con 82 votos a favor (de 130).
Aunque nunca en su vida el mandatario se caracterizó por arrebatos de esta naturaleza ni en la universidad ni cuando ocupó el cargo de gobernador regional de Moquegua, si fue testigo presencial y hasta cierto punto mediador en la explosión social del Moqueguazo. Pero, el problema que tiene el mandatario es que no tiene partido propio, no tiene correlación de fuerzas serias y organizadas en el movimiento social o sindical y su premier Villanueva es integrante del centroderechista partido APP que es cogobierno con el fujimorismo en el Parlamento. Es más, el propio Vizcarra, como parte del pacto conspirativo con Keiko, Alan, CONFIEP y las FF.AA., aplicó un paquetazo contra el pueblo, que ha aumentado el costo de vida de los trabajadores. En otras palabras, a Vizcarra no le queda más que la confrontación con el keikofujimorismo si quiere sobrevivir políticamente.
No obstante, también puede suceder que el pueblo, cansado de tanta polarización en las alturas, asuma el referéndum como un método para expresar su rabia acumulada durante años contra un sistema que solo le ha brindado más pobreza, desempleo, desigualdad y frustración.
En ese sentido apunta la última encuesta donde, aunque la gente está polarizada sobre la figura presidencial (45% de aprobación, 44% de desaprobación, según El Comercio-Ipsos más reciente), se muestra mayoritariamente a favor de las reformas que Vizcarra plantea (entre 53% y 69%).
En este contexto, se puede abrir una caja de pandora, donde cada sector social, va a exigir que en el referéndum se agende sus propias demandas sociales como «agro sí, mina no», «reforma de la Ley universitaria», «no a la exploración de petróleo en zonas prohibidas», «ley de seguridad alimentaria», «no a las AFPs», «Asamblea Constituyente», etc.
«… Me preocupa cómo ciertos medios están buscando crear otro 5 de abril, un nuevo cierre del Congreso, que esta vez no sería malo, porque la mayoría es fujimorista. No me asombra en LR o Diario 1, pero sí en otro mucho más importante, que ha abierto seguidito sus portadas en estos días con encuestas en plan demolición. ¿Qué nos pasa?», escribió el derechista Aldo M, («Minimizar a Lima», diario Perú 21, 28/08/18).
Así las cosas, frente al vacío de dirección dejado por el fracasado nacionalismo y la izquierda (reformista), el referéndum se puede convertir en una caja de resonancia de todas las demandas sociales de derecha e izquierda. En verdad, el referéndum, se impone como un instrumento bonapartista para arbitrar entre los partidos en disputa por el poder político, con el fin de superar la profunda crisis política originada por el escándalo de Odebrecht y los audios de la corrupción del CNM.
Como decimos líneas arriba, el referéndum no va a solucionar nada. Es un engaña muchachos, utilizado por el mandatario para descomprimir la convulsión social que se vive por la corrupción en los tres poderes del Estado burgués y a la misma vez imponerse entre los grupos de poder en contienda como un bonapartista de nuevo cuño. Para esta tarea Vizcarra se basa en su acuerdo político con el imperialismo yanqui, las FF.AA., la CONFIEP y la Iglesia evangélica y católica.
Keiko detenida, el dictador regresa a la cárcel y el fujimorismo derrotado
Es así como se comprende que al ver que el fujimorismo quería su sangre, ni tonto ni perezoso, Vizcarra, planteó la cuestión de confianza a su gabinete, presionando al Congreso para que defina sobre el referéndum (que estaban dilatando con la estrategia de esperar y ver qué pasa mientras desgastaban al presidente). El fujimorismo, desgastado políticamente, aparentemente, acaba de ceder, para evitar el cierre del Parlamento ( la reciente encuesta de Ipsos muestra un 68% de respaldo a las reformas y al referéndum, y un apoyo del 80% al cierre del Congreso).
Un simpatizante del fujimorismo, Aldo Mariátegui, escribió alarmado, «… el PBI de junio ni llegó al 2% de crecimiento, mientras que en agosto apenas se consiguió un anémico 2.31%. Y las cosas no pintan mejor en meses futuros, pues la venta de vehículos nuevos se desplomó colosalmente en agosto (¡menos 23%!) por la incertidumbre creada por la guerra política y también por ese disparate de Vizcarra de elevarles el ISC a los carros y otros productos…», (Vizcarra, vas a provocar una recesión, diario Perù21, 17/09/18).
Luego, continuó, «…es un mensaje totalmente político y con dosis de demagogia pura (…). Vizcarra está utilizando una fórmula exagerada para poder seguir levantando popularidad». Ya tiempo atrás me habían advertido de que Vizcarra era un político ambicioso proclive a caer en la temeridad más irresponsable por aplausos, pues él fue un gran animador del violento ‘Moqueguazo’ de 2008, donde se tomaron carreteras y hasta se capturó a un general de la PNP. Por lo visto, no ha madurado y más bien se cree un monarca, pues quiere imponerle la manera de legislar al… ¡Legislativo!», (El ‘Moqueguazo II’ de Vizcarra, diario Perù21, 18/09/18).
Las palabras de Aldo Mariátegui expresan un temor a que Vizcarra se imponga como un Bonaparte en medio de la pugna por el poder entre las diversas mafias que existen en el país.
A esto habría que agregar que el fujimorismo no tuvo capacidad de reflejo político ya que pudo plantear sus propias demandas para el referéndum (voto voluntario y eliminación del voto preferencial). Pero en su «herida» por la iniciativa del presidente, Keiko y su círculo íntimo, cayeron en la confusión.
Al contrario, la derecha bruta y achorada (como algunos analistas la bautizaron), apeló a los golpes bajos y el desarchivamiento de varias denuncias contra Vizcarra.
Entonces, al parecer, es esta polarización con Keiko, la que motivo a Vizcarra a presionar al juez para revertir el indulto al dictador Fujimori (contradictoriamente con Chavarry como fiscal), y a la vez, envalentonó al sistema para detener preventivamente por diez días a la lideresa fujimorista como una advertencia (por los cargos de lavado de activos, las coimas de Odebrecht, los famosos cocteles millonarios, etc.), aprovechando las contradicciones en el seno de la familia fujimorista (la pelea con su hermano Kenyi y la división de la bancada parlamentaria en relación a la reversión del indulto al patriarca; el desastre electoral en las elecciones locales recientes; acusaciones de corrupción, impunidad de parlamentarios, etc.).
No está claro todavía hasta qué punto la detención de Keiko (que de preliminar se puede convertir en preventiva por más de un año), va a «enterrar» al keikofujimorismo y favorecer a su hermano Kenyi (o eliminar a los dos). Y es que de solo detener a Keiko (para luego salir libre) y no a los demás ex presidentes involucrados en el affaire Odebrecht como Alejandro Toledo, PPK, Alan García y Ollanta Humala, también la puede victimizar, más aún con un padre anciano convaleciente que puede fallecer en su retorno a la cárcel.
No obstante, el desgaste político es inconmensurable. En las recientes elecciones regionales y municipales, el fujimorismo solo conquistó dos municipios irrelevantes. Para la capital de Lima su candidato obtuvo el 2.8% de los votos en Lima. En regiones no logró ninguna gobernación, perdiendo las tres que logró en el 2014 (un ejemplo paradigmático fue la pelea con su «ejemplar» gobernador de Ica aislándose cada vez más).
Por su lado, Vizcarra, si bien es verdad, no tiene partido, si tiene correlación de fuerzas (por ahora), en el pueblo (a través del referéndum), a los mass media (contra la Ley mordaza que acaba de ser censurada por el Tribunal Constitucional), las FF.AA. y la CONFIEP. Y se basa en estos aliados para avanzar en su estrategia de desgaste del fujimorismo no porque así lo haya pensado al asumir la sucesión constitucional sino por las contradicciones confrontacionales con Keiko (que quiere hacer lo que se le da la gana). De salir airoso de esta pelea, Vizcarra, como un nuevo Bonaparte, puede tentar la presidencia de la República de nuevo. No obstante, las demandas populares serán siempre una piedra en el camino.
¿Golpe de Estado en el Poder Judicial? Jueces «caviares» vs jueces mafiosos, ¿Quiénes están detrás de la guerra política entre Keiko y Vizcarra?
Esta pugna por el poder se da en diferentes niveles, pero especialmente en el Poder Judicial (PJ), entre la mafia (vinculada al apro-fujimorismo) y los reformistas (que algunos denominan caviares y que lideraron la caída de la dictadura fujimorista en el 2000), entre el nuevo fiscal de la Nación, Pedro Chavarry (impuesto por la mafia) y Víctor Prado Saldarriaga (impuesto por los centroizquierdistas, fue uno de los que integraron la sala que sentenció al ex dictador Fujimori) . Y en esa pelea por el control del PJ, los reformistas, acaban de movilizar a sus jueces pronunciándose en contra de Chavarry logrando que lo saquen de la Comisión de Alto Nivel ( CAN ) Anticorrupción.
En la práctica, la imposición del nombramiento de Chavarry (a pesar de sus antecedentes y audios de corrupción), es una especie de golpe de Estado dentro del Poder Judicial (para enfrentar la crisis generada por los audios que expresaban una compleja y extensa red de corrupción implicando a magistrados, políticos, empresarios), que anteriormente se saldó con la renuncia del presidente de la Corte Suprema y del Ministro de Justicia.
En el campo de la política- econ ómica , Vizcarra está vinculado a las grandes capitales financieros, transnacionales mineras, de la agroexportación y el imperialismo norteamericano (aunque China lidera nuestro mercado de exportaciones con 2.342.709.844 al 2016 seguido por EE.UU. con 1.540.074.209 ) , mientras que Keiko, está más vinculada a sector es de la burguesía nacional compradora, el contrabando y el narcotráfico.
Fricciones en la economía y perspectivas políticas
En este marco, para los defensores del modelo económico neoliberal, la economía va viento en popa. Y no es para menos, las Reservas Internacionales Netas (RIN) cerraron el 2017 en US$63,2 mil millones (30% del PBI) y al 31 de enero de 2018 se incrementaron a US$64,3 mil millones. E l PBI pronosticado para este año es de 748,000 millones de soles, aproximadamente, mientras que el monto total del presupuesto público 2018 (157,159 millones de soles) representa el 21 % del PBI peruano. Por su lado, según el BCR, el Perú r egistró un superávit comercial de US$6.266 millones en el 2017, el más alto de los últimos cinco años y mayor a estimaciones, debido al repunte de exportaciones de materias primas (impulsadas por Vizcarra desde que asumió el poder), monto superior al superávit de 2016 (US$1.888 millones) .
Sin embargo, para el Marco Macroeconómico Multianual, el déficit fiscal llegaría a 3% del PBI ( https://elcomercio.pe/economia/peru/deficit-fiscal-llegaria-3-ano-noticia-550301 ). Esta cuestión ha generado críticas en analistas economistas como Humberto Campodónico.
«… En el Perú la deuda privada externa (15.9% del PBI ) supera a la deuda pública externa (14.1%). Aquí se decía hasta hace poco: «eso no nos afecta». Confiando en que el alza de los precios de los metales durante el I Semestre del 2018 se mantendría sin cambios, por lo que habría mayores ingresos fiscales, el ministro de Economía, Carlos Oliva, dijo que la reducción del déficit fiscal ya no comenzaría en el 2019, sino ahora: ya no sería 3.5% del PBI en el 2018 sino solo 2.9%…» , («La encrucijada política y la Economía», diario La República, 19/09/18).
Luego, continúa, » Pero eso ya fue. Los commodities han bajado y Oliva, aunque tarde, ha dicho: si se cae el precio del cobre en US$ 0.15 por libra, el PBI se reduce en 0.15% y los ingresos fiscales caen en S/ 750 millones (el 0.1% del PBI). Como el cobre ha caído de 3.10 a 2.70 la libra en los últimos 6 meses, eso conlleva una reducción del PBI de casi 0.5% y menores ingresos de S/ 2,500 millones. El ministro no habló del oro, zinc, plomo, plata y estaño, todos con precios a la baja … Por tanto, se debió dar un nuevo golpe de timón: volver al déficit fiscal de 3.5% del PBI para impulsar el crecimiento y la reconstrucción del norte). Pero no se hizo. Corolario: el crecimiento de la inversión pública ya comenzó a caer: de 16.9% mensual en junio y julio a 11% en agosto. Y eso va a seguir. No solo eso. El pregonado crecimiento de 4% del PBI no ha tenido ningún impacto (repetimos, ninguno) en la creación de empleos… «.
Esta situación de déficit y nebulosas en la economía mundial es la que obligó primero al paquetazo de abril y a una serie de medidas antipopulares como la de la ampliación del reaccionario régimen agrario hasta el 2031, el DL 1442 que elimina el derecho a la negociación colectiva, el DL 1405 que cancela el derecho a las vacaciones de 30 días, procesos administrativos y sanciones contra miles de maestros en la huelga pasada (que fue derrotada parcialmente por la Administración Vizcarra), Estado de emergencia en Las Bambas para sofocar la protesta campesina contra la gran minera china (por utilizar sus tierras las empresas de transporte de mineral vinculadas al ex presidente PPK), represión a los campesinos cocaleros, etc.
Por la elección universal de jueces y fiscales
Por estas razones, ninguna de las demandas populares mencionadas líneas arriba serán tomadas en cuenta por la burguesía y sus agentes políticos con los que gobierna el Perú. Todo será un engaña muchachos, como lo es la propuesta de la elección por concurso público de los jueces y fiscales. Y es que al igual que para los concursos para jefaturas públicas, el estado burgués articulará una artimaña para elegir solo a los que son susceptibles de corrupción.
Por estas razones, la propuesta más progresista en este contexto es la elección universal de jueces y fiscales. Solo de esta forma se puede avanzar en la destrucción de la telaraña que el aprofujimorismo a tejido sobre el Poder Judicial. Esta cuestión implica que cada candidato a juez o fiscal deba pasar por el escrutinio público de los trabajadores. Y uno de los requisitos fundamentales para este importante cargo debe ser tener una hoja de vida intachable. Ninguna clase de denuncia y menos sentencia. Sin embargo, la elección de jueces y fiscales, no lo podrá conquistar el pueblo sino es a través de la movilización por una real Asamblea Constituyente que debería ser la demanda principal o única del referéndum popular.
Por una Asamblea Constituyente soberana y revolucionaria
Una Asamblea de estas características debe ser conquistada por el pueblo a través de un Encuentro Nacional de Trabajadores y Estudiantes que organice un Paro Activo Nacional que reorganice toda la sociedad desde sus raíces y donde se discuta la propuesta sobre educación, salud, elecciones, la inseguridad ciudadana, la corrupción, el salario, la cuestión de género, la defensa de la mujer, el trabajo, etc. En otras palabras, que el pueblo trabajador decida a partir del debate las bases de la nueva composición política-socio-cultural en la que nos encontramos. Y que producirá una nueva constitución política que exprese los sentimientos y necesidades de todos los trabajadores peruanos. Es la única solución realmente democrática. No obstante, por más constitución «democrática» que sea dentro del orden burgués seguirá siendo una hoja de parra como lo fue de la 1979 si es que los trabajadores no se organizan para la insurrección como arte y conquistan el poder político.