Un precedente importante contra la impunidad
La fase final del proceso se abre hoy en Ginebra. La sentencia el 6 de junio. Podría oscilar en los 10 años de prisión.
Es un personaje particular que fundaba en su creencia evangélica todo el exceso de poder y represión, el que se sienta a partir de este jueves 15 de mayo en el banquillo de los acusados. Erwin Sperisen, el *Vikingo*, comparece en el Tribunal Criminal de Ginebra, acusado de haber organizado diez ejecuciones extrajudiciales entre 2005 y 2006 en Guatemala.
Doble ciudadano suizo-guatemalteco, ocupó durante tres años la jefatura de la Policía Nacional Civil (PCN) de aquel país centroamericano y es acusado por diversas instancias -incluida una Comisión de la ONU- por actos ilegales de extrema gravedad durante su mandato.
Apenas con 34 años en el 2005, a la cabeza de 19 mil policías de la Policía Nacional Civil (PNC), el Vikingo, conocido por su metro noventa de estatura, por sus prédicas cristianas y sus prácticas represivas, sobresalía en el escenario político-institucional del país centroamericano. Estaba entonces en el máximo escalafón de responsabilidad en un Estado con una amplia tradición represiva. Solo el año precedente a su nominación, organizaciones de derechos humanos contabilizaban 4.500 asesinatos -de todo tipo- en una nación de apenas 12 millones de habitantes.
Caído en desgracia poco tiempo después y consciente que algunos de sus actos al frente de la institución podían acarrarle complicaciones, buscó el «auto-exilio» en Suiza, aprovechando del pasaporte de la cruz blanca, el apoyo de su familia adinerada y la protección que la misma le aseguraba. Se instaló en Malagnou, barrio ginebrino, cerca de su padre nombrado entre tanto representante de Guatemala ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
A pesar de su «reconversión democrática» y su militancia activa en el Partido Evangélico Suizo, el cerco comenzó a estrecharse contra el Vikingo, debido a acusaciones de organizaciones de la sociedad civil helvética. A inicios del 2007, Philip Alston, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre las ejecuciones extrajudiciales, había publicado un informe muy crítico acusando a la policía guatemalteca de la «eliminación de individuos socialmente indeseables».
La detención de Sperisen en 2012 en Ginebra fue saludada por las principales organizaciones de derechos humanos y de solidaridad. «Es una prueba clara de que la justicia no conoce fronteras». También demuestra que con la cooperación de autoridades judiciales de todo el mundo se puede conseguir «que los presuntos responsables penales de cometer graves violaciones de los derechos humanos rindan cuentas», subrayaba entonces a este corresponsal Alma Noser, entonces responsable para América Central en la sección helvética de Amnistía Internacional.
Amnistía Internacional Suiza había junto con la organización TRIAL (Track Impunity Always), están entre los principales denunciantes contra el ex -jefe policial.
Previo a la detención de Sperisen en Ginebra, las autoridades españolas habían capturado al ex ministro guatemalteco del Interior de la época, Carlos Vielman, en octubre del 2010 y Austria había hecho lo mismo en mayo del 2011 con Javier Figueroa, otros de los acusados en el mismo caso.
Los delitos cometidos
El exjefe de la policía guatemalteca fue detenido el 31 de agosto 2012 en Ginebra luego de haber gozado de libertad total a partir de su instalación en ese cantón en 2007.
«El Vikingo», es acusado también por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) de haber sido uno de los jefes de los escuadrones de la muerte que operaron en el país centroamericano entre julio del 2004 y marzo del 2007.
Dicha Comisión es un organismo que fue establecido conjuntamente por las Naciones Unidas y Guatemala en el 2007. La Comisión comprobó la existencia en esos años de un «Grupo Criminal Autónomo» integrado por 19 personas que operaba con total impunidad. Todos eran funcionarios de los servicios de Seguridad del Estado o fuerzas aparentadas y habrían implementado ejecuciones extra judiciales de prisioneros.
Entres los hechos imputados a Sperisen y su grupo se encuentra la masacre de una decena de campesinos en la comunidad Nueva Linda en agosto de 2004, un mes después de su nominación a la jefatura policial.
En octubre del 2005, luego de la evasión de 19 presos de la cárcel «Infiernito», Sperisen y sus colegas implementaron el Plan Gavilán con el objetivo de atrapar a los evadidos y ejecutarlos, disimulando pruebas. Tres de los recapturados corrieron esa suerte.
Un año más tarde, el doble nacional suizo -guatemalteco intervino en la prisión de Pavón para retomar el control del centro penitenciario en mano de los presos. La intervención se saldó con la ejecución extrajudicial de siete detenidos, acción maquillada para justificar el uso de la fuerza.
En marzo del 2007 Sperisen debió renunciar a su cargo dado que el cuerpo policial que dirigía se vio involucrado en el escándalo resultante del asesinato en Guatemala de tres diputados salvadoreños, miembros del Parlamento Centroamericano.
Dado que Sperisen cuenta con la doble nacionalidad, Suiza no acepta la eventual extradición a Guatemala para un proceso. De ahí la trascendencia del veredicto final del próximo 6 de junio que podría implicar una pena en torno a los diez años de prisión si lo reconoce culpable. Un desafío para la justicia helvética. Una señal importante hacia la lucha internacional contra la impunidad.
Siete años de lucha por justicia y castigo
La organización TRIAL ha sistematizado la historia del procedimiento contra Erwin Sperisen.
En julio 2007, tres organizaciones suizas: la Comunidad Ginebrina de Acción Sindical, la Acción de los Cristianos por la Abolición de la Tortura y el sindicato rural UNITERRE, presentaron una primera denuncia penal contra Sperisen por los crímenes cometidos durante la evacuación de la finca Nueva Linda.
La denuncia es interpuesta ante el Procurador General del Cantón de Solothurn, lugar de origen del acusado. Luego de una primera investigación, esa autoridad judicial transfiere el caso al Cantón de Ginebra, donde residía Sperisen.
Dada la pasividad de la justicia ginebrina, TRIAL y la Organización Mundial contra la Tortura se asociaron a otras entidades y ONG para movilizar la causa.
En 2009, las mismas organizaciones presentaron una denuncia penal complementaria que incluía casos de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, torturas y violencias sexuales cometidas por miembros de la Policía Nacional bajo la dirección de Sperisen.
El 3 de septiembre 2010, como consecuencia de un mandato de detención internacional emitido en julio del mismo año por las autoridades judiciales guatemaltecas contra Sperisen, la denuncia es enviada a un Juez de Instrucción.
En septiembre 2010, TRIAL y Amnistía Internacional Suiza relanzan el caso.
En abril 2011, una comisión de investigación internacional viajó a Guatemala tras de lo cual aporta nuevos datos a las autoridades ginebrinas en el tercer trimestre del mismo año.
El 31 de agosto del 2012, Sperisen fue detenido en Ginebra y su prisión prolongada en varias ocasiones ante el riesgo real de evasión del inculpado.
Este jueves 15 de mayo del 2014, se abre la fase final del proceso con la comparecencia del acusado ante el Tribunal Criminal de Ginebra, quien se pronunciará el próximo 6 de junio.
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