Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti
Sarkozy, que se ha arrogado el derecho de nombrar directamente al presidente de France Télévision quitándoselo al CSA (Consejo Superior de Audiovisuales), tiene ya un nombre pensado: en junio quiere deshacerse del jefe actual, Patrick de Carolis, demasiado chiracquiano para sustituirlo por el joven rampante Alexandre Bompard, de 38 años, actual director de la radio Europe 1. Esta radio es de propiedad del grupo Lagardère, muy cercano a Sarkozy (su heredero es considerado un «hermano» del presidente). Fue a Europe 1 adonde acudió Carla Bruni la semana pasada para explicar que los rumores sobre sus infidelidades eran falsos. Pero el padrino de Bompard, el hombre de negocios Alain Minc (que sugirió en 2008 la idea de suprimir la publicidad como hizo la BBC), que estaba tan contento por haber colocado a otro de los suyos en la dirección del servicio público de televisión (después de nombrar a otro enchufado, Bruno Patino, en la dirección de la radio pública France Culture), difundió demasiado deprisa la información y puso en una situación embarazosa al Eliseo, que está atravesando un momento difícil. Hasta tal punto es así que la candidatura de Bompard corre peligro. Sin embargo, Sarkozy ya nombró directamente a los directivos de Radio France y France International (Jean-Luc Hesse y Philippe Val, respectivamente).
Entre tanto, De Carolis ha ganado una batalla. El martes llevó a votación en el consejo de administración de France Télévision la suspensión del proceso que preveía, por voluntad de Sarkozy, la venta a un particular de la estructura que gestiona la publicidad en la televisión pública, y que iba a volverse inútil con la prevista supresión definitiva de toda la publicidad en todas la televisiones estatales (ahora no hay publicidad después de las 20, y la eliminación total debería tener lugar en 2011). De Carolis intenta vender cara su piel de este modo. Ha aprovechado un cambio de coyuntura: tras la derrota en las regionales, los parlamentarios de la mayoría están levantando la cabeza y protestan contra Sarkozy. El portavoz del UMP, Jean-François Copé, que ya se ve como candidato al Eliseo, se posicionó contra la supresión de la publicidad antes de las 20 horas porque falta dinero para la compensación prometida. De Carolis aprovechó asimismo las sospechas de «conflicto de intereses» que planean sobre el proyecto de vender la estructura de France Télévision que se ocupa de la recogida publicitaria, una vez eliminados del todo los anuncios. El único comprador que sigue en liza es Stéphane Courbit, otro delfín de Alain Minc. Courbit, además de ser socio de éste Minc, es productor y cliente de espacios publicitarios. Entre otras cosas, Courbit recibió ya un bonito regalo del Estado con la reciente legalización de las apuestas en la Red, sector en el que controla una sociedad destinada a ser cada vez más floreciente. El ministro de Cultura, Frédéric Mitterrand, antes de abrazar las posiciones de Sarkozy, afirmó que la venta de la dirección publicitaria de France Télévision a Courbit planteaba un «problema deontológico».