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El saludo del Partido Comunista de Cuba a LIBRE y la reacción macartiana de la derecha hondureña

Fuentes: Rebelión

Resulta que el documento publicado en las redes anunciando el saludo del Partido Comunista de Cuba a la inscripción del Partido Libre, como era de esperarse, hizo que comenzara un pequeño ensayo anticomunista de los portavoces del atraso en el país. Rodrigo Wong Arévalo, periodista de triste recuerdo para la mayoría de los hondureños, en […]

Resulta que el documento publicado en las redes anunciando el saludo del Partido Comunista de Cuba a la inscripción del Partido Libre, como era de esperarse, hizo que comenzara un pequeño ensayo anticomunista de los portavoces del atraso en el país. Rodrigo Wong Arévalo, periodista de triste recuerdo para la mayoría de los hondureños, en un antediluviano estilo macartiano dedicó parte de su programa televisivo de rifas y encuestas falsas a remarcar que Libre es un partido «comunista».

Es lógico pensar que, al igual que otras partes del continente, la derecha más anacrónica y reaccionaria utilice sus peones mediáticos y seudo analistas para retomar la cantaleta que vienen usando por más de 5 décadas, especialmente a partir del triunfo de la revolución cubana. Ayer fue Wong Arévalo, y unos coroneles que en una «chiflada» conferencia de prensa afirmaban que Chávez reprime, que es dictador, pero que aquí hay que regular a los medios de comunicación y frenar a los que piensan diferente; mañana será Juan Ramón Martínez, y quien sabe cuántos más. Esto no es raro, esta gente vive al servicio de los intereses transnacionales y oligárquicos, lo de ayer apenas fue una muestra de lo que harán. En honor a la verdad, no tienen muchas opciones, el país en que vivimos es una prueba fehaciente y contundente de que lo que ellos propugnan ha fracasado estrepitosamente y debe cambiarse.

Debemos ser muy claros en una cosa, no vamos a perder el tiempo en esa charada anticomunista; LIBRE tiene claramente definido lo que es, y esta expresado en sus documentos de fundación. En ellos se encuentra establecida nuestra propuesta por el Socialismo Democrático, entendiendo esto como «Esa forma nueva de estructura que significa hacer la revolución para construir la sociedad donde terminan la violencia y la barbarie; en una movilización permanente del pueblo que repudia toda forma de terror, y que busca dejar infértil para siempre el terreno social para la explotación y la opresión. La forma de relacionarnos que termina con las condiciones en las que los seres humanos son humillados, subyugados, abandonados y despreciados por un grupo de semejantes».

Sin esforzarnos mucho, estos documentos de fundación determinan nuestra vocación integracionista, siguiendo el espíritu del General Francisco Morazán, de Simón Bolívar y otros connotados patriotas latinoamericanos. Además, establece LIBRE su indeclinable posición antiimperialista, y su respeto por la autodeterminación de los pueblos, en la misma línea que iniciaron grandes personajes del siglo XX como José Ingenieros, Julio Mella, Aníbal Ponce, Froilán Turcios, Augusto Cesar Sandino, y muchos más. Libre ratifica la necesidad de llevar adelante un proceso de refundación propio, basado en la realidad de nuestra Honduras, parafraseando a José Carlos Mariátegui, «Ni calco ni copia, sino producción heroica».

Rápidamente queda claro que mediante el estudio de nuestra declaración de principios, estatutos y Programa de Acción Política, no somos un partido más del sistema, sino que planteamos una posición contra el modelo económico neoliberal que, además de hundirnos en la mayor crisis económica, miseria y degradación de nuestra historia, ha fracasado de la A la Z en todas las sociedades donde se ha aplicado. Claro está, Wong Arévalo, sin ser parte de la oligarquía, puede vivir plácidamente con todos los negocios que ha podido formar gracias al voluntario y perenne «arrodillamiento» frente a los mandatos de sus amos; otro tanto sucede con Renato Álvarez, quien en un par de décadas pasó de ser un periodista de vanguardia,a ser vocero ideológico de atrocidades que creíamos eran parte de museo (solo en su noticiero de antenoche decía que añoraba los días en que sus maestras de primaria lo flagelaban para moldear» su disciplina. Que decir de Juan Ramón Martínez, propietario de una Tienda exclusiva de ropa, construida a base del reconocimiento a su rastrera actividad especialmente a favor del dueño del ahora permanentemente agonizante Partido Liberal de Honduras.

El Partido Libertad y Refundación se ha comprometido a ser intérprete de las aspiraciones del pueblo hondureño, es un partido de izquierda, no porque hasta que ubicarse geográficamente en un mapa político, sino porque lucha por refundar el Estado y transformar la sociedad hondureña, y llevar al país a estadios de mayor desarrollo, justicia e igualdad. No nos mueve la idea de quitar nada a nadie, ni irrespetar los derechos de quienes con sus emprendimientos impulsan el progreso económico del país; si propugnamos porque se acabe la injusticia, porque cese para siempre la violación a los derechos humanos, y porque nunca más niños hondureños duerman en las calles de la ciudad sin haber llevado alimentos a su boca por días. Es casi incomprensible que una clase tan opulenta como la que tenemos no se percate de todo lo que destruye en su proceso de obsceno enriquecimiento.

El partido LIBRE no es una organización comunista (aunque si tenemos compañeros comunistas a quienes respetamos), porque en su seno se encuentra una multiplicidad de pensamientos y voluntades, todas dirigidas hacia un proyecto de país, que ha determinado que el modelo neoliberal no es la vía para nuestro desarrollo. No estamos en contra del pueblo de Estados Unidos, ni de su gobierno, pero condenamos abiertamente el bloqueo criminal contra el pueblo hermano de Cuba, así como el encarcelamiento injusto y arbitrario de los 5 héroes antiterroristas cubanos presos en cárceles norteamericanas; estamos en contra de la guerra, contra la soberanía de cualquier pueblo de la tierra. En pocas palabras reclamamos para nuestro pueblo la dignidad que un manojo de malos hondureños le ha quitado por más de un siglo.

Si la estrategia de la derecha hondureña es arrastrarnos a una estéril campaña de bombardeo mediático de corte anticomunista, debemos estar claros que el verdadero centro de atención de nuestro pueblo está en las dramáticas condiciones de miseria a las que ha llevado al país esta clase dominante, que por sus miles de desaciertos ha perdido para siempre el derecho de gobernar a Honduras. Ya no podemos seguir en la falacia de una democracia que solo es en realidad una mascarada de ejercicio electoral, mientras la agenda de cada gobierno ya está decidida por un grupo selecto de empresarios, transnacionales y locales. En Honduras no existe ni ha existido la democracia; hoy el partido libre, propone la participación del pueblo, la construcción de la democracia en todas las esferas de la nacionalidad, que la voz de todos y todas se escuche siempre, y que las minorías oligárquicas aprendan a respetar las decisiones soberanas del pueblo, y se conviertan en participes de un proceso de transformación productiva a favor de toda la sociedad hondureña.

Libre está claramente definido, las mentiras de los lacayos o de los amos no tendrán eco en nuestro pueblo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.