La cúpula del Partido de la Liberación Dominicna-PLD ha gobernado durante 14 años sin inmutarse por el creciente deterioro del sistema de salud bajo sus gobiernos, incluidos los malos resultados de la anterior gestión de la nueva ministra y los dos años del ministro desplazado, correspondiente a la administración de Danilo. Ahora, cuando ese sector […]
La cúpula del Partido de la Liberación Dominicna-PLD ha gobernado durante 14 años sin inmutarse por el creciente deterioro del sistema de salud bajo sus gobiernos, incluidos los malos resultados de la anterior gestión de la nueva ministra y los dos años del ministro desplazado, correspondiente a la administración de Danilo.
Ahora, cuando ese sector presentó señales de colapso e hizo explosión escandalosa en el Hospital Infantil Robert Read Cabral -luego de exhibir por doquier sus harapos frente al dengue y la «chikun»- el flamante portavoz del presidente Medina nos comunicó compungido de la súbita «indignación» y «entrada en shock» del «primer mandatario».
De esa manera espectacular se dio apertura a un gran show acerca de supuestos remedios a la crisis estructural del sistema de salud, sacrificando subalternos e improvisando algunos remiendos, que han sido acompañados de las clásicas nuevas designaciones de figuras «bonsai» (o golondrinas que no hacen verano), generalmente procedente del «gremialismo progre» o de ciertas izquierdas ablandadas.
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El sistema en crisis.
Desde el gobierno no se habla, claro está, de lo que ha significado el auge de la salud como negocio; mucho menos se plantea desprivatizar los hospitales privatizados bajo el eufemismo de una «autogestión» pagada por los usuarios a partir de la usurpación de una gran inversión estatal con dinero de los/as contribuyentes. Ni menos aun se asume la necesidad de revertir el gran negocio privado montado dentro de un sistema de seguridad social y de pensiones de puro corte neoliberal.
La gran e impune estafa de las ARS privadas no merece comentario oficial alguno. Igual la necesaria erradicación de ese sector parasitario.
Tampoco se hace referencia a las injustificables asignaciones presupuestarias -muy superiores a las que se destinan de los hospitales y centros públicos donde concurre la población empobrecida- a entidades de salud que operan como negocios o que son negocios privados.
Es claro como el capital privado se traga lo social y lo público en todo lo concerniente a la salud como derecho vital. Pero eso no le importa a la dictadura morada y a sus jefes, como no les importó a los cohollos blancos y colorados.
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Sigue el financiamiento ridículo y distorsionado .
En otro aspecto, en lugar de asumir el compromiso de elevar el presupuesto general del sistema (que apenas asciende al 1.2% del PBI, cuando debería ser bastante superior al recientemente asignado a educación), se recurre a otros «showcitos» tramposos como el simulacro en torno a los cofrecitos de los diputados/as. De seguro vendrán otros espectáculos más.
Y esto, claro está, sin tocar los privilegios mayores, las exenciones multimillonarias a magnates y corporaciones, las estafas de los privatizadores eléctricos y no eléctricos, las entidades estatales superpuestas, la hipertrofia burocrática, la nominillas clientelistas, el reparto a partidos corrompidos, el financiamiento de fundaciones de dudoso desempeño, las asignaciones presupuestarias a entidades educativas privadas, el presupuesto discrecional de la Presidencia, la voluminosa asignación al innecesario Despacho de la «Primera Dama», la vertiente clientelar del llamado gabinete social y su convivencia con las ambiciones de la Vice-presidenta, los enormes gastos en publicidad gubernamental, la urgente recuperación de los bienes públicos robados…
Nada de eso. Solo remiendos de corto impacto, maniobras mediáticas y costosos trucos mediáticos, refrendado por una dictadura comunicacional, plagada de mentiras y medias verdades, esencialmente alienante y permanentemente sobornada.
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Nada de cambiar estructuras: solo pactos agripinosos.
De transformación, de instalación de un gran sistema nacional de salud de carácter social, que integre escalonada y armoniosamente los servicios de prevención, la atención primaria, los programas curativos de amplia cobertura, las atenciones especializadas y los programas de docencia e investigación… de atacar a fondo el degradado negocio privado en el campo de la salud y del derecho a la vida…no se habla ni una tantito.
Se habla -y no para variar- de la concertación de un nuevo pacto en materia de salud, de transitar hacia uno de los tantos pactos agripinosos que para nada o para muy poco han servido. Más largas al asunto, para acuerdos chuecos y papeles inservibles.
Soy de opinión que con esta dictadura de una clase, que incluso es capaz de decir que no hay salarios bajos, y con este tipo de dictadura política y de régimen corrompido y pervertido, no hay que caer en las trampas que significan esas propuestas de diálogos y pactos.
Ahora vale meterle presión desde abajo y desde fuera a este Estado, a este gobierno y a esta clase dominante, creando poder de calle, contra-poder popular; formando un gran bloque en favor del 5 % del PBI para la salud pública y por la transformación del sistema de salud, convirtiendo la indignación en esta vertiente en movilización, poniendo en aprieto y debilitando sus instituciones, cercándolas e ilegitimándolas… e imponiendo conquistas. Esto, articulado a otros grandes temas y bloques políticos sociales en luchas, como el de la Loma Miranda y la depredación minera, la impunidad, la cuestión salarial, la inseguridad ciudadana…
Pretender pactar con este gobierno en estas condiciones, equivale a enredarnos en las patas de sus caballos, contribuyendo a desmovilizar al pueblo.
El Colegio Medico Dominicano, los/as trabajadores/as de enfermería, el personal paramédico, las organizaciones que asumimos la defensa del derecho del pueblo a un sistema gratuito y de calidad, los movimiento sociales en luchas, debemos preservar nuestra independencia frente a Estado y empresarios, debemos confluir unidos/as en un plan de lucha y en un conjunto de demanda movilizadoras, entre ellas el 5% para la salud, que sitúen a los poderes responsables del colapso del sistema de salud, a la defensiva y posibilite arrancarles conquistas en dirección a un nuevo modelo y un proceso transformador.
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