Uno de los argumentos esgrimidos
por el sector pro Gran Bretaña en el referéndum para la independencia de
Escocia celebrado en 2014 fue que si ganaba la independencia, Escocia
quedaría fuera de la Unión Europea. Luego vino el Brexit, en cuyo
referéndum de 2016 los escoceses votaron mayoritariamente a favor de la
permanencia en la UE —como en Irlanda del Norte—, pero el cómputo global
en Gran Bretaña fue abandonar el espacio común europeo. Muchos
escoceses se arrepintieron de haber votado no en vez de sí en aquel
referéndum de 2014. El descontento con el Brexit se sitúa hoy como uno
de los factores fundamentales —además de las políticas de izquierda, la
identidad nacional e incluso la demografía— en el resultado histórico
del partido Sinn Féin obtenido anoche tras el largo escrutinio de las
elecciones del jueves. El partido que reivindica la reunificación de
Irlanda del Norte con la República de Irlanda —país que sigue dentro de
la UE— ha obtenido el 29% de los votos. Es la primera vez que gana los
comicios.
Le sigue el Partido Democrático Unionista (DUP), defensor del Brexit, monárquico, protestante y partidario de que Irlanda del Norte siga siendo parte de Gran Bretaña y quede fuera de la UE. Ha obtenido el 21,3% de los votos.
Según el Acuerdo de Viernes Santo firmado en 1998, republicanos y unionistas deben gobernar conjuntamente, ocupando de forma matemática la primera y segunda presidencia —el partido más votado ocupa el primer cargo—. Pero el líder del DUP, Jeffrey Donaldson, se niega a asumir la derrota y condiciona la formación del Gobierno Autónomo a la anulación del Protocolo de Irlanda, el acuerdo firmado entre Londres y Bruselas para sacar adelante el Brexit.
El Protocolo pretende ser una solución intermedia a la salida europea de la isla británica pero con el mantenimiento, en parte, de la isla irlandesa en Europa: la frontera aduanera se localizaría en el mar, así Irlanda del Norte permanecería en el mercado interior de la UE (como Irlanda) y no se levantaría una frontera terrestre, algo que impide el Acuerdo de Viernes Santo. El DUP quiere un Brexit total, y vivió el Protocolo de Irlanda como una traición por parte de la propia Gran Bretaña.
Las condiciones materiales de la vida
El acceso a la vivienda —con precios disparados—, la sanidad y la educación han sido los argumentos que han marcado la campaña del Sinn Féin. Las condiciones materiales de la vida, al fin y al cabo. La identidad nacional no ha sido abordada y, sin embargo, es ahora cuando parece más cercano un referéndum que propicie la reunificación de Irlanda —del Norte, cuya capital es Belfast, con la República de Irlanda, Dublin—. “Creo que el referéndum sería posible en el plazo de cinco años, pero es mucho más importante que la preparación empiece ya”, indicó la presidenta del Sinn Féin, Mary Lou McDonald.
Por su parte, la vicepresidenta de la formación y próxima primera ministra, Michelle O’Neill, indicó ayer que “es un día histórico, el comienzo de una nueva era. Vamos a gobernar para todo el mundo y mi mensaje a los unionistas es que no habéis de tener miedo”, afirmó tras conocer los resultados de los comicios.
Aparte del discurso y programa con medidas de izquierdas y el descontento con el Brexit, el corresponsal de La Vanguardia en Belfast, Rafael Ramos, destaca el factor demográfico como parte también para analizar los resultados obtenidos por los republicanos: los católicos tienen más hijos que los protestantes, y la ideología política acostumbra a heredarse.
Irlanda y Gran Bretaña fueron el mismo país hasta que mantuvieron la guerra de la independencia entre 1919 y 1921. La creación del Estado Libre Irlandés tuvo lugar el 6 de diciembre de 1922 y quedó fuera de él la zona de Irlanda del Norte.