Pese a que durante la campaña electoral dijo todo lo contrario, el SPD, vistos los pésimos resultados obtenidos en las elecciones del pasado domingo, comienza a plantearse la posibilidad de pactar con el izquierdista Die Linke tanto a escala nacional como federal. De este modo, se rompe un gran tabú para los socialdemócratas alemanes, en un momento en el que se ven fuera del Gobierno de la Gran Coalición de Angela Merkel.
Estremecido por su histórica derrota en las legislativas alemanas, el Partido Socialdemócrata (SPD) comenzó ayer a romper el gran tabú de una eventual alianza, a escala federal, con la izquierda.
En el futuro, ya no habrá que «excluir por principio» las coaliciones con Die Linke, afirmó al diario «Hamburger Abendblatt» el socialdemócrata Olaf Scholz, ministro saliente de Trabajo.
El SPD, comenzando por su jefe de filas Frank-Walter Steinmeier, ministro saliente de Exteriores, habían afirmado alto y claro durante toda la campaña electoral que una coalición con Die Linke estaba descartada a nivel federal.
Steinmeier, cabeza del ala reformista del SPD, les reprochaba especialmente su rechazo a la OTAN, su exigencia de una retirada inmediata de Afganistán y sus posiciones radicales en materia económica.
«Hay que dejar de poner el foco en la cuestión de saber con quién no nos podemos entender y es preciso concentrarse más en qué queremos políticamente», añadió Scholz, que dirige el SPD en Hamburgo.
Su partido, el más viejo de Alemania, recogió el domingo el 23% de los votos, su peor resultado desde hace 60 años. Padeció un retroceso de 11,2 puntos respecto a 2005. Die Linke, en cambio, recibio un 11,9% de los votos, lo que supone un alza de 3,2 puntos.
Según los sondeos, el SPD ha perdido más de un millón de sus electores tradicionales, que se han pasado a Die Linke, mientras que otros cuatro millones han optado por la abstención.
Desde el martes, las cabezas de los líderes del SPD comenzaron a tambalearse.
El presidente del partido, Franz Müntefering; su secretario general, Hubertus Heil; y uno de sus vicepresidentes, Peer Steinbrück (ministro de Finanzas en el Gobierno saliente) abandonarán sus funciones en el próximo congreso del partido, en noviembre.
Steinmeier, por su parte, ha conseguido hacerse elegir, con el 88% de los votos, jefe del grupo parlamentario del SPD en el Bundestag, desde donde dirigirá la oposición al Gobierno conservador-liberal que dirigirá Angela Merkel.
Pero, según consideraba ayer el diario popular «Bild», «a partir de ahora estará `rodeado’ por gentes que no ocultan sus intenciones, deshacerse políticamente de la Agenda 2010», es decir, las reformas puestas en marcha entre 1998 y 2005 por el antiguo canciller socialdemócrata Gerhard Schröder, que han limitado los recursos del Estado del Bienestar.
El probable futuro presidente del partido debería ser el ministro saliente de Medio Ambiente, Sigmar Gabriel, a quien se percibe como centrista. Debería estar secundado en el puesto de secretario general por Andrea Nahles, representante del sector izquierdista del partido.
«Steinmeier, Steinbrück y Müntefering están vinculados a la Agenda 2010 y a Merkel», destacó Nahles.
El liberal FDP navega con el viento a popa y a toda vela
Grandes vencedores de las elecciones legislativas alemanas del domingo, los liberales navegan con el viento en popa tanto a escala regional como federal, seduciendo especialmente a las clases medias.
Con un 14,6% en las legislativas, 4,8 puntos mejor que en 2005, el FDP ha logrado su mejor resultado en 60 años. Al mismo tiempo, ha logrado salvar los proyectos de Gobierno de la derechista Angela Merkel, cuya coalición CDU-CSU ha obtenido sus peores números.
Pero los liberales también están en plena ascensión en los länder.
Con motivo de las elecciones regionales del domingo, lograron volver al Parlamento de Brandemburgo, una región desfavorecida que rodea Berlín, y consiguieron el apoyo necesario para cogobernar en Schleswig-Holstein.
A finales de agosto, el FDP ya había multiplicado por diez sus fuerzas en Sajonia, obteniendo más del 10% de los votos frente al 1,1% que logró cinco años antes, y duplicado su resultado en Turingia.
¿A qué se debe el auge de un partido que defiende una bajada masiva de impuestos en un momento en el que el país se endeuda como nunca para superar la crisis? Un discurso centrado en las clases medias, a lo que se une un voto táctico, responden los politólogos.
«En las legislativas, el FDP ha recogido el apoyo de electores que rechazaban la continuidad de la Gran Coalición entre conservadores y socialdemócratas», explica Nils Diederich. «La mitad de los votos liberales corresponde a este perfil. La clientela fiel del FDP no supera el 7-8% a escala federal», añade Diederich.