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Elecciones en la Unión Europea

Fuentes: ZNet/ Vision Strategy

Las mayores elecciones transnacionales que ha habido nunca han sido un auténtico desastre de relaciones públicas. De los 345 millones de electores europeos, sólo un 42,2 % ha acudido a las urnas (¡en Polonia la participación ha sido del 20 %!). Los socialdemócratas alemanes (SPD) se enfrentan a un resultado desastroso mientras que el obtenido […]

Las mayores elecciones transnacionales que ha habido nunca han sido un auténtico desastre de relaciones públicas. De los 345 millones de electores europeos, sólo un 42,2 % ha acudido a las urnas (¡en Polonia la participación ha sido del 20 %!). Los socialdemócratas alemanes (SPD) se enfrentan a un resultado desastroso mientras que el obtenido por los socialistas en la oposición (PDS, Partido Socialista Democrático) ha sido excelente. Personalmente, me alegra que Tobias Pflüger- candidato independiente por la lista del PDS y destacado activista contra la guerra, procesado por «incitar a la deserción «(Guerra de Irak)- vaya a ocupar un escaño en el nuevo Parlamento (http://www. imi-online.de/2002.php3?id=170).

Los resultados en casi todos los 25 Estados miembros de la Unión Europea confirman lo que escribía en mi reciente Comentario en ZNet: «Si se celebraran elecciones generales de forma simultánea en el conjunto de la Unión Europea»- escribía en abril- «casi ningún Gobierno nacional sobreviviría» (Del bienestar a la guerra). En las elecciones celebradas entre el jueves y el domingo, los partidos gobernantes a nivel nacional se enfrentan a malos, en ciertos casos desastrosos, resultados- da igual que se trate de los socialdemócratas (por ejemplo, en Gran Bretaña, Alemania, en la mayoría de los nuevos Estados miembros), o de los conservadores (Francia, Italia, Malta), con las excepciones de Grecia, y su nuevo Gobierno conservador, y de España, donde el pueblo ha agradecido al nuevo Gobierno socialista el haber retirado sus tropas de Irak.

No es posible establecer unas pautas ideológica claras: En Gran Bretaña o Austria, los partidos que se oponen a la Unión Europea han obtenido un éxito increíble; en la mayoría de los nuevos Estados miembros del Este, los ganadores han sido la oposición de derecha o centro-derecha; en Portugal, Francia, Dinamarca e Italia los triunfadores han sido los socialistas en la oposición. «Nunca, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, los ciudadanos de Europa se han sentido tan descontentos con los que los gobiernan» (Del bienestar a la guerra). En estas elecciones, la gente ha expresado su insatisfacción de tres maneras: bien absteniéndose, bien votando por los partidos en la oposición o bien por los partidos euroescépticos.

La Unión Europea prescribe la democracia en dosis muy pequeñas, casi homeopáticas. Yo soy partidaria de la homeopatía pero, por supuesto, no cuando se trata de la política. El Parlamento Europeo es la única institución, después de todo, en la que los ciudadanos europeos pueden votar. Los restantes órganos de la supranacional Unión Europea- la Comisión, el Consejo Europeo y el Consejo de Ministros – se componen de gentes que nunca han sido elegidos o que lo han sido a nivel nacional: burócratas, tecnócratas, dirigentes estatales, ministros y ex políticos, que representan a los gobiernos nacionales o son representantes por delegación de otros representantes. En resumen, como digo, una democracia a pequeñas dosis.

El Parlamento Europeo tiene unas competencias muy limitadas, es un tigre sin colmillos, un parlamento de papel. Incluso en el ámbito legislativo es rehén del Consejo Europeo de Ministros (nacionales). En las últimas décadas, los derechos de los consumidores y el medio ambiente han sido casi las únicas materias en los que el Parlamento europeo de papel ha podido dejar su impronta. Se supone que la nueva Constitución europea que se está discutiendo va reforzar el papel del Parlamento pero es dudoso que se le permita a este tigre de papel que desarrolle, ni tan siquiera, unos dientes de leche y mucho menos que- en lo relativo a asuntos legislativos o a las funciones de control del parlamento- pueda morder de verdad.

Hasta qué punto el Parlamento Europeo se encuentra aislado y desconectado de los poderes reales existentes en la ampliada Unión Europea queda de manifiesto por el hecho de que, incluso si los votantes hubieran votado abrumadoramente a la izquierda europea, los resultados no habrían de ninguna manera afectado al nivel «gubernamental» de la UE. Como todos sabemos, la democracia representativa o indirecta- a diferencia de las formas directas de democracia- no funciona al nivel de la gente, por lo que mucho menos puede hacerlo la democracia representativa de control remoto. Las estructuras pseudo parlamentarias de Estrasburgo y Bruselas se parecen a las monarquías constitucionales- tan características de los estados nacionales europeos del siglo XIX-, donde,, existían parlamentos casi sin poder real, con la única función de «sugerir» y «consentir» pero sin ningún poder de decisión, facultad que se reservaban los monarcas.

Entonces, ¿por qué todo este revuelo sobre las elecciones europeas? ¿No se trata todo de un gran fraude, de un carnaval, de una simple fachada?

Muchos partidos de izquierda europeos, grupos y movimientos sociales han solicitado la abstención en las elecciones del 10 al 13 de junio, alegando que no podemos cambiar las cosas en el ámbito del Parlamento europeo, y que apoyando esta fraudulenta institución, en primer término, estaríamos sosteniendo la hoja de parra que encubre a la Europa de las grandes empresas y a la Constitución neo-liberal que se está preparando.

Otros grupos de izquierda, partidos e individuos han participado en las elecciones. Seguidamente expongo alguno de los argumentos expresados para justificar el acudir a las urnas.

Dos factores caracterizan el déficit democrático en el Unión Europea: la falta de transparencia y la ausencia de estructuras e instituciones que permitan que los pueblos de Europa participen en la toma de decisiones. En lo que se refiere a la transparencia, casi todas las decisiones importantes en el ámbito de la Unión Europea se adoptan tras cristales opacos. Los partidos de izquierda se han comprometido a limpiar las ventanas para cambiar esta situación en el Parlamento europeo.

En mayo de 2004, se constituyó en Roma la coalición Izquierda Europea (IE) formada por 15 partidos socialistas y comunistas- desde el Partido Comunista Francés, al Partido Socialdemócrata de Estonia, de la Izquierda Alternativa Unida de Cataluña al Partido Laborista de Hungría. Con excepción del Partido Laborista de Suiza, el Partido Alianza Socialista de Rumania y el Nuevo Partido Comunista de San Marino todos los miembros de IE son partidos de Estados miembros de la UE (http://sozialisten.de/sozialisten/el/mitglieder/index_eng.htm). En su manifiesto en el Congreso fundacional del 8-9 de mayo de 2004 exponen: «Queremos construir un proyecto para otra Europa y dar otros contenidos a la Unión Europea: independiente de la hegemonía estadounidense, abierta a los países del Sur, con un modelo social y político alternativo al capitalismo, activa contra la creciente militarización y la guerra, a favor de la protección del medio ambiente y del respeto de los derechos humanos, incluyendo los sociales y económicos. Defendemos el derecho de ciudadanía para todos los que viven en Europa» [1]. Sobre el Parlamento de la Unión Europea, el manifiesto afirma:

«Queremos tomar medidas para que las instituciones electas: el Parlamento europeo y los parlamentos nacionales, así como los Comités representativos ( el Económico y Social y el Comité de las Regiones) tengan un mayor poder de decisión y de control «.

Sin embargo, sobre la Constitución de la Unión Europea en preparación, el manifiesto es decepcionantemente ambiguo:

«Hoy, cualquiera que sea nuestra opinión global sobre el «Tratado Constitucional» que se está discutiendo, nos oponemos a que sea dirigida por las Grandes Potencias. Tampoco aceptamos sus deseos de imponer unos criterios económicos ultraliberales, y nuestra militarización, que conducen a una regresión social importante». Preguntado sobre este punto, Gennaro Migliore, miembro del Consejo Ejecutivo de IE, contestó: «Por ahora, todos los miembros de IE han llegado a un consenso unánime en el rechazo de una Constitución Europea neoliberal. Formaremos parte de la creciente resistencia contra este proceso constitutivo Europeo antidemocrático». («Durch Ungehorsam zu Alternativen» [Hacia la alternativa a través de la rebelión, N. del T.], ND, June 5/6 2004).

El Manifiesto de IE se marca un objetivo muy importante al comprometerse a trabajar conjuntamente con los movimientos progresistas, con los de los de los trabajadores y con las organizaciones cívicas y sociales:

«Promoveremos que el Comité de las Regiones y el Comité Social y Económico, desarrollen un papel fundamental en la toma de decisiones de las instituciones europeas, en su calidad de órganos básicos de la política institucional democrática y regional de la UE… Los Foros Sociales han sido esenciales en el debate, la confrontación y la construcción de alternativas populares y cívicas a la actual Europa neoliberal. Los movimientos sociales y las luchas ciudadanas y sociales tienen sus propias dinámicas, su independencia en el análisis, en las propuestas y en las iniciativas. Estamos dispuestos no sólo a defender los derechos de los trabajadores y de los sindicatos contra cualquier tipo de discriminación sino también a defender los derechos de los trabajadores, incluidos los desempleados y los que tienen trabajos precarios, y a democratizar los lugares de trabajo y la vida económica, en todos los niveles, incluido el de las instituciones europeas.

Según Gennaro Migliore: «Nuestras iniciativas deberían integrarse en el marco de los movimientos sociales que se oponen a esta Unión Europea. Movimientos como el pacifista y el de los que se enfrentan a la globalización son los protagonistas más importantes en las luchas que se avecinan…Los partidos de izquierda tienen que formar parte de estos movimientos. Los beneficios sociales y democráticos en nuestras sociedades se han reducido. La desobediencia contra las leyes e instituciones neoliberales constituye la única vía realista para luchar con éxito por el cambio. De no ser así, cualquier quehacer político en las instituciones carece de credibilidad y de perspectiva». Esperemos que esto no sea mera palabrería sino un importante paso adelante para la constitución de una fuerza social en Europa. Cuando menos, se trata de un manifiesto contra el sectarismo, la más virulenta enfermedad de la izquierda.

No obstante, la lucha global por los derechos sociales, por una sociedad civil y contra el militarismo en Europa ¿no debería librarse fuera de las instituciones de la UE?

La batalla por otra globalización puede ser planteada fuera de las instituciones europeas y debe ser librada fuera de ellas. Pero, ¿por qué no unir fuerzas con los caballos de Troya introducidos en la guarida de la fiera?

«En la Unión Europea existen varios intereses en conflicto. Para nosotros, esto nos abre un nuevo espacio político para la lucha de clases y para la defensa de los intereses de los trabajadores, de la democracia, de la sociedad europea con sus instituciones y organizaciones, entre ellas, el Parlamento Europeo» [1].

Algunos de los partidos que firmaron el Manifiesto- como el Partido Socialista Democrático alemán (PDS)- saben de lo que hablan. Han realizado ya un buen trabajo en el Parlamento Europeo uniendo sus fuerzas con las de otros partidos de izquierda y partidos Verdes no dogmáticos para integrarse en el Grupo Parlamentario Europeo Izquierda Unida/ Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL). La izquierda europea seguirá siendo una fuerza poderosa en el nuevo Parlamento Europeo, en especial los Verdes que, sorprendentemente, han obtenido buenos resultados en estas elecciones. Pero, en general, los partidos tradicionales han conseguido la mayoría (los conservadores alcanzarán alrededor de 250 escaños de los 752 del nuevo Parlamento, y los socialdemócratas/ socialistas unos 200).

¿Hoja de parra o caballo de Troya de la sociedad civil? Dependerá de si la izquierda europea se pone de nuestro lado, del lado del pueblo en nuestra lucha por una verdadera democracia con procesos de voto directo (plebiscitos) que es, ante todo, lo que queremos y lo que necesitamos.

«Nos esforzaremos sin cesar para ampliar la participación y el control de los ciudadanos a todos los niveles y en cada una de las etapas de la construcción de Europa», afirma el manifiesto de IE [1]. La democracia directa es la clave, los pueblos de Europa lo tienen muy claro. No quieren que Europa se deje arrastrar por el modelo de EE.UU., tal y como quedó establecido en la Estrategia 2010 de Lisboa [2], y se aferran al mantenimiento del estado del bienestar, de la seguridad social y de los derechos de los trabajadores, que ha funcionado muy bien durante décadas.

Respecto a la concepción militarista de la futura Constitución /ESS, en la primavera de 2003 los ciudadanos de Europa entera expresaron su masiva protesta contra la guerra con grandes manifestaciones. Entre el 70 y el 90 por cien de los ciudadanos de la UE se opusieron a la participación de sus países en la guerra estadounidense en Irak, en contra de lo que deseaban sus gobernantes. La historia, una vez más, ha demostrado que el pueblo tenía razón. En cuanto a la democracia directa, Blair ha abierto la caja de Pandora al anunciar que convocará un referéndum sobre la Constitución. España, Portugal, Chequia y, probablemente, Polonia, prevén asimismo realizar referenda.

La transparencia es fundamental. Si la gente está informada- no sólo por nuestros caballos de Troya en el Parlamento Europeo y en los Comités- presionará para exigir democracia directa- referenda -, en todos los asuntos relevantes, bien sean los alimentos transgénicos, la militarización de la UE o la Constitución. Entre el 60 y el 90 % de las decisiones en el ámbito nacional, regional o comunitario ya se encuentran sometidas a las directivas de la UE. La UE- ese monstruo burocrático que se esconde tras cristales opacos- condiciona la vida de todos y cada uno de nosotros en casi todos los ámbitos de nuestra existencia. No podemos consentir que se salgan con la suya. En cuanto a la Constitución que están preparando, uno de sus puntos clave es el compromiso obligatorio de todos los Estados miembros con la OTAN, la militarización, el ejército europeo, la política exterior única y un único ministerio de Asuntos Exteriores. ¿Recuerdan la situación en la primavera de 2003, cuando Francia, Alemania y algunos otros estados miembros de la UE (la «vieja Europa» de Rumsfeld) se oponían a la guerra en Irak mientras la mayoría de los gobiernos europeos apoyaban a Bush? Si Europa hubiera tenido una sóla voz ¿qué habría ocurrido, entonces? ¿Habría sido la voz del ministro de Asuntos Exteriores alemán, Joschka Fischer o la de Jack Straw?

Notas

1) http://sozialisten.de/sozialisten/el/programm_eng.htm [regresar]

2) La Estrategia de Lisboa se aprobó en marzo de 2000 con el objetivo de conseguir que la UE fuera la economía más dinámica y competitiva en 2010. La estrategia implica una completa serie de medidas en todas las políticas sectoriales. Ver http://europa.eu.int/comm/lisbon_strategy/key/index_en.html [regresar]

Traducido por Felisa Sastre y revisado por Juan Maldonado.