M.H.: Guillermo no pretendo seguir la agenda del Club Bilderberg que se reunió a fines de mayo, pero allí debatieron los líderes de Europa, EE UU, de la burguesía mundial dos o tres temas que me gustaría retomar. Uno de ellos tiene que ver con las elecciones europeas ¿Cuál es el balance que hace usted? […]
M.H.: Guillermo no pretendo seguir la agenda del Club Bilderberg que se reunió a fines de mayo, pero allí debatieron los líderes de Europa, EE UU, de la burguesía mundial dos o tres temas que me gustaría retomar. Uno de ellos tiene que ver con las elecciones europeas ¿Cuál es el balance que hace usted?
G.A.: Lo primero de todo es que votó en algunos países como máximo la mitad del electorado, por ejemplo, en Francia donde votaron bastantes, porque en realidad era un plebiscito contra Macrón o a favor de Macrón. Votó el 51%. Pero en países como Polonia la abstención fue del 80%.
En general entre los que votaron, la mayoría, es decir, una minoría del electorado total, votó por partidos de derecha, identitarios, nacionalistas, racistas pero que no tienen nada en común más que eso, que ya es bastante. Porque, por ejemplo, Putin, apoyó a Le Pen en Francia y a los fascistas italianos de La Liga de Salvini. Pero los polacos que son nacionalistas y que son católicos no quieren saber nada con Rusia ni con Putin, lo mismo los húngaros y los rumanos. Es decir, las derechas tienen puntos en común pero no tienen ni objetivos ni políticas comunes. No se pueden unir porque están muy divididos.
En cuanto al resto fue un marcado triunfo de los liberales, por no llamarlos por su nombre, gente del capital financiero y de derecha. Pero relativizado, porque buena parte de la disputa electoral se concentró en el voto útil, es decir, si se votaba por el candidato con más posibilidades de enfrentar a la extrema derecha o no y eso fue muy desfavorable para los candidatos de centro izquierda, los socialdemócratas, o los socialistas de izquierda tipo Mélenchon que perdió 2/3 del electorado, pero esos votos son recuperables en otro tipo de elecciones donde no haya que votar por el llamado mal menor.
Entonces, el resultado fue un Parlamento europeo menos controlable y más reaccionario, y una debilidad mayor de la UE, cosa que desean todos, los chinos, Trump y Putin y que no pueden reconstruir los europeos mismos porque tienen grandes diferencias.
Macrón se jugó las elecciones a fondo pero no llegó a mantener siquiera los votos de la presidencia. Por otra parte la extrema derecha sacó más votos que en la elección presidencial, por eso ganó en proporción, pero sigue siendo minoritaria porque votó la mitad de la población, quiere decir que no está en crecimiento. El efecto de los medios de comunicación existe porque magnifica el resultado, pero si lo vemos en perspectiva y vemos además que al mismo tiempo en Francia muchos de los que no se abstuvieron siguen peleando como los Chalecos amarillos que están en la calle todavía, las cosas son un poco diferentes.
La economía inglesa, como la europea, va hacia un estancamiento y probablemente a una crisis
M.H.: Mencionó a Trump que visitó Inglaterra a pocos días de que Teresa May dejara su cargo. Recomendó a Gran Bretaña abandonar la UE sin acuerdo y eligió al ex ministro de Relaciones Exteriores como su favorito para dirigir el país. Al mismo tiempo que le propone a Gran Bretaña un Tratado de libre comercio. ¿Cómo ve usted esta situación?
G.A.: Yo creo que hay que ver que los ingleses antes que nada son ingleses, es decir, la situación interna en Inglaterra no se ha resuelto. Trump viene a tentar a un sector con un acuerdo comercial, pero tiene que contar también con que la ruptura con Europa le va a costar bastante a Inglaterra, no solamente una indemnización, sino también pérdida de poder adquisitivo de la gente. Por eso Johnson, que Trump quiere de interlocutor, ni siquiera se reunió con Trump porque está esperando la reunión en la que se va a decidir si va a ser Primer ministro o no. Y en Inglaterra no se ha resuelto todavía el Brexit, además Trump tuvo una acogida con una enorme manifestación en su contra, que él niega pero que se vio por todos lados. Y la oposición laborista ni siquiera se quiso reunir. Entonces hay que ver quién sigue su juego. Hay que ver si los otros lo acompañan en eso y en primer lugar quién es el otro, Johnson u otro. Incluso no está excluida la posibilidad de un nuevo referéndum sobre el Brexit.
M.H.: En Inglaterra en las elecciones europeas gana el partido del Brexit, gana Nigel Farage.
G.A.: Sí, pero también con una enorme abstención y no tiene mayoría como para resolver en otros problemas, entonces es una amenaza, como lo es la derecha en todos lados pero no es inmediata, no tiene fuerza, podría crecer pero depende de todo un proceso y una situación incluso económica.
La economía inglesa, como la europea va hacia un estancamiento y hasta probablemente a una crisis. EE UU mismo, Trump tiene grandes problemas porque hoy, por ejemplo, los Republicanos y gobernadores protestan contra los impuestos a México porque dicen que es ponerse uno mismo la pistola en la cabeza porque la economía de EE UU perdería muchísimo en esas condiciones. No solamente EE UU exporta a México 181.000 millones de dólares que caerían bastante, sino que también México le abarata la vida y los costos de producción con sus exportaciones y Trump eso no lo tiene en cuenta pero las empresas sí, así que sectores capitalistas y de derecha se están oponiendo a Trump en su propia política. Hay que ver si tiene las manos libres para hacer lo que quiere.
M.H.: Eso en un contexto de guerra comercial con China.
G.A.: Claro, que es dañoso para EE UU también, porque le causa daños a China, mucho más pero para EE UU la recaída es que todo es más caro, se encarecen los productos chinos y eso repercute en la venta de los productos importados.
En Argelia la lucha asume un carácter social profundo y más político que en Sudán
M.H.: En Sudán ha sido disuelta por la fuerza una concentración popular en Jartum, dejando al menos 30 muertos y cientos de heridos y se ha dado inicio a una huelga general indefinida, una desobediencia total para derrocar al Consejo Militar que se hace responsable de estos asesinatos.
G.A.: Es muy importante lo que está sucediendo en el mundo árabe, porque en Sudán el sector militar que toleró la caída del dictador, estaba dividido entre los que querían mantener el sistema sin dictador pero sin cambio alguno y los que quieren democratizar un poco, lo cual significa entre otras cosas, ser más tolerantes en el campo de la religión, en el campo racista, con respecto a los negros del sur, a las mujeres, etc.
Ahora la balanza se inclinó para el lado de los más duros y vino esta represión pero la huelga general puede cambiar la situación y puede radicalizar a los trabajadores de Sudán, obreros, campesinos y pueblo pobre que tienen tradiciones de lucha.
Sudán estuvo en cierto momento influido por el nasserismo, entonces la situación es muy fluida, depende de la magnitud del movimiento social lo que pase dentro del Ejército y el grado de represión o no. Lo mismo pasa en Argelia, sigue la lucha todos los viernes, el gobierno militar ha reprimido sobre todo a los grupos trotskistas y a algunos sectores estudiantiles los ha detenido, pero no está en condiciones de una represión generalizada aunque no tiene otra alternativa si la lucha sigue, salvo ceder a las manifestaciones.
Dentro del régimen se discute eso, porque en Argelia lo que hay es un segundo tiempo alejado de la revolución de independencia pero esta vez se hace contra un rudimento de burguesía de Estado argelino y no contra el imperialismo, y entonces asume un carácter social profundo y más político.
En Sudán la cosa es menos radical pero se suma a esto el problema religioso, la ruptura entre los musulmanes del norte y los cristianos y animistas del sur y las diferencias étnicas, el sur negro, el norte más árabe; se suman otros problemas pero el curso es más o menos el mismo.
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