Por eso nos reunimos con la Unión Popular, para intentar llegar a un acuerdo. En el plano programático, redactamos juntos un texto que recuerda la necesidad de romper con las políticas liberales, de dar marcha atrás en particular sobre las leyes de Hollande [expresidente, PS] y Macron en materia de derecho laboral, de represión, de acogida a los migrantes, de aumento del salario mínimo, de instaurar la jubilación a los 60 años para todos, de erradicar la pobreza… Estas medidas están lejos de representar el conjunto del programa anticapitalista del NPA, pero son suficientes para ser defendidas en el marco de una alianza e incluso para apoyar su aplicación por un gobierno que fuera el resultado de dicha coalición, si la misma obtuviera la mayoría, con Jean-Luc Mélenchon como primer ministro, sin renunciar a nuestra independencia.
Sin embargo, a medida que avanzaban las discusiones con las demás fuerzas políticas, el equilibrio político de la coalición se fue modificando, atenuando el carácter de ruptura con las políticas liberales que constituía su fuerza.
Así, el acuerdo alcanzado con Europe Écologie-Les Verts, muy ventajoso en términos de circunscripciones ofrecidas a EÉLV, retrocede en varios puntos del programa compartido por el NPA y la UP, por ejemplo sobre la necesidad de romper con la Unión Europea.
Además, la escasa presencia de los colectivos vecinales de la clase trabajadora en el acuerdo unitario como «On s’en mêle» no es una buena señal para los que sufren todo el peso de las políticas antisociales, de seguridad, racistas e islamófobas.
A pesar de todo, nos parecía importante participar en esta dinámica de unión.
Sin embargo, el acuerdo alcanzado el miércoles por la mañana por la Unión Popular con el Partido Socialista es problemático en más de un sentido. En primer lugar, porque retrocede en varias propuestas esenciales: un aumento del salario mínimo que ya no sería «inmediato», una ruptura con la Europa liberal cuyas modalidades son muy vagas, la «jubilación a los 60 años para todos» presente en los acuerdos con EÉLV y el PCF (Partido Comunista], se convirtió en un «derecho a la jubilación a los 60 años» (lo que sabemos que significa la existencia de reducciones importantes de las jubilaciones)…
En esta lógica, al PS se le concedieron 70 circunscripciones (en 30 de las cuales puede ganar), lo que es mucho más que la propuesta inicial de la UP de un reparto proporcional entre las distintas fuerzas interesadas.
Si a estos candidatos del PS les añadimos los numerosos candidatos de EÉLV que no representan una ruptura con el liberalismo, la impronta de esta izquierda, que ha gobernado en contra de las clases trabajadoras en muchas ocasiones y que ahora dirige un buen número de ciudades o regiones, se hace significativa.
Para nosotros, todo esto constituye un punto de inflexión: esta «Nueva Unión Popular Ecológica y Social» (NUPES) no asume la continuidad política de la Unión Popular que llevó a Jean-Luc Mélenchon a representar una esperanza de transformación radical de la situación en la elección presidencial o, en el mejor de los casos, de forma muy ambigua y contradictoria.
Sabemos que muchos militantes de izquierda esperaban «ver a Philippe Poutou en la asamblea», pero deben saber que en ningún momento se propuso una circunscripción por parte de la Unión Popular que permitiera su elección, ni siquiera su candidatura en Gironda [donde fue electo para el consejo municipal junto a militantes de la UP y de EÉLV]. En el marco de un acuerdo con el Partido Socialista, la UP propone sólo cinco circunscripciones -lejos de la representación proporcional entre las distintas fuerzas-, en ninguna de ellas hay posibilidad de ganar la elección, ni corresponde a nuestras bases militantes. Así, al PS se le concedieron tres veces más circunscripciones que las que pesó en las elecciones presidenciales, mientras que al NPA se le ofrecieron tres veces menos que las que pesó. Todo un símbolo.
De hecho, a la Unión Popular le hubiera gustado que el NPA participara en la NUPES, pero sin la posibilidad de una existencia política real dentro de ella.
Por lo tanto, observamos con pesar que la UP ha optado por llegar a un acuerdo con los componentes de gestión del sistema en detrimento de un acuerdo con el NPA, que sin embargo respondió favorablemente a la propuesta de la UP desde el principio, y que prosiguió las conversaciones hasta el final, con la esperanza de llegar a un acuerdo.
Podríamos haber llegado a un acuerdo con la Unión Popular, el PCF, e incluso con EÉLV, pero no podemos validar ese acuerdo que incluye al Partido Socialista y sobre la base de las propuestas que nos hicieron. Por lo tanto, el NPA no firmará el acuerdo de la NUPES.
El NPA organizará su participación en las elecciones legislativas en un Consejo Político Nacional que se tendrá lugar el 14 de mayo. De todas maneras, convocaremos y apoyaremos, incluso con la militancia, a los candidatos de la NUPES que representen una ruptura de izquierda, contra los que no presentaremos candidatos. En otras circunscripciones, donde se den las condiciones, el NPA buscará, frente a los candidatos de la NUPES que encarnan una continuidad con el social liberalismo, hacer oír una alternativa, con candidaturas unitarias, surgidas del mundo del trabajo y de los barrios obreros, que representen una izquierda combativa, independiente de las instituciones y del social liberalismo.