En mi condición de ex secretario General de la confederación General de Trabajadores del Perú -CGTP-, me dirijo a esa generación de trabajadores y sectores sociales de la época en el que fue elegido el hoy reo de barbadillo en 1990 con apoyo de la militancia de la izquierda y de las organizaciones de trabajadores […]
En mi condición de ex secretario General de la confederación General de Trabajadores del Perú -CGTP-, me dirijo a esa generación de trabajadores y sectores sociales de la época en el que fue elegido el hoy reo de barbadillo en 1990 con apoyo de la militancia de la izquierda y de las organizaciones de trabajadores que asumieron el llamado de la CGTP y otras agrupaciones sociales, me dirijo también a las nuevas generaciones que no han conocido lo que fue el gobierno del súbdito japonés Alberto Fujimori Fujimori.
Les invito a reflexionar juntos
Alberto Fujimori antes de asumir el cargo, viajó a Estados Unidos para reunirse con los jerarcas de la administración norteamericana y luego con el Fondo Monetario Internacional FMI y el Banco Mundial BM. A su regreso cambió el no shock que había propuesto por el shock neoliberal imponiéndolo a la siguiente semana de juramentar como Presidente del Perú, el 8 de Agosto de 1990.
Los precios de los alimentos subieron en 400%, pero no los salarios, el Ministro de Economía Hurtado Miller se encargó de anunciar los ajustes inalcanzables para el bolsillo de la población y para decir que Dios nos ayude, pero Dios solo ayudó a las grandes empresas especuladoras.
En los siguientes días (20 de Agosto) la CGTP convocó al paro nacional de protesta que fue satanizada por el nuevo aparato gubernamental de brazo con Vladimiro Montesinos.
Más de un millón trabajadores del sector estatal y de empresas públicas y privadas fueron despedidos. De la noche a la mañana quedaron en la calle sin poder llevar el sustento a sus hogares familias enteras sufrieron hambre junto a sus niños.
Centenares de miles tuvieron que emigrar al extranjero en calidad de ilegales. En cinco años sobrepasó el millón de trabajadores. El 2,000, llegaban a 2 millones.
Fujimori, subastó las empresas públicas y estratégicas del Perú, como la energía, petróleo, electricidad, la gran minería, Pesca Perú, teléfonos, los puertos, los bancos, y con ello liquidó a la combativa Federación de Empleados Bancarios. También las empresas fertilizantes, las industrias nacionales. Destruyó a la seguridad social, impuso las AFP la peor estafa a los trabajadores. Impulsó la privatización de la educación, de la salud, de los principales servicios, impuso legislación laboral netamente neoliberal, para borrar de un solo plumazo los derechos fundamentales de los trabajadores y golpear a los sindicatos.
Las principales propiedades de la nación fueron entregadas a las corporaciones transnacionales a precios de regalo y cuyos dineros se embolsilló el clan Fujimori y las mafias que cogobernaron.
Como nunca las protestas sindicales y sociales fueron reprimidas violentamente, cada huelga o movilización era acusada de terrorista con el encarcelamiento y asesinato de los dirigentes.
El autogolpe del 5 Abril 1992 sirvió para imponer la Constitución neoliberal hasta hoy vigente.
Durante el gobierno de Fujimori bajo la excusa de luchar contra Sendero Luminoso, se hicieron comunes los secuestros desapariciones, torturas y crímenes de lesa humanidad cuyas víctimas fueron campesinos, trabajadores y pobladores acusados de terroristas. Para ejecutar tales crueldades Fujimori, se rodeó de elementos corruptos, criminales y tenebrosos, entre ellos Vladimiro Montesinos. Los grandes beneficiados fueron las empresas transnacionales y las mafias en el poder judicial, en las fuerzas armadas, el parlamento y la prensa corrupta al servicio de la dictadura que en los hechos cogobernaron.
Hoy, todo ese poder putrefacto pretende imponer como presidenta de la república a la hija del dictador, asesino y ladrón. Esta señora, sin más trayectoria que haber sido primera dama de «la nación» no es la que va a gobernar, sino las mafias que se sirvieron de su padre, los poderes económicos y los grupos que se enriquecieron durante ese gobierno. Ellos, hasta hoy, siguen controlando todos los organismos como el Jurado Nacional de Elecciones.
Elegir a Keiko sería elegir al reo Alberto Fujimori y a toda su mafia.
Invoco a la reflexión a la clase trabajadora, a los sectores populares, a la juventud y al pueblo peruano en general a cerrar filas contra el fraude montado para impedir el regreso de la Mafia fujimontesinista al gobierno y por respeto a nuestra dignidad.
Valentin Pacho. Ex Secretario General de la CGTP y ex Senador de la República por Izquierda Unida, actual secretario General Adjunto de la FSM.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.