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Balcanes Occidentales

En el laberinto

Fuentes: CERI/ Sciences Po

Cinco años después de la crisis de 2008-2009, en los Balcanes occidentales ya no se habla de «recuperación». El cambio de paradigma prevalece en los discursos de instituciones como el BERD (Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo) y también es perceptible en el creciente descontento social. En un momento en que las tensiones entre Rusia […]

Cinco años después de la crisis de 2008-2009, en los Balcanes occidentales ya no se habla de «recuperación». El cambio de paradigma prevalece en los discursos de instituciones como el BERD (Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo) y también es perceptible en el creciente descontento social. En un momento en que las tensiones entre Rusia y la Unión Europea (UE) se centran en torno al proyecto de gaseoducto South Stream, aunque parecen integrar asimismo las sanciones contra Rusia, el «porvenir europeo» suscita no pocas dudas, a pesar de los avances formales de las negociaciones.

Las negociaciones europeas: ¿avances o nuevos bloqueos?

Nos presentan la incorporación de Croacia a la UE en julio de 2013 como un ejemplo a seguir por los demás Estados de los Balcanes Occidentales, a los que la Comisión Europea considera «candidatos potenciales». Kosovo es el único que no ha adquirido estatuto oficial, pues su independencia, que data de 2008, no ha sido reconocida por todos los miembros de la UE. El Consejo Europeo de junio de 2013, no obstante, ha autorizado la apertura de negociaciones con Pristina con vistas a concluir un Acuerdo de Estabilización y Asociación (AEA).

Los demás países han superado la primera etapa y suscrito sendos AEA, lo que no conlleva la obtención automática del estatuto de «candidato oficial», previo a las negociaciones finales. A día de hoy lo han adquirido todos salvo Bosnia y Herzegovina. Determinados bloqueos vienen de antiguo: la Comisión Europea considera que este país «debe aplicar sin demora la sentencia dictada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en el asunto Sejdic-Finci» para que los derechos de ciudadanía tengan carácter universal y sean válidos en todo el territorio, inclusive para los ciudadanos que no pertenecen a uno de los tres pueblos que lo componen oficialmente. «Bosnia y Herzegovina debe instaurar asimismo urgentemente un mecanismo de coordinación dedicado a los asuntos europeos, de manera que el país pueda hablar con una sola voz en relación con la agenda europea«, subraya la Comisión. Sin embargo, Rusia ha multiplicado sus inversiones en Bosnia y Herzegovina y Vladímir Putin apoya en particular al presidente de la República Srpska y su oposición a toda merma de la autonomía de la entidad serbia de Bosnia (véase más abajo). La «agenda» europea se ve manifiestamente afectada por ello.

Todos los demás países, por tanto, son oficialmente candidatos. Montenegro desde 2010, pero en su caso las negociaciones de adhesión (iniciadas en 2012) chocan con la corrupción que socava el régimen, por mucho que este haya tratado de compensar este pasivo con el enfriamiento de las relaciones con Rusia. Macedonia (ARYM), pese a que fuera declarada candidata cinco años antes que Montenegro, sigue topándose con el veto de Grecia a causa de su nombre, mientras que la Comisión Europea teme que ese bloqueo pueda desacreditar todo el proceso. En revancha, las negociaciones de adhesión con Serbia, que fue declarada candidata en 2012, se iniciaron en enero de 2014, propiciadas por los acuerdos suscritos con Kosovo. Ahora bien, la dualidad de relaciones de Serbia con Rusia y la UE (véase más abajo) podía modificar las opciones de Bruselas. Este riesgo no existe con respecto a Albania, cuya postura favorable a las sanciones contra Moscú favoreció su reconocimiento como candidata en junio de 2014. Puesto que las últimas elecciones se consideran satisfactorias, se ha levantado el bloqueo de las negociaciones, que estuvo vigente durante varios años, en relación con su régimen interno.

En este contexto se ha lanzado -en un intento de consolidar el anclaje de estos países en la UE- el segundo instrumento de ayuda de preadhesión: el IAP-II. La Unión concederá 11 700 millones de euros en el periodo 2014-2020, un importe similar al del marco financiero actual. Dicho instrumento está destinado a estrechar los lazos entre la estrategia de ampliación y las prioridades de la ayuda gracias a la interconexión de las redes de transporte y energéticas entre la UE y los países a los que se pretende ampliar.

Sin embargo, la crisis de 2008-2009 comportó un cambio importante: la «recuperación» de los años 2003-2008, basada en una fuerte demanda interior apoyada por el endeudamiento y la entrada de inversiones extranjeras directas (IED), especialmente bancarias, merece ahora el calificativo de «crecimiento insostenible» y desequilibrado por parte de las mismas instituciones financieras. La vuelta al crecimiento no deja de ser precaria y basada en la prioridad a la exportación mediante el aprovechamiento de la reducción de los salarios, al tiempo que se mantienen las inversiones, favorecidas por la ayuda europea y encaminadas a promover la competitividad exterior. Y tras una desinflación pronunciada asoma el espectro de la deflación europea que amenaza también a los Balcanes.

La supervisión bancaria instaurada en la UE incluye ahora a los países candidatos sometidos a un control estricto y a los dictados del Fondo Monetario Internacional (FMI), así como a los del Comité de Dirección (Steering Committee) de la Iniciativa de Viena 2 (IV2), que agrupa a todas las instituciones financieras mundiales y europeas desde 2010. El 16 de enero de 2014, dicho Comité señaló que los países del sudeste de Europa no miembros de la UE podrían verse amenazados de nuevo por políticas de deslocalización de filiales y de reducción de los créditos transfronterizos. Por consiguiente, el desarrollo de los mecanismos de financiación locales está ahora en el orden del día, pero las economías de los Balcanes siguen estando «periferizadas» bajo la presión de normas que destruyen las protecciones sociales cuando se trata de países cuyo PIB por habitante, en paridad de poder de compra, era en 2013 inferior al de los más pobres de los nuevos Estados miembros de la UE, a saber, entre el 22 % de la media de la UE (caso de Kosovo) y el 42 % (caso de Montenegro).

Desequilibrios económicos y catástrofes climáticas

Los seis países que componen los Balcanes Occidentales soportan un déficit endémico y particularmente importante de sus cuentas corrientes con el exterior. Este déficit representa entre un 5 % y un 15 % del PIB (salvo en Macedonia, donde se cifra en el 4 % del PIB en 2014) y va en aumento con respecto a los años anteriores, dato que conviene comparar con la media del 0,9 % registrada en los once nuevos Estados miembros en el transcurso del mismo año. Además, la estructura de los flujos en aquellos es específica, como destacaba el servicio económico del Tesoro francés en julio-agosto de 2014, a causa de la preponderancia que ostentan allí las «remesas». La mayor parte de estas consiste en transferencias de los emigrantes (a menudo en efectivo y seguramente subestimadas), que después de la crisis de 2008-2009 se han convertido en la principal fuente de financiación externa de esta región, que experimenta una fortísima emigración hacia el resto de Europa. Habiendo superado, salvo en Macedonia, el importe de la inversión extranjera directa (IED), que ha descendido del 8 % del PIB en 2008 al 2,4 % en 2013 para el conjunto de la región, estas transferencias también fueron mayores que las ayudas de preadhesión en 2013.

Estos recursos sostienen el consumo de las familias empobrecidas, pero no la inversión productiva. La crisis de 2008-2009, que erosionó el empleo y los salarios en los países a los que se dirige la emigración (especialmente Italia, España y Grecia), redujo las remesas, que pasaron de alrededor del 5 % del PIB de la región al 3,8 % entre 2008 y 2011. Desde entonces se mantienen en el mismo nivel e incluso puede que hayan aumentado en los casos en que el país de acogida (Alemania, por ejemplo) ha reanudado el crecimiento, y también en el caso contrario, cuando la recaída en la recesión ha provocado la repatriación de las reservas, con el retorno de los emigrantes a sus respectivos países de origen. En 2013, el nivel de dichas remesas fue particularmente elevado en los países más pobres: Kosovo (13,8 % del PIB), Bosnia y Herzegovina (10,1 %) y Albania (8 %). Hay que destacar que estos flujos, aunque contribuyen a cubrir una parte de los déficit comerciales, en particular en Montenegro o en Serbia, también pueden incrementarlos, ya que la demanda de consumo financiada de esta manera se centra sobre todo en productos importados, reforzando así la «euroización» de la región.

Además, el retorno de los emigrantes, si se produce, agrava las tasas de paro, que ya de por sí son elevadas (entre el 14 % y el 30 % -salvo en Bosnia y Herzegovina, donde es superior al 40 %-, sobre todo entre los jóvenes). A las causas económicas se han añadido en 2014, en Serbia y Bosnia y Herzegovina, las peores inundaciones que ha conocido la región en un siglo. La vulnerabilidad de estos países a las catástrofes de este tipo no es ajena a la reducción del gasto público en infraestructuras. Las pérdidas resultantes, que afectan a miles de personas, equivalen a cerca del 15 % del PIB según el FMI. Contrariamente a las previsiones hechas en la primavera de 2014, todas las instituciones prevén un crecimiento nulo o negativo en ambos países. La reparación de las centrales térmicas sumamente deterioradas y todas las obras de reconstrucción costarán cientos de millones de euros, sin que se sepa qué fondos se destinarán a ello ni en función de qué adaptación a las prioridades europeas, que se imponen tanto a los candidatos «oficiales» como a los «socios», sin que sea necesario que se adhieran.

¿Tendrán continuidad las explosiones sociales?

No es extraño que en todas partes cunda el descontento social. Después de varios signos precursores, fue de modo significativo en Tuzla, principal centro industrial de Bosnia y Herzegovina, donde estalló en febrero de 2014 un movimiento de indignación colectiva sin precedentes desde la década de 1990: contra las privatizaciones que de hecho comportan la paralización de la producción, contra el impago de salarios durante meses y la pérdida de derechos sociales; contra la dejadez de los gobernantes, el enriquecimiento de los políticos, la corrupción endémica y el clientelismo subyacente a las privatizaciones. Partiendo de las fábricas de Tuzla, a las manifestaciones de los trabajadores se unieron los demás habitantes, especialmente los jóvenes, y todos juntos acusaron a los gobernantes locales de hacer oídos sordos a sus protestas y ocuparon los edificios públicos. En Bosnia, esta explosión social se extendió como un reguero de pólvora a una decena de ciudades de la Federación bosnio-croata, pero menos en la entidad serbia, la Republika Srpska.

Varios gobiernos locales tuvieron que dimitir mientras se formaban «plenos ciudadanos» en Sarajevo, Tuzla, Mostar y varias localidades más, donde se pusieron de manifiesto las reivindicaciones sociales y democráticas comunes por encima de las divisiones nacionalistas e implicando, durante semanas, a miles de participantes. Después, el movimiento se estancó sin que surgieran alternativas a los partidos políticos desacreditados. Chocó con dificultades políticas y climáticas con motivo de las inundaciones que asolaron el país y la Serbia vecina en mayo. Frente a la incuria de las autoridades públicas, un potente movimiento ciudadano prolongó la movilización de los plenos, juntando a gentes de todas las nacionalidades en la lucha contra aquella catástrofe.

Tanto en Bosnia y Herzegovina como en los demás países se han sucedido numerosas elecciones, en muchos casos a raíz de la dimisión de los gobiernos en un intento de canalizar el descontento. Es posible que la campaña actual impulsada por la coalición reconducida en Macedonia, que propone anular las deudas de los más desheredados, tenga eco en otras partes, pues es una manera de «adelantarse» a los estallidos sin poner en tela de juicio los programas de austeridad. El gran número de abstenciones y de votos en blanco, así como la dificultad para establecer mayorías estables, son la expresión de una crisis de representación que no solo afecta a los Balcanes. Las privatizaciones opacas de la propiedad común se perciben cada vez más, en el conjunto del antiguo territorio yugoslavo, como una vasta desposesión de los trabajadores de sus empresas y sus derechos sociales en beneficio de una oligarquía mafiosa. En este contexto se crispan también en los Balcanes las tensiones de un continente europeo que no ha conocido ninguna estabilización coherente desde la posguerra fría.

Los Balcanes occidentales entre la UE y Rusia

Este mundo en plena recomposición ha dejado de ser bipolar y las alianzas no se han estabilizado. Serbia facilitó en 2003 a EE UU los planos de los búnkers de Bagdad, diseñados por Yugoslavia en la década de 1970. Por otro lado, el 11 de abril de 2013 obtuvo el estatuto de observadora en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), estructura político-militar que incluye a Rusia y seis países de la antigua URSS y concebida para contrarrestar el despliegue de las bases antimisiles de EE UU y la OTAN.

Rusia difícilmente puede impedir que los seis países de los Balcanes occidentales sean candidatos al ingreso en la UE, que ya es su principal socia comercial y financiera. Claro que la incertidumbre de la adhesión y los desequilibrios comerciales aconsejan una diversificación de los intercambios, pero la parte de Rusia en las importaciones del conjunto de estos países tiende más bien a disminuir desde 2008, mientras que la de China aumenta hasta tal punto que casi la rebasó en 2013 en todos los países, salvo en Serbia y Bosnia. Sin embargo, el objetivo de Moscú es influir, a través de los Balcanes, en la renegociación del conjunto de relaciones energéticas y políticas que mantiene con la UE (y la OTAN), relaciones que se han vuelto más tensas a raíz del conflicto ucraniano.

La Comisión Europea -apoyada por EE UU- trata a su vez de reducir la dependencia energética de la UE con respecto a Rusia. Esta era la finalidad del proyecto de gaseoducto Nabucco, pero este resulta inviable, especialmente frente a proyectos alternativos que evitan Ucrania, negociados directamente por Alemania (North Stream) o Italia (South Stream) con Moscú. Este último «corredor» de energía debía pasar por los Balcanes para adentrarse en Austria e Italia, afectando en particular a Bulgaria, Serbia, Hungría, Croacia y Eslovenia, aunque Bosnia y Herzegovina, Macedonia y Montenegro también habrían de albergar algunos tramos. La UE ha insistido en que el acuerdo energético europeo descarta que una sola empresa -como la rusa Gazprom- controle toda la producción y distribución de gas. La crisis ucraniana no hace más que endurecer estas exigencias a los países candidatos o Estados miembros en relación con Rusia. Esta última acaba de decidir, «en estas condiciones«, anular el proyecto, sin que todavía se hayan calibrado bien todas las causas y consecuencias de esta decisión.

Moscú ha multiplicado sus inversiones desde hace varios años en el sector público y privado en Bosnia y Herzegovina, sobre todo a través de Gazprom o el banco Sberbank. De este modo, Moscú se ha convertido en el quinto socio económico del país, que a pesar de ser pequeño y pobre, no carece de bazas como nudo estratégico: Gazprom ha adquirido una importante red de estaciones de servicio en la Federación bosnio-croata y ha decidido transferir su sede de Banya Luka, la capital de la República Srpska, a Sarajevo. Paralelamente, el gobierno de la República Srpska ha concedido a Rusia el derecho exclusivo a la explotación de las reservas energéticas en su territorio para las próximas décadas. Los oligarcas rusos han tenido varios desengaños en Montenegro, en particular en el sector inmobiliario, que ha registrado en el país una importante burbuja especulativa, así como a través de la Central European Aluminium Company (CEAC), controlada por Oleg Deripaska, en los oscuros negocios del conglomerado de aluminio KAP, que actualmente está declarado en quiebra (véase más abajo).

Serbia sigue siendo el principal punto de apoyo de Rusia, particularmente en el conflicto relativo a Kosovo, aunque también en la perspectiva del proyecto de gaseoducto South Stream y, globalmente, para ganar margen en la negociación de acuerdos tirando de los hilos de los dos bandos: los partidos serbios, considerados nacionalistas y antieuropeos, han manifestado recientemente, en efecto, su disposición a negociar «la integración europea» de Serbia sin por ello pretender «capitular» ante los «dictados». Sin embargo, el aliado ruso también se comporta como una gran potencia y explota la debilidad y la dependencia de Serbia: si por un lado promete tarifas preferenciales para el suministro de gas, por otro los precios pagados actualmente son superiores a los que se aplican a la UE. Las rebajas debían aplicarse solo cuando estuviera acabado el gaseoducto South Stream, esa gran apuesta regional y geopolítica que ahora se puede considerar caduca. Por tanto, Serbia no mantiene una relación unívoca con Rusia, como tampoco con la UE. Al igual que en el caso de Ucrania, mantiene lazos e intereses reales con ambos bandos y cuenta con un pasado salpicado de fases de alianza y de conflicto por un lado y otro.

Estos complejos legados -presentes también en la memoria popular- y estas ambivalencias y vacilaciones por parte de los dirigentes actuales afecta de una forma no controlada a bastantes países «fronterizos» o «periféricos» internos o externos de la antigua Unión Soviética y de la actual Unión Europea. Los Balcanes ocupan este tipo de posición intermedia que hace que las opciones exclusivas en uno u otro sentido sean particularmente aberrantes.

Albania

Después de cuatro años de polémicas y tensiones tras las elecciones legislativas de 2009, contestadas, el partido de Sali Berisha, que entonces estaba en el poder, tuvo que ceder el puesto a una coalición supuestamente de izquierdas en junio de 2013. El desarrollo declarado correcto de las elecciones ha permitido al país obtener el estatuto de candidato, con la condición de que no ceje en sus esfuerzos en la lucha contra la corrupción y lleve a cabo una serie de reformas judiciales y administrativas. Albania se salvó en parte de la recesión de 2009 y registró un crecimiento de más del 3 % anual hasta 2012. Sin embargo, en 2013 la economía experimentó una clara desaceleración, creciendo apenas un poco más del 1 %. Las exportaciones disminuyeron y el consumo se estancó debido a una merma de las remesas procedentes de la emigración. El crecimiento seguiría siendo bajo en 2014 y la inversión productiva, que había caído en picado desde 2012, registrará un aumento del orden de tan solo el 2 %.

Al acceder al poder, el nuevo primer ministro, Edi Rama, reclamó una auditoría de la deuda pública que había alimentado el crecimiento de los años anteriores y que tuvo que reevaluarse en 2013 (pasando del 60 % al 70 % del PIB). El gobernador el banco central está detenido en espera de juicio por mala gestión (el banco es responsable de un robo de cinco millones de euros cometido durante cuatro años por uno de sus empleados). Paralelamente se lanzó un programa drástico de reducción del gasto público a fin de obtener la ayuda del FMI. Comporta el aplazamiento de las inversiones públicas con el fin de rebajar el déficit anual del 6 % del PIB en 2013 al 3 % en 2014.

Estas decisiones ponen en entredicho las políticas de regulación de los precios de distribución de energía y agua que había acordado el gobierno de Berisha con vistas a ganar las elecciones (de 2009). Recordemos que en 2008, la compañía CEZ, de capital predominante checo, había adquirido el control del 76 % de la distribución de energía en Albania. Este conglomerado aplicaba entonces unos precios elevados -justificados según él por los costes-, objetados por el regulador albanés que debía pagar la factura a CEZ y asegurar un precio subvencionado a los particulares. En 2013, Tirana quiso anular la licencia concedida a CEZ, negándose a pagar la factura con la tarifa aplicada y responsabilizando a esta entidad de los cortes de suministro eléctrico y de agua en varias regiones del país. La nueva coalición en el poder parece decidida a saldar los impagados y aplicar las normas del FMI. La austeridad provoca así una desaceleración del crecimiento.

Un motivo de optimismo para Albania (y para Grecia) ha sido la confirmación del proyecto de corredor energético TAP (Trans-Adriatic-Pipeline), que atravesará los dos países para conducir el gas de Aserbaiyán a Italia, con lo que decaerá el proyecto de gaseoducto Nabucco. En conjunto se constata una mejora notable de la situación del comercio exterior: las exportaciones (sobre todo de minerales, carburantes y electricidad) crecen desde 2009; el déficit comercial, que sigue siendo importante, ha pasado de cerca del 30 % del PIB en 2011 a menos del 20 % en 2013. Si la UE es la principal socia (con el 70 % de las exportaciones y el 63 % de las importaciones) -Italia ocupa el primer puesto-, China es el tercer país proveedor y ha duplicado su parte en las exportaciones albanesas en comparación con 2008.

El sistema bancario se enfrenta al aumento de los préstamos poco rentables y a la disminución de los créditos ofrecidos a la economía, mientras que las matrices tratan de reducir su endeudamiento. Por otro lado, desde 2012 el Banco de Albania incita a que las sucursales extranjeras se conviertan en filiales para poder incluirlas en su ámbito de supervisión (lo que de momento afecta a los bancos griegos).

El conjunto de este panorama refuerza los pronósticos de crecimiento débil, que se cifra en un 1,3 % para 2014.

Bosnia y Herzegovina

La esperanza de una recuperación moderada en 2014 (tras una nueva recesión en 2012, que sucedió a la de 2009 y a un casi estancamiento en 2013) se vio truncada brutalmente por las inundaciones de mayo y de agosto de 2014. En el mejor de los casos (según el informe de otoño del Instituto de Viena de Estudios Económicos Internacionales -WIIW-), el país habrá tenido un crecimiento cero en 2014. Antes de las inundaciones se suponía que la gran debilidad de la demanda de consumo interna (debida a la pobreza) se vería compensada parcialmente por el incremento de las inversiones productivas. Todavía es difícil saber cuál será la cuantía de los daños materiales (casas, tierras, centrales térmicas…) y de los esfuerzos de reconstrucción, que harán crecer la factura de las importaciones. Esto acentuará a su vez los desequilibrios de un comercio exterior ya afectado por el descenso de la demanda croata (desde que se integró en la UE en julio de 2013) de sus productos agrícolas y agroalimentarios que no se ajustan a las normas europeas.

Los principales factores que subyacen a la revuelta social que sacudió al país durante semanas a partir de finales del mes de febrero siguen estando presentes. El salario neto medio es del orden de 430 euros, y esta media estadística incluye los salarios de los cargos electos, que van de 2 500 a 4 400 euros al mes. Y eso para quienes perciben un salario, pues alrededor del 45 % de la población activa está en paro según las encuestas de finales de año (el 60 % de los y las jóvenes). La parte de la alimentación en el presupuesto familiar es del orden del 80 %, y el coste de la energía, de los transportes y de los demás servicios ha aumentado. Uno de los escándalos denunciados durante las revueltas de 2014, además de las diferencias salariales, era el hecho de que al término de sus mandatos los cargos electos seguían «comiendo su pan blanco», ya que percibían su salario durante un año más. Otro, más estructural, se refería a las «privatizaciones criminales» emprendidas desde los años de posguerra.

Así, en Tuzla, ciudad de 80 000 habitantes en la que se originó el movimiento, las grandes fábricas del complejo industrial químico fueron desmanteladas en medio de la máxima opacidad. Impago de salarios y derechos, bloqueo de los procesos de producción, venta de la maquinaria a espaldas de los trabajadores, que sin embargo habían recibido acciones, todos los motivos de las protestas fueron ignorados. La miseria generó una ola de indignación contra los políticos corruptos. El movimiento de los plenos ciudadanos se extendió a más de una decena de localidades, esbozando una forma de democracia que contesta la representatividad de los partidos dominantes y facilita la expresión de reivindicaciones dirigidas a «gobiernos técnicos». Incluso llegó a formarse un «pleno de plenos» entre las ciudades, mientras que en Tuzla se intenta construir un nuevo sindicato.

Todo esto alimentará sin duda los conflictos venideros. En lo inmediato, la movilización ha cesado o se ha centrado en la solidaridad durante las inundaciones, manifestándose más tarde en la abstención masiva y algunos votos de castigo en las elecciones de octubre. Una abstención de alrededor del 48 % en la Federación bosnio-croata y del 44 % en la entidad serbia, Republika Srpska -a la que hay que añadir cerca del 8 % de votos en blanco- puso de manifiesto el descontento. Se trataba de un escrutinio en tres niveles: elección de la nueva presidencia tripartita sobre la base de los tres «pueblos» constituyentes, elección de los parlamentos de las dos entidades y del parlamento central, y finalmente las elecciones cantonales, a las que concurrieron 7 743 candidatos de 65 partidos políticos y 732 listas en este país de 3,8 millones de habitantes. Los partidos dominantes se han mantenido en cabeza por falta de alternativas.

En lo que respecta a la Federación bosnio-croata, conviene destacar el hundimiento de los socialdemócratas del SDP -especialmente en Sarajevo y en su bastión de «Tuzla la roja»-, un partido que tras los años de posguerra preconizó una identidad «bosnia» crítica con los nacionalismos. Con apenas un 10 % de los votos, tras conocer una escisión y la formación de un nuevo partido supuestamente de izquierda (el Frente Democrático, DF) paga ahora la evolución de sus alianzas, que desdibujan su perfil. A esto hay que añadir, como partido de gestión que es, sus conflictos con los contestatarios de su base social habitual. Es demasiado pronto para saber si se recentrará mediante una coalición con el DF frente al SDA bosniaco y el HDZ croata, y con qué política.

En la República Srpska, Vladimir Dodik -después de ser recibido por Putin en septiembre- logró conservar a duras penas su puesto, si bien su candidato a la presidencia del país salió derrotado. Tendrá que llegar a un acuerdo con la oposición, en particular con una coalición ecléctica llamada Domovina (Patria), con vistas a reforzar en el parlamento de la República Srpska la representación de las minorías no serbias.

Sea como fuere, los nuevos representantes electos se enfrentan a dos grandes problemas. Por un lado, la política económica y social aplicada bajo la presión del FMI y de los criterios de austeridad europeos con respecto a los cuales los partidos a menudo guardan silencio; por otro, las cuestiones institucionales. Lo esencial de los conflictos enfrenta a quienes propugnan mantener la descentralización en «entidades» surgidas de los acuerdos de Dayton (1995) -es decir, quienes como los partidos nacionalistas croatas o serbios blanden todo el rato la amenaza de secesión para integrarse en Croacia o Serbia, respectivamente- y quienes la cuestionan. El proceso de negociación con la UE se halla de momento en punto muerto, pero más allá de la adopción de las reglas reclamadas por la UE de universalizar los derechos ciudadanos, el sentimiento de una ciudadanía bosnia no podrá consolidarse si no progresan los derechos sociales y democráticos. El futuro dirá si el país conocerá de nuevo tras estas elecciones -como sucedió después de las de 2010- varios meses de parálisis o/y nuevos estallidos de descontento social.

Kosovo

Pese a la desaceleración de 2012, Kosovo conoce desde la declaración de independencia en 2008 la tasa de crecimiento más elevada de la región: cifrada en el 3,4 % en 2013, tras una revisión gracias a la fuerte entrada de remesas de los emigrantes, se calcula que en 2014 será del 4,7 %. Claro que se trata también del país más pobre, con un PIB en 2013 equivalente al 22 % de la media constatada en la UE y una gran dependencia de la buena salud económica de Alemania y Suiza.

El contexto electoral ha incitado al gobierno a sostener el consumo al tiempo que mantiene una firme disciplina presupuestaria (aumento de los ingresos fiscales de alrededor del 13 % y reducción del gasto de casi el 8 % en un año). En total, el déficit público seguramente no sobrepasará el 2 % del PIB en 2014, con una deuda pública global particularmente baja, cifrada en un 10,5 % del PIB. La subida de los salarios se ha visto compensada por una reducción a la mitad de la inversión pública. La demanda interior (especialmente en la construcción inmobiliaria, que experimenta un auge) también se ha visto estimulada mediante préstamos a los hogares y las empresas. Las IED han aumentado, principalmente en el ámbito de los transportes (aeropuertos y autopistas) y de la energía. El sistema bancario, masivamente dominado por entidades extranjeras, parece relativamente robusto dada la cuantía de los depósitos de particulares, pese al aumento de los créditos morosos (que seguían siendo inferiores al 8 % del total de créditos en 2013).

Las remesas de los emigrantes representaban el 12,3 % del PIB en 2013 y podrían ascender hasta el 20 % en 2014. Provienen principalmente de Alemania y Suiza y contribuyen al sostenimiento del consumo, así como a la financiación del déficit exterior por cuenta corriente. No obstante, debido al mismo círculo vicioso de dependencia que afecta a Albania, estas remesas tienden asimismo a incrementar el déficit comercial (el 42 % del PIB), ya que el país importa casi todo lo que consume. La tasa de paro, cifrada en el 29 % en 2014, es netamente inferior a la de 2009, cuando suponía un 45 %. Sin embargo, lo más importante es que Kosovo ha conocido durante el año que acaba de transcurrir fuertes tensiones políticas, ante todo relacionadas con las revelaciones sobre toda clase de tráficos. Un escándalo de corrupción reciente afecta incluso a EULEX, una misión de la UE que se supone que ha de ayudar al país a establecer un Estado de derecho.

Las acusaciones de tráfico de órganos a costa de prisioneros serbios en el norte de Albania salpican al primer ministro kosovar, Hashim Thaçi, y a otros ex miembros del UÇK (Ejército de Liberación de Kosovo). En abril de 2014, el Parlamento aprobó la creación de un tribunal especial para juzgar los crímenes de guerra a raíz del informe del senador suizo Dick Marty, nombrado en 2008 por el Consejo de Europa para investigar sobre los posibles crímenes de guerra denunciados por la antigua procuradora del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), Carla del Ponte. En agosto de 2014, el procurador Williamson admitió su existencia, pero añadió que las pruebas no eran suficientemente consistentes. Las instituciones europeas han solicitado que se envíe una misión de investigación europea.

A causa de estas acusaciones, el Partido Democrático de Kosovo (PDK) de Hashim Thaçi, el más votado en las elecciones de junio de 2014, pero sin alcanzar la mayoría absoluta, ha vuelto a tener dificultades para encontrar socios con los que formar una mayoría parlamentaria. Durante cinco meses ha estado funcionando una frágil coalición de oposición, la LAN, sigla que refleja las iniciales de sus componentes: la Liga Democrática de Kosovo (LDK), la Alianza por el Futuro de Kosovo (AAK), de Ramush Haradinaj (un antiguo comandante del UÇK) y la Nisma (Iniciativa por Kosovo). A ella se sumó en septiembre el partido Vetëvendosje (Autodeterminación), sobre la base de un acuerdo programático con los que hasta entonces anduvo a la greña: su dirigente, Albin Kurti, interrogado al respecto, ha declarado que después de Serbia, el principal problema de Kosovo es la corrupción endémica, encarnada por el régimen de Thaçi. La coalición esperaba obtener la presidencia del parlamento, pero el Tribunal Constitucional ha sentenciado que este puesto corresponde al partido más votado en las elecciones, o sea, el PDK. Tras cinco meses de parálisis institucional y gubernamental, la coalición de oposición se desintegró en noviembre, cuando se formó, bajo la presión de EE UU, un gobierno de «unión sagrada» entre el PDK y la LDK, que se reparten todos los cargos de responsabilidad; la presidenta actual de Kosovo, Atifete Jahjaga, desempeñará sus funciones hasta 2016.

Más allá de todos estos escollos, la cuestión principal a la que se enfrenta Kosovo tiene que ver con la aplicación del acuerdo «histórico» concluido en Bruselas entre Pristina y Belgrado (el 19 de abril de 2013), bajo presiones de la UE. Dicho acuerdo no contempla formalmente el reconocimiento por Serbia de la independencia de Kosovo, sino que implica la abolición de las instituciones paralelas serbias en la región fronteriza y la formación de una mancomunidad de los municipios serbios, dotada de una amplia autonomía. El partido Vetëvendosje (el más votado en las elecciones de Pristina) se opone a este acuerdo porque no clarifica el estatuto del país, si bien afirma su voluntad de dialogar con los serbios de Kosovo que han comenzado a integrarse en la vida del país y su deseo de involucrarse en las negociaciones con Bruselas para conducir a Kosovo hacia la adhesión a la UE. Defiende asimismo el derecho a unificarse con Albania y a oponerse a las orientaciones neoliberales en vigor.

Macedonia

Después de entrar de nuevo en recesión en 2012, Macedonia alcanzó en 2013 una tasa de crecimiento del orden del 3 %, que seguramente se mantendrá también en 2014. Este crecimiento se apoya en las inversiones -en la agricultura, pero sobre todo en la construcción-, mientras que la demanda de consumo es muy débil. El déficit comercial es estable, de alrededor del 23 % del PIB en 2013, y la UE es su principal proveedor (alrededor del 62 % de las importaciones). Por otro lado, Alemania ha pasado a ser el primer cliente del país (más del 35 % de las exportaciones en 2013) y China entra en escena con el 2,5 % del total, en detrimento de Grecia y de los Balcanes occidentales. Las exportaciones de productos químicos han aumentado, especialmente gracias a la actividad de la empresa británica Johnson Mattez, que produce catalizadores desde 2007. Sin embargo, esto también ha provocado un alza de las importaciones de platino y otros productos utilizados por esta empresa en su producción. A su vez, las exportaciones a Rusia podrían verse mermadas en parte: Moscú considera que Macedonia ha sido utilizada por algunos países miembros de la UE para eludir las sanciones contra sus productos alimenticios.

Tras la recesión de 2012, el déficit público del país ha aumentado, pasando del 2,6 % del PIB en 2011 al 4 % en 2012. Una vez reanudado el crecimiento, el déficit se ha mantenido estable, confirmándose de nuevo que rondará el 4 % en 2014, contrariamente a las promesas de reducción, cuando la coalición en el poder aplica una política de fomento del crecimiento y de afirmación identitaria mediante la proliferación de monumentos. La alianza entre el VMRO-DPMNE (derecha conservadora) y el principal partido albanófono se mantiene desde 2008. A mediados de abril de 2014, el presidente saliente resultó reelegido y a finales del mismo mes la coalición obtuvo la mayoría absoluta en las elecciones legislativas anticipadas. Aprovechó el crecimiento económico para mejorar los salarios y el empleo: el paro descendió tres puntos porcentuales entre 2009 y 2013, aunque siguiendo en niveles muy altos (del orden del 28 % en 2014). Sin embargo, la coalición también prometió en la campaña anular las deudas de las categorías más pobres.

Esta promesa comenzó a aplicarse el 18 de agosto: los beneficiarios de la ayuda social pudieron reducir a cero (de una sola vez) las deudas contraídas es antes del 31 de diciembre de 2013 y morosas desde hacía por lo menos doce meses. El gobierno prometió asimismo aumentar la ayuda social, los salarios de los funcionarios en un 4 a 5 % y las pensiones un 5 %. No es seguro, ni mucho menos, que el crecimiento permita asegurar ingresos fiscales suficientes para que el déficit público se mantenga en torno al 2 % anunciado. Esta campaña, evidentemente popular -y que podría inspirar a los países vecinos- prepara sin duda nuevas elecciones anticipadas, en un intento de responder a la impugnación de las elecciones de la primavera de 2014 por la Alianza Social-Demócrata de Macedonia (SDSM), secundada durante un tiempo por el Partido Democrático de los Albaneses (PdSh) en una iniciativa de boicot al parlamento. La anulación de las deudas de las categorías más desfavorecidas refleja sobre todo una situación social explosiva, si bien no se explicitan ni se combaten las causas de la degradación social.

Montenegro

El informe de otoño de 2014 del WIIP revisó al alza las previsiones de 2013: tras la recesión de 2012 (-2,5 % del PIB), la recuperación en 2013 fue más fuerte de lo anunciado (del 3,5 % en vez del 2 %). La tasa de crecimiento de 2014, cifrada en un 2,5 %, tendrá sin duda que ajustarse en función, por un lado, de las repercusiones en Montenegro de los daños ocasionados por la inundaciones en Serbia -su principal socio comercial-, así como, por otro, de los efectos de de la reestructuración y quiebra del gran conglomerado de aluminio KAP. Privatizado en 2006 en beneficio del oligarca ruso Oleg Deripaska, fue renacionalizado en parte tras la caída de los precios del aluminio y a raíz de una serie interminable de escándalos financieros y deudas ingentes. El caso es que lo esencial de las actividades industriales de este pequeño país de apenas 600 000 habitantes están asociadas -aparte de la electricidad- al aluminio, que era el principal producto de exportación. Montenegro acentuará por tanto su perfil de proveedor y exportador de servicios de turismo.

El déficit presupuestario, cifrado en alrededor del 3 % en 2014, y la deuda pública, que es del 60 % del PIB, corren el riesgo de verse agravadas por la liquidación de las deudas del KAP y su reestructuración pendiente. No obstante, es el déficit por cuenta corriente con el extranjero (que rebasará seguramente el 15 % del PIB en 2014) el que representa el desequilibrio más fuerte, aunque se haya reducido en comparación con el de 2009, cuando era casi del 28 % del PIB. El crecimiento seguirá siendo bastante más flojo que en los años de euforia que mediaron entre la independencia (2006) y la crisis de 2009. Se basa principalmente en las inversiones y las exportaciones netas de servicios, que compensan en parte el déficit comercial. La demanda de consumo habrá sido tan débil en 2014 como en 2013, reflejando la caída importante, año tras año, de los salarios reales netos desde el comienzo de la crisis, y eso cuando se pagan y cuando se pasan por alto las reivindicaciones más elementales de los trabajadores.

Bajo la presión de la UE, el parlamento aprobó una reforma constitucional que establece la independencia de la justicia. Sin embargo, no se ha aprobado la reforma de la ley electoral preconizada por la UE, y el último informe de la Comisión Europea denuncia el posible carácter fraudulento de la adquisición de ciertas propiedades por altos funcionarios del país. Dicen que hay unos veinte multimillonarios en Montenegro y que el primer ministro Milo Đukanović acapara una fortuna de por lo menos 14,7 millones dólares. En octubre de 2014 amenazó con interrumpir las negociaciones para la adhesión, sin duda por miedo a que se emprendan investigaciones pormenorizadas. En todo caso, la amplitud de las redes mafiosas, tal vez instrumentalizadas por intereses rusos, es un obstáculo a dichas investigaciones, del mismo modo que también es en parte la causa del rechazo en septiembre de 2014 de la integración del país en la OTAN que esperaba el régimen.

Serbia

El año 2014 será de nuevo un año de recesión (después de 2009 y 2012), teniendo en cuenta las inundaciones de la primavera y del verano, cuyos efectos todavía no se pueden calibrar en toda su magnitud. El informe de otoño del WIIW ha revisado al alza la tasa de crecimiento del año 2013: el aumento del 2,5 % se atribuye al fuerte crecimiento de la producción agraria y a la puesta en marcha de la nueva fábrica de Fiat. Sin embargo, el sector bancario sigue acumulando préstamos morosos, con una estructura opaca de los mecanismos clientelares de financiación pública. Bajo la presión de las autoridades de supervisión bancaria internacionales se han hecho esfuerzos por incrementar los depósitos en moneda local, pero según el BERD siguen predominando los depósitos y préstamos en divisas extranjeras. El déficit público (que en marzo de 2014 se cifraba en el 6 % del PIB para todo el año) es el más elevado de la región, con una deuda del 70 % del PIB. La tasa de paro es alta (del 28 % de la población activa), y eso que la cifra que se da subestima, como sucede en toda la región, el desempleo forzado camuflado.

La convocatoria de elecciones legislativas anticipadas (en marzo de 2014) y las remodelaciones ministeriales vinieron acompañadas de promesas de grandes purgas en la dirección de las empresas públicas, de privatizaciones, especialmente en el transporte y la electricidad, y de un plan de reformas radicales, a fin de satisfacer a los negociadores europeos: liberalización del mercado de trabajo, reducción del 20 % de las pensiones y del 15 % de los salarios de los funcionarios, además de 160 000 despidos, un aumento del 10 % del IVA y el incremento de las tarifas de electricidad. Estos proyectos chocaron con una viva oposición, tanto política como social, con un llamamiento a la huelga general de todos los sindicatos serbios en julio de 2014.

Serbia entabla negociaciones en todos los frentes, desde la UE hasta Rusia. El primer ministro, Aleksandar Vučić, después de consultar con Berlín ha ido de visita oficial a Moscú, donde quería discutir sobre todo del proyecto de gaseoducto South Stream. En abril, en la votación sobre las sanciones en el Consejo de Europa contra Rusia, los siete diputados serbios se dividieron (tres a favor, tres en contra y una abstención) con ánimo de mantener una política de «neutralidad» entre Rusia y la UE. En octubre, la celebración del 70º aniversario de la liberación de Belgrado de los ocupantes nazis brindó la ocasión para recibir a Putin con gran pompa. Según el semanario Vreme, aquella visita no frenará la política de acercamiento entre Serbia y la UE, «teniendo en cuenta que este proceso durará por lo menos una decena de años«.

Esto no quita que Serbia apostara fuerte por el proyecto South Stream y espere que se revise la decisión de anularlo.

[Este artículo corresponde al capítulo «Balkans de l’Ouest», extraído del Estudio del CERI/ Sciences Po, Tableau de Bord de l’Europe de l’Est, du Sud-Est et de l’Eurasie 2014].

Fuente: http://www.sciencespo.fr/ceri/sites/sciencespo.fr.ceri/files/Etude_209.pdf

Traducción: VIENTO SUR