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Entrevista a Betty Matamoros, delegada del Frente Popular contra el Golpe de Estado

«En Honduras nadie se rinde»

Fuentes: Rebelión

Betty Matamoros, Educadora Popular y Delegada del Frente Nacional contra el Golpe de Estado, ha visitado recientemente Valencia, invitada por CEDSALA y Entrepobles, dentro de una gira más amplia por España con paradas en Madrid y el País Vasco. «En Honduras nadie se rinde» es la consigna con la que finaliza sus charlas. Betty Matamoros […]

Betty Matamoros, Educadora Popular y Delegada del Frente Nacional contra el Golpe de Estado, ha visitado recientemente Valencia, invitada por CEDSALA y Entrepobles, dentro de una gira más amplia por España con paradas en Madrid y el País Vasco. «En Honduras nadie se rinde» es la consigna con la que finaliza sus charlas. Betty Matamoros procede de las organizaciones de base que luchan en las calles de Honduras por devolver a Mel Zelaya la presidencia que le fue arrebatada por el golpe militar. Destaca la gran capacidad de resistencia del pueblo hondureño, en un proceso de «lucha de clases» que le enfrenta a la oligarquía y al ejército.

-El pasado 28 de junio se produce un golpe de estado en Honduras. ¿Qué sectores se hallan detrás de Micheletti, el «presidente golpista»?

Está claro que las oligarquías política y económica, así como una parte de las iglesias católica y evangélica. Íbamos a una consulta propuesta por el presidente Manuel Zelaya, que el pueblo asumió como propia y, como reacción, se perpetra un golpe de estado. A la oligarquía no le gustó que Zelaya girara hacia el ALBA y llegara a acuerdos con Petrocaribe. El pueblo veía, por el contrario, este proceso con gran esperanza. El peligro del golpe militar no se limita, sin embargo, a nuestro país. Si se consolida la asonada, corremos el riesgo de que estas prácticas se extiendan por toda América Latina.

-¿Cuál es la respuesta popular al golpe?

De inmediato el pueblo empieza a juntarse en torno a la casa presidencial. Entonces comienza una represión brutal, el cierre de medios de comunicación y la suspensión de las garantías constitucionales. La Casa Presidencial se convierte en un búnker al que nadie se puede acercar, con un tirano dentro (Micheletti).

-¿Cómo se organiza esta respuesta del movimiento popular?

Todas las organizaciones de campesinos, obreros, mujeres y jóvenes, entre otros, convergen en un Frente Nacional que impulsa la «resistencia pacífica». No ha sido nada fácil organizar a gente de tanta diversidad ideológica. El objetivo común a corto plazo es la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente. En ningún caso aceptamos un proceso electoral. De todas maneras, el movimiento popular está muy consolidado en Honduras y goza de gran credibilidad.

-¿Son por tanto «incondicionales» a Mel Zelaya?

No somos defensores incondicionales del presidente Zelaya. De hecho, en algunos momentos nos hemos enfrentado a él. Simplemente cumplimos con el Artículo 3 de la constitución de la República, que afirma que no estamos obligados a obedecer a un gobierno usurpador. Me gustaría destacar, asimismo, la gran capacidad del pueblo para resistir, marchar hacia la capital y, en ningún caso, abandonar el país.

-¿Los partidarios de Micheletti son numerosos en Honduras?

En nuestro país hay muy poca población a favor del golpe. Los «camisetas blancas» (partidarios de Micheletti) están casi forzados por las grandes empresas. Hay que tener en cuenta que en Honduras el paro es muy elevado y tienen miedo a perder su empleo.

-Sin embargo, en algunos medios internacionales se les ha tachado de «violentos»

A pesar de que la violación de los Derechos Humanos la hemos padecido nosotros, y que nuestra resistencia es pacífica, nos han llamado «delincuentes» y «violentos». Históricamente, el pueblo hondureño ha sido muy pacífico y actualmente apostamos por esta forma de resistencia. No queremos pasar por procesos similares a los que vivieron en la década de los 80 El Salvador y Nicaragua.

-¿Estamos, por tanto, ante un proceso de lucha de clases?

De eso no cabe duda. Honduras es un país controlado por diez familias. Sus enormes recursos naturales, como en el conjunto de Centroamérica, son un reclamo comercial para Estados Unidos y Europa. En este contexto, el ALBA es visto como una oportunidad para el pueblo y Zelaya como una esperanza. La lucha de clases puede visualizarse en el aspecto de las personas que militan en la resistencia, en contraposición a los «camisetas blancas» o «perfumados», partidarios de Zelaya. Además, las desigualdades en nuestra sociedad están muy marcadas. Vivimos en un país muy rico en recursos naturales, pero con un 80% de la población en situación de pobreza, y un 35% que percibe menos de un dólar diario.

-Cómo valora el «Acuerdo de San José», que promueve la formación de un gobierno de unidad y la convocatoria de elecciones

Estamos absolutamente en contra. En este acuerdo se habla de amnistía para los golpistas y esto no es admisible. El pueblo ha puesto los muertos, se nos ha violentado nuestros derechos día a día y se han cerrado medios de comunicación privados por contar la verdad. Además, permanecen secuestrados en la embajada de Brasil el presidente y otras 62 personas, a los que se ha arrojado gases tóxicos. Y en estas circunstancias pretenden organizar unas elecciones para en noviembre, con las garantías constitucionales suspendidas y el ejército -que ha disparado al pueblo- como garante.

-En cuanto a la denominada «comunidad internacional», con Estados Unidos al frente, ¿han presionado lo suficiente al gobierno golpista?

En cuanto a Obama, creemos que está recibiendo presiones de la extrema derecha norteamericana. No ha decretado ningún tipo de sanción económica. Por ejemplo, no ha tocado el Tratado Comercial que mantiene con Honduras. En otras situaciones, Estados Unidos ya habría mandado al ejército. Respecto a la ONU y a la OEA, están manteniendo posiciones muy tibias, nada contundentes.

-¿Se ha hecho desde las organizaciones populares un balance de la represión?

Las cifras oficiales hablan de seis muertos por la represión tras el golpe. Sin embargo, extraoficialmente hemos contabilizado 25 muertes entre gente de la resistencia. A ello hay que agregar detenciones, acusaciones de terrorismo e ingresos en prisión. Hay además ejemplos de una crueldad extrema: en los hospitales se ha dado la orden de que no se atienda a los heridos de al resistencia ni se les facilite medicamentos. Además, la prioridad para Micheletti es el ejército, que acapara la mayor parte de los recursos. La economía hondureña está paralizada y la crisis se hace más aguda cada día que pasa.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.