Desde que se conocieran los resultados de la primera vuelta que habilitaba a Ollanta Humala y Keiko Fujimori para disputar la presidencia de la república, el escenario político se ha polarizado y ha llevado a que el electorado se defina, en función de sus intereses o principios, por la candidatura que apoyarán en las urnas […]
Desde que se conocieran los resultados de la primera vuelta que habilitaba a Ollanta Humala y Keiko Fujimori para disputar la presidencia de la república, el escenario político se ha polarizado y ha llevado a que el electorado se defina, en función de sus intereses o principios, por la candidatura que apoyarán en las urnas el próximo domingo. Las definiciones parecen resumirse entre quienes optan por reafirmar los principios democráticos sin el fujimorismo y quienes apuestan por que el modelo económico siga intocable con el fujimorismo. Las encuestas nos auguran un empate técnico imposible en política.
Rechazo a la candidatura fujimorista
La posibilidad de que la hija de Alberto Fujimori, encarcelado por corrupción y violación de los derechos humanos, ocupe la presidencia es la que mayor rechazo ha generado y una gran movilización social, política y de personalidades en contra de su candidatura.
Los más duros cuestionamientos que recibe la candidata fujimorista se centran en los temas de derechos humanos y corrupción, temas sobre los cuales la candidata no ha deslindado claramente y, por el contrario, ha llegado a calificar de errores los delitos cometidos durante el gobierno de su padre, en el que ella fue primera dama.
Organizaciones de derechos humanos, encabezados por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, lanzaron la campaña «Fujimori Nunca Más» y lograron convocar a una masiva movilización en contra de la candidatura de Keiko Fujimori y su «proyecto político (que) representa la amenaza manifiesta de la destrucción de la democracia, sus instituciones y sus valores» (1).
Desde otros sectores también se oponen al regreso del fujimorismo. Recientemente 40 escritores peruanos encabezados por Alfredo Bryce Echenique y Mario Vargas Llosa suscribieron el manifiesto «contra el regreso del fujimorismo y a favor de la democracia» (2). Por su parte, medio centenar de politólogos de diversas universidades peruanas y extranjeras han manifestado que «el fujimorismo actual (…) no ha deslindado con las prácticas que deploramos del gobierno de Alberto Fujimori (…) lo que nos hace imposible creer que la señora Fujimori represente una opción diferente y democrática» (3).
Los miedos al regreso de los fujimoristas que gobernaron con Alberto Fujimori en la década de los noventa son reales. Ellos están en el entorno actual de la candidata. Por ejemplo, Jaime Yoshiyama (es actual candidato a la vicepresidencia y ex ministro fujimorista), José Chlimper (actual miembro del equipo del plan de gobierno y ex ministro), Milagros Maraví (actual miembro del equipo plan de gobierno, quien se reunía con Vladimiro Montesinos para refutar las denuncias por violación a los derechos humanos a finales de los noventa), Alejandro Aguinaga (actual vocero y ex ministro de salud acusado por casos de esterilizaciones forzosas a mujeres durante el gobierno fujimorista).
Keiko los ha respaldado relativizando las acusaciones que pesan sobre ellos, pero también, oportunistamente ha mandado callar, sin apartarlos, a muchos que representan el verdadero rostro fujimorista.
Por ejemplo, Jorge Trelles (vocero fujimorista y ex congresista) reconoció que se cometieron violaciones de lesa humanidad al afirmar en una entrevista televisiva que «nosotros matamos menos, menos que los dos gobiernos que nos antecedieron» (4), pero fue inmediatamente callado. Martha Chávez, congresista electa, amenazó públicamente con juzgar a quienes acusaron y juzgaron a Alberto Fujimori, en una clara muestra de lo que podría significar el retorno del fujimorismo al poder.
La presencia de Alberto Fujimori es activa en la campaña de su hija. El diario La República ha denunciado que la dirige desde su celda y al lado de su prisión se ha instalado un local de campaña (5). También se distribuyen afiches y calendarios con sus fotografías para ganar votos principalmente en provincias.
El apoyo a Ollanta Humala
Al otro lado, personalidades y políticos anunciaron su respaldo a Humala. El primero en manifestar su apoyo fue el Premio Nobel Mario Vargas Llosa, quien dijo: «sin alegría y con muchos temores yo voy a votar por Humala» y calificó la candidatura de su opositora como el retorno de la dictadura fujimorista (20 de abril).
Alejandro Toledo, líder del partido Perú Posible y quien ocupó el cuarto lugar en la primera vuelta, después de varias semanas de vacilación anunció finalmente su apoyo «sin ambigüedades» a la candidatura de Humala y se declaró vigilante de la democracia, la libertad de expresión, los derechos humanos y la inversión (26 de mayo).
Ambos personajes han llamado públicamente a votar por Humala en una clara definición en contra de la candidatura fujimorista.
Pero obtener estos apoyos le ha costado a Humala moderarse en sus expresiones y propuestas frente a temas como el cambio de la constitución, el respeto a los derechos humanos y la libertad de expresión, entre otros, expresados en su juramento «por la democracia y contra la dictadura» (6).
También ha tenido que precisar los planteamientos de su plan de gobierno inicial con la difusión del documento denominado «hoja de ruta» para un eventual «gobierno de concertación nacional», que en materia económica busca «mantener el crecimiento económico» (7), señal que ha tranquilizado a los inversionistas.
El manifiesto de los escritores peruanos también llama a «votar por Ollanta Humala, con una actitud activa y vigilante» del orden democrático, lo que expresa de alguna manera el ánimo de muchos sectores sociales que lo apoyarán el domingo con su voto. No es un apoyo ciego pero tampoco un voto condicionado, se trata más bien de un voto por la democracia y en contra de la candidatura fujimorista.
El apoyo a Keiko Fujimori: la derecha y el papel de los medios de comunicación
Ni bien concluidas las elecciones de primera vuelta, los que perdieron adelantaron sus opciones. Los derechistas Pedro Pablo Kuczynski y Luis Castañeda Lossio (tercero y quinto según los resultados) se apresuraron a respaldar a la candidata del fujimorismo, lo que significó una señal para que el poder económico se inclinara a su favor.
Más adelante se sumaría al equipo fujimorista el economista Hernando de Soto, uno de los libremercadistas más reconocidos. En los últimos días han anunciado su apoyo a Keiko la ex candidata aprista Mercedes Aráoz y el ex ministro de comercio exterior toledista Alfredo Ferrero. Estas sumas muestran que sus definiciones confirman sus apuestas por hacer intocable el modelo económico.
El apoyo a Keiko no solo viene de los partidos de derecha sino también de sectores vinculados a los medios de comunicación. Se ha cuestionado el apoyo abierto del Grupo El Comercio a la candidatura fujimorista. Este grupo empresarial controla los diarios El Comercio, Peru21 y Trome, así como los canales de televisión América y Canal N, en cuyos medios se han denunciado despidos de periodistas por negarse a apoyar a Fujimori.
El propio Vargas Llosa se ha encargado de denunciar el papel de El Comercio en estas elecciones al acusarlo de convertirse en «una máquina propagandística de la candidatura de Keiko Fujimori» y pedir a El País que cese de enviar sus artículos a este diario (8).
La pluralidad en los medios de comunicación se ha visto minada por intereses de otras índoles en estas elecciones. Hemos visto a los medios convertirse en instrumentos de demolición de candidaturas al estilo de finales de la década de los noventa, lo que nos lleva a preguntarnos qué papel deben jugar los medios en coyunturas electorales como las que vive el país.
En el sector de los medios televisivos, Jaime Bayly, tras anunciar su apoyo a la candidatura fujimorista, regresó a la televisión vía América con un programa que se dedica exclusivamente a criticar la candidatura de Humala. Sin embargo, el mismo canal habría negado la posibilidad de volver a la televisión a Mario Vargas Llosa con un programa similar a favor de Humala.
Durante la primera vuelta cada medio escrito tuvo su candidato, lo que para la Asociación Calandria «ponen en riesgo (…) su capacidad de influir y crear opinión pública, tan necesaria en una democracia tan débil como la nuestra». Calandria también concluye que durante la primera vuelta Ollanta Humala concentró la atención de los medios de comunicación, pero esta «mayor visibilización (…) tuvo un enfoque negativo» (9).
Escenario de un eventual gobierno
Las encuestas aseguran un empate técnico entre ambos candidatos, lo que significa que habrá que esperar los resultados del domingo. En el caso de ganar Keiko creemos que no habrá tregua por las amenazas que representa su gobierno. En caso de ganar Ollanta se espera que cumpla su juramento y la hoja de ruta que planteó. En ambos casos, es real que cualquiera que asuma el gobierno tendrá que iniciar un diálogo con otras tiendas políticas, pues ninguno de ellos tiene -por ejemplo- mayoría en el parlamento.
Finalmente, demos señalar que no es una elección más a las que nos vemos obligados a asistir. Es una elección donde se juega el futuro de volver al pasado que no queremos repetir, pero también es una elección donde con nuestras dudas le apostamos al cambio. Es una elección donde la memoria busca romper con el pasado y con el miedo.
Luis Vittor es economista peruano, asesor de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI).
Referencias:
2.- http://alainet.org/active/
3.- http://jinre.lamula.pe/2011/
4.- http://www.larepublica.pe/
5.- http://www.larepublica.pe/18-
6.- http://www.larepublica.pe/19-
7.- http://www.larepublica.pe/13-
9.- http://www.calandria.org.pe/
Fuente: http://alainet.org/active/47059