Circula por varios medios el video sobre la violación a un haitiano por parte de militares uruguayos que están en «misión de paz» en Haití. Es la nueva generación de lo mismo, el mismo sadismo de aquellos que violaron, torturaron y asesinaron a nuestros seres queridos. Dale un uniforme y una pistola a un grupo […]
Circula por varios medios el video sobre la violación a un haitiano por parte de militares uruguayos que están en «misión de paz» en Haití. Es la nueva generación de lo mismo, el mismo sadismo de aquellos que violaron, torturaron y asesinaron a nuestros seres queridos. Dale un uniforme y una pistola a un grupo de personas adoctrinadas para no pensar y no esperes otra cosa, bien lo sabemos…
La violación fue perpetuada en julio, aunque recién ahora surge la denuncia por parte de los padres del muchacho y de otro casco azul que no pertenece a la tropas uruguayas. Esto no es poco habitual, hay que contemplar las consecuencias psíquicas y morales que esto acarrea a las víctimas, a sus familias y al entorno. Pero lo que es inadmisible es el silencio cómplice del resto de los integrantes del contingente que sabían de este abuso y callaron. Silencio equiparable con el de quienes encubren crímenes de lesa humanidad.
Aunque utilicen el argumento de que los uruguayos hemos sido felicitados por el desempeño de las tropas y que lo acaecido es una actitud aislada, la verdad es que cada vez se le hace más difícil a algunos políticos defender la teoría de que esto es un problema de una o a lo sumo dos generaciones, se les complica el poder convencernos de que los militares de ahora son distintos, son mejores a los que los torturaron, secuestraron niñas y niños y asesinaron personas. No es la primera vez que Uruguay se ve envuelto en este tipo de acusaciones, aunque somos muy buenos para barrer lo que no nos gusta debajo de la alfombra y encubrir delitos. El silencio es una forma de perpetuar la impunidad, te convierte en cómplice de un crimen, entorpece el curso de la justicia.
Con el video en la mano, Huidobro declaró que estaba dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias incluso darlos de baja y pasarlos a la justicia penal. Para demostrar su voluntad destituyó al jefe de la misión uruguaya y lo mandó regresar al país. Mañana martes irá al parlamento a informar a los señores senadores y seguramente recibirá apoyo de todos como le pasó a Rosadilla con los casos de corrupción. El señor Huidobro debería investigar este tipo de sucesos a fondo y preguntarse porque se reiteran dentro de las FFAA, debería pensar en la peligrosidad que implica dar armas y poder a personas que en más de una ocasión han sobresalido por la barbarie y el sadismo de sus actos, barbarie que él conoce muy bien.
Algunos políticos creen haber descubierto la formula para maquillar los valores humanos como si fueran un asunto generacional y anecdótico, como si pudieran cubrir con incoherente y folklórica semántica crímenes y realidades llenas de ausencias y oscuros huecos. Enredaron a un crédulo electorado, del cual, lamentablemente, una buena parte los volverá a votar a pesar de los pesares y la vergüenza.
Cuando Huidobro insiste en dar un papel protagónico a los militares o hace hincapié en la necesidad de trabajar en el acercamiento entre las FFAA, afirmando que la relación deberá ser «cada vez más íntima», espero no se refiera a esto. Si pretende «que el pueblo sienta suya a las Fuerzas Armadas y que las Fuerzas Armadas sientan que están dentro del pueblo, que pertenecen y están al servicio del pueblo», debería comenzar por juzgar y castigar a los culpables de delitos dentro de las mismas FFAA y retirarnos inmediatamente de las «misiones de paz» , que tienen una antigua y vergonzosa historia (con Uruguay como uno de los protagonistas) en violaciones a los DDHH, uso y abuso con titulo de «Paz». Dudo de que alguien en su sano juicio tenga deseos de «intimar» con violadores o tenerlos de vecinos o cerca de sus hijos o familia.
Supongo que todos somos conscientes de que el video de la violación recorrió el mundo, de modo que no sólo nos conocen por nuestro destacado desempeño futbolístico, ahora somos violadores. Deberán admitir que la algarabía Celeste no combina bien con el verde sádico militar.
Antes de que «estallara la bomba del video» justificaban este hecho, dijeron que se trataba de una «morta», que los simpáticos y divertidos uruguayitos le gastaban una broma típica a un muchacho como demostración de amistad. Si es eso lo que les enseñan a los militares, es hora compañeros y compañeras de «poner las barbas en remojo».
Intentan encubrirlos a toda costa, suerte que la tecnología que a veces nos asusta, a pillado a más de cuatro infraganti y les estalla en la cara como una vergonzosa verdad, en este caso en forma de video que recorre el mundo.
Confieso que estaba esperando escuchar a Huidobro decir que esto fue un montaje digital para enlodar la imagen de sus queridos y siempre inocentes militares, inventado por la fatídica «izquierda radical», paradójicamente formada por muchos de sus excompañeros y otros tantos antiguos militantes de las mismas filas a las que pertenece o perteneció. O posiblemente a Mujica afirmando que la prensa tiene la culpa de todo porque siembra violencia y después nos mande a todos a callar porque le estamos metiendo palos en la rueda (?)… distintas formas de repartir las culpas y los palos, pero que apuntan a la misma y consecuente equivoca dirección, me equivoqué, la táctica es otra.
Tanto Bonilla (jefe del Estado Mayor Conjunto) como Caramés (comandante de la Armada) salieron a repudiar la actitud indigna de los soldados. Con el revuelo echan aceite sobre la opinión pública, intentan tranquilizarnos. Minimizan y restan importancia al hecho: las fuerzas armadas están en buenas manos, aunque unos soldaditos se desmanden. Intentan quedar bien parados para mantener las misiones en Haití y el Congo.
Pero este video existe, no como aquel de los militares amenazando con liberar a los presos de Domingo Arena, del cual no se supo más nada. Posiblemente en uno o dos meses el tema este enterrado en el olvido como tantas otras denuncias de abusos de los «cascos azules» en «misiones de paz» y siga habiendo víctimas de la «solidaridad» de los países que envían sus tropas a «ayudar» a lo largo y ancho del mundo. El gobierno uruguayo seguirá mandando tropas e inventando razones que se contradicen con lo que opinaban hace unos años atrás cuando eran otros los partidos que lo hacían, pero «que le hace una raya más al tigre»?
Una vez que se comienza a caminar en dirección contraria a lo dicho, sin que importe que muchos dieron la vida por esas palabras convirtiéndolas en hechos, no cuesta nada desdecirse, o contradecirse, aquí se está aplicando el método de «borrón y cuenta nueva.
Hay muchos que parecen haber olvidado las torturas que sufrieron… o quizás piensen que se las merecían. Juegan con las palabras, los conceptos y la imagen de exguerrillero que sustentan. Lo hacen para confundir y erigirse por encima del bien y el mal, para desautorizar a casi un 50 % del pueblo por exigir justicia, que según ellos es venganza, o para trocar la búsqueda de la verdad por una dudosa incapacidad de perdonar, estado que nos adjudican a quienes queremos saber dónde están las y los compañeros que faltan. Se comportan como si habláramos de hechos de talla menor y no de viles y crueles crímenes cometidos contra todo un país.
Como no es suficiente encubrir a los militares por los crímenes cometidos en nuestro territorio, los mandamos disfrazados de «pacíficos y solidarios» a que torturen a otros y otras que están en peores condiciones, porque si algo es seguro, es que se ensañan con los más débiles o los que se encuentran en inferioridad de condiciones. Huidobro está dispuesto a ir preso por encubrir al militar que le brinde información con respecto a los desaparecidos, qué no estará dispuesto a hacer por esta nueva generación de flamantes militares?
Esos son los militares con los que se supone nos debemos integrar?, triste, cobarde, pobre y patético.
A modo de información y para recordar que esto no es un suceso aislado:
«En 2004 varios medios de comunicación revelaron escándalos de explotación sexual y otras formas de abusos cometidos por integrantes de la misión de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas en el Congo. Pero la situación no era nueva. La ONU ha recibido documentación sobre violaciones de derechos humanos (explotación y abuso sexual) cometidas por integrantes de estas misiones en Angola, Bosnia-Herzegovina, Burundi, Camboya, Congo, Costa de Marfil, Haití, Guinea, Timor Este, Kosovo, Liberia, Mozambique, Sierra Leona y Somalia. El argumento de que los comportamientos individuales no pueden ser controlados ya no es válido y desde Naciones Unidas se intenta hacer frente al problema. Pero, ¿qué distancia hay de las palabras a los hechos?» Daniela Forte.
En el 2006 Samuel Blixen escribe en Brecha sobre denuncias que fueron comunicadas en enero del 2005: «La conducta de oficiales y soldados uruguayos desplegados en el Congo bajo el estatuto de Cascos Azules quedó seriamente cuestionada tras un informe de las Naciones Unidas que incorpora acusaciones de graves delitos. El Ministerio de Defensa instruyó una investigación, dictó sanciones y ordenó bajas, aunque no pudo probar los episodios de violencia sexual contra mujeres menores»
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