La enseñanza de estas elecciones 2011 -tanto en primera como segunda vuelta-, es que representa el fin del sistema político histórico de partidos como el APRA, Partido Popular Cristiano (PPC) e incluso las izquierdas en el Perú. El destino del gobierno en el próximo lustro, estará en manos de una mujer sin mayor experiencia política, […]
La enseñanza de estas elecciones 2011 -tanto en primera como segunda vuelta-, es que representa el fin del sistema político histórico de partidos como el APRA, Partido Popular Cristiano (PPC) e incluso las izquierdas en el Perú. El destino del gobierno en el próximo lustro, estará en manos de una mujer sin mayor experiencia política, representante de un modelo político que se basó en el pragmatismo y la falta de escrúpulos, o, de un ex militar, representante de una corriente nacional, que levanta banderas de transformación y lucha contra la corrupción.
Hasta el debate del domingo 29 de mayo, Keiko llevaba una escasa delantera no solo de acuerdo a las encuestas y medios, sino también en función del sentimiento de la calles, de acuerdo a lo que uno percibía en Lima, en sus taxis o en sus cafés. Horas después de haber acabado el debate electoral, el analista Álvaro Vargas Llosa decía que «Humala llegó como candidato y salió como presidente de los peruanos». Es evidente que éste salió a dejar sentadas las diferencias con la hija de Fujimori, pedir tranquilidad y confianza a los votantes, y a explicar sus ideas. Por supuesto, no faltaron los ataques: por esterilizaciones forzadas contra Fujimori, o por compra de testigos en el caso Madre Mía, contra Humala.
Desde la semana pasada, el departamento fronterizo de Puno y sus provincias, a través del Frente de Defensa de los recursos Naturales, han protestado contra el gobierno y su política minera, lo que ha originado el descontento de la población aymara por la falta de consulta previa a los proyectos mineros; además, por el Decreto Supremo 083-2007 que ofrece concesiones en varias provincias. Solo hasta el final, se logró una negociación en Lima, después de varios días de destrozos y pérdidas millonarias para Perú y Bolivia. Este es un aviso que el tema del conflicto comunidad-minería, es ineludible para el próximo gobierno peruano, sea fujimorista o nacionalista.
En la última semana, los dos candidatos anti sistema, se han dedicado a viajar por el país con mayor intensidad tratando de convencer los votos indecisos: Humala por el norte, sierra y selva alta, Lima, sur. Fujimori igual, aunque también en los conos de Lima, mientras colectivos de escritores, mujeres, movimientos cristianos se pronuncian en contra del retorno al pasado. El 31 de mayo, el Premio Nóbel, Mario Vargas Llosa, decidió apartarse de forma irrevocable a su colaboración a El Comercio de Lima, acusándolo de «maquinaria propagandística de Keiko Fujimori». Como el escritor vota en mi Mesa en el distrito de Barranco, lo felicitaré el domingo 5, pues ha sido penosa la cobertura y falta de neutralidad de la prensa peruana, en primera como en segunda vuelta.
El gobierno de García por su parte, se pone de costado al conflicto, mientras varios de sus ministros y el mismo García expresan sutilmente sus simpatías electorales. En las calles, se dedica a mostrar logros de obras e inauguraciones (firma TLC con Japón), mientras prepara la transferencia del 28 de julio. Este día, los y las peruanas, especialmente los jóvenes que no conocieron el pasado de los años 90, deben hacer prevalecer su intención de conducir al Perú en la senda de la prosperidad, pero con ética.
Ricardo Soberón es Analista internacional.
Fuente: http://alainet.org/active/46988