Marisa Matias es diputada en el Parlamento Europeo por el partido político portugués Bloco de Esquerda, que se integra dentro del Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea. Es doctora en Sociología.
La Comisión Europea ha propuesto un fondo de 750.000 millones de euros para la recuperación económica de la Unión Europea, de los que 500.000 millones se desembolsarían en forma de subvenciones a fondo perdido y 250.000 como préstamos. ¿Cómo valora esta propuesta?
Es una solución que se queda a medio camino. La propuesta, que aún tiene que ser aprobada por el Consejo, da un paso que nunca se había dado antes. Es la primera vez que se otorgan subvenciones a fondo perdido para paliar los efectos de una crisis. Eso no sucedió en ninguna de las otras crisis.
Dicho esto, es verdad que también hay muchas condiciones y ayudas que vienen en forma de préstamos. En mi opinión, la respuesta que necesitamos en este momento no debería tener condiciones ni tampoco debería darse como préstamo ya que amplía la deuda. Por eso, creo que esta solución se queda a mitad de camino. Hay una parte de la respuesta que es inédita, aunque también es cierto que esta crisis es inédita.
¿Qué ha pasado para este cambio en la UE?
Creo que hay que resaltar, sobre todo, el cambio de posición de Alemania. Ha sido el más determinante. Aún vemos cómo países como Suecia, Holanda o Austria no han cambiado su postura. Alemania lo que propugna es un plan semejante al que tiene en su país aunque con inversiones menos fuertes.
Alemania ha entendido la dimensión de la crisis y la realidad de que nadie saldrá de ella sin una reacción conjunta. Es una diferencia significativa respecto a su posición en la crisis económica de 2008, pero no hay que pensar que Alemania lo hace de manera desisnteresada.
¿Es una cuestión de supervivencia para la propia economía alemana?
Sí. Alemania ha entendido que es una cuestión de supervivencia para la propia economía alemana y para el proyecto europeo. La respues ta que tome la Unión Europea sobre este fondo es fundamental para el futuro común. Si la respuesta que toma es la de apostar por la vía que abre el fondo de subvenciones podremos hablar de una Unión solidaria y, por el contrario, si sigue apostado por recetas que no funcionan y que agrandan las diferencias entre países… el proyecto europeo puede estar en riesgo.
¿Esta crisis es una oportunidad para que la UE recupere la legitimidad y credibilidad perdida en la gestión de la crisis económica de 2008?
Venimos de una época con muchas crisis juntas. Fue una crisis económica, pero también financiera y social. Esta última, además, afectó mucho más a los países del sur. A estas tres, hay que sumar también la crisis ambiental. Y, ciertamente, la respuesta de la UE a todas estas crisis ha sido insuficiente. Creo que la pandemia es la última oportunidad para la UE de ser un proyecto de solidaridad. Si no hay solidaridad, este proyecto europeo no sirve.
No podemos seguir un camino con las mismas respuestas que en las crisis anteriores cuando ya sabemos que su resultado fue profundizar las diferencias y fragmentar el proyecto europeo.
La crisis también ha acelerado cambios en el panorama internacional. ¿Corre riesgo la situación privilegiada de Europa? ¿Por qué senda debe avanzar Europa?
Creo que la salida de Europa, la apuesta de Europa de cara al futuro, tiene que ser la de reforzar su modelo social, reforzar la protección de la ciudadanía, garantizar sus derechos, mantener y ampliar los estándares de bienestar y democracia. La Unión no puede competir nunca, en ninguna parte del mundo, intentando imitar a otros países.
Lo mejor que tenemos es nuestro modelo social, de reconocimiento de derechos políticos y sociales, y no podemos hacer ninguna excepción como la que hoy vemos en Hungría.
¿Cree que los países del sur deberían reindustrializarse y dejar de apostarlo todo al turismo?
Tiene que haber una reflexión muy profunda sobre la necesidad de una nueva reindustralización europea, pero tenemos que pensarla desde un marco donde los modelos de producción protejan y respeten el medioambiente. También tenemos que reflexionar mucho sobre la agricultura, en términos de soberanía alimentaria; y de la redistribución de bienes y un largo etcétera. Estamos ante un momento en el que tenemos que repensarlo todo.