Sólo faltaba la Unión Europea (UE) para completar la comparsa que dirige EE.UU. contra Venezuela. Ya nos extrañaba la tardanza de los pronunciamientos insolentes e históricos cómplices de las fechorías del imperialismo estadounidense contra los países que levantan las banderas de soberanía y la revolución socialista. Esta vez tocó el turno a la vocera de […]
Sólo faltaba la Unión Europea (UE) para completar la comparsa que dirige EE.UU. contra Venezuela. Ya nos extrañaba la tardanza de los pronunciamientos insolentes e históricos cómplices de las fechorías del imperialismo estadounidense contra los países que levantan las banderas de soberanía y la revolución socialista.
Esta vez tocó el turno a la vocera de la Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Maja Kocijancic, quién volvió a descargar nuevas mentiras injerencistas contra el país al manifestar en rueda de prensa realizada el pasado 24 de marzo, que la UE se encontraba «profundamente preocupada» por los enfrentamientos violentos y la desproporción en el uso de la fuerza por parte de la Seguridad del Estado. Agregando que la UE se encontraba «alarmada» por la detención de estudiantes y de políticos en el contexto de la crisis venezolana y «preocupada» por las acusaciones en contra de cargos políticos elegidos en comicios por voto popular.
Y por si no era suficiente o bien interpretada la actitud claramente injerencista de la UE, Kocijancic instó a las autoridades de Venezuela a garantizar que las acusaciones que lleva adelante el sistema judicial de Venezuela contra los implicados en los crímenes y actos terroristas contra el país «se investiguen de manera imparcial, acorde con el debido proceso legal» [1].
Días atrás, el 14 de febrero, había sido la propia dueña del circo, La Alta Representante de la UE, Catherine Ashton, quién dijo estar «siguiendo con preocupación» la situación en Venezuela tras los «incidentes» del pasado 12 de febrero en Caracas, agregando que «La libertad de expresión y el derecho a participar en manifestaciones pacíficas es esencial» [2].
Pocos hoy recordarán aquella conversación pescada por un servicio secreto extranjero, entre Catherine Ashton y el ministro de Asuntos Exteriores de Estonia, Urmas Paet, donde ambos reconocían que los francotiradores asesinos de Kiev, Ucrania, habían sido contratados por los propios líderes de la oposición de «EuroMaidán», particularmente por los partidos neonazis Svoboda y Pravy Sektor [3]. En la misma conversación, Ashton había manifestado sus intenciones de «investigar» lo sucedido en Kiev porque le parecía «interesante». Sin embargo, reinó el silencio en toda la UE.
El fascismo volvió a erigirse como sostén y cancerbero de la plutocracia US-europea.
La plutocracia mundial y los líderes de los gobiernos europeos responsables de lo sucedido en Ucrania detuvieron cualquier investigación al respecto, lo que demostró al mundo, una vez más, su vinculación con los sectores más perversos y retrógrados de la sociedad ucraniana para alcanzar y preservar, de cualquier modo y a cualquier costo, los intereses geopolíticos en la región.
No sólo el connotado caso de Ucrania, un país de la periferia europea, demuestra nuestra aseveración. También la extrema derecha de los países céntricos europeos va escalando, poco a poco, importantes posiciones de poder dentro la burocracia estatal del viejo continente, con el apoyo de las burguesías locales. Francia es otro ejemplo connotado.
Medio europeos señalan que El Frente Nacional (FN) de Francia, la formación ultraderechista liderada por Marine Le Pen, se consolida como la segunda fuerza con mayor apoyo popular de cara a las elecciones europeas de mayo, mientras aumenta la «decepción» entre los franceses [4].
Por todas las noticias poco alentadoras que nos llegan desde el viejo continente, era lógico esperar que la UE se pronuncie en apoyo de sus lacayos, descendientes y «pacíficos» fascistas venezolanos de los partidos Voluntad Popular y Primero Justicia que emplean el terrorismo y el asesinato selectivo de Guardias Nacionales y militantes revolucionarios como medio de lucha para provocar una guerra civil en Venezuela, o por lo menos dibujada así en los medios internacionales, para crear las condiciones y pretextos de una «necesaria» intervención extranjera bajo la «Responsabilidad de Proteger», y de esta forma destruir a la Revolución Bolivariana.
Martina Mussolini, bisnieta del dictador fascista italiano Benito Mussolini, quién recientemente dedicó una carta en solidaridad con sus «allegados de causa» en Venezuela [5], no es una voz solitaria en Europa contra el gobierno del Presidente Obrerista y Chavista Nicolás Maduro.
Sin lugar a duda, la UE ha brindado un espaldarazo al fascismo venezolano.
Fuentes:
[1] La UE «profundamente preocupada»
[2] Ashton sigue con preocupación la situación en Venezuela
[3] Una filtración confirma que la oposición contrató a los asesinos de Kiev
http://actualidad.rt.com/actualidad/view/121569-ucrania-francotiradores-kiev-protestas-ahston
[4] Los sondeos consolidan al Frente Nacional de Le Pen
[5] Bisnieta de Mussolini reivindica el fascismo
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