Otra vez Europa se encuentra frente al espejo enfrentándose a qué quiere ser, si únicamente un espacio comercial, un gran mercado europeo, o algo más, un espacio socio-político y económico unido, cooperativo y solidario.
Por segunda vez debe responder a esta pregunta que se hace a sí misma y que sus ciudadanos valorarán. La primera vez, durante la crisis económica, su respuesta fue fallida y antisocial. La unión se refugió en una política de austeridad a toda costa que sumió a países enteros, especialmente los del sur de Europa en una profunda crisis social que se solventó con el incremento de la desigualdad social y el recorte de servicios públicos y de derechos laborales y sociales. El ejemplo más extremo fue el castigo infringido a Grecia a la que se sometió a un “diktat” sin el más mínimo respeto a las conductas democráticas, sometiéndola a la dictadura de la “troika”.
El resultado de esa actuación se comprobó en el auge de los nacionalismos, de las opciones ultranacionalistas y antieuropeas. Europa perdió su imagen de espacio de progreso y defensa de las libertades y apareció con la cara hosca de las imposiciones y los recortes a los países y a la ciudadanía más débil. El resultado sólo puede considerarse como el mayor fracaso de la idea de una Unión Europea social al servicio de sus ciudadanos.
Europa se juega su futuro post-pandemia. Y de momento las impresiones no pueden ser peores
Ahora la Unión Europea se enfrenta de nuevo a sí misma y a su futuro. Y esta vez no puede fallar. Esta vez se enfrenta al reto de una pandemia que ningún estado ha provocado. Nadie en el seno de la UE es responsable de esta crisis. Una crisis sanitaria que tendrá importantes repercusiones económicas futuras. Europa se juega su futuro post-pandemia. Y de momento las impresiones no pueden ser peores.
Los estados europeos han demostrado desde el inicio de la crisis una falta de unidad y de solidaridad prácticamente total. Al primer país afectado se le dejó al albur de sus posibilidades. Hasta algunos países se negaron a ceder productos sanitarios reservándolos para sí mismos. La unión no tuvo respuesta en los primeros días ni tan solo en el tema sanitario. La ausencia de la Unión fue espectacular.
Ha pasado más de un mes para que la Presidenta de la Comisión Ursula van der Leyden haya anunciado el 23 de marzo que se había cerrado la compra de material sanitario para los países de la Unión, y que en dos semanas estaría a disposición de España. El retraso ha sido espectacular.
Cabe decir, para mayor inri que la ayuda exterior para Italia y España ha procedido de países ajenos a la propia comunidad europea como es el caso de China y otros.
Esta realidad en el plano puramente sanitario es aún mayor si analizamos la respuesta de la UE a la perspectiva económica que los estados miembros deben afrontar tanto ahora como especialmente cuando se pueda salir de la crisis sanitaria y se deban afrontar sus efectos en la economía. No hay duda que los estados miembros deberán efectuar importantes esfuerzos para afrontar en las mejores condiciones la situación posterior a la crisis sanitaria que requerirán importantísimos recursos económicos fundamentalmente públicos.
¿Cómo se prepara ante ello la Unión Europea?
Hasta el momento aunque con un cierto retraso Europa ha efectuado dos acciones defensivas importantes a la vista de la crisis sanitaria y sus consecuencias. La primera el 19 de marzo el BCE acordó de forma urgente lanzar un programa de 750.000 millones de euros de compra de bonos y su objetivo evitar la presión y el incremento de intereses en la deuda soberana de los países más vulnerables como Italia o España. En segundo lugar el ECOFIN, los ministros de Economía y Finanzas dieron luz verde a la “cláusula de salvaguarda” ante el “choque económico severo” que se puede dar en la economía europea, como consecuencia de la pandemia, y que permite a los países incumplir los objetivos de déficit y deuda de forma temporal. Estas son fundamental y básicamente las actuaciones adoptadas en la UE.
Esta vez la Unión Europea se juega de forma definitiva su credibilidad como proyecto de futuro
Estas actuaciones necesarias para defenderse de la pandemia no son suficientes para salir de dicho “choque económico severo”. La crisis que provocará el coronavirus debe comportar un esfuerzo económico extraordinario por parte de la Unión Europea, que se plantee de forma conjunta y solidaria cómo hacer frente a la situación para salir de ella lo antes y con las mejores condiciones posibles. Podemos decir que esta vez la Unión Europea se juega de forma definitiva su credibilidad como proyecto de futuro. La Unión precisa de instrumentos concretos y de un proyecto de futuro común que afirme su voluntad de salida conjunta de una crisis creada por un elemento “exógeno” del que nadie es responsable. Si ante una situación como esta la UE no hace un esfuerzo común y solidario, ¿cuándo lo hará?
Como dice el manifiesto de 400 economistas europeos, entre ellos Pikkety “Ningún estado miembros debería tener que acogerse a un plan de rescate o memorándum para acceder a financiación de emergencia de la UE. Estamos ante una crisis europea que requiere una solución europea”. Ellos reivindican eurobonos como instrumento de demostración de solidaridad y de acción conjunta.
En la misma línea está la carta de los 8 primeros ministros, entre ellos Pedro Sánchez, al Presidente del Consejo Europeo, “Tenemos que trabajar en un instrumento de deuda común” “reconocer la gravedad de la situación y de medidas ambiciosas para apuntalar nuestras economías”. Y finalizan planteando que si Europa quiere estar a la altura de las aspiraciones por las que se creo debe actuar ahora.
Asimismo el Presidente del Gobierno de España planteó la necesidad de un plan como el Marshall europeo en torno a los eurobonos, los avales del BEI (Banco Europeo de Inversiones, un reaseguro de las prestaciones de paro entre otras. Estas propuestas fueron bien recibidas por la propia Presidenta de la Comisión Úrsula van der Leyden que alabó la propuesta de Sánchez y avaló la idea de los “eurobonos.
A pesar de ello el acuerdo fue imposible en un Consejo Europeo que se mostró dividido de nuevo entre norte y sur y se limitó a convocarse a una nueva reunión dentro de quince días. Un fracaso absoluto con una dejación de responsabilidad increíble.
Pero lo que nadie debería dejar de tener en cuenta es que la Unión Europea se juega de una forma definitiva su credibilidad como proyecto de futuro. Como ha sentenciado acertadamente Unai Sordo, secretario general de CCOO: “Si la UE no es capaz de dar una respuesta concertada se va a deslegitimar, socialmente, de forma irreversible”. Esta vez la UE está en la UCI jugándose su futuro.
Fuente: https://www.nuevatribuna.es/opinion/manel-garcia-biel/europa-en-la-uci/20200327164559172727.html